jueves, 4 de octubre de 2012

¿Por qué NO al extractivismo?




A la Tierra no se la cuida ni se la explota, se la respeta.

De la misma manera que hace algo más de 300 años en Occidente no se comprendía que la Tierra era redonda o que la Tierra giraba alrededor del sol, hoy todavía no se comprende de los mundos dimensionales o conciénciales, en los que el ser humano es tan solo una dimensión entre varias, y es un holograma o un reflejo o una enzima de la gran totalidad o del gran organismo que es la Biosfera. Todavía seguimos creyendo  que solo existe un universo tridimensional sin tiempo, y que la información solo se da entre seres humanos y en línea recta.

Es decir, aún no se comprende que si el hombre piensa lo hace también la tierra y por ende el cosmos en su conjunto, siendo esa conciencia total lo que se podría llamar Dios y que vive en cada uno de los seres en particular (El todo está en la parte y en la parte está en el todo). Creer que el hombre es el único inteligente y el único ser que existe en este multiverso es la arrogancia y la vanidad más supina, como la de aquellos reyes y papas que se creían que eran el centro del universo, o la de los dogmas que dicen que solo el hombre es a imagen y semejanza de dios. Creencias que mediante la inquisición pretendieron imponer sus teorías para siempre, por los siglos de los siglos, amén.

De la misma manera, que si a un ser humano se le quita sangre o un órgano o un miembro, éste queda disminuido en sus funciones y propiedades, así la Tierra también sufre las repercusiones al alterar su funcionamiento sistémico. La vida de un ser humano es corta y se siente rápidamente el impacto, pero como la vida de la tierra es más larga, percibimos más lentamente los impactos que ella sufre, y pareciera que no pasa nada. Esto lo han sabido por siempre los pueblos vitalistas de toda la Tierra y su accionar ha estado en conseguir la estabilidad en cada acto de su vida. Su propósito jamás fue el desarrollo o el crecimiento sino el equilibrio armónico que reproduce la vida y no aquella que la mejora o la evoluciona.

Hoy, determinada ciencia empieza a comprender y demostrar lo que se ha sabido por siempre, que la misión del ser humano es respetar (relación armónica) la naturaleza, que ni siquiera es cuidar o protegerla como dicen los ecologistas, y peor una mercancía o recurso natural como dicen los mercantilistas de derecha o de izquierda. Está ciencia comienza a hablar de que en todo ser existe una memoria o matriz que le sostiene gracias a la información depositada en ella y la cual le ha sido dada por la vida inteligente. Por ejemplo, “la memoria del agua” ha sido demostrada por el japonés Masaru Emoto, quien comprueba que el agua registra información vibratoria de todo lo que sucede en su entorno. Cuando una frecuencia es  disonante y estridente el agua deviene turbia e irregular (enfermedades), y viceversa. Y si el ser humano es ¾ agua, podemos imaginar lo turbia o clara que ésta podría estar, dependiendo de la información que se registre desde afuera y de lo que se emane desde la conciencia interior? Y si la Tierra es también ¾ partes líquido, ¿cuál será la información que se viene registrando en ese líquido, especialmente de los océanos? Y cuáles serán las repercusiones de todo ello?

Pero los antiguos sabios de las culturas primordiales conocían que no solamente el agua tenía memoria sino que todo ser o elemento en la vida tiene información registrada y que la intercambia con los otros seres. Es decir, la vida es memoria y todo se reproduce en la continuidad de la vida gracias a la memoria, la memoria es el divino ADN, es la conciencia que guarda toda la información de la vida. La ciencia relativista y la mecánica quántica lentamente comienzan a demostrar en laboratorio que todo es información codificada. Que la luz no solo son fotones sino información dentro de un propósito o sentido de regeneración de la vida, de ahí que la fotosíntesis es la decodificación de la información emitida por la luz solar. Cada planta que llevamos a la boca es energía solar solidificada, que guarda información genética de la fuente de vida y nos constituye dentro de una configuración solar (98.5% dicen los físicos). Es decir, somos de la misma característica que el sol, de ahí que todos los pueblos de la Tierra -sin excepción alguna- han sabido que el sol es nuestro padre. Pero así mismo saben que la velocidad de la información cerebral es mucho más rápida que la velocidad de la luz, por lo que podemos enviar información distorsionada si no entendemos y no nos manejamos dentro de las leyes de sincronía y empatía natural.

La teoría relativista y quántica señalan que cuando una partícula es observada se modifica su comportamiento regular, lo que implica que los fenómenos no son absolutos en sí mismos ni son algo mecánico que se mueven en la vida, sino que interactúan con quién les observa desde una forma particular. Y si nuestra observación es antinatural, qué reacciones estaremos provocando, por ejemplo en el clima. Incluso algunos ya señalan, que en el aura o campo energético espiritual también se manifiesta la memoria genética, la gravedad tiende a curvar el espacio/tiempo, el cual ejerce una influencia sobre la materia/energía la cual toma una forma circular, de ahí que todo tiende a ser curvado (ojos, arcoíris, planetas, agujeros negros). Es decir, alrededor de la materia hay un campo (energía) que se curva y que guarda la memoria o la información que le mantiene en movimiento. De la misma manera que el aparato de televisión recoge las señales o información emitidas y las materializa en forma de sonidos e imágenes, el cuerpo humano es la expresión de la información emitida por el campo vibratorio de la persona. Este campo curvo o huevo luminoso está empatado con el gran campo curvo (dios) o lo que Einstein llamó el campo unificado, lo que nosotros preferimos en llamar: campo interrelacionado.
Los astrofísicos a ese campo también le llaman masa negra y representa el 95 % del multiverso, eso quiere decir que apenas el 5 % es visible, en el que estamos incluidos los seres humanos, y que es lo que básicamente conocemos, lo que equivale a decir que no sabemos casi nada.

Irónicamente los físicos mecanicistas creían que conocían a la naturaleza y que podían manejarla a su antojo haciendo miles de experimentos, en los cuales simplemente han producido radioactividad y los biólogos virus que matan con nuevas enfermedades a millones de seres humanos, y a lo cual lo denominan: desarrollo, progreso y evolución. En los últimos 500 años han aparecido más de 1000 enfermedades de la que existían hace 2000 años. Según Arthur Jorés, sólo 500 enfermedades son comunes a seres humanos, animales y plantas de las 2000 enfermedades que él contabilizó. Esto quiere decir, que 1500 enfermedades son el pago (“el costo del desarrollo”) que deben hacer los seres humanos por dejarse civilizar. Él las denomina: “enfermedades de civilización”.

El campo alrededor de la Tierra, denominado por los hindúes como los registros akashikos  y modernamente por el biocentrismo como la biosfera (envoltura viva), en conjunción con la litosfera, la hidrosfera y la atmosfera. Estas capas guardan toda la información del multiverso que se emite para sostener a todos los seres que viven en este planeta. Sin la biosfera no existiríamos, de ahí la visión de que la Tierra es nuestra madre, porque es la que nos contiene y sostiene. La información que cada ser humano va guardando en su memoria de vida, aquella de nacimiento y la adquirida, van constituyendo al ser humano y encaminando a un tipo de vida saludable o enfermizo. La humanidad en su conjunto ha ido guardando una información de respeto (simbiótica) por miles de años, pero hoy en apenas 2000 años y particularmente los últimos 500 años y muy especialmente los últimos 50 años se ha enviado información distorsionada, estridente y destemplada a todo nivel.  Si hay una información que sostiene y mantiene dentro de un movimiento a la vida tal como la conocemos, y si se reintroduce otra información enviada desde los hombres civilizados desde hace 2000 años, cuál será el choque de información que se está produciendo sobre la biosfera o memoria de la Tierra?

Hoy los científicos conocen de ello, y saben que pueden afectar el clima o producir cambios en la atmósfera bombardeando con información de ondas de extrema baja frecuencia, denominadas ELF. Esto ya se lo conoce desde principios del siglo pasado a través de Nikolas Tesla quien fue el descubridor de estas ondas, él creía que esas ondas podían concentrarse y dirigirlas hacia la ionosfera, para cambiar el curso del clima y provocar inundaciones o sequías. Estas alteraciones climáticas se lograrían cambiando la trayectoria de los flujos de presión, algo así como la “sangre” del planeta. Tesla pensaba que si se lograba que las ondas emitidas a la ionosfera rebotasen y se dirigiesen hacia una falla tectónica, podrían provocar terremotos. De hecho, ya aplicaron por primera vez los EEUU en Vietnam. En 1966 se ejecutó un programa de modificación climática (Operación Popeye), se sembraron muchas nubes con el propósito de exagerar las lluvias monzónicas tradicionales en esa región y cortar las vías de suministro entre el norte y el sur del país invadido. Dicen los científicos y militares que en 50 años ya no habrá balas ni bombas, solo terremotos, tsunamis y manipulación de los sistemas climáticos. Esa será la guerra del futuro, pero quizás la última de ese tipo, pues como dijo Einstein: “no sé cómo será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas.”

Entonces, si se sigue modificando la estructura corporal de la tierra a través de la extracción minera, hidrocarburífera, arbórea…, se está enviando una información que está alterando la memoria de la biosfera. Si todas las palabras, pensamientos y sentimientos de todos los seres humanos se archivan en el campo unificado de la humanidad, y ésta en el campo unificado o interrelacionado de la Tierra, y así sucesivamente hasta propagarse por todo el cosmos, cuál será el impacto o modificación de todo el sistema en su conjunto. Si hoy los científicos hablan de las supercuerdas y de las bipartículas como los cordones que entretejen todo y que circulan la información, como sucede con nuestros neuropéptidos o contransmisores que interactúan por medio de la transducción sináptica cerebral, es qué estaremos deformando la información que mantiene en armonía y equilibrio a toda la Tierra en un funcionamiento estable? ¿La “Tierra Inteligente” se quedará tranquila y no restablecerá lo que le están haciendo sus hijos malcriados?

Si seguimos así, quizás los países pobres salgamos de la pobreza y los ricos sean más ricos de lo que son actualmente, pero por cuánto tiempo disfrutaremos de esa riqueza, si a eso le podemos llamar riqueza? No será que estamos siguiendo los pasos del rey Midas, y creemos que con el desarrollo y el crecimiento estamos transformando todo en oro, pero llegará un momento en que no podremos comernos esa riqueza fatua acumulada?. Entonces mientras sigamos todavía enmarcados dentro de las instituciones geocéntricas que nos dirigen todavía, aunque hoy sepamos que el sol no gira alrededor de la Tierra, seguimos creyendo que la Tierra es inerte, por lo que en el fondo seguimos dentro de la misma conciencia medieval y creyendo que el hombre es el centro del universo y de la vida. Incluso los socialistas (los supuestos más avanzados) creen que el ser humano es el centro de la vida y sus políticas sociales están orientadas en ese sentido. Dicen que lo principal es el hombre y luego el capital, pero no entienden que primero está la vida en su conjunto, posteriormente el ser humano y en última instancia el capital.

Por tanto no sirve un ser humano rico en un planeta pobre, y no hay que cuidar o proteger al planeta como dicen los ecologistas con políticas sustentables o sostenibles, sino que hay respetar, y respetar significa guardar estabilidad, permitir que todo funcione como ha sido estructurado por la sabiduría de la vida (reciprocidad). Esto quiere decir que ya no debemos seguir consumiendo petróleo para hacer funcionar nuestros vehículos, sino sustituirlo por el vapor de agua o mucho mejor con energía solar, cuando lo ideal sería en muchos casos solo bicicleta. Este solo un ejemplo para decir que debemos dar un gran vuelco a la tecnología actual, pues ésta nos está conduciendo a nuestra desaparición como especie humana. Hay que recrear una tecnología de la vida con información que estabilice la biosfera y que esté en sintonía con ella para continuar la vida, sino la memoria natural que es más fuerte que la humanidad terminará por limpiar todo y la reestructura de una nueva manera. De hecho, ya lo está haciendo enviando información de una nueva conciencia, pues quienes nos hemos sintonizado con ella podemos señalar lo anotado, todo lo cual no nos viene de nuestro ego ilustrado aprendido en alguna universidad meritocrática sino de la compenetración sabia con la Madre Tierra y el Padre Sol.

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