lunes, 24 de marzo de 2014

RUPTURA DE DOS PARADIGMAS


Una lectura de la Izquierda
desde la Filosofía Tetrádica Andina

Atawallpa Oviedo Freire

 “Ya no es posible construir un diseño global a través de una sola epistemología como la “única solución” de los problemas del mundo, sea desde la izquierda occidentalizada (socialismo, comunismo, anarquismo, pos-estructuralismo, etc.) o desde la derecha (desarrollismo, neoliberalismo, democracia liberal, etc.).”
Ramón Grosfoguel

Introducción
El posmoderno Buen Vivir como teoría en construcción, en estos 7 años de debate tiene ya diversos matices desde diferentes corrientes ideológicas, incluso llegando a extremos excluyentes. Y como práctica tiene ya un cierto camino recorrido, principalmente a través de los gobiernos de Rafael Correa y de Evo Morales, siendo esto lo principal y fundamental a tomarse en cuenta para cualquier análisis.
En el discurso inicial de estos gobiernos se dijo que eran lo mismo el Buen Vivir y el sistema andino de vida -denominado modernamente- como sumak kawsay. El Buen Vivir aparecía como una continuación o un despertar a nivel oficial del ancestral sumak kawsay. Pero con la práctica gubernamental vivida como así mismo por la reacción de la mayoría de intelectualidad -tanto a favor o en contra-, a estas alturas estamos convencidos de que no son lo mismo. Quizás es Buen Vivir lo que se ha venido manifestado, y no vamos a meternos demasiado a defender o a criticar aquello, pero lo que si vamos a cuestionar y manifestar ampliamente, es que eso que se ha desovillado por los gobiernos y la gran parte de sus detractores, definitivamente no es sumak kawsay. Lo que hemos visto en estos 7 años, no es lo que hemos vivenciado e interiorizado en toda nuestra vida de camino en la tradición, filosofía y cultura andina.
En este sentido, la crítica que se viene haciendo por ciertos sectores a la gestión estatal es a ese posmoderno Buen Vivir en el poder político, mas no al sumak kawsay de la cotidianeidad de las comunidades. Si bien compartimos muchos de los cuestionamientos que se hacen del Buen Vivir, no significa que lo sea del sumak kawsay, ni necesariamente que lo que se alabe del Buen Vivir sea sumak kawsay. Por tanto, lo que debe quedar muy en claro es que el Buen Vivir que está siendo empujado por los gobiernos autodenominados “progresistas” no es el sumak kawsay de los milenarios pueblos andinos. El Buen Vivir es un proyecto posmoderno de la “Nueva Izquierda” y el sumak kawsay es una vivencia antiquísima en las comunidades por parte de las naciones originarias de los Andes.
En estas circunstancias, hay voces que apuntan a luchar por recuperar en el Buen Vivir todos los fundamentos originarios y que estarían en concordancia con el sumak kawsay; y por otro lado, para quienes resulta utópico, irreal, forzado e ilusorio esta conjunción. En todo caso, lo concreto a este momento (2013) es que el posmoderno Buen Vivir no es igual ni siquiera similar al anciano sumak kawsay. A pesar de las intenciones de algunos intelectuales de no separarlos pero esa es la realidad que se ha dado, por la forma de intervención que han hecho los diferentes actores de la sociedad criolla u occidentalizada, y de otro lado, por la cooptación por parte de organismos internacionales del Buen Vivir a las teorías eurocéntricas del Desarrollo y la Modernidad.
Es decir, en la teoría les quisieron unificar pero la experiencia y vivencia ha demostrado que son dos paradigmas diferentes en cuanto sus ontologías y bases epistemológicas son excluyentes. Siendo eso lo fundamental a discutirse y no solo -y principalmente- si hay que unir o separar el Buen Vivir del sumak kawsay, ya sea como alternativa de/al desarrollo. No se trata de quedarse en los nombres o en las traducciones idiomáticas o en las categorías sociales, sino en los contenidos de los paradigmas estructurales constitutivos.
No es dable de que se meta a todos en el mismo costal, centrados básicamente en las aspiraciones de ambos proyectos, sin ver sus diferencias raigales y fundacionales. Las mismas que están a nivel de la occidentalidad (identidad occidental) y la andinidad (identidad andina), que configuran dos sistemas de vida radicalmente desencontrados. Y esto es lo principal -a la hora de ver en lo concreto- que hay dos caminos diferentes producto de dos ontologías totalmente dispares. Es como pretender la unión del agua con el aceite, las mismas que están constituidas en forma radicalmente diferente, a pesar de que sean líquidos siendo es la única similitud y no por ello hay que confundirlas, como igual entre el sumak kawsay y el Buen Vivir.
De la antigua disputa de cuál es la “verdadera Izquierda y el socialismo” –de la que hasta ahora no han logrado un encausamiento integrador- estamos pasando a cuál es el “verdadero Buen Vivir”. Algo típico en la Izquierda y en la occidentalidad en general, producto de su filosofía constitutiva que está organizada en base al dualismo de “lucha de contrarios” y su síntesis del tercero excluido. En el caso del sumak kawsay no existe esta situación, pues parte de la filosofía interrelacional con su armonía de complementarios y el tercero incluido. De otra parte, en cuanto es una vivencia específica aunque hayan varias interpretaciones por parte de los intelectuales, pero que en todo caso no son excluyentes como se da a nivel de la teoría del Buen Vivir.
En este sentido, no creemos que debamos entrar a disputar cuál es el “verdadero y auténtico”, sino en simplemente precisar que hay dos caminos: uno llamado Buen Vivir y otro sumak kawsay. Y lo básico a no confundir, es que el sumak kawsay es un camino formado en centurias y el Buen Vivir ni siquiera es ya un camino sino que está en construcción con el aporte de varias vertientes, incluida la andina. Los intelectuales podremos decir cantidad de cosas sobre el sumak kawsay pero la vivencia es una sola, y habrá que intentar mirar desde adentro y no desde afuera (exterioridad) como se ha hecho desde hace 500 años, es decir, seguir mirando colonialmente para continuar actuando invasoramente.
La vivencia del sumak kawsay está dada consuetudinariamente por sus prácticas tradicionales, pero desde la invasión española se ha pretendido -tanto por la Derecha como por la Izquierda- de que las naciones andinas salgan de sus propias formas naturales y se incorporaren al monarquismo, al monoteísmo, al conservadurismo, al liberalismo, a la modernidad, al desarrollo, al socialismo, al marxismo, a la dialéctica, etc. Muy pocos han sido capaces de respetar, valorizar y acentuar sus concepciones y filosofías, habiendo actualmente voces que les dicen que deben dejar su milenario sumak kawsay e integrarse al novísimo Buen Vivir que están diseñando y construyendo “salvadores” de nuevo cuño.
Está bien que el Buen Vivir sea un proyecto para Occidente y los occidentalizados, aunque lo interesante sería que se inscriban dentro de los postulados y principios de las culturas matriciales de Europa y no en las visiones patriarcales, racionalistas y civilizatorias de Occidente, como ha venido actuando la Izquierda. Por lo que en la práctica, el Buen Vivir está resultando una versión posmoderna de neo-conquistadores para la colonización completa de aquellos pueblos que todavía no han sido colonizados. Así, a pretexto de “salir de la pobreza” están saliendo de su cultura natural, para a su vez entrar a la modernidad y al desarrollo occidental. Y consecuentemente pasen a ser parte de la explotación a mansalva de la vida, es decir de la naturaleza extra-humana. Todo ello a nombre del progreso y la riqueza, como en la época de la monarquía en que fueron asesinados a nombre de dios y de la civilización.
De otra parte, concienciamos que no hay que asustarse de la diferencia, de la contradicción, de la diversidad, pues son principios asertivos. Todavía más que así funciona o está constituida la vida, como lo ha venido a reconfirmar la ciencia quántica y la relativista. De lo que hay que poner distancia es del irrespeto, la procacidad e intolerancia hacia la heterogeneidad, como ha sucedido en estos 500 años de pretendida uniformización y “piramidalización”. Es obvio que es difícil convivir dentro de un mismo territorio entre dos formas de vida diferentes, por lo que un solo sistema deberá expresarse para que haya comunión entre sus miembros. Esa es la historia de los Andes, la imposición del eurocentrismo y la resistencia del indianismo, siendo imposible un hibridismo o un mestizaje como pretenden los colonizados, que mas bien se constituye en una trampa que conduce a la occidentalización total de los Andes, antes que a afirmar la identidad cultural andina. El Buen Vivir, el desarrollo y el mestizaje, son las modernas formas de neo-colonialismo.
La correlación Buen Vivir - sumak kawsay se inscribe dentro de este proceso, pues todavía no se han resuelto las exclusiones constitutivas, ya que no estamos viviendo inclusiones sino solo cooptaciones e integraciones al paradigma dominante. Por lo que resulta natural ese dualismo que se presenta actualmente entre Buen Vivir y sumak kawsay, pues son hijos de dos padres y madres totalmente diferentes. Podría cambiar esta situación en la medida que la fuente matricial de ambas filosofías originarias se reencuentren en el milenario “saber amar”. Sino serán solo simples formalidades, que mas bien por el contrario tienden a consolidar la piramidalización patriarcal y civilizatoria que se viene ejecutando a todo nivel en el mundo entero (globalización uniformizante).
Cabe también precisar que el sumak kawsay tampoco es uno solo u homogéneo, es diferente de acuerdo a la región (no son lo mismo las tierras altas que los valles interandinos o la amazonia y la costa). Es más, en la tradición andina se valora la heterogeneidad y se recrea intencionalmente la diferencia y la oposición como medio para encontrar el equilibrio y la armonía a través del consenso o de los “caracoles” como llaman los zapatistas a su auto-gobierno, y no por la dominación de la mayoría hacia la minoría como sucede en la democracia occidental. En este sentido hay dos caminos posibles a expresarse: que los colonizadores se impongan definitivamente y todos queden occidentalizados -como la mayoría de los Andes colonizados-, o que haya una revolución alter-nativa (Pachakutik) y todos los Andes vuelvan a vivir dentro de los principios y categorías andinas, vitales, y matriciales. Y lo mismo, en el mundo entero.
Con esto no queremos caer en un purismo ni en un idealismo, diciendo que uno es bueno y otro es malo, o que el uno es mejor o peor, sino simplemente que son dos caminos diferentes desde dos mitos fundantes: la dialéctica eurocéntrica y la tetrádica tawantinsuyana. Y si bien hay intenciones positivas por hacer un proceso de interculturalidad, pero mientras haya una dominación epistémica y política evidente, no será posible la comunión de aspiraciones. Tampoco queremos decir que el sumak kawsay esté intacto e inmaculado, pues sobrevive en diferentes partes, niveles y proporciones en lo que Occidente ha llegado a llamar el tercer mundo, tan solo está puro y vive plenamente en los pueblos mal llamados “aislados” o “no contactados”, y que nosotros le llamamos el cuarto mundo. Incluso hay pueblos del quinto mundo, que son aquellas “cosmunidades” que todavía no han sido ubicadas por la oficialidad, y que muy pocos sabemos de su existencia.
También aclaramos, que no queremos dividir al sumak kawsay del Buen Vivir, simplemente constatamos que así se ha dado la situación en estos 7 años. Si bien quisiéramos que sean lo mismo o aspiraríamos a que en algún momento se junten -si fuera necesario-, hay que partir de la realidad de que ahora son opuestos para proponerse justamente aquello. Sin dejar de mencionar que podría ser ingenuo e iluso que pase algo así, al menos en el corto plazo. Pues hasta ahora no ha sucedido en ningún ámbito entre estos dos pueblos, las diferencias entre lo occidental y lo andino se han mantenido y en muchos casos se han ahondando aún más, a pesar de los engaños y los disfraces del hibridismo y del sincretismo por parte de los occidentalizados.
En consecuencia, consideramos que la academia no debe confundir los dos procesos ni perderse en los tiempos históricos. El posmoderno Buen Vivir es un proyecto en ciernes por las Izquierdas (y afines) desde sus propias contradicciones internas, y el sumak kawsay es un proyecto cultivado en cientos de generaciones por los pueblos andinos. Camino este último, del que hay que tener tino y prudencia para no menoscabarlo y que mas bien se termine colonizándolo a pretexto de interculturalidad cuando en el fondo es integrismo al status quo. Si bien, todo esto es nuevo para Occidente y los occidentalizados, no quiere decir que lo sea para los pueblos ancestrales de los Andes. Actualmente hay un gran interés en el extranjero -particularmente en Europa-, los cuales por el momento se orientan por lo que especialmente dice el Correismo y el Garcialinerismo, lo cual es un posmoderno Buen Vivir/Vivir Bien Socialista (teóricamente), pero todavía no conocen -o muy poco- del viejo y profundo sumak kawsay/suma qamaña.
El Buen Vivir aparece actualmente como una opción de la Izquierda, dentro de la dicotomía eurocéntrica dividida en Izquierda y Derecha, y cuyo marco teórico es la filosofía dialéctica monoica (dualismo). En cambio, el sumak kawsay se enmarca dentro de la filosofía tetrádica vitalista (Tawantin), la misma que busca la armonía y el equilibrio entre fuerzas complementarias (relacionalidad). Por ende el sumak kawsay no es una posición de Izquierda, pues no se inclina por ningún extremo dualista: materialismo-idealismo, mente-cuerpo, cultura-salvaje, civilización-naturaleza, etc. Su actitud de vida es la armonización entre arriba-abajo, masculino-femenino, lado derecho-lado izquierdo, pasado-presente, a nivel de dimensiones horizontales y verticales (Chakana o Cruz Andina), de tipo natural y humano, en tanto que el runa andino (ser humano) se siente y se sabe parte de la naturaleza. Muy diferente al exclusivismo occidental, con posiciones económicas, sociales, políticas, que tienen al hombre como centro y medida de la vida (ego-andro-antropocentrismo).
Es más, a nivel idiomático en las lenguas indoeuropeas tiene predominancia el sustantivo y su construcción desde el sujeto y el predicado, lo que determina un carácter de sustancialidad en su concepción y actitud de vida. En cambio en las lenguas andinas – si bien hay diferentes idiomas según la región- en todas ellas el verbo funciona como eje y al cual se le añaden sufijos, “Lingüísticamente hablando: el verbo es el “relacionador” por excelencia, reforzado por los muchos sufijos en las dos lenguas (Kichwa y Aymara) que tienen estructura relacional.” (1) Por todo lo señalado y por mucho más, no es lo mismo el Sumak kawsay de matriz tawantinsuyana y el Buen Vivir de “patriz” occidental. El Buen Vivir es Izquierda, el Sumak kawsay es Armonía.
Finalmente, es importante precisar y aclarar que el sumak kawsay es una “hoja de ruta”, una guía, una utopía (en el buen sentido de la palabra) para los pueblos andinos. Esto no quiere decir que no hayan problemas, deficiencias, combates, disputas entre los pueblos, comunidades, personas, y/o con la naturaleza. Quiere decir, que todas estas diferencias y antagonismos se compaginan dentro de un sistema de conciliación y reposición, sistema muy diferente y excluyente del método represivo occidental. La situación antes de la invasión española no era de armonía y equilibrio total, inmaculado, romántico, paradisíaco… peor después, pero había un modelo de vida en el cual se zanjaban las contradicciones y diferencias logrando una relativa estabilidad. Sus proezas arquitectónicas no tenían el mismo nivel que las armas de combate, lo que ejemplifica que su interés estaba más en la conciliación que en la guerra.
No eran pueblos perfectos pues la armonía y el equilibrio no están dados en forma mecánica o automática, son propósitos dinámicos a activarse o despertarse en el caminar diario de la vida. Ojo, no decimos a conseguirse o lograrse en un futuro -como lo diría el paradigma eurocéntrico del desarrollo (sistema piramidal)-, que mira al después, especialmente al lejano y desconocido, además de supuestamente mejor que el anterior; todo lo cual para el paradigma andino es incomprensible pues mira a la vida en forma relativa y cíclica (sistema espiralado).
En otras palabras, el hombre andino se concibe como un fruto de la vida y no el producto de la evolución de la materia o de un dios omnipotente. Consecuentemente no trata de enseñar a vivir sino de reaprender a vivir. Reaprender por cuanto cada ser humano es parte del todo, por ende tiene en forma inmanente el conocimiento del Todo, y no necesita llegar a “ser alguien” sino reconocerse en esa plenitud o completud para caminar en sintonía al ritmo de la vida. Siendo ese el misterio de vivir para los pueblos andinos, de ahí que una de las definiciones más cercanas para sumak kawsay es “Vida Plena”, mucho más profundo que Buen Vivir.
La vida es inteligente, más vieja y más sabia que los seres humanos individualmente, por lo que el trajinar o misión humana para el runa es tomar conciencia de esa armonía y equilibrio constitutivo para convivir conscientemente en esas mismas dimensiones, a nivel humano personal y “cosmunitario”. Para el mundo andino, no se trata de hacer a la vida sino de dejar que la vida le haga, esto no significa pasividad sino co-creación con la vida. En Occidente el hombre hace la vida a su capricho o libertad, en los Andes el ser humano se deja fluir por la vida hecha y establecida por la misma conciencia viviente. En la concepción de que todo es uno, o todo es el todo, y no hay separación entre el ser humano y la vida, o el hombre y la naturaleza, o la naturaleza y el cosmos, o la vida y la divinidad... (relacionalidad)
A partir de ello existen dos “mundos-sistemas”, un mundo nacido del logos y del ego, y otro inserto en la vida, esto último es vivir en armonía. Un mundo que no respeta a los principios y modelos de la naturaleza, y otro que en humildad se siente hijo o parte de ella (“armonicidad”), y no su rey que le domina y le explota a su libre albedrío (libertad). En definitiva el sumak kawsay es un conjunto de principios, modelos, formas para guiarse dentro de una vida sabia consigo mismo, con la comunidad, los ancestros, las futuras generaciones, los espíritus tutelares, la naturaleza, el multiverso; pero todo eso depende y es responsabilidad de cada persona, familia, grupo.
Por último, no se está planteando “volver al pasado” porque el sumak kawsay es presente, pues vive y resiste en los “Andes profundos” -a diferentes niveles y grados-, y está latente aunque dormido en los “Andes colonizados” (inconsciente colectivo), como también en toda la humanidad. Jung demostró desde la psicología analítica que la historia antigua de la humanidad -especialmente en su época matricial- está constituida de arquetipos en un equilibrio relativo y de largo tiempo, solo habiendo pequeñas y pausadas épocas de crisis.
Todo esto no significa rechazar a todas las actuales condiciones y situaciones técnicas y materiales de vida. No es un rechazo a la tecnología y la ciencia per se sino al sistema patriarcalista-civilizatorio-materialista-desarrollista-consumista (piramidalismo) impuesto y mantenido por 500 años. Y que todavía está inmerso en este Buen Vivir en construcción, siendo eso lo que vamos a intentar demostrar a continuación.

Valle de los Chillos, Quito, solsticio de diciembre 2013



El “Retorno” del Sumak Kawsay
Después de la llegada de los europeos a Amaruka (nombre iniciático antiguo de América) y del sometimiento de sus habitantes, se escucharon muchos “mitos de retorno” por todo el continente: El regreso de Wirakocha, Inkarrí, Ketsalcoalt, Kukulkan, Bochika, Komizawal, Iberogun, Gukumetz, Mama Grande, Sumé, etc. ¿Será casualidad que existan tantos mitos en toda Amaruka que hablan de “un retorno” y de que todos ellos coincidan en lo mismo? ¿Se comunicaban y se reunían estos pueblos? ¿Son simples mitos o leyendas que hay que tomarlos como parte de la mitología, o son guías dejadas para que se vayan ejecutándose de generación en generación? ¿Habrá que darles importancia y profundizar en sus mensajes, o solo fueron sueños e ideales de un pueblo en rebeldía y que actualmente ya todo está olvidado? ¿Habrá un proyecto planificado, delineado y ejecutado desde hace más de 500 años por los pueblos originarios de Amaruka para defender sus tradiciones y que éstas se realcen después de un período de tiempo? ¿Habrá un gobierno continental de todos los pueblos originarios que se formó hace más de 500 años y que ha venido dirigiendo sucesivamente el proceso de regreso amplio de su cultura milenaria? ¿El sumak kawsay/suma qamaña es parte de todo ello o es simplemente una acción reivindicativa actual?
En muchas partes de Amaruka, cronistas e investigadores han recogido muchas versiones que hablan de que los pueblos originarios ya sabían de que llegaría el “hombre barbudo”, de que se produciría una catástrofe en todo el continente, y a lo cual le dieron diferentes denominaciones: “vuelco total de la vida” (Pachakutik), “anochecer en la mitad del día”, etc. Por ejemplo, el cronista de Indias, padre Gerónimo de Mendieta en su obra “Historia Eclesiástica Indiana” (el contenido de esta obra es tal, que la Casa Real impidió su publicación y solo se publicó 300 años después en México), relata : "Los caciques, que eran los señores, y los bohiques (que llamaban a los sacerdotes) en quien estaba la memoria de sus antigüedades, contaron por muy cierto a Cristóbal Colón y a los españoles que con él pasaron, que algunos años antes de su venida lo habían ellos sabido por oráculo de su Dios. (…), vendrían (…) unos hombres barbudos (…), que hundiesen de un golpe un hombre por medio con las espadas relucientes que traían ceñidas, (…) haciéndose señores de ellos y de su tierra."
A esto podríamos añadir lo que señalan algunos investigadores de que en el siglo 8 de nuestra era se realizó en Copán- Guatemala un congreso internacional de astrónomos provenientes de varias regiones del continente. Y como éstas, múltiples referencias por toda Amaruka pero que todavía no han sido suficientemente investigadas ni divulgadas ampliamente.
¿Todo esto, será una coincidencia, una adivinación, o el conocimiento de una cultura sabia? ¿Son simples mitos a los que hay que seguir minimizando o a los que ha llegado el tiempo de darles todo su valor e importancia?
En la historia oficial de Latinoamérica se señala a los “criollos” como los abanderados de las luchas de Independencia de España, y que la misma fue posible por el proceso emancipatorio liderado y empujado por “hombres libérrimos blancos”. Pero en la otra historia, la historia de los pueblos indígenas o indianos  -que todavía no ha sido escrita profunda y ampliamente-, estas acciones independentistas forman parte de su proyecto de retorno. Y que fue ejecutada por ciertos personajes intermedios, los cuales fueron formados -directa o indirectamente- por sabios indígenas, quienes influenciaron en los reconocidos oficialmente. Por ejemplo, el General San Martín fue hijo de la india guaraní Rosa Guaru, como lo ha demostrado Hugo Chumbita. El general José de Artigas fue nieto de una hermana del inca Tupac Yupanqui, según estudios del historiador Efraín Quesada. Muchos investigadores anotan que Simón Bolívar tenía ascendencia india y negra, es más, quién le amamantó fue la Negra Hipólita y que como nodriza influyó en él. Etc., etc.
¿Puras coincidencias? ¿Será que todo ello no tiene nada que ver con las acciones contra la monarquía española?
Si lo señalado no convence a la academia y la intelectualidad: ¿Quiénes fueron los que encendieron la mecha independentista? En 1780 José Gabriel Condorcangui, más conocido por su nombre iniciático de Tupak Amaru, y simultáneamente en Bolivia por Julián Apaza o Tupak Katari, se rebelaron conjuntamente y por primera vez en forma masiva contra la realeza. Todo lo cual dio pábulo para que los criollos se envalentonaran y siguiendo “este mal ejemplo” se animaran a enfrentarse a la Corona Española. Etc., etc.
¿Todos ellos son eventos aislados y situaciones separadas una de la otra, o hay una guía y acción por detrás?
Hay una serie de libros, en donde ciertos personajes relatan cómo fueron llevados a lugares desconocidos, o tomados de niños y transportados a ciertos parajes aislados para ser educados en determinadas prácticas y conocimientos especiales, para luego ser enviados a cumplir con misiones específicas. Por ejemplo: Antón Ponce de León en su libro “Y el Anciano Habló”,  explica cómo fue llevado por varios días con los ojos vendados hasta un lugar desconocido, en donde fue formado en ciertos saberes y luego regresado a su ciudad de Urubamba para cumplir con tareas encomendadas. Elard Fernández en el libro “El Iniciado de los Andes” habla con un iniciado que nació en una gruta de una montaña de Bolivia, donde fue formado en ciertos sapiencias y a cierta edad enviado al mundo colonizado con una misión que ejecutar, actualmente es parte del gobierno de Evo Morales. Y así otros niños en igual sentido. Etc., etc.
De la misma manera hay muchos libros que relatan experiencias espectaculares que les sucedieron a importantes figuras del mundo en sitios sagrados de Amaruka y que les cambió su vida. Por ejemplo: David Icke, famoso escritor británico que ha removido las ideas a través de la historia de los illuminati y los anunaki, cuenta que su vida cambió luego de una descarga energética que recibió cerca de Sillustani en Perú. La galardonada actriz Shirley Mac Laine anota como su vida tomo otro giro luego de una vivencia extracorporal en Perú cuando filmaba “El secreto de los Incas”, posteriormente escribió muchos libros sobre espiritualidad. Nosotros también tuvimos una experiencia especial y está escrito en nuestro libro “Caminantes del Arcoíris”, de ahí que conocemos muchas cosas que la mayoría de personas desconoce y son calificadas de esoterismo.
Pero lo que sí es conocido y medianamente aceptado por la academia, es el caso de muchos profesionales formados en universidades eurocéntricas, que posteriormente cambiaron sus visiones y posiciones, luego de que fueron educados por maestros guardianes de las tradiciones ancestrales de Amaruka. Alberto Villoldo, PHD psicólogo y antropólogo médico cubano cuenta en sus 10 libros como fue formado por los chamanes queros de Perú. El suizo Jeremy Narby, doctor en antropología por la Universidad de Stanford y autor del libro “La serpiente cósmica, el ADN y los orígenes del saber”. Claudio Naranjo Doctor en Medicina por la Universidad de Chile, ha escrito más de 20 libros y relata sus experiencias con chamanes amazónicos. En el mismo sentido Josep Maria Fericgla, Doctor en Antropología y Psicología de España. Y como ellos, centenares de antropólogos, médicos, astrónomos, abogados… que han cambiado su visión y la misión de su vida y su trabajo.
¿Es que ya se ha producido su regreso como lo pronosticaron que lo harían después de 500 años? ¿Cómo y de qué forman están regresando? ¿La expresión y manifestación del EZLN en la arena política, ejerciendo la resistencia popular desde otros parámetros a la convencional de las Izquierdas, es algo aislado o es la acción de guías sabios para acelerar el retorno?
El EZLN ha trastocado la acción política que han venido comandado las Izquierdas eurocéntricas, delimitando nuevos y diferentes principios y formas de participación y activación socio-cultural: “mandar obedeciendo, una revolución que haga posible la revolución, la revocabilidad y rotatividad”. Muy diferente a los valores occidentales para quienes es “mandar mandando” (sin desconocer a los movimientos heréticos y heterodoxos), cuyo “antecedente conceptual se encuentra en la teoría de la "esclavitud natural” de Aristóteles. De acuerdo con esta teoría, la naturaleza creó dos partes, una superior, destinada a mandar, y otra inferior, destinada a obedecer.” (2)
Así mismo, el Subcomandante Marcos establece la diferencia entre rebelde (indianismo) y revolucionario (Izquierda): “El revolucionario tiende a convertirse en un político y el rebelde social no deja de ser un rebelde social. En el momento en que Marcos o el zapatismo se conviertan en un proyecto revolucionario, es decir, en algo que devenga en un actor político dentro de la clase política, el zapatismo va a fracasar como propuesta alternativa.” (Entrevista de Scherer a Marcos, 2001). O dicho de otra forma por él mismo: “No se trata de la conquista del Poder o de la implantación (por vías pacíficas o violentas) de un nuevo sistema social, sino de algo anterior a una y a otra. Se trata de lograr construir la antesala del mundo nuevo, un espacio donde, con igualdad de derechos y obligaciones, las distintas fuerzas políticas se «disputen» el apoyo de la mayoría de la sociedad. (…). Nosotros sólo señalamos que una revolución «impuesta», sin el aval de las mayorías, termina por volverse contra sí misma”. (Durito, 05/95) O cuando se habla de otra forma de democracia, no una democracia eurocéntrica de izquierda sino una indiana, con características y formas propias, como lo explica Ramón Grosfoguel: “El zapatismo parte de la cosmología Tojolabal para redefinir la democracia como “mandar obedeciendo” y su práctica institucional constituye los espacios comunitarios conocidos como los “caracoles”. Dichos conceptos son muy diferentes a aquellos de la democracia occidental en los cuales “aquellos que mandan no obedecen y los que obedecen no mandan” y en los que las prácticas institucionales se realizan a través de parlamentos y no asambleas nacionales.” (3)
La academia y la intelectualidad no han creído -ni creerán- que los pueblos originarios indígenas hayan sido capaces de liderar un proyecto de 500 años, como tampoco le creen al subcomandante Marcos. Pero él lo sabe, por eso él es el subcomandante pues los comandantes son otros, son los sabios espirituales que guían subrepticiamente: “Los que mandan en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional son los jefes indígenas. Ésa es la verdad. Pero la percepción que tienes tú y los que nos están viendo ahorita, es que estoy yo y atrás de mí debe estar Tacho cuidándome (...) Pero del lado de las comunidades las cosas son al revés: están ellos primero, y nosotros detrás...” (Entrevista de Julio Scherer García). Incluso, los que aparecen como comandantes hacia afuera de la palestra pública no son los “comandantes-maestros” que hay adentro del movimiento indígena. Ni siquiera el subcomandante Marcos ni los comandantes visibles conocen personalmente a los maestros y maestras, o si los conocen no saben que son ellos. Marcos solo sabe que hay sabios que vienen dirigiendo todo esto desde hace más de 500 años y él ha tenido la lucidez de escucharlos y aceptarlos, algo que otros no lo han tenido y no han podido aceptar sus directrices. Cuyo propósito es también reinstalar el sistema de vida maya denominado utz k’aslemal, y que es hermana del sumak kawsay andino o del guaraní ñande reko, o del mapuche küme mogen, o del ñawi ollin de los aztekas, etc.
¿La presencia de Evo Morales, es la puerta de entrada para iniciar profundas transformaciones y provocar el regreso amplio de la cultura atávica andina?
Para la intelligenstia seguramente será solo otra coincidencia o un azar, principalmente porque es difícil de demostrarlo. La ascensión de Evo Morales no es fruto solamente de la lucha reivindicativa que él ha empujado o del movimiento obrero y campesino de Bolivia sino que es parte de un proceso anterior, el mismo que ha tenido la guía y la acción de los maestros sabios (amawtas) en todas las acciones precedentes. Son ellos los que han ido empujando a diferentes niveles y formas este proceso, y encontraron en Morales a la persona que podía abrir este proceso en las condiciones concretas y particulares de la Bolivia actual. Hecho que ya se ha dado y que ahora implica pasar de la puerta de entrada para seguir caminando hacia la fuente y así restablecer o producir el “gran vuelco” (pachakutik), que es la misión fundamental a realizarse en los Andes y en todo el mundo.
Encontrándonos en este momento en un punto crucial de continuación o de estancamiento, pues hay varias fuerzas al interior del gobierno de Evo Morales que pugnan con distintas visiones y propuestas de profundización. La situación es tensa, pues el ala “desarrollista” (García Linera) va ganando a la “culturalista” (David Choquehuanca), que de sobreponerse definitivamente provocaría un estancamiento con la imposición de visiones eurocéntricas de Izquierda, que en el fondo tergiversan y desvían al milenario sistema andino de su proyecto de vida. Sin que creamos que Choquehuanca sea el más claro representante de la cultura andina, pero al interior del partido de gobierno (MAS) es uno de los más profundos, habiendo otros, pero que mas bien han preferido retirarse como por ejemplo Raúl Prada Alcoreza.
Sabemos que Evo Morales no es un fiel representante de la cultura ancestral ni ha sido formado por los maestros, pero era la figura que podía aglutinar a varias tendencias en Bolivia y provocar un salto importantísimo como el que ha sucedido con la creación del Estado Plurinacional y la presencia oficial del suma qamaña. Siendo ese un paso básico, aunque por el momento no se ha avanzado mucho más allá y el suma qamaña esté quedando tan solo como un membrete al que se le ha vaciado de contenido propio, a través de la acción del socialista García Linera. En este sentido, la barrera o la traba para la profundización del suma qamaña / sumak kawsay está siendo una parte de la Izquierda representada principalmente por García Linera. Quien tiene mucha influencia sobre el Presidente Izquierdista -como Morales mismo se autocalifica-, lo que significa que es el vicepresidente quien en la práctica viene dirigiendo el destino de Bolivia. No es Evo Morales el intelectual que dirige lo que está pasando en Bolivia, sino muy sutilmente el académico Álvaro García Linera con su elocuente discurso cientificista y productivista que obnubila al ex-sindicalista cocalero. Quien básicamente ha sacado provecho de su ascendencia indígena para hablar de un “gobierno indígena”, cuando realmente es anti-indígena por la acción político-social de una Izquierda occidentalizada que funciona  contrariamente a la epistemología andina, es decir, del suma qamaña.
De ahí la imperiosa necesidad de marcar con claridad las diferencias teóricas y prácticas entre el “marxismo dialéctico neo-indigenista” y la sabiduría tetrádica andina. Evidentemente los maestros andinos no se dirigen por el marxismo ni sus progresiones o reajustes hechos por los neo-marxistas, sino por sus propias formas de conocimiento y de construcción de su mundo. Siendo fundamental en este instante establecer las rupturas, para no confundir dos paradigmas que ontológica y epistemológicamente son diferentes, siendo en muchos casos excluyentes o constituyen un dualismo, aunque hayan algunas complementariedades teóricas. ¿Que quizás luego converjan por la acción de una Izquierda consciente? Es posible pero muy difícil, peor con la experiencia y herencia que nos ha dejada la Izquierda a nivel mundial.
En todo caso, hasta este momento lo importante y lo más valioso de este proceso vivido, es que por primera vez se ha abierto en forma concreta y a nivel mundial, otra vía a las convencionales y ortodoxas visiones de la bipolaridad eurocéntrica: capitalismo y socialismo, con la aparición oficial del sumak kawsay / suma qamaña. Situación que ha nacido en los Andes, y que tampoco es casualidad pues los maestros señalaron en sus mitos que después de 500 años habría un renacer espiritual, intelectual, social en el mundo entero y que éste tendría su epicentro en los Andes. Hecho que así ha sucedido. ¿Otra coincidencia? Es más, otras tradiciones de la humanidad también lo sabían y lo han reconocido en ese sentido, tanto es así, que algunos maestros del mundo han ido a los Andes para ofrecer su beneplácito y dejarse guiar por sus sapiencias. Todo esto para la intelectualidad ha sido y es esoterismo new age, pero les preguntamos: ¿Cómo explicarían que los mitos señalados hace 500 años se han ido cumpliendo? ¿Cómo ellos hicieron para visualizar un proyecto a futuro de más de 500 años? ¿Cómo sabían que debía durar 500 años este proceso hasta su retorno pleno?
En todo caso, lo meritorio es que se ha trastocado la dicotomía eurocéntrica considerada como el único modelo de vida y de interpretación de la realidad, para abrirnos a un concepto complementario en el que se anuncia “el surgimiento de la relacionalidad como hecho epistémico, social, político y cultural de gran importancia en el inicio del milenio.(4) “El principio subyacente (o axioma) de la “relacionalidad” dice que todo está conectado con todo y que no existen entidades completamente separadas (ab-solutas).” (1) Lo que en el caso de la europeidad (no confundir con occidentalidad u occidente patriarcal) implicaría retomar la “unión de opuestos” (filosofía tetrádica) que tuviera como último defensor a Heráclito dentro de la filosofía vitalista (panzoísmo). Para después de él, se imponga Parménides con su diástasis separatista de “lucha de contrarios” (dialéctica de la síntesis), dentro de la logocracia mecanicista y en desarmonía con los principios de la naturaleza y la “matrilidad”, es decir, de la vida.
De esta manera, ahora sí se produciría un reencuentro de culturas y no el encubrimiento como lo vivido en estos 500 años. La interculturalidad o la “ecología de saberes” o el “diálogo de saberes”, solo será posible dentro de una nueva cancha de tipo relacional, con jugadores que se respeten mutuamente dentro de la diversidad y la variedad. Y de esta manera “salir” del juego del progresismo unicientífico y del desarrollismo monocultural, en que nos hemos manejado especialmente estos últimos 200 años desde la Ilustración, cuyos resultados han sido nefastos con mayor confrontación y desigualdad.

Ontología del Buen Vivir
¿Sumak kawsay es lo mismo que Buen Vivir?
Para la oficialidad y la gran mayoría de la intelectualidad -a nivel local e internacional-, son sinónimos. Incluso hay quienes prefieren ya obviar el término en kichwa y solo utilizar la traducción en castellano: “Así, podemos utilizar Buen Vivir para evocar un concepto en construcción y no tanto para señalar la autoría del mismo. Por otro lado, preferimos utilizar la traducción al español en la medida que nos permite alejarnos de una visión que insistiría en la exclusividad de los pueblos indígenas en la autoría de dicho concepto. Por el contrario, creemos que el Buen Vivir es un concepto en construcción en el que participan no solo los pueblos indígenas.” (5)
Estamos de acuerdo en que el Buen Vivir es un concepto en construcción, lo cual nos parece válido, es más, lo apoyamos para que así hayan más alternativas –que solo el socialismo histórico- al capitalismo. Incluso para que actúe como complementario del sumak kawsay, pero no creemos en integraciones entre paradigmas disonantes, peor en la forma en que se han venido haciendo las equiparaciones entre uno y otro sistema paradigmático. Sin embargo, lo que debe quedar totalmente claro -una vez más- es que el Buen Vivir es una propuesta y un proyecto de 7 años de existencia, por el contrario el sumak kawsay es un proceso latente, vivo, construido, delineado, encarnado, fluyente por los pueblos andinos desde hace más de 5.000 años.
El Buen Vivir es actualmente una utopía teórica, el sumak kawsay es una utopía experimentada -con virtudes y defectos- pero con un camino ya recorrido. Al sumak kawsay se le pueden hacer las observaciones necesarias pues es un proyecto manifiesto por cientos de años hasta la actualidad, y en el caso del Buen Vivir es todavía difícil decir todo con precisión y completud, pues apenas está naciendo y no se sabe si saldrá vivo o morirá en el proceso de parto. El Buen Vivir podría terminar siendo una nueva moda o aventura -entre las tantas que ha experimentado la Izquierda- y que al poco tiempo han desaparecido o han sido integradas por la Derecha, como de hecho ya lo han hecho ciertas ONGs desarrollistas y organismos internacionales de ayuda al tercer mundo. El sumak kawsay es algo concreto y específico -del que pueden o no estar de acuerdo Occidente y los occidentalizados-, pero es un camino ya expresado y cuya autoría son los pueblos milenarios andinos.
Mientras unos están pensando y delineando crear el Buen Vivir, otros viven y practican el sumak kawsay desde hace milenios, y eso hay que respetar pues todo ello está vivo -aunque disminuido y disperso- pero no muerto ni desaparecido. Cada ser humano tiene la opción de continuar tejiendo el camino delineado por cientos de generaciones o puede hacer uno posmoderno. Una cosa es construir algo nuevo y otra situación es continuar con lo ya construido, lo que no quiere decir que ya esté acabado o terminado sino que sigue caminando con cada generación y con nuevas experiencias, por ejemplo antes con el colonialismo y modernamente con la colonialidad.
Siendo esa la realidad en la que se desenvuelve el pueblo andino, sin que quepa estancarse en lamentaciones o en revanchismos, sino como un nuevo elemento para afirmar y concienciar aún más su camino de vida. Cada nueva generación tiene el derecho de recrearlo a su medida y forma, pero lo que no es plausible -es que a pretexto de ello- se menoscabe su estructura ontológica básica. El propósito será siempre consolidarlo y no resquebrajarle, como cierta intelectualidad y políticos lo vienen haciendo actualmente. Peor con algo que desconocen de su filosofía y ancestralidad propia, para mas bien actuar como nuevos “Sepúlvedas” de nueva estampa.
El Buen Vivir contemporáneo tiene varios autores, pues el antiguo Buen Vivir en Occidente viene básicamente desde el mito bíblico del Jardín del Edén y de la polis de Aristóteles (buena vida o eubios). Y a partir de ellos, los otros que se han ido desovillado son “un pie de página” a la idea inicial, y cuyo nivel máximo es denominado actualmente la “sociedad del bienestar” (american way of life) dentro del capitalismo. En el Buen Vivir aristotélico todo estaba centralizado en el varón (patriarcalismo), ni siquiera en las mujeres ricas o las esposas del “gran señor”, peor en los esclavos, los niños, los ancianos, la naturaleza, pues solo aquel que tenía propiedades y que vivía en la ciudad podía tener derechos y merecer una “buena vida”. Es decir, en su origen el Buen Vivir es androcéntrico y civilcéntrico (anti-campesino), sin que haya mayor diferencia al día de hoy.
“En el patriarcado bíblico se plasma el predominio del “ser humano” masculino (Adam) sobre la “naturaleza” femenina (Eva), y la sublevación de ésta (en el sentido del mito de la seducción) lleva a que el ser humano (es decir: el varón) pierde este ideal de “buena vida” en el Jardín del Edén. Con esta pérdida se inicia la continua lucha contra la Naturaleza (mater, materia) que debe ser dominada y formada, además empieza el trabajo –sobre todo el trabajo físico– que es considerado “maldición” y “castigo”. La polis aristotélica es el espacio de la autorrealización de los varones –y aun así restringido a los varones adultos libres– por medio del ejercicio intelectual. El trabajo físico se deja a los sub-humanos o esclavos que pertenecen al reino de la “naturaleza” o de las fuerzas indominables e irracionales, mientras que el verdadero “lugar” de la “buena vida” es la ciudad (civis), y la civilización resultante (civitas).” (1)
Este Buen Vivir que surge en la Grecia patriarcal, logista (cogito) y dualista (no relacional), lo hace en ruptura con el Saber Amar (pensar y sentir) de la Grecia de los jonios, milesios y demás pueblos matriciales de la vieja Europa, pero principalmente con los egipcios pues la filosofía o “amor a la sabiduría” surge en Egipto como bien lo anotan Platón y Aristóteles. El sumak kawsay surge en los Andes pero se inscribe dentro de las prácticas de los pueblos vitales y matriciales del “saber amar” (philos-sophia) que han existido y existen en el mundo entero.
En este sentido, el posmoderno Buen Vivir -en el fondo- es una vicaría del Buen Vivir aristotélico y epicuriano, que del “Vivir en la Sabiduría del Amor” de Heráclito y demás pre-socráticos, en tanto que su propuesta sigue concentrada o filtrada principalmente en el bienestar material del ser humano, algo que por cierto también lo pregona teóricamente el capitalismo. En consecuencia el sumak kawsay no es lo mismo que el Buen Vivir -antiguo y moderno-, aunque si similar al “Amar Sabiendo” de los pueblos ancestrales de Egipto, Europa, y demás culturas correspondientes de toda la Madre Tierra.
La diferencia en la occidentalidad está ahora dada, entre la sociedad del Bienestar o Vivir Mejor (wellfare) de la Derecha y el posmoderno Buen Vivir de la Izquierda. Ambos totalmente excluyentes del milenario Saber Amar de los pueblos vitalistas europeos y en general de todo el mundo animista. La Izquierda lo único que ha hecho es tomar como punto de entrada a los pueblos andinos, para en el camino ir incorporando elementos provenientes desde el marxismo, el socialismo, el ecologismo, el feminismo, todas ellas corrientes nacidas en occidente y dentro de parámetros eurocéntricos. Siendo esto, el punto de quiebre y de caída para que esta visión no vaya a cuajar, al igual que pasó con las otras experiencias socialistas que seguían siendo occidocéntricas, pues nunca salieron del piramidalismo patriarcalista. Estamos de acuerdo con Le Quanq, cuando dice: “El Buen Vivir no corresponde a una «categoría ancestral» sino más bien a una «invención epistemológica que se alimenta de las luchas ecológicas que preocupan a un mundo en crisis y nombra un conjunto de prácticas constitutivas de los modos de vida andinos.” (5).
En todo caso, nos parece válido que la autodenominada “nueva izquierda” pueda presentar y crear su utopía, tomando elementos de varias tradiciones e ideologías. Pero lo que nos parece inadecuado es diluir al sumak kawsay dentro de ello, con lo cual el mundo andino milenario pierde su especificidad, su camino propio y su propuesta particular, para quedar tan solo como un brazalete o una costilla de la Izquierda y del socialismo (“socialismo del sumak kawsay”). Lo que implicaría, que si este proyecto fracasa quede en el imaginario que la propuesta indígena es inviable, cuando lo que en realidad fracasaría sería el Buen Vivir occidental. De hecho, muchos intelectuales ya se burlan del Buen Vivir, por lo que se está desgastando poco a poco, especialmente con la práctica que se viene ejecutando por los gobiernos de Correa en Ecuador y de Morales en Bolivia. O en otra situación, que el sumak kawsay quede domesticado como se ha ido haciendo con todo lo indianista (costumbres, espiritualidad, economía, música, danza), y a la final termine como un acto folclórico más del eurocentrismo liberal o del marxista, que algo estructural y vivencial.
Si se mira el proceso histórico de la Izquierda, observamos que la mayoría de sus propuestas en el mundo entero han fracasado, y por otro lado, que ha habido un menosprecio indirecto hacia los pueblos originarios al minimizar sus ontologías y epistemologías (utilizando terminología occidental), ya que la única verdad la tenía el materialismo histórico y dialéctico. (Es indudable y valioso la crítica de Marx del capitalismo, siendo eso lo más rescatable y salvable de este gran pensador occidental). Hoy, unos cuantos marxistas se han abierto a lo indígena aunque muy superficialmente, más por el despertar del movimiento indígena que por la propia conciencia de la Izquierda. Es el movimiento indígena el que ahora se codea con la Izquierda, pues anteriormente eran tan solo llevados como masa por los “marxistas” (no habría también que confundir necesariamente a Marx con los marxistas). Es más, en la experiencia histórica -tanto en las luchas independentistas como en las rebeliones- lo indígena tan solo fue utilizado como carne de cañón.
En la teoría política, para la “Izquierda proletaria” el campesino y el indígena representan un atraso dentro de las fuerzas productivas, de ahí su aspiración de convertirlos en obreros para que sean parte del proletariado, es decir, que dejen de ser “pueblos atrasados” para que se integren al capitalismo pleno y desde ahí construir el socialismo proletario (revolución democrático-burguesa).
Según el marxismo, el proletariado es la clase más “avanzada” pero actualmente resulta ser la más “atrasada”, siendo éste otro de los dogmas de la Izquierda, a más del evolucionismo social, el progresismo productivo y el desarrollo lineal. “Sea marxista o no, el movimiento obrero tradicional en Europa —los sindicatos, partidos socialdemócratas  y comunistas—  sigue profundamente marcado aún por la ideología del «progreso» y por el productivismo y, en ciertos casos, defiende, sin mayor cuestionamiento, la energía nuclear o la industria del automóvil. Es verdad que un principio de sensibilización ecologista está  en proceso de desarrollarse, principalmente en los sindicatos y partidos de izquierda en los países nórdicos, en el Estado español, en Alemania, etc.” (6)
La tendencia ecologista en la Izquierda, renace en estos tiempos por acción del movimiento ambientalista ante la situación alarmante del cambio climático. Caso contrario seguirían con el discurso marxista de que existe oposición entre el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción, y por ende alabando la mecanización de la producción y concibiendo a la industrialización y a la ciencia como el desarrollo en sí mismo (progresismo). Pero la experiencia ha venido a demostrar que “la industrialización no es el motor del progreso ni tampoco la partera del desarrollo. De una parte, la industrialización presupone una concepción retrógrada de la naturaleza, ya que desconoce la relación entre la degradación de la naturaleza y la degradación de la sociedad protegida por dicha naturaleza. De otra parte, para las dos terceras partes de la humanidad la industrialización no ha representado desarrollo alguno.” (7)
En este sentido, resulta difícil creer que la Izquierda se haya dejado tocar profundamente por el indigenismo y el ecologismo, como anteriormente por el feminismo y el culturalismo. Estas tan solo aparecen como un nuevo frente de lucha, antes que una toma de conciencia real y profunda al interior de la Izquierda, especialmente en la vida cotidiana de sus adherentes. De ahí que la Izquierda en general siga siendo patriarcalista no se diga civilizacionista (al igual que la Derecha) aunque se digan anti-capitalistas y anti-imperialistas. Es decir, una Izquierda que no vive como predica sino que su máxima aspiración es la “toma del poder” para desde ahí empujar sus anhelados cambios, pero en la práctica diaria su modo de vida personal sigue siendo eurocéntrico -como la de los ricos- pero con menos recursos. De ahí la sabiduría del EZLN de no plantearse la “toma del poder” sino de construir el poder en las bases y en la cotidianeidad, para que haya un cambio verdadero.
Por tanto, el sumak kawsay no puede ser una nueva aventura de la Izquierda ni de ningún intelectual, muchos de los cuales -ahora- se han vuelto expertos en esta tradición milenaria sin conocer su marco filosófico, que es la conciencia tetrádica de índole relacional y no la conciencia monódica sustancialista de la filosofía occidental. Pretender hablar desde el paraguas teórico del eurocentrismo patriarcal (cosmovisión monárquica), es manipular y deformar un conocimiento y un modo de vida propio, lo que implica un etno-epistemicidio. Todo lo cual lleva a hibridar o mestizar algo que tiene su raíz particular y que ha sido desovillado en un camino milenario de compenetración con la naturaleza. El sumak kawsay o Arte de Vivir en Complemento (como sería una traducción aún más precisa) no es una nueva fantasía ni puede ser una nueva novelería de la Izquierda ni de nadie, pues tiene un recorrido propio, fecundo, largo y compenetrado. Hacer un experimento o un juego del sumak kawsay por la Izquierda sería el camino que nos lleve a un despeñadero y no a cambiar el mundo.
Es más, históricamente la Izquierda ha sido más contraproducente para los pueblos originarios que la Derecha –aunque no intencionalmente-. Por un lado, su actitud mesiánica, salvadora, paternalista, heroica, y por otro, su visión laicista y seglar, lo que les ha llevado a combatir a la cultura y espiritualidad andinas acusándolas de “pre-modernas”, “retrógradas” y “supercherías”. En el mismo sentido que ha habido subestimación hacia la arquitectura, matemática, medicina y demás sapiencias ancestrales andinas. Es decir, el logocratismo de la Izquierda -que en eso no se diferencia con la Derecha que es también racionalista- ha servido para que a pretexto de modernidad y de pobreza, vaya menoscabando la cultura milenaria andina.
Por ejemplo, ambas visiones creen en el desarrollo como modelo de vida y propenden a que los indígenas sean nuevos agentes del desarrollo, de tipo derechista o izquierdista. Estos desarrollismos –especialmente economicistas- buscan la integración al proyecto civilizatorio, en la que el indígena deja de ser medianamente pobre en su materialidad pero al mismo tiempo pierde su riqueza cultural al convertirse en recurso de trabajo o mano de obra barata para el capitalismo liberal o el estatista, respectivamente. Pero también y “a semejanza de lo que ocurrió en los albores del sistema capitalista mundial, las empresas transnacionales de la farmacéutica, la biotecnología y la ingeniería genética procuran transformar a los indios en recursos pero no de trabajo sino en recursos genéticos, en instrumentos de acceso no ya al oro y la plata sino, a través del conocimiento tradicional, a la flora y la fauna bajo la forma de biodiversidad.” (2)
Asimismo, para la mayoría de Izquierdas y de Derechas la pobreza en la que se han desenvuelto los indígenas desde la llegada de los europeos a Amaruka (también llamado Abya Yala) no ha sido impuesta por el conquistador, sino que el pensamiento, la cultura, la economía, la medicina… de los pueblos originarios es pobre en sí mismo. Son pobres por naturaleza propia y lo han sido eternamente, y su destino es ser elevados material, cognoscitiva y espiritualmente por el civilizado liberal (“campo de autorrealización” del espíritu - Hegel) o el civilizado socialista (“la religión es el opio de los pueblos” - Marx).
Para la intelectualidad y la academia, el occidental de Izquierda o de Derecha es el portador de lo más fino y de lo más adelantado de la mayor cultura que hay sobre el planeta, y consideran al indígena una traba cognoscitiva (“el problema indio”) en cuanto no tienen el nivel social y científico de la occidentalidad ilustrada o de la marxista. Es decir, para el cientificismo reduccionista de Derecha y de Izquierda todo lo indígena o ancestralidad como ontologías y epistemologías están en estado inferior, y el asunto tan solo radica en cómo integrarlos al desarrollo ilimitado o sostenible del paradigma occidental, y no el fortalecimiento y ampliación del paradigma indianista.
En definitiva, desde la Junta de Valladolid -entre 1550 y 1551- que fuera el escenario del debate entre Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas hasta ahora, se viene discutiendo sobre los sujetos colonizados con parámetros establecidos por los colonizadores, desde “seres sin alma” que no merecían vivir hasta seres que podían ser salvados (hoy sacados de la pobreza) para que trabajen para sus benefactores. “Para Sepúlveda, sustentado en Aristóteles, es justa la guerra contra los indios porque son los «esclavos naturales», seres inferiores, homúnculos, pecadores inveterados, que deben ser integrados en la comunidad cristiana por la fuerza, al grado de llegar a la eliminación, si fuera necesario. El amor al prójimo, dictado por una moral superior, puede llegar así, sin contradicción, a justificar la destrucción de los pueblos indios: en la medida en que se resisten a la dominación «natural y justa» de los seres superiores, los indios son culpables de su propia destrucción. Son integrados o destruidos por su propio beneficio. A este paradigma del descubrimiento imperial, basado en la violencia civilizatoria de Occidente, contrapone Las Casas su lucha por la liberación y la emancipación de los pueblos indios, a quienes consideraba seres racionales y libres, dotados de cultura e instituciones propias, con quienes la única relación legitima era el diálogo constructivo sustentado en razones persuasivas “suavemente atractivas y exhortativas de la voluntad”... Pero aún con el brillo de Las Casas fue el paradigma de Sepúlveda el que prevaleció porque era el único compatible con las necesidades del nuevo sistema mundial capitalista centrado en Europa.” (2)
Y desde ellos hasta hoy sigue el mismo debate, ahora entre la Izquierda “inteligente y racional” y la Izquierda de los “tontos e infantiles”, en palabras de Rafael Correa. Todo esto nos lleva a la conclusión de que los pueblos ancestrales vivientes (“Andes Profundos” o cuarto mundo) y sobrevivientes (“Andes colonizados” o tercer mundo) deben manejarse prudentemente con las Izquierdas, que podrían disminuir su pobreza económica pero al mismo tiempo con sus propias formas culturales (“comunidades y escuelas del milenio”), para terminar como parias del eurocentrismo piramidal como lo son actualmente los “indios civilizados” (mestizos) y demás pobladores. Siendo ese el momento crucial que vive los Andes, en particular Ecuador y Bolivia con sus gobiernos “progresistas”, en que utilizando parafernalias indígenas están desnaturalizando todo lo originario.
En resumen, “Si con la modernidad podemos hablar de la progresiva conquista semiótica de la vida social y cultural, hoy esta conquista se ha extendido al corazón mismo de la naturaleza y la vida” (8) en todas sus facetas.

Piramidalismo eurocentrista y espiralidad andina
Para tener mayor claridad es importante saber si existen o no diferencias entre el sumak kawsay y el socialismo, o en palabras de García Linera: “Indianismo y marxismo, el desencuentro de dos razones revolucionarias”. Para ello es fundamental ir al marco conceptual o paraguas en el que están sostenidos uno y otro, esto es la Conciencia Andina y la Cosmovisión Occidental, respectivamente. No decimos “cosmovisión andina” como se ha dicho en varios círculos, pues consideramos que la cultura y filosofía andina están abrazadas en la correlación entre la razón (sophia) y el sentir (philo), muy diferente a Occidente sostenida únicamente en el logos, y en la que el cosmos es un ente rígido y mecánico. Por lo que cosmovisión es una visión mecanicista y materialista de la vida, y por ende contradictorio con la filosofía andina que es multiversa, transdimensional y vitalista, es decir, conciencial.
Desde el arquetipo andino estamos en un mundo inteligente, vivo y consciente (hilozoísmo), y no en un mundo inerte, causal, progresista y evolucionista como plantea la visión occidental (mecanicista – materialista). O en un mundo quántico – relativista y no en uno newtoniano-cartesiano, de ahí que preferimos hablar de Conciencia Andina. Y cuando hablamos de filosofía, nos inscribimos en las visiones primigenias cuando filosofía era “amar sabiendo” pero que luego devendría en logos puro desde Parménides hasta el clímax fundamentalista del racionalismo de nuestros días.
El reductivismo del pensamiento racionalista tiene sus primeros brotes hace 5000 años a partir de la revolución patriarcal que se produce en la antigua Mesopotamia por parte de los patriarcas, y que conducirá a la extinción paulatina del milenario sistema matricial de por lo menos 40.000 años de existencia en Europa y el Cercano Oriente. Proceso en el cual se fue perfeccionando la ablación del hemisferio derecho y de todo lo femenino representado en todo aquello ligado a las diosas, la mujer, la naturaleza, la sexualidad, la corporalidad, la afectividad, la sensibilidad, lo heterogéneo, la vida, etc. (espiralidad). Y que implicó el sobredimensionamiento de lo masculino, la razón, la verticalidad, la separación, la jerarquización, la homogenización, etc. (piramidalismo).
Alcanzando su plena estructuración en Grecia hace 2500 años a través de los denominados “clásicos” Sócrates, Platón y Aristóteles. Ellos serían los personajes más importantes y que darían fundamento a lo que posteriormente se llamaría la civilización. Calificado éste como un estadio superior a la barbarie y al salvajismo que representaba todo lo matricial de Europa y de los “otros”, es decir, del resto del mundo. “Esta es una construcción eurocéntrica, que piensa y organiza la totalidad del tiempo y el espacio, a toda la humanidad, a partir de su propia experiencia, colocando su especificidad histórico-cultural como patrón de referencia superior y universal.” (8)
Todos aquellos pueblos que funcionaban armónicamente con sus dos hemisferios cerebrales, con el pensar y el sentir o el “emocionar” (como dice H. Maturana) en el continuum de la naturaleza y teniendo como principio base a la “unión de los opuestos”, pasaron a ser considerados primitivos, atrasados, arcaicos… modernamente devenidos en subdesarrollados, tercermundistas, lentos, etc. Este proceso que tiene un pequeño punto de partida en el cercano oriente lograría imponerse en el mundo entero, y a la fecha actual logrando casi exterminar a los pueblos matriciales vivientes (cuarto mundo). Pero al mismo tiempo, encontrándonos frente a una revolución alter-nativa con el despertar en el mundo entero (incluido Occidente) de la filosofía relacional o la interrelacionalidad entre el principio masculino y femenino de vida. Todavía más, cuando “los conocimientos “modérnicos” son limitados para iluminar caminos ante la crisis social, ecológica, y cultural actual y, por el otro, que los conocimientos “pachamámicos” son vitales para ello.” (4) 
Gerda Lerner en su libro “La Creación del Patriarcado” y Marija Gimbutas en el “Lenguaje de la Diosa”, son las más claras exponentes de cómo se dio el proceso de fragmentación y amputación del sistema matricial en Europa. Anotan que hasta hace 5000 años los pueblos europeos todavía funcionaban dentro del arquetipo matrístico y que en un proceso de 2000 años se produjo paulatinamente su transformación. En este sentido, los Jonios hace 3000 años en la antigua Turquía y Grecia serían los últimos guardianes del “saber-amar”, hasta que el extremismo patriarcal racionalista con el Buen Vivir aristotélico terminó de imponerse y con ello separarse aún más de la naturaleza, es decir de la vida, para posteriormente expandirlo a toda Europa y de ahí a todo el mundo. “La ruptura ontológica entre la razón y el mundo quiere decir que el mundo ya no es un orden significativo, está expresamente muerto. La comprensión del mundo ya no es un asunto de estar en sintonía con el cosmos, como lo era para los pensadores griegos clásicos… El mundo se convirtió en lo que es para los ciudadanos el mundo moderno, un mecanismo despiritualizado que puede ser captado por los conceptos y representaciones construidas por la razón” (8)
En otras palabras, será el monismo (el dios único de Abraham) el que se impondrá en todo el planeta y gobernará estos últimos 2500 años hasta casi exterminar la concepción animista de relacionalidad complementaria. Se produce el adormecimiento de la milenaria tetrádica griega (tetractis) por la dialéctica aristotélica, en la que ya no es la realidad de la naturaleza y la naturaleza de la realidad lo que marca la manera de concebir la vida y de construir el mundo, sino son las ideas y las teorías de la mente dictatorial las que establecen cuál es la “realidad”. Teoría que alcanza su clímax a través de su máxima: pienso luego existo (cogito ergo sum), muy diferente al principio andino de vivimos luego existimos (vivimus ergo sumus). Descartes vendra a ser el máximo exponente de este proceso de 3000 años, con su cúspide en el renacimiento. “Esta total separación entre mente y cuerpo dejó al mundo y al cuerpo vacío de significado y subjetivizó radicalmente a la mente. Esta subjetivación de la mente, esta radical separación entre mente y mundo, colocó a los seres humanos en una posición externa al cuerpo y al mundo, con una postura instrumental hacia ellos.” (8)
Desde Parménides, pasando por Hegel hasta Marx, la incansable e insaciable lucha entre dos fuerzas, desde la metáfora de la parábola platónica de la “carroza alada” hasta la “lucha como motor de la historia” (Izquierda) y del mercado competitivo (Derecha). Será esta concepción dicotómica con sus dos variables pero dentro del mismo sistema monoico de nacimiento, las que se impondrán en el mundo con la globalización eurocentrista, y su proyecto de construir el “sistema-mundo-nación”. Ya no se trata solamente de construir un solo “sistema-mundo” económico, sino de construir una sola nación universal con un solo gobierno (Club Bilderberg) aunque con diferentes Estados pero todos ellos de tipo occidental.
Desde aquellos mitos fundantes se conducira la civilización occidental y su deseo de piramidalización mundial, a través de la invasión, la conquista y la imposición abierta (dictadura) o la solapada (democracia). “En este campo puede decirse que Occidente no ha carecido de imaginación. Entre estas estrategias podemos mencionar la guerra, la esclavitud, el genocidio, el racismo, la descalificación, la transformación del otro en objeto o recurso natural y una vasta sucesión de mecanismos de imposición económica (tributos, colonialismo, neocolonialismo y por último globalización neoliberal), de imposición política (cruzadas, imperio, estado colonial, dictadura y por último democracia) y de imposición cultural (epistemicidio, misiones, asimilación y finalmente industrias culturales y cultura de masas).” (2)
En resumen, de la inclusión como forma de vida por miles de años, a la exclusión entre lo patriarcal y lo matricial por 2000 años, y de ahí a la exclusión en sí mismo como modo de vida en estos últimos 3000 años. A medida que se fue consolidando el sistema de exclusión, se produjeron al interior diferentes y nuevos subsistemas dualistas, envueltos en distintas variaciones dialécticas desde el mecanicismo y el vitalismo hasta las denominaciones de Derecha e Izquierda en nuestro tiempo. La resistencia dentro del nuevo sistema de exclusión se dará, ya no entre la razón (masculino-piramidal-separatista) y lo sensitivo (femenino-espiralado-complementariedad) sino entre la razón de Derecha (liberalismo-positivismo) y la razón de Izquierda (materialismo-cientificismo), y en la que el sentir-feminidad-afecto-naturaleza-etnias quedan relegados a segundo plano y más bien, se convierten en asiento o base para la piramidalización del sistema patriarcal. O en las cuatro razones que identifica Boaventura de Sousa Santos: “la razón impotente, aquella que no se ejerce porque piensa que nada puede hacer contra una necesidad concebida como exterior a ella misma; la razón arrogante, que no siente la necesidad de ejercerse porque se imagina incondicionalmente libre y, por consiguiente, libre de la necesidad de demostrar su propia libertad; la razón metonímica, que se reivindica como la única forma de racionalidad y, por consiguiente, no se dedica a descubrir otros tipos de racionalidad o, si lo hace, es sólo para convertirlas en materia prima; y la razón proléptica, que no tiende a pensar el futuro porque juzga que lo sabe todo de él y lo concibe como una superación lineal, automática e infinita del presente.” (2)
Así hasta nuestros días, cuando se da un “giro copernicano” con el ecologismo, el feminismo, el culturalismo, pero fundamentalmente con el etnicismo -en particular el andino- al cuestionar profundamente al dualismo sustantivista y su teoría universal para todos los pueblos del planeta. Si bien, algunas de estas posiciones son anti-patriarcalistas y anti-eurocéntricas, pero no van más allá de lo civilizatorio y del primermundismo. Siendo el “vitalismo complementario” la ruptura mayor, en que además de lo señalado cuestionan al laicismo, al antropocentrismo y al reduccionismo, pues tiene una concepción relacional, holística y espiritual aunque no religiosa, en la que al mismo tiempo reivindica al mito y a la magia desde una conciencia arquetípica jungniana y quántica-relativista.
La mayoría de estas nuevas tendencias cuestionan al dualismo político pero no al dualismo en sí mismo, ponen distancia con la explotación pero no con el capitalismo como tal, quedando en algunos casos en un “capitalismo verde”. Lo cual ha provocado el surgimiento de un eco-socialismo, entre quienes crean una mixtura roja y verde -aunque sigue siendo dualista y sustantivista-, y cuyo propósito es renovarse y actualizarse para mantenerse en la acción política. Tendencia ésta, que cuestiona al capitalismo y se declaran ecologista pero que tampoco rebasan los valores civilizatorios y lineales, por eso abogan por una nueva civilización. Así dicen: “Las reformas parciales son completamente insuficientes: es necesario reemplazar la micro-racionalidad de la ganancia por una macroracionalidad social y ecológica, lo que requiere un cambio real de civilización.”(6)
De ahí, que algunos hablan de crisis civilizatoria (Lander) o de civilización (Houtart), cuando es la crisis de la civilización como tal, y la única civilización es la occidental (pleonasmo) pues la logocracia es exclusivamente eurocéntrica. (Para diferenciarlo estamos utilizando los términos civilcéntrica y/o civilizacionista, que tienen como centro a lo urbano y al ciudadano). Ni siquiera Japón o China, que son países capitalistas son logolátricos, pues sigue subsistiendo el animismo y el culturalismo dentro de estos pueblos. La civilización -como así mismo el feudalismo- son un fenómeno exclusivo de Europa, ya que no surgieron en ninguna otra parte del mundo. Por lo que no se trata de crear otra civilización, ni siquiera anti-logolátrica sino de una trans-civilización (más allá), la misma que debería ser un sistema vital cultural en el sentido de crianza de la vida (matricial).
Occidente no solo que se ha transformado en fundamentalista del logos sino que ha devenido en acultural (unkultur) por su extremismo racionalista. Lo único que sobrevive como cultural en el “norte” son ciertas expresiones artísticas, pero la cultura como sistema de vida ha desaparecido para ser pura civilis y polis, es decir, total urbanismo mecanicista jerarquizado. Entendiendo a la cultura en el continuum de la naturaleza, y a la civilización en la separación y división con la naturaleza (modernidad). Para esta última, “La premisa organizadora era la creencia en el papel de la modernidad como la única fuerza capaz de destruir las supersticiones y relaciones arcaicas, a cualquier costo social, cultural o político. La industrialización y la urbanización eran vistas como inevitables y necesarias rutas progresivas a la modernización.” (8)
El paradigma eurocéntrico -se llame Derecha o Izquierda-se sigue auto-considerando como el punto de referencia de lo adelantado, mejor, superior, eficiente, y todo paradigma de fuera del “norte” es valorado en cuánto se acerque o se aleje a sus valores de vida, y de acuerdo a ello sus cánones de aceptación y estimación. Los paradigmas y arquetipos no-occidentales deben guardar una rigurosa razón instrumental para que les sea dado un pequeño gesto de apertura, por quienes tienen las medidas y las categorías de lo correcto, racional, justo, real... en la misma dimensión como lo decía Hegel: «todo lo que es real es racional, y todo lo que es racional es real».
El pensamiento del “sur” sigue siendo visto despectivamente por la academia bipolar -a pesar de la decadencia y el agotamiento del primer mundo-, en cuanto sigue considerándolos postulados románticos, idealistas, folclóricos, idílicos, incompletos, empíricos. Incluso calificándolos de retrógrados, en la supuesta idea de que estos planteamientos están proponiendo “regresar al atraso” o la “edad de piedra”, como señalaba un despistado de mala fe. Pero lo cierto, es que muchas voces del primer mundo hablan de “regresar a la naturaleza”.
El haberse salido Occidente de la forma de vida en el continuum de la naturaleza o conciencia interrelacional para generar la crisis total de hoy en día, y el planteamiento de retomar aquel estilo no dualista ni hegemónico para sanar la descomposición creada por el primer mundo, no significa regresar al pasado social como una especie de apocatástasis, sino que se vuelva a vivir en el presente dentro de los principios y modelos de la naturaleza si queremos sobrevivir como especie. Haber perdido la brújula natural para caminar a tientas según los designios del ego dictatorial y de la mente empírica, para ahora plantear caminar con la sabiduría de la naturaleza, es decir conscientemente con la vida, no significa “volver al atraso” (además de que el atraso fue otro) sino recuperar el camino de la naturaleza inteligente para en humildad y en respeto re-aprender a convivir con ella, en una forma armónica y complementaria. La diferencia está en que “La muerte de la naturaleza es suicidio colectivo de la humanidad, y sin embargo la cultura moderna que se globaliza nada aprende del respeto a la Naturaleza de las otras culturas, aparentemente más “primitivas” o “atrasadas”, según parámetros desarrollistas”. (9)
Posición y actitud de la que la Izquierda del “sur” no está exenta, pues se maneja dentro de las mismas categorías cartesianas del “norte”. Es decir, hay una Izquierda que cuestiona a la Derecha pero que sigue jugando en la misma cancha logocrática, y que no le interesa abrirse a otras canchas que juegan dentro de otros parámetros, conciencias y modalidades. En este sentido, la Izquierda -en general- sigue siendo empírica, reductivista, extremista, por ende patriarcalista y civilizacionista hasta los tuétanos, y que sigue despreciando lo sensitivo, lo femenino, lo vital, lo espiritual, lo afectivo, lo ritual, y toda expresión multiversa y relacional. Han perdido todo lo matricial, por eso solo ven dinero, economía, eficiencia, excelencia (actitud “anal” diría Jung), y no se dan cuenta del costo ambiental, cultural, étnico, humano. El valor es la bolsa de valores y la naturaleza es solo mecanismo para elevar las virtudes (vir=varón) y los valores consumistas del hombre desarrollado y progresado, es decir, primer mundista.
“Primero está el hombre y luego la naturaleza” -dicen la mayoría de Izquierdas-, pero de qué va a vivir el hombre cuando se acabe la naturaleza. ¿Quién sostiene al ser humano: la naturaleza o el hombre? Para la visión ego-antropocéntrica el hombre es medida de todas las cosas (Kant), y para los tecnócratas y cientificistas modernos es lo mismo (antropomorfismo). Creer que la ciencia y la tecnología es la salvación, es la actitud necrófila de la modernidad que ha llegado a la decadencia senil, creyendo que el problema humano es tecnológico cuando es conciencial.
En España el 30% de la población son esclavos del twiter y hacen el amor junto a ella para “no perderse nada”. En Japón un 46% de las mujeres entre 16 y 24 años no están interesadas en, o detestan, el contacto sexual. Muchas mujeres consideran el contacto físico repugnante. Más del 25% de los hombres se sienten igual. El Instituto de Población y Seguro Social de Japón informa que 90% de las mujeres jóvenes piensan que seguir solteras es preferible a lo que se imaginan será el matrimonio. Las relaciones a largo plazo y el contacto humano están siendo reemplazados por una gratificación instantánea como el sexo casual o apareamiento corto, la pornografía en internet, las "novias" virtuales y las caricaturas anime. Esta abstinencia puede también llegar a extremos patológicos de reclusión como son los hikikomori o "encerrados" que casi no ponen un pie afuera, los otaku o "geeks-desadaptados" y los shingurus o "solteros parásitos" - la mayoría de quienes entran en esta categoría son hombres mayores de 30 años que aún viven con sus padres.
En  Australia, según NSW se establece que los niños carecen de las habilidades fundamentales de movilidad debido a la vida sedentaria que tienen. Apenas un 2 % de alumnos son capaces de cumplir con carreras, saltos verticales y horizontales. En Gran Bretaña, la mitad de los menores de 7 años no llega a los mínimos recomendados de movimientos de 1 hora, los pequeños pasan 7 horas al día en actividades sedentarias, según la revista BMJ Open. “El excesivo sedentarismo de los niños occidentales trae de cabeza a los especialistas en salud, que ven cada vez más cerca un futuro ligado estrechamente a las enfermedades cardiovasculares”. (Revista La familia 27-10-13)
¿Cuál y dónde está la pobreza? La pobreza es la idiotez? Lo cierto, es que ya ha llegado la generación de idiotas de la que hablaba Einstein, cuando decía: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de idiotas.”
Como vemos, lo que gobierna este mundo es la miopía terrorista del consumismo hedonista (homo consumus), lo que les ha llevado a perder la conciencia total, integral, sensible, amorosa para quedar esclavos de la parte y del extremismo materialista. Las Izquierdas deberían escuchar a Leonardo Boff, cuando dice que la “visión holística y sistémica necesitamos hacerla hoy hegemónica en nuestra lectura de la realidad. En caso contrario, quedamos rehenes de visiones fragmentadas que pierden el horizonte del todo. En esta diligencia Jung es un interlocutor privilegiado, particularmente en el rescate de la razón sensible.” Como vemos la Izquierda no propende a un cambio estructural y fundacional sino a un cambio dentro del mismo paradigma logocrático, es decir, pasar de un lado (Derecha) al otro (Izquierda). Eso es todo, por ende el piramidalismo sigue intacto y no hay un cambio de matriz constitutiva y fundacional sino solo un cambio de “matriz productiva”, como ahora quiere la Izquierda y está de acuerdo la Derecha.
Si bien los eco-socialistas ponen distancia con el productivismo de Marx y con el anticapitalismo ecologista, se esfuerzan por recrear un marxismo ecológico por demás inexistente en Marx y su visión de oposición entre el desarrollo de las fuerzas de la producción con las relaciones de producción. Argumentan que el cuestionamiento de Marx al capitalismo y su acumulación progresiva e indefinida, es ya una actitud ecologista. Estos eco-marxistas bajo el argumento de que los ecologistas no cuestionan al capitalismo o de que sus alternativas no son reales y prácticas para salir del capitalismo, se esfuerzan por hacer de Marx un rojo con lentes verdes. Lo cual, de alguna manera es meritorio aunque nada raigal, que sería lo deseable. Se han dejado tocar por el ecologismo aunque obligados ante las reacciones de la naturaleza, sino seguirían con su mismo discurso productivista del desarrollo de los medios de producción.
Pero en lo que si no han cambiado para nada es en su posición materialista (recursos naturales) y economicista (crecimiento económico). En esto, tanto el positivismo y el liberalismo como el marxismo aúnan por un mundo objetivista, materialista, hedonista y consumista. Por otra parte, el ecologismo se ha convertido hoy en un gran negocio y es aceptado dependiendo de los réditos económicos (crecimiento privado o estatal) que hayan de por medio. Todo ello en relación al beneficio que obtiene y gana el hombre y no la naturaleza en sí mismo (antropo-androcentrismo de Derecha e Izquierda). El hombre es el fin, no es la naturaleza el principio y el todo, siguen sin entender que el ser humano es naturaleza y una parte de ella.
Pero habrá que tener esperanza de que están cambiando, así cuando señalan: “En otros términos, una economía de transición al socialismo, «re-ajustada» (como diría Karl Polanyi) en el medio ambiente social y natural, porque está fundada en la opción democrática de prioridades e inversiones decididas por la población —y no por leyes del mercado o por un politburó omnisciente.” (6) Sin embargo el camino todavía es largo, ya que su posición ecologista no es de conciencia sino más bien coyuntural, más como un nuevo elemento de acción política contra el capitalismo que por ir más allá del piramidalismo antropocéntrico. Simplemente el ecologismo les ha dado más elementos para tratar de resucitar al marxismo, ya que por sí mismo no podía sostenerse ante el fracaso de la teoría “progresista” de las fuerzas productivas y de la historia “evolucionista” de Marx, todas las cuales tienen un marcado carácter antropocéntrico.
Es decir, han devenido en marxistas verdes pero siguen interpretando únicamente desde el materialismo dialéctico o racionalidad sustantiva, pero nada desde las ontologías relacionales como el biocentrismo o el vitalismo. En el fondo, los materialistas dialécticos siguen mirando de arriba hacia abajo a los otros conocimientos, no pueden mirar al mismo nivel y peor ser capaces de ponerse abajo para en humildad dejarse tocar por el “sur” y ver si es posible guiarse por las epistemologías del cuarto mundo. El primer mundo es lo más alto y lo más desarrollado que hay en la humanidad, todo lo que representa al cuarto mundo es atraso, descontextualizado, local, simplista, esencialista, etc.
En este sentido, Izquierdas y Derechas no se oponen, pues consideran que todos deben avanzar al primer mundo para ser y tener como ellos, solo tratando de no reproducir sus errores. Ellos son el punto de llegada, aunque evitando no caer en sus excesos. “Las sociedades occidentales modernas constituyen la imagen de futuro para el resto del mundo, el modo de vida al cual éste llegaría naturalmente si no fuese por los obstáculos representados por su composición racial inadecuada, su cultura arcaica o tradicional, sus prejuicios mágico religiosos.” (8)
La apertura que ha tenido cierta Izquierda hacia lo indígena lo llaman últimamente interculturalidad, cuando en el fondo es el mismo multiculturalismo que utiliza la cooptación de las “minorías atrasadas” a su proyecto civilizatorio, o la integración al occidentalismo  entendido como único camino de salvación y que implica la incorporación a la retaguardia del primer mundo. La Izquierda cuando habla de “independencia” o de “segunda independencia” tan solo se refiere a lo económico, y no hay absoluta mención a una “independencia” filosófica y epistemológica del eurocentrismo. La Izquierda no tiene como propósito o proyecto el “andinizar” o “indianizar” todo el territorio, con el propósito de des-eurocentrizar los Andes. Como de igual manera sería para la Izquierda europea el de des-occidentalizar Europa y demás periferias, y así en todo el mundo. Cuando hablan de descolonización la Izquierda progresista es tan solo a nivel cultural-artístico, cuando lo fundamental es a nivel ontológico y axiológico para generar un equilibrio cognoscitivo con la occidentalidad.
En palabras ligeras, los marxistas tan solo quieren ser nuevos ricos, que todos vivamos como el primer mundo, solo que más sustentablemente, nada más. Sin entender que a la final es la misma trampa, en la que “El desarrollo sustentable es el mayor logro en este arte del rejuvenecimiento de las viejas lunas. Se trata de un bricolaje conceptual que quiere cambiar las palabras a falta de cambiar las cosas, una monstruosidad verbal por su antinomia mistificadora. Lo “sustentable” es lo que permite que sobreviva el concepto.” (10) Si al menos fuera sustentable, en el sentido de reposición, retribución, compensación -a nivel material y ritual-simbólico (energético)- sería más aceptable. “Todo esto implica para los marxistas una revisión crítica profunda de su concepción tradicional de las «fuerzas productivas», así como una ruptura radical con la ideología del progreso lineal y con el paradigma tecnológico y económico de la civilización industrial moderna.” (6)
El fracaso del “socialismo real”
De lo anotado hasta aquí, nos viene la pregunta: ¿Las izquierdas habrán aprendido del fracaso del “socialismo real”? Esa es la gran pregunta que todos deberíamos hacernos, especialmente quienes siguen enarbolando al socialismo como sistema a construir. Del capitalismo no hay nada qué preguntar, pues su fracaso está demostrado ampliamente aunque haya quienes quieran salvarlo con capitalismos verdes, humanistas, populares, cristianos…, sin que falten los que siguen sosteniendo el “fin de la historia”.
En todo caso, hasta ahora todos los experimentos socialistas en el mundo entero han quedado en utopías teóricas. El último fracaso ha sido el de los países comunistas de capitalismo de Estado o estatistas (China, Cuba), hecho que lo reconoce una buena parte de las Izquierdas. Y ahora estamos viviendo la experiencia de los gobiernos “progresistas” de América Latina y sus experimentos: “socialismo del siglo XXI”, “socialismo del buen vivir”, “socialismo comunitario”, “socialismo democrático”. Y de otra parte, el resurgimiento teórico de marxistas verdes y socialistas ecologistas, mas obligados por las circunstancias ambientales alarmantes que por convicciones políticas legendarias. En el caso de las corrientes “progresistas” actualmente en el poder, de lo que podemos constatar hasta este momento será otro nuevo fracaso, lo que nos lleva a la conclusión de que las Izquierdas no han aprendido de sus tropiezos y se siguen dando con la misma piedra.
Y por qué está fracasando actualmente la “nueva izquierda”? Ante todo por su continua posición eurocentrista, civilcéntrica y patriarcalista, es decir por su permanente “exterioridad” a pesar de estar “adentro” de los Andes. Si la Izquierda europea ha fracasado por su repetido dualismo, no se diga la Izquierda andina. Mientras la Izquierda en todo el mundo no se desprenda del piramidalismo inmanente fracasará rotundamente, como lo ha demostrado la experiencia mundial de todos los gobiernos de Izquierda. Si solo quieren salir del capitalismo y no de la “violencia epistemológica” del primermundismo, solo será darse golpes de pecho para continuar en la misma raíz, que luego recreará nuevas ramas -en apariencia diferentes- pero que tan solo son modernas representaciones de la misma occidentalidad antropocentrista y desarrollista.
“Las sociedades animistas, por ejemplo, no comparten la creencia sobre el dominio de la naturaleza. La idea de desarrollo carece completamente de sentido y las prácticas que la acompañan son totalmente imposibles de pensar y de llevar a cabo por impensables y prohibidas. Esos valores occidentales son justamente los que hay que cuestionar para encontrar una solución a los problemas del mundo contemporáneo y evitar las catástrofes a que nos va a llevar la economía mundial. El desarrollo ha sido una gran empresa paternalista (“los países ricos garantizan el despegue de los menos avanzados”) que ha ocupado aproximadamente el período de los “treinta años gloriosos” (1945-1975). Conjugado transitivamente, el concepto forma parte de la ingeniería social de los expertos internacionales. Siempre eran los otros a quienes había que desarrollar. Y todo esto ha fallado.” (10)
En el fondo, la mayoría de las Izquierdas siguen con la misma visión materialista, economicista, productivista y cientificista del “socialismo real”, es decir del piramidalismo como tal, cuando continúan vanagloriando al cientificismo a través de la actual “revolución digital” como antes Marx alababa la “revolución industrial”. Siguen sin darse cuenta de los costos ambientales que ello traería, y que con la tecnociencia de nuestro tiempo la situación se ha vuelto alarmante, pero a pesar de ello siguen en el mismo propósito bajo el argumento de “salir de la pobreza”. “Por su dinámica expansiva, el capital pone en peligro o destruye sus propias condiciones, empezando por el medioambiente natural —una posibilidad que Marx no había tenido suficientemente en consideración”. (6)
Reconocemos que era muy difícil para la época de Marx darse cuenta del costo ambiental pero para la Izquierda actual es inadmisible. Es increíble –por decir lo menos- que sigan creyendo que la tecnología y la ciencia objetivista “no nos va a resolver todos los problemas, pero sí nos va resolver muchos de ellos” (Correa). En Marx es justificable pero en los marxistas actuales es aberrante. Definitivamente estas Izquierdas no han aprendido de los fracasos del “socialismo burocrático” y más bien  ahora están perfeccionado el capitalismo de izquierda del siglo XXI.
En cuanto al economicismo, las Izquierdas –en general- solo ponen énfasis con el capitalismo en cuanto sistema económico, sin tomar en consideración que vivimos en un “sistema-mundo” piramidalista: patriarcalista – eurocéntrico – civilizatorio – antropocéntrico – capitalista - desarrollista, uno de cuyos ejes es la economía y no necesariamente el principal, y para que haya un cambio profundo éste debe ser integral, aplicando acciones interseccionales e intersectoriales. Todo esto obedece a que la Izquierda surge en Europa y se inscribe dentro de los mismos mitos fundantes de la denominada civilización occidental, cuestionando tan solo al capitalismo pero no al arquetipo que la ha creado y que le sostiene. Ese paradigma es el patriarcalismo, que a su vez creó la monarquía, para luego solidificarse en la civilización, y para finalmente consolidarse con el capitalismo, todo lo cual constituye el actual primer mundismo o eurocentrismo.
Es decir, el capitalismo es la máxima expresión del patriarcalismo subyacente, o dicho de otra manera, el patriarcalismo se ha ido perfeccionando y consolidando en un proceso de 5000 años hasta denominarse actualmente capitalismo primer mundista. Por ende, el actual paradigma del desarrollo es una rama del capitalismo, cuyo tronco es la civilización y su raíz es el patriarcalismo. A estas partes y proceso configurativo, es que nosotros le denominamos piramidalismo. Fenómeno que ha sido obviado y minimizado por la casi totalidad de la intelectualidad, tan solo cuestionando al capitalismo y muy superficialmente a las anteriores etapas y en forma separada o aislada. De ahí que la Izquierda no se ha constituido en una ruptura profunda con la Derecha, solo superficialmente.
Combatir a una de las ramas u hojas, es seguir dentro del mismo esquema del sistema monoico y por ende que no existan transformaciones totales e integrales. Como dice Ramón Grosfoguel: “El socialismo del siglo XX entendía que resolviendo lo económico se resolvía lo demás, y no resolvieron lo demás ni lo económico, porque organizarse o luchar contra el capital reproduciendo racismo, sexismo, eurocentrismo, cristianocentrismo, cartesianismo y todos los problemas de esta civilización, es terminar corrompiendo la lucha contra el capital, y haciendo capitalismo de Estado. Incluso se produjo la construcción de un imperio, el imperio soviético, que practicó un imperialismo hacia su periferia y terminó al final con los obreros levantándose contra el supuesto Estado obrero.” (Periódico Diagonal 01/04/13)
En cuanto al productivismo, la creencia de que el desarrollo de la tecnología, el crecimiento de los servicios, y el desarrollo ilimitado de los recursos, conducen a salir del capitalismo es otro eufemismo. Cualquier forma de crecimiento y de progreso no conducen a debilitar al capitalismo sino a fortalecerlo, además de que por otro lado estamos dentro de un planeta finito y limitado. Todo crecimiento tenderá a ser concentrado por los grupos de poder o por el Partido único o el Estado distribuidor y cuyos recursos en última instancia terminan en su gran mayoría en los mismos grupos de poder constituidos.
Algunos modernos eco-socialistas argumentan que al marxismo solo hay que quitarle el componente del productivismo y agregarle el ecológico para que sea una vía alternativa al capitalismo. Así, según Michael Löwy, “el ecosocialismo es una corriente de pensamiento y de acción ecológica que hace suyos los logros fundamentales del marxismo, mientras que se deshace de su escoria productivista. Para los ecosocialistas, la lógica del mercado y de la ganancia […] es incompatible con las exigencias de salvaguardia del ambiente natural.” (6) Pero como acabamos de ver no es suficiente el ingrediente ecológico sino una acción interseccional en todo el piramidalismo configurado. No por partes ni en forma progresiva sino en forma integral y ampliatoria.
Si bien, en el discurso de los eco-socialistas es importante el ambientalismo, para la “Nueva Izquierda” actualmente en el poder la ecología es pura retórica. Así por ejemplo, dicen: “Entonces la cuestión fundamental no es saber si se debe seguir o no explotando estos recursos naturales, sino intentar conciliar las exigencias ambientales con el crecimiento económico necesario para garantizar la cobertura de los servicios públicos básicos en el territorio y para transformar el país.” (5) O en palabras de Álvaro García Linera, “Vivir Bien” es “manejar la tensión entre la protección de la naturaleza y el desarrollo productivo” (explotación y extracción de recursos naturales y materias primas destinadas a la exportación) con el fin de “generar recursos públicos que garanticen a la población las condiciones básicas mínimas”. (11)
En estos ejemplos podemos ver más claramente que el ecologismo en esta Izquierda es algo superficial (“cosmético”) y por ende no está interiorizado. No se han zafado de su deriva instrumentalista y solo le han coloreado de verde al productivismo objetivista. Es decir, es el continuum retórico materialista y escatológico de la vida, y su visión cosificadora (res extensa) y necrófila de la naturaleza. Los socialistas se siguen sintiendo fuera de la naturaleza, no entienden que son parte de ella. Y por otro lado, siguen concibiendo a la naturaleza solo como un objeto a explotar sosteniblemente al servicio del hombre con el propósito de distribuirlo más equitativamente. Por ejemplo: “Si el capitalismo tiene como principios de base la producción y el consumo para llegar a la felicidad, el socialismo se diferencia de él tomando en cuenta la distribución equitativa de estas riquezas.” (5)  Como vemos, el asunto para la Izquierda instrumentalista es solo cuestión de distribución o redistribución de la riqueza, por tanto siguen distanciados y alejados de la integralidad de la vida, al menospreciar la sacralidad de la naturaleza, su condición de ser inteligente, y su cualidad de conciencia de vida, que no son “solo atributo de los humanos como nos lo dicen algunos biólogos de la complejidad” (4).
Es decir, los neo-marxistas en general se han vuelto teóricamente verdes pero siguen siendo ego-antropocentristas, desarrollistas unidireccionales y des-vitalistas, con lo cual no hay un cambio en el tipo de concepción de la naturaleza y por ende en su relación con ella. Sigue siendo una relación económica y política, mas no familiar, biológica, emocional, espiritual, homeostática, como la tiene el mundo indígena en toda la Madre Tierra, incluida la antigua Europa matricial. Concepción, que implica otra forma de relacionalidad, de correlación, de mutualidad, de sinergias, de entropías, de simbiosis, para desembocar en otro tipo de vida y por ende de política, economía, sociedad, etc. Una eco-nomía de tipo mutualista (ayuda mutua) al servicio de mantener la armonía y el equilibrio entre todas las variables constituyentes de la vida humana y natural, que a la final son lo mismo. Para el mundo andino no puede haber una diástasis entre eco-nomía y eco-logía, “Así, el “vivir bien” en el sentido andino (en contraste a la “buena vida” occidental) no puede ser separado de las dimensiones de la espiritualidad, religión, ecología, economía, política, ética y ritualidad y restringido a la Lebenswelt de cada individuo y su “calidad de vida” personal.” (1)
A este momento, tómese en cuenta la diferencia que hay entre el léxico del sumak kawsay y el de la Izquierda, y por el contrario las terminologías similares de la Derecha e Izquierda, en que tan solo se diferencian por los apellidos: desarrollo nacional-desarrollo local comunitario, crecimiento ilimitado-crecimiento sostenible, democracia representativa-democracia participativa, libertad de mercado-libertad de expresión, etc. “Ponerle un adjetivo no significa cuestionar realmente la acumulación capitalista sino, como mucho, añadir un aspecto social o una componente ecológica al crecimiento económico, como se le pudo añadir antaño una dimensión cultural.” (10)
Entonces, lo que se hace necesario es otra forma de relacionalidad en la que las relaciones con la naturaleza no sean vistas como relaciones de producción, de fuerzas productivas, de recursos naturales, sino de relaciones inter-vitales (fuentes de vida) entre seres sistémicos con equitativas constituciones y equivalentes coparticipaciones. Tanto para Smith como para Marx la naturaleza es solo “medio de producción”, pues solo el “trabajo” genera valor y es posible la “humanización” de la naturaleza para su servicio. No tiene valor en sí mismo la naturaleza, solo es valor el producto que se extrae de la naturaleza. Así “Transformada en recurso, la naturaleza no tiene otra lógica que la de ser explotada hasta la extenuación. Separada del hombre y de la sociedad, no es posible pensar en interacciones mutuas. Esa segregación no permite formular equilibrios ni límites y por eso la ecología sólo puede afirmarse a través de la crisis ecológica… No es casualidad que al final del milenio buena parte de la biodiversidad del planeta se encuentre en los territorios de los pueblos indios. Para ellos, la naturaleza nunca fue un recurso natural, fue siempre parte de su propia naturaleza como pueblos indios y, en consecuencia, la preservaron preservándose siempre que pudieron escapar de la destrucción occidental.” (2)
Esto debe llevarnos a entender que estamos y somos parte de un gran organismo vivo, que cada ser humano es una célula de ese Gran Ser y que si re-aprendemos a ser parte de ella, podremos convivir en un mundo de seres inteligentes dentro de un sistema armónico-complementario. Con lo cual hablaríamos del renacimiento de Heráclito, los jonios, los egipcios y demás pueblos vitalistas y matriciales de Occidente, en complementación con las culturas animistas y vitalistas vivientes y sobrevivientes del mundo entero.
Por otra parte, para los socialistas democráticos “El Buen Vivir implica también un nuevo modelo de civilización en el cual el ocio o los sentimientos, aspectos invaluables, tendría un espacio importante. Presupone también tener tiempo para la participación política, la emancipación, la contemplación, las relaciones interpersonales, etc.” (5) Pero para la Conciencia Andina, no se trata tan solo de trabajar menos horas para tener más ocio y descanso, sino de entender que no existe separación entre trabajo y vacaciones, que la vida no es trabajar de joven para disfrutar de viejo, sino que el trabajo es diversión, aprendizaje, sabiduría, etc.
El ideal del sumak kawsay “no es el ideal del dolce far niente o de una vida en la que el trabajo fuera cosa del pasado. El trabajo físico no es ni una “maldición” (tradición semita) ni algo “indigno” para el ser humano (tradición helenística), sino un modo de “comunión con el secreto de la vida y del universo. En y a través del trabajo, el ser humano coadyuva a la vida (en un sentido cósmico) a desenvolverse y posibilitar nueva vida. El trabajo es igualmente reproductivo como el ritual (espiritual), y por lo tanto un esfuerzo cultural. En sentido estricto, sólo la pachamama (madre tierra) –y con ella las demás fuerzas naturales– es productiva; el ser humano es meramente su “cultivador” (agri-cultor) y abogado.” (1)
Desde que los occidentales fueran expulsados del paraíso por su dios patriarcal y obligados a trabajar por el resto de su vida con el “sudor de su frente”, el trabajo es una maldición. En cambio para los pueblos andinos el trabajo es la vida misma y es un regalo precioso de ella, por lo que aman el trabajo como un medio de co-creación con la existencia para activar su conocimiento interior. En este sentido, en el sumak kawsay no se trata de emanciparse del trabajo como quieren los marxistas sino de hacer del trabajo una forma de vida para despertar la conciencia y no para llenarse de cosas materiales. No se trata de pasar por la vida trabajando y vacacionando, teniendo como destino la muerte. Solo haber comprendido las leyes del mercado (Derecha) y las leyes de la materialidad (Izquierda), sin haber re-aprendido los principios psico-espirituales de la vida (sumak kawsay).
“Un tema fundamental que merece reflexión es el de la gratuidad, en particular la de los servicios públicos básicos que constituyen necesidades sociales: agua, energía, salud, educación, etc.”. (5) En la filosofía andina toda forma de gratuidad pone en peligro al sistema complementario, pues directa e indirectamente crea formas de dependencia que conducen al paternalismo y a la formación de medios sutiles de sumisión de unos por la superposición de otros (politburó). Lo que tampoco implica entregar estos servicios al gran capital como propone la Derecha, para el Sumak kawsay estos servicios deben estar en manos de las propias comunidades. Son ellas mismas las que se sostienen y no están sujetas a la voluntad del “Papá Estado” ni a la benevolencia del mercado competitivo.
Sólo lo que tiene que ver con energía podría quedar en manos del Estado, pero la mayoría de la economía sostenido en lo comunitario. “El sujeto de las iniciativas y decisiones políticas y económicas no es el individuo (“ciudadano” o “consumidor”), sino la comunidad. Por lo tanto, portador de derechos no es en primera instancia la persona individual, sino el colectivo, la nación, el pueblo, pero también la tierra (pachamama) y el agua, el aire y los recursos naturales.” (1) Incluso desde el sumak kawsay no se buscaría la eliminación de lo individual privado como pretendería cierta izquierda fundamentalista o estatista, sino su participación en forma proporcional y complementaria. La preponderancia la tiene lo comunitario y secundariamente lo privado y lo estatal.
Todo lo anotado es muy difícil que sea aceptado por la Izquierda, que tiene básicamente una visión materialista e inmediatista de la vida. Su lucha política de siempre ha sido porque el pobre alcance estándares de dignidad económica y ahora con una cierta una actitud ecológica. Así, su visión de que a partir del desarrollo material viene lo espiritual es otra contradicción con el sumak kawsay que lo concibe al revés, pero no como algo separado ni progresivo sino en paralelo y complementariamente. Incluso, para el sumak kawsay la cuestión es mucho más de fondo y tiene que ver con una dimensión mágico-mítica, o de encantamiento (en palabras de Weber) para tomar conciencia de que estamos en un mundo sintiente o de sentipensantes, en la que todos estamos integrados dentro de un mismo campo unificado o interrelacional, bajo el cual, todo lo que hacemos contra la naturaleza lo hacemos contra nosotros mismos, de ahí la gran cantidad de enfermedades nuevas que han ido surgiendo (teoría de la complejidad).
Hoy la física quántica nos explica de mejor manera, cuando señalan que la energía se mueve a dónde va la intención humana, y si la intención es de explotación sutil (Izquierda) o despiadada (Derecha) la reacción o refracción de la biosfera (pachamama) es en ese mismo sentido. Lo que conlleva la alteración de todo el sistema natural de equilibrio y armonía para generar un desorden general, que es lo que la ciencia llama efecto invernadero -en el caso del planeta- y enfermedades en cuanto a los seres humanos. Si la humanidad está muy enferma es que la biosfera también lo está, es decir, el hombre del crecimiento ilimitado se está convirtiendo en la célula cancerígena ilimitada que nos está llevando a la muerte de todos. La Madre Tierra está enferma y eso no entienden sus hijos enfermos de extractivismo (efecto mariposa o teoría del caos).
En un sistema enfermo -como es el capitalismo y el piramidalismo en general- seguirán habiendo nuevas enfermedades y más enfermos, lo que implica la necesidad de más infraestructura, ese es el crecimiento ilimitado que no soluciona el asunto de fondo. Mientras más enfermos más hospitales, cuando lo que necesitamos es que hayan menos enfermos y no más medicamentos para más enfermos. “En otras palabras, el crecimiento desenfrenado impulsado por el capitalismo –en términos de bienes y servicios, capital y consumo– puede ser comparado en la perspectiva andina con el desarrollo desmedido y totalmente irracional del cáncer, que en su codicia de devorar todas las células sanas, lleva al organismo al borde de la muerte.  En cambio, el “crecimiento” en sentido andino puede ser comparado con el desarrollo orgánico de una planta o de un niño porque obedece a las leyes de los ciclos vitales, la dialéctica de la vida y la muerte, la asimilación gradual y cuidadosa de los nutrientes, respetando la ley cósmica de la conservación de la masa y la energía.” (1)
Algunos investigadores, como el psiquiatra Claudio Naranjo (Chile) o el psicólogo José María Fericla (España) que han estudiado a la gente de la Amazonía -con poco contacto con la civilización-, señalan que no encontraron ni una sola enfermedad psicológica en la población, pero sí, en aquellos con más o mucha relación con el mundo civilizatorio (http://www.youtube.com/watch?v=Qc8O2Z06LUg). Por lo tanto, a mayor desarrollismo mayor enfermedad, a más materialismo más desigualdad social, a más extractivismo más pobreza, a más desarrollo más subdesarrollo, en síntesis, a más piramidalismo más crisis y desestructuración de todo tipo.
Esto que ahora lo entiende la quántica y la ciencia holística, ya lo comprendían los pueblos vitalistas de toda la Madre Tierra. Ellos sabían que la tierra responde a toda acción humana por lo que guardaban correspondencia en cada acto de su vida, a partir del entendimiento de “la relacionalidad constitutiva que existe entre los mundos biofísicos, humanos, y sobrenaturales o espirituales”. (4). A este conocimiento de la naturaleza, los conquistadores y la academia le han llamado formas de culto y adoración, cuando es un asunto de simbiosis energética y homeostasis conciencial entre ser humano y naturaleza, como partes de un solo organismo vivo. 
Entonces, el asunto de fondo es la visión dualista entre naturaleza y hombre, naturaleza y cultura, mente y cuerpo, inteligencia y sentir... que ha guiado el pensamiento cientificista eurocéntrico. “Bien es sabido que entre las condiciones de posibilidad más importantes para la consolidación de estas ciencias se encuentran la secularización de la sociedad y la separación de naturaleza y cultura; en otras palabras, las ciencias modernas (incluidas las sociales) requirieron la expulsión de dios (la espiritualidad) y de los seres no humanos como actores del conocimiento objetivo, y a la magia y el mito como sus prácticas –todos estos precisamente ingredientes claves de muchas de las posiciones “pachamámicas”. (4)
Dualismo existente en el “pensamiento único”, ya que la naturaleza y por ende el ser humano funcionan en la relacionalidad -a todo nivel y forma- (unión de opuestos). Pues todo tiene que ver con todo (principio holístico) y no existe vida fuera de la red de relaciones que determina la vida misma. Siendo ésta la revolución de estos tiempos y de esta humanidad, el de continuar en una visión mecanicista-materialista-racionalista o el de dar un salto a una conciencia relacional-holística-vital (pachakutik). Es decir, un cambio epistémico total para salir del reduccionismo y la miopía de esta sociedad hikikimori y anoréxica, por una conciencia plena y heterogénea. Este el asunto central y fundacional, no tan solo el problema de lucha de clases o de sistemas económicos, sino a un nivel ontológico, sistémico y orgánico estructural.
Por tanto, estamos frente a dos formas de conocimiento y de construcción de mundos, y para que sea posible “otro mundo” es necesario comprender que “Ya no son los modérnicos o intelectuales de siempre los únicos poseedores de conocimiento válido y de la verdad, los únicos dueños del balón; más aún, ya no hay un solo balón, ni una sola cancha, ni un solo conjunto de reglas de juego. Ya no cabe en estos tiempos y al nivel en que ha llegado las ciencias de la complejidad que sigan defendiendo sus privilegios a partir de descalificar a los ancestrales “como locales, románticos, equivocados, simplistas, esencialistas, etc.” (4) . “En efecto, el conocimiento en cierto punto se convierte en una pregunta ética porque, ya que no existe una ética universal, no existe un conocimiento universal. Existen diversos tipos de conocimientos, diferentes maneras de conocer.” (2) Entonces, si realmente quieren otro mundo y creen que este es posible, solo será si el mundo piramidalista de Derecha e Izquierda “se abre a nuevos mundos; al encuentro con otros mundos de vida y otros saberes”, como dice Enrique Leff.

Posmodernismo y transmodernismo
La mayoría de Izquierdas (y también las Derechas) con suma facilidad y de la noche a la mañana suelen integrar cualquier componente a su discurso, sin previamente haberlo digerido y más que todo de haberlo asimilado en su ser. Lo que hace ver su desesperado afán de protagonismo o de ansiedad por el poder, pero nada de una interiorización real. Tan solo la incorporación de teorías que no salen de la experiencia vivencial sino de nuevos moldes mentales o de visiones iluminadas de ciertos intelectuales (Ilustración del siglo XXI). La mayoría de estas teorías provienen de las universidades del “Norte” de la cual reproducen mecánicamente la intelectualidad del “Sur”. De la teoría a la práctica y no de la vivencia a la concienciación. De ahí que cuando asumen posiciones de poder, las teorías se caen fácilmente y su práctica formada en la cotidianeidad de su vida dentro del capitalismo piramidalista, supera sus sueños y quedan atrapados dentro de la codicia del poder y en el status quo del sistema estructurado. Esa es la historia de la Izquierda en todo el mundo, de ahí la pregunta: si el asunto central es la “toma del poder” o el enraizamiento del poder en la cotidianeidad.
De otra parte, las antiguas “Izquierdas ortodoxas” y ahora las autodenominadas “Izquierdas progresistas” en el poder, siguen con el mismo argumento de que necesitan más recursos económicos para los grandes cambios y para salir de la pobreza -algo que también lo dice la Derecha-. A mayores recursos menos pobreza, es la teoría economicista. Es decir, resolver la pobreza a partir de la riqueza, cuando se ha demostrado hasta la saciedad que no es asunto de riqueza, pues a la final la riqueza que se crea -termina a corto o largo plazo- concentrándose en los mismos grupos de poder, y principalmente porque genera nuevas formas de dependencia. Es como creer que los ricos van a resolver el problema de los pobres, o que la causante de la pobreza es la pobreza misma, cuando lo que genera la pobreza es la riqueza concentrada.
Esto también nos lleva a entender que la pobreza no es solo económica sino integral y por ende los ricos también son pobres en otros sentidos y elementos. Esto significa que el sistema en sí mismo es pobre y por ende el sistema eurocéntrico capitalista/socialista nunca acabará con la pobreza. No puede acabar el mismo sistema que la ha generado y que está constituido piramidalmente. Si el sistema es pobre en sí mismo, solo generará crisis cíclicas como lo demuestra toda la historia patriarcal. Por lo que no se trata de “acabar con la pobreza”  o “salir de la pobreza” como propone la Izquierda, sino cambiar el sistema piramidalista que genera pobrezas múltiples para toda la sociedad y la naturaleza.
Por ende, si de algo hay que salir, es de la riqueza como sistema de generación de recursos o de crecimiento económico ilimitado, por un sistema espiral de apoyo mutuo entre ser humano y naturaleza, y consecuentemente entre los seres humanos (mutualidad). Cualquier barnizada del eurocentrismo será solo para mantener el mismo esquema con ligeros retoques de tiempo en tiempo, para presentarla como nueva o renovada cuando en el fondo es más reencauchamiento del mismo sistema civilizatorio. En este sentido, la acción no es solo ni principalmente sobre el capitalismo sino sobre las epistemologías y ontologías que la sostienen y que es todo el constructo sintetizado en lo que actualmente se denomina primer mundo, que es la gran ilusión y novelería de nuestro tiempo.
Primer mundo con sus categorías de “modernidad”, “progreso” y “desarrollo” que son presentados como la salvación de nuestro tiempo. Discurso que pega fácilmente en un pueblo hambriento y que se acoge a cualquier canto de sirena, como ha sucedido tantas veces en los gobiernos de Derecha, como en los populistas y clientelares, y ahora con la Izquierda autosuficiente y paternalista que ofrece el nuevo milagro. Así señalan: “En eso consiste el Vivir Bien: en utilizar la ciencia, la tecnología y la industria para generar riqueza, de otra manera, con qué se podrían construir carreteras, levantar postas sanitarias, escuelas, producir alimentos, satisfacer las necesidades básicas y crecientes de la sociedad. Pero a la vez necesitamos preservar la estructura fundamental de nuestro entorno natural para nosotros y las generaciones que vendrán, que tendrán en la naturaleza la realización de sus infinitas capacidades para satisfacer sus necesidades sociales” (5)
Recursos, que obviamente para estos modernos eco-etno-culturo-socialistas deben salir de explotar mucho más a la naturaleza y no de la riqueza ya explotada y que está en pocas manos. Quieren explotar más, cuando la explotación ha llegado a un límite de sobrevivencia y de lo que se trata es de no explotar más sino de equilibrar lo ya explotado. Si se sigue explotando más se sigue aumentando el cambio climático, en la que perdemos todos. De otra parte, los recursos económicos que se explotan ganan mayoritariamente unos pocos, por ende otros pierden ya que no les toca casi nada de las fuentes de vida que corresponden a todos los hijos de la Madre Tierra. Y eso pasa a todo nivel en el juego de este sistema, en la que siempre unos tienen jugosas ganancias mientras que otros tienen enormes pérdidas, ya que no existe el win/win de que ambos ganan, a pesar del discurso de que a largo plazo todos saldrán beneficiados (“el goteo de las finanzas”). En el sistema eurocéntrico es imposible que todos ganen y peor equitativamente, algo que sí es posible en un sistema espiralado-mutualista, tal como funcionan las “cosmunidades” vivientes del cuarto mundo.
Por ejemplo, “Un estudio de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) revela que casi un tercio de la producción de alimentos destinados al terrorismo del consumo se desecha. El costo económico de este despilfarro suma USD 750.000 millones, solo en gastos por productos agrícolas. Son recursos perdidos, emisiones de gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera en vano. Y lo más grave: la FAO reporta que a diario "una de cada siete personas en el planeta va a la cama sin haber comido nada". (EL COMERCIO, 29-09-13). Este simple dato demuestra que no hay falta de producción o de riqueza sino todo lo contrario pero que está concentrado en pocas manos. No hay que generar más riqueza sino equilibrar, la Pachamama es abundante y solo hay que desconcentrarla. Pero no en una forma paternalista (bonos) ni siquiera con distribución o redistribución como pretende la Izquierda, sino generando proyectos colectivos o comunitarios de auto-sustentación. Pues lo fundamental es eliminar la dependencia y no que simplemente tengan mayores ingresos dentro de su dependencia, con el Estado protector o como mano de obra de las empresas capitalistas. En otras palabras, que la mayoría de la población trabaje para sí mismo y no para el Estado o lo privado.
En este sentido, para la “Izquierda Pragmática” no se trata de limitar el crecimiento de los grupos monopólicos sino de seguir sacrificando a la naturaleza, tal como lo hace la Derecha, y solo diferenciándose con el discurso de que van a distribuir más equitativamente. A esta Izquierda no le interesa enfrentarse al gran capital, sino acelerar la explotación “sostenible y sustentable” de la naturaleza en su supuesto proyecto de que así se saldrá de la pobreza. Al menos si fuera verdad cuando todo es un eufemismo, pues como se ha demostrado la renta termina yendo en su gran mayoría a los mismos grupos de poder, incluso la pobreza disminuye más cuando hay menos gasto público, esto quiere decir, que la renta en el caso del gasto público va más a las clases medias y altas que a los pobres.
Según esta Izquierda, ésta es una táctica y estrategia de la “revolución por etapas”, a través de construir una sociedad posneoliberal, la misma que conducirá a un “capitalismo popular” o “socialismo de mercado” para finalmente generar un “biosocialismo republicano”, en palabras de René Ramírez uno de los principales ideólogos de la “Revolución Ciudadana”. Algo parecido al fracaso del “socialismo burocrático” con su famosa “revolución democrático burguesa”, por lo que no hay cambio de fondo entre la antigua y la moderna Izquierda. Por lo tanto, de lo que hay que salir no es de la pobreza sino de la riqueza expoliadora del primer mundo y del derroche hedonista del consumismo tecnocrático (ambos en crisis y descomposición).
Desde el sumak kawsay no se trata de crear un “capitalismo popular” para construir el “socialismo del Buen Vivir” (¿revolución por parches?), como plantea la Izquierda. El camino al sumak kawsay es el sumak kawsay, como para el socialismo sería el socialismo, pero lo que hace la Izquierda marxista es seguir con las mismas políticas capitalistas en su proyecto de consolidación económica estatal. Lo hizo Lenin, Mao, y demás Izquierdas en el poder y no han logrado ningún cambio. De ahí que resulta incomprensible lo que vienen haciendo los gobiernos “progresistas” de la América Latina, que ni siquiera se están acercando a la propuesta teórica de su socialismo peor al sumak kawsay / suma qamaña.
En todo caso, lo cierto es que hasta ahora no hay ninguna sociedad posneoliberal como vienen pregonando dichos gobiernos pues las estructuras económicas siguen intactas y más bien ha crecido el poderío económico de los mismos grupos monopólicos. Por tanto, no hay un posneoliberalismo sino un “neoliberalismo estatal” que sigue en la misma lógica de acumulación y de goteo para el pueblo, ahora por parte del Estado benefactor y la creencia -que viene desde el neoliberalismo- de “que a la larga todos se mojaran”, pero dicho de otra manera: disminución de la pobreza.
Es decir, en el neoliberalismo de Derecha hubo la desmantelación del Estado para entregar los recursos al capital privado, ahora es la consolidación del Estado para entregar los recursos a ese mismo Gran Capital (neoliberalismo de Izquierda), y un poco más de migajas para los pobres a través del paternalismo educativo y del altruismo sanitario. Esa es la única diferencia, todo lo cual no está conduciendo a un “capitalismo popular” sino a un capitalismo puro y renovado. Es otras palabras, el neoliberalismo provocó la aparición de lo que algunos llaman el “capitalismo salvaje”, que nos ha conducido a una crisis general y con lo cual se avizoraba el fin del capitalismo. Estaban dadas las condiciones para un cambio estructural, pero la “Izquierda Progresista” con políticas socialdemócratas se está encargando de reajustar y reacomodar el capitalismo. En vez de aprovechar la situación para trastrocar el Estado colonial, están intentando salvarle al solidificar ese mismo Estado.
 Todas las políticas estatistas y nacionalistas no están conduciendo a recrear un nuevo Estado sino simplemente a que el Estado colonial sea más eficiente, suficiente, diligente, cálido, etc. Así es, el Estado colonial está más prolijo y eficaz, pero consecuentemente evitándose su caída y la oportunidad de una revolución alter-nativa para estructurar un nuevo sistema desde sus raíces. Una prueba más de que a la Izquierda no le interesa des-occidentalizar los Andes sino tan solo corregir o reestructurar el mismo sistema colonial. Por ende, queda confirmado que no se está abriendo el sumak kawsay, sino lo que se intenta es la incorporación definitiva del cuarto mundo (subdesarrollados) a un modernizado y retocado Estado colonial a través del eufemismo del Buen Vivir.
Por lo que la gran pregunta es: ¿se puede ser posneoliberal y anticapitalista?. En algunos círculos se sostiene que los actuales “gobiernos progresistas” son antineoliberales pero no anticapitalistas. Lo cual nos parece un contrasentido, pues el neoliberalismo ha calado en todos los ámbitos, que ya no solo es una corriente económica sino un paradigma inmerso en toda la sociedad, por lo que ahora no solo es una expresión de lo privado sino del Estado. Así por ejemplo, todo el discurso de la eficiencia, la eficacia, la excelencia, la meritocracia… que fuera parte de la Derecha ahora ha sido integrado por las Izquierdas. El neoliberalismo está enclavado en todo el sistema, que para desmembrar al neoliberalismo hay que hacerlo en conjunto con todo el sistema capitalista-civilizatorio-patriarcalista.
De otra parte, desde que China optó por el neoliberalismo, todo el mundo funciona en última instancia de esa manera. Por más que este país se siga declarando como país comunista, sus políticas son neoliberales por lo que sí es posible la existencia de un neoliberalismo estatal. El sistema piramidalista es uno solo y cada vez se ha ido mimetizando a todo nivel, y si el neoliberalismo ya está posesionado lo está hasta la médula de todo el sistema. De ahí que no se puede ser anti-neoliberal y capitalista o viceversa. Se es antineoliberal y anticapitalista, y no uno de los dos. Para hablar de posneoliberalismo al mismo tiempo tiene que ser pos-capitalista y trans-piramidalista para que sea real y profundo.
La prueba, es que a pesar de los cambios que vienen ejecutando los “gobiernos progresistas”, los ricos son cada vez más ricos y los pobres un poquito menos pobres, como lo señalan los datos del mismo gobierno de Correa: “según las estadísticas más actualizadas del SRI, los ingresos totales de los grupos económicos crecieron en un 12% entre el 2010 y 2011, hasta ubicarse en USD 35 874 millones”. (El Comercio, 13-09-12). Y en el año siguiente, casi igual: “Los 110 grupos recibieron ingresos en el 2012 por $ 40.048,6 millones, cifra superior en 9,11% a los $ 36.703,9 millones que recibieron en el 2011.” (El Universo). Y algo parecido a nivel mundial, “Las tres personas más ricas del mundo tienen una fortuna superior al PIB de los 48 países más pobres. El patrimonio de los 15 individuos más afortunados sobrepasa el PIB de toda el África subsahariana. Finalmente, los haberes de las 84 personas más ricas rebasan el PIB de China con sus mil 200 millones de habitantes.” (10)
Entonces, el asunto no es solo tener más recursos económicos a través de la explotación indiscriminada de la naturaleza sino a dónde van a parar esos recursos. Si al menos tuviera como destino al pueblo organizado en cooperativas, comunidades, asociaciones, sería medianamente aceptable, pero como vemos la gran mayoría de la renta estatal va en última instancia al gran capital, nacional e internacional. Dice García Linera: “Si bien el Estado Plurinacional “privilegia lo comunitario” porque el “sujeto principal de la revolución democrática cultural” en Bolivia es la comunidad indígena campesina, “necesitaremos un tiempo para aprender a gestionar lo comunitario productivo… y para demostrar en la práctica que lo colectivo es mejor que lo individual (…) Nosotros quisiéramos impulsar sobre todo lo comunitario, pero de momento tenemos que impulsar el fortalecimiento económico del Estado como medio para generar excedentes que nos permitan apoyar a la producción comunitaria”. Esto porque “el Vivir Bien no se sostiene sobre la miseria”. (11)
Lo mismo dijeron sobre los soviets en la ex URSS pero a la final terminaron construyendo un estatismo que no dio paso al socialismo y más bien terminaron fortaleciendo al capitalismo, el cual tuvo más argumentos para hablar del fracaso del socialismo. Y por otro lado, siempre hay un después de algo, cuando de lo que se trata es iniciar ese algo, ese después siempre resulta tarde, y peor querer pasar del estatismo a lo comunitario, ese el más grande absurdo. La Izquierda tiene que aprender a gestionar lo comunitario, pero cuándo, si está aprendiendo a gestionar y perfeccionar el Estado colonial.
En cambio, si hubiera un gobierno comunitario sería simplemente cuestión de ejercerlo. Esto demuestra que Evo Morales no es un dirigente comunitario, siempre fue un dirigente sindical y lo que ahora se necesita es uno comunitario. Hoy se hace urgente un gobierno comunitario para que sea posible el sumak kawsay/suma qamaña, caso contrario se seguirá con el mismo esquema que llevó al fracaso al socialismo del siglo XX y ahora al socialismo del siglo XXI. Consolidar el estatismo para luego dizque pasar a lo comunitario, es el gran sofismo de esta Izquierda y su “socialismo comunitario”. El mismo error de la progresividad evolucionista, y no la del aquí y el ahora. Una Izquierda en el futuro y no en el presente y en la realidad histórica y geográfica de los Andes.
En consecuencia, seguimos con el esquema del Estado salvador o “compensador”, del Estado que hace justicia, del Estado que pone orden, del Estado desde donde se construye la nueva sociedad; cuando el Estado -que justamente se consolida en el capitalismo como órgano de represión- tiene sus propias virtudes y falencias, y en la experiencia mundial tiene más debilidades que alabanzas debido justamente a su condición enajenante, de ahí la idea marxista de desaparecerlo en el comunismo. Por otro lado, los Andes antiguos nunca funcionaron en base a un Estado sino dentro de otro sistema organizativo que no se le puede llamar Estado y peor dentro de un Estado de tipo occidental (Estado-nación), por lo que es un absurdo principalizar al Estado dentro de un sistema comunitario. La Izquierda en general, no entiende que los Andes han funcionado milenariamente por el sistema de comunidades, siendo esa su estructura y su condición natural propia. Para qué construir un gran Estado ni siquiera pos- colonial, cuando los Andes profundos no lo han construido nunca en su proceso. Incluso el actual Estado burgués no ha logrado imponerse totalmente dentro de él.
Gracias al sistema de nacionalidades comunitarias se ha mantenido -a pesar de todo-, la población y la cultura indígena en estos 500 años, especialmente el cuarto mundo. Consecuentemente por ahí mismo es por donde deberá salir fortalecida y no por obra de un Estado generador de excedentes. Esto es lo que no puede entender la Izquierda colonizada de que Amaruka es otra realdad, quizás el Estado como creación eurocéntrica cuadre para el “norte” (aunque ya vemos el fracaso) pero no en tierras que funcionan desde otras categorías y variables. El comunitarismo no tiene que ver con una ideología estatista piramidal y antropocéntrica, sino con un sistema colectivo espiral, matricial y vitalista.
Como vemos una vez más, la Izquierda sigue sintiendo y actuando desde una “exterioridad” aun cuando está “adentro”, es decir, físicamente está en el Sur pero sigue pensando desde el Norte. Cuándo la Izquierda latinoamericana se va a dar cuenta de que vive y es nutrida a todo nivel por Amaruka, y no va a seguir copiando los moldes eurocéntricos para pretender construir totalmente la América Occidental, como ya lo es la América anglo-sajona. Hasta cuándo van a pensar y actuar como andinos, y no como desterrados de Occidente en los Andes como se sienten desde hace más de 480 años. Ya lo decía el argentino H. Murema en los años 20 del siglo pasado: “somos europeos exiliados en estas pampas salvajes”. Ya es suficiente, y como dice Aníbal Quijano “es tiempo de aprender a liberarnos del espejo eurocéntrico donde nuestra imagen es siempre, necesariamente, distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos.”
Por 500 años los pueblos ancestrales andinos han estado sin escuelas ni hospitales y se han mantenido relativamente estables, y lo que necesitan ahora es ser protagonistas de la profundización y florecimiento del comunitarismo viviente y no pasar a ser dependientes del Estado colonial reencauchado, ni ser parte de un nuevo experimento llamado Buen Vivir. No entienden que “El verdadero "sujeto" y portador de la “vida” es la comunidad (ayllu), que se constituye como un microcosmos y que, por consiguiente, se preocupa colectivamente por la salud, el bienestar y la armonía ritual y religiosa.” (1)
Fortaleciendo lo comunitario se fortalece al Estado Plurinacional, y no al revés consolidando al Estado neo-colonial. Cuando lo comunitario tenga su rol principal en la vida oficial -tanto política y económica- ellos mismos en inter-gestión se darán sus propias escuelas y hospitales comunitarios, con sus propios conocimientos, metodologías y medicinas. Tal como lo vienen haciendo los zapatistas en Chiapas y sin estar en el gobierno colonial. Mucho más justificable sería en un gobierno indígena -como el que se auto-califica Morales-, pero lo que se sigue fomentando son escuelas y hospitales occidentales, cuando ya hay demasiados y lo que interesa es activar escuelas y hospitales andinos, para que haya un equilibrio entre estas dos formas de conocimiento y de vivir la vida. “El desarrollo realmente existente no es otra cosa que la colonización del mundo por Occidente, la guerra económica y el saqueo de la naturaleza. Todo desarrollo “alternativo” es una mistificación. Cabe proponerse un posdesarrollo, necesariamente plural, síntesis entre la tradición perdida de los excluidos por el desarrollo y la modernidad que les es inaccesible. El “desarrollo” se parece a una estrella muerta cuya luz se distingue todavía, aunque esté apagada desde hace mucho tiempo y para siempre. Gilbert Rist.” (10)
En este sentido hay que tener bien en claro, que toda la plata que obtienen los gobiernos lo destinan a pagar las obras estatales (carreteras, hospitales, escuelas) y a la inmensa burocracia. ¿Quiénes hacen las obras? Los grupos monopólicos, porque los pequeños no pueden ganar los concursos. ¿Qué hace la burocracia con la plata? Lo entrega principalmente a los centros comerciales. ¿A dónde ha ido a parar la plata? A los mismos grupos de siempre, los cuales están muy contentos con el correismo en el Ecuador.  Y en Bolivia sucede lo mismo y lo dice el propio García Linera: “Somos una economía que no rompimos el vínculo con el mundo, como se decía; más bien es más abierta y estamos más vinculados que en tiempos neoliberales, con la diferencia de que la riqueza generada se queda en manos del Estado y éste lo redistribuye en el mercado interno”. (11) ¿Y a dónde va el dinero en el mercado interno, señor García Linera? Pues, la gran mayoría a los mismos grupos de poder que pueden ofrecer los servicios y los bienes, y de ello una partecita para el pueblo a través del Estado protector.
Esa la pequeña diferencia entre el neoliberalismo de Derecha y el neoliberalismo de Izquierda. El mismo García Linera lo dice y por tanto se contradice “en Bolivia actúan varios sectores productivos: las empresas grandes, medianas y pequeñas que acumulan capital; la pequeña producción que simplemente se reproduce; la producción comunitaria y el Estado. El tipo de desarrollo que alcancemos dependerá de la correlación de fuerzas.” (11) Y en el fondo la correlación es casi la misma, solo que ahora el capitalismo de Estado es más fuerte, pero las comunidades deben todavía seguir esperando a que García Linera construya su Estado excedentario para que sea posible el cambio en la correlación de fuerzas. Es decir, nunca.
El pueblo deberá seguir esperando a que les resuelvan los males creados por el mismo eurocentrismo a través de políticas estatales coloniales, y no por la acción directa del poder comunitario y sus miles de años de experiencia. Y mientras García Linera sigue construyendo su Estado excedentario, las comunidades se siguen fraccionando, individualizando, y cada vez hay más indígenas ricos que explotan a sus otros hermanos. Es decir, el comunitarismo se sigue desinflando y cuando dizque quieran comunitarizar la sociedad, los indígenas colonizados y occidentalizados ya no querrán dar marcha atrás -como algunos actualmente- y seguiremos en lo mismo.
Sin embargo, al menos en la teoría para García Linera es importante lo comunitario aunque a largo plazo, en cambio Correa ni siquiera habla de lo comunitario. En el Ecuador, a nivel oficial e intelectual, el debate está entre lo privado y lo estatal, entre Derecha e Izquierda; y lo comunitario-comunidad está totalmente en segundo plano y en la mayoría de los casos subestimado, cuando es lo más importante para el mundo andino en donde está asentado este país. En todo caso, con esto demostramos, que para la Izquierda el Estado es lo primero y para el sumak kawsay es lo comunitario, de ahí dos paradigmas y propuestas diferentes, por lo que no es lo mismo sumak kawsay/suma qamaña que Buen Vivir/Vivir Bien.
En consecuencia, el asunto de fondo es cómo y para qué se están invirtiendo esos recursos, y lo que vemos es que no se están dirigiendo a fortalecer y ampliar las formas ancestrales de vida (sumak kawsay) sino a introducir más del modernismo desarrollista del primer mundo con parafernalias indígenas, ecologistas y culturales. No se está buscando utilizar las tecnologías y metodologías andinas sino introducir más del tecnomorfismo por una serie de tecnócratas (homo faber) formados en Occidente, “que como escribía Jean Paul Sartre en la introducción a Los condenados de la tierra de Franz Fanon, repiten como eco lo aprendido en París o Londres. Elites ilustradas neocoloniales, fieles a los imperios de turno que se distancian de su propio “pueblo” y que lo utilizan como rehén de su política dependiente.” (9).
¿Cuántos técnicos están trabajando con epistemologías, ciencias y filosofías andinas? La respuesta es casi nada, por no decir cero. Por ejemplo, el correismo viene construyendo una serie de “escuelas del milenio” y “universidades del bioconocimiento” (Yachay, Artes, Educación), con una gran infraestructura y una gran tecnología. Lo cual a primera vista parece plausible pero el problema está en que estos institutos siguen respondiendo a la lógica lineal, estructura sustantiva y pensamiento dualista. Todo está diseñado y sigue la misma pauta curricular y pedagógica racionalista de la diástasis del primer mundo. Es decir, es neocolonialismo puro.
Fácilmente se puede reconocer desde el tipo de construcción de los establecimientos hasta lo que se enseña y quienes lo enseñan, los cuales son al 100% formados en universidades del piramidalismo monárquico-monoteísta, que presumen de maestrías y de PHDs del cientificismo cartesiano. Si bien “la ciencia moderna ha desarrollado una capacidad enorme para la acción pero no una capacidad análoga para la predicción, las consecuencias de la acción científica tienden a ser menos científicas que la acción científica misma”. (2) Algo –que en cambio- para los pueblos primarios u originarios es parte fundamental en su manera de percibir y de construir su realidad (mitos de retorno).
Estos nuevos centros de adoctrinamiento no tienen ninguna diferencia con los más altos centros de la epistemología primer mundista, en crisis y agotada. Lo único que tienen de andino es el nombre y con eso quieren convencer de que están caminando por el sumak kawsay. Por ejemplo, le ponen el nombre de yachay sin entender la connotación que esta palabra imprime. La cual comprende que el conocimiento es inter-relacional, como así sugiere la palabra yachay que puede ser leída de izquierda a derecha y viceversa. Típico folclorismo de Izquierda, cuando les sale algo del indio que llevan en su ser -ya que están alimentados por la energía andina-, aunque su mente siga en el Norte (“exterioridad”).
Si querían hacer otra universidad, dentro de otras características y con epistemologías del “sur”, simplemente debían haber destinado los millones de dólares que están derrochando en la Yachay, entregársela a la ya existente Universidad indígena Amawtay Wasi. Centro que fue creado con mucho esfuerzo, dentro de un largo período y en medio de un gran proceso de estudio y de reconstrucción de la sabiduría milenaria de los pueblos andinos. Pero para esta “Izquierda progresista”, en vista de que dicho centro de educación superior no se ajusta al esquema del conocimiento occidental ha procedido a eliminarla, demostrando claramente su proyección neo-colonialista y anti-andina. Por tanto, la utilización y manipulación de la palabra Yachay es otro aprovechamiento utilitario por parte de esta Izquierda colonizada y subalterna.
Todo esto ejemplifica claramente que el discurso del sumak kawsay es un membrete que funciona como carnada para que los peces mueran por su propia boca, es decir, los indígenas se colonicen de una vez por todas. Aquí vale reflexionar con Boaventura de Sousa Santos: "La universidad se centra exclusivamente en el saber científico. Hay que traer el saber popular para dentro de la universidad. Esto lo llamo extensión al revés. No es llevar la universidad para afuera, es traer lo que está fuera para adentro. Y eso obviamente es muy complejo porque nuestros programas de estudio fueron organizados en contra de la ecología del saber. Por eso de alguna manera tendremos durante algún periodo transicional que crear la contra-universidad dentro de la universidad". (Boaventura de Sousa Santos, conferencia Descolonización Epistemológica del Sur, UACM, 11 de octubre de 2013)
Y algo parecido está sucediendo con las denominadas “comunidades del milenio”, en que no se está consolidando a las “cosmunidades” vivientes dentro de sus propias formas culturales, históricas y naturales de vida, sino construyendo nuevas reservas como las que hicieron los ingleses con los indios norteamericanos. Es decir, se están destruyendo las formas ancestrales y haciendo un experimento con ellos –como también se hicieron en los campos de concentración nazi-, aunque no a un nivel de genocidio pero si de etnocidio y epistemicidio. Los habitantes de la amazonia fueron los últimos en ser colonizados y son el vivo ejemplo de lo que sucedió hace 500 años en toda Amaruka, por lo que es claro que estas nuevas reservas son la extinción de las verdaderas “cosmunidades” y su sistema “cosmunitario” de vida en acción directa e interrelacional con el cosmos viviente.
Ahora encerrados en cuatro paredes, en medio de computadoras y libros fríos para una experiencia desértica. Tal como acertadamente reflexiona Josef Estermann: “La necrofilia del androcentrismo occidental moderno y contemporáneo se plasma en la exaltación de la tecnología, incluso respecto a los problemas ecológicos, en la fascinación del varón por los objetos muertos (automóviles; computadoras; aviones; etc.) y en los intentos de reemplazar procesos orgánicos por procesos mecánicos (bio-medicina; manipulación genética; robótica), la sexualidad por el cibersexo, la afectividad por el consumo de bienes, y el origen de vida en el encuentro de pareja por la fecundación in vitro.”
Los pueblos originarios ni siquiera son consultados si quieren vivir en “cárceles de cemento”, y simplemente les dicen que eso es desarrollo y progreso, de lo cual se convencen algunos. En dichas reservas no se guarda nada de su conocimiento y de sus formas propias, pues para esta Izquierda vivir en armonía con la naturaleza es vivir pobremente. La Izquierda siempre los ha visto a los indígenas “como requiriendo la acción civilizadora o modernizadora por parte de quienes son portadores de una cultura superior para salir de su primitivismo o atraso. Aniquilación o civilización impuesta definen así los únicos destinos posibles de los otros. (8)
Las “escuelas y universidades del milenio” son para silenciar y terminar con el conocimiento de la selva, una sabiduría almacenada de miles de años que está extinguiéndose y que la autodenominada “nueva izquierda” pretende dar la estocada final. Los abuelos lo saben pues los jóvenes ya no creen que sirva su propio conocimiento, él único válido es el occidental, es más, algunos prefieren ya no hablar sus idiomas nativos. Todo ello bajo “el supuesto de la existencia de un metarrelato universal que lleva a todas las culturas y a los pueblos desde lo primitivo, lo tradicional, a lo moderno. La sociedad industrial liberal es la expresión más avanzada de ese proceso histórico, es por ello el modelo que define la sociedad moderna. La sociedad liberal, como norma universal, señala el único futuro posible de todas las otras culturas o pueblos. Aquéllos que no logran incorporarse a esa marcha inexorable de la historia, están destinados a desaparecer.” (8)
Paradójicamente la Derecha prefería mantener a los indígenas “ignorantes” y como consecuencia se mantenían sus conocimientos ancestrales. Irónicamente la Izquierda y la Centro Izquierda les han querido “educar” y han terminado sucumbiendo sus sabidurías y por ende sus formas de vida. ¿Quiénes han sido más nefastos para los indígenas, la Derecha o la Izquierda? Siempre se ha visto, que los que intentan ayudar son más peligrosos que los que apoyan a enraizar en sus propios procesos. La Izquierda salvadora, paternalista, mesiánica, heroica es la peor de todas, por más que sus intenciones sean otras. Lamentablemente es la mayoría de la Izquierda, por no decir toda ella.
Y lo mismo podemos decir de los indígenas marxistas al interior del movimiento indígena. La Izquierda que habla de interculturalidad debería hacerse la siguiente pregunta: “¿de qué forma resulta posible construir un diálogo multicultural, cuando diversas culturas fueron reducidas al silencio y sus formas de concebir y conocer el mundo se han vuelto impronunciables? En otras palabras, ¿de qué manera se puede lograr que el silencio hable sin que necesariamente sea el lenguaje hegemónico el que hable o el que le permita hablar?” (2)
Vemos una vez más, que lo único que está haciendo esta Izquierda es intentar introducirle al Ecuador a lo más avanzado del pensamiento logocrático, tecnomórfico, hedonista y bulímico del piramidalismo decadente que nos ha conducido al cambio climático. Sin comprender que es el primer mundo el que ha generado la crisis y quieren resolverla con otras formas de primermundismo, cuando las respuestas están en las epistemologías del sur y del cuarto mundo. O como decía Einstein: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.”
En los mismos EEUU y Europa hay quienes cuestionan a todo el posmodernismo cartesiano y abogan por otra ciencia y tecnología menos positivista y reduccionista, por “ej., la fenomenología y la ecología, (…), la agroecología, algunas teorías de complejidad, la biología relacional de Maturana y Varela, la etnografía de modelos locales de naturaleza, el Budismo, algunas corrientes filosóficas de la inmanencia/diferencia, como la obra de Deleuze y Guattari, algunas teorías de redes auto-organizadas, algunos enfoques decoloniales, y quizás algunas perspectivas anarquistas, entre otras.” (4)
Mientras algunos científicos del primer mundo ponen como ejemplo de vida, sabiduría, ciencia, y tecnología a las culturas ancestrales vivientes, otros buscan eliminarlas. Mientras unos van a aprender humildemente (aunque no faltan quienes quieren patentarla), la “Izquierda progresista” quiere ponerse a la cola del cientificismo dualista y sustantivista que ya viene siendo cuestionado por las ciencias relacionales y las ciencias de la complejidad. En eso, los primeros conquistadores fueron más inteligentes ya que conservaron y siguieron utilizando las técnicas y metodologías productivas andinas, además de la “avanzada” tecnología de los pueblos indígenas, especialmente en minería y agricultura y que a la época era más profunda que la europea. Todo lo cual les otorgaba grandes beneficios, pero los actuales colonizadores de Izquierda son más papistas que el Papa, cuando pudieran utilizar todos esos conocimientos ya no para beneficio exclusivo de Europa sino de todo el mundo. Hoy en día, solo ciertos científicos, antropólogos, médicos, ambientalistas… se esfuerzan por aprenderlos y registrarlos (por ej. PRATEC), antes de que esos saberes sean aniquilados por el desarrollo y el progreso del primermundismo.
El mismo Correa lo dice: "Ojalá muy pronto tengamos centenas de chicos de nuestro pueblo shuar estudiando en las mejores universidades del mundo, para que sin perder su identidad vengan a sacar adelante a sus comunidades", (Telégrafo 04-09-13). Pero en esos institutos, de aquí y de allá, los alumnos indígenas no solo que van a perder su identidad sino que también van a ser domesticados, como la mayoría de ecuatorianos que han sido -y son- enajenados en las escuelas repetitivas, memorísticas, alienantes del Ecuador colonial y republicano. Como de igual manera los miles de profesionales que se han formado en Occidente y que han dirigido nuestros países, los cuales han ahondado aún más la pobreza cultural y económica en que vivimos desde la invasión española.
El correismo y el garcialinerismo no llegan a comprender que “los conocimientos modérnicos son limitados para iluminar caminos ante la crisis social, ecológica, y cultural actual y, por el otro, que los conocimientos pachamámicos son vitales para ello. Esto también es una condición histórica. Una forma intuitiva de entrarle a esta proposición nos la da Boaventura de Sousa Santos al afirmar en una de sus obras que estamos enfrentando problemas modernos para los cuales ya no hay soluciones modernas.” (4)  No hay soluciones modernas desde el eurocentrismo sino desde los pueblos milenarios que son poseedores de conocimientos profundos sobre los ciclos de la naturaleza. Ellos están preparados, el hombre civilizado está en indefensión frente a la crisis ecológica.
Todo esto, también implica acabar con el presidencialismo, expresión republicana del monarquismo civilizatorio. No es posible que un solo personaje maneje a su libre arbitrio todo un país con millones de habitantes. Tenemos que recuperar los “Consejos de Visiones”, desde las formas unicelulares (manzanas, barrios, comunidades, etc.) hasta llegar a lo regional y nacional, en cuya máxima instancia “mande obedeciendo” el Gran Consejo de Sabios. El pueblo organizado decide desde abajo y monta en forma espiral, y no verticalmente descendiendo desde arriba. Para que de esta manera haya una verdadera democracia, o mejor dicho una profunda pluricracia o consensocracia, pues actualmente ya no vivimos ni siquiera una democracia sino una nanocracia.

Sumak Kawsay vs Buen Vivir
En el discurso hacia fuera esta “Nueva Izquierda” se presenta como anti-imperialista pero hacia adentro son pro-imperialistas chinos y pro-grupos hegemónicos (banca). En el exterior hablan del sumak kawsay y de los derechos de la naturaleza, pero casa adentro la siguen minando poco a poco. Ante la intelectualidad y el academicismo hablan de que están rescatando el sumak kawsay como una vía para salir del capitalismo y para construir el nuevo socialismo, pero en la práctica se puede ver que el sumak kawsay es solo un medio y no un fin para esta Izquierda. Ingenua o intencionadamente dejan ver con claridad que su propósito de vida no es el sumak kawsay y peor que sea su meta, es decir, es tan solo la utilización del indigenismo para llegar con más facilidad a sus propósitos particulares con su socialismo del siglo XXI.
En esto casi todas las izquierdas coinciden en lo mismo, así por ejemplo lo dice Edgar Isch una de las figuras del marxismo leninismo en el Ecuador y opositor del correismo: “Queremos resaltar que a pesar de los aspectos de justicia social involucrados en la concepción del ‘buen vivir’, y que son un avance para superar el neoliberalismo, ello no puede reducir la lucha por la implantación del socialismo y sus propias estrategias de desarrollo y distribución de la riqueza, así como de la restitución del metabolismo entre sociedad y naturaleza indispensable para mantener la producción y la vida misma. El eje de la economía socialista va más allá al plantearse la eliminación de las diferencias de clase social y de otro tipo, solo alcanzables mediante la socialización de la propiedad productiva y de la riqueza producida por el trabajo de la mayoría, pero que hoy es apropiada por pocos.”
Vemos una vez más que el indigenismo tampoco es algo de conciencia en la Izquierda en general -como la ecología-, sino el instrumentalismo de otra y nueva variable. En apariencia una revalorización de lo étnico pero en última instancia un aprovechamiento folclórico de carácter táctico-político coyuntural. En el discurso, la “Izquierda progresista” primero hablaba de construir el Buen Vivir/sumak kawsay, luego el socialismo del siglo XXI, posteriormente el biosocialismo republicano, ahora el socialismo del buen vivir, mañana qué otro nombre será. Todo lo cual configura un desorden de teorías y políticas de todo tipo, que a la final no se sabe hacia dónde van, tanto que ni siquiera ellos mismos están claros (populismo de Izquierda). Lo único que queda claro es la manipulación de la palabra sumak kawsay, una maniobra folclórica en vista de que está de moda ser indigenista, pero nada raigal y vivencial. Lo único nuevo, es que a las epistemologías socialistas eurocéntricas las han envuelto con adornos indigenistas, ecologistas, feministas, culturalistas, pero sigue la misma fuente de pensamiento y de acción política de la eterna Izquierda dualista, paternalista, economicista, cortoplacista. Ayer con la hoz y el martillo, luego con el Che, ahora con la cruz andina, ¿mañana?
Solo puras teorías que utilizan ciertas simbologías y principios andinos, con lo cual se abren paso en ciertas comunidades indígenas, que ingenuamente se dejan enceguecer con ciertas insignias ancestrales y hasta con palabritas en Kichwa. Todo lo cual se repite insistentemente y con lo cual aspiran convencer a todos de sus bondades, mas no por la propia conciencia de la gente. Como dice: Aldous Huxley "En su propaganda, los dictadores de hoy confían principalmente en la repetición, la supresión y la racionalización: la repetición de las consignas que desean que sean aceptadas como verdades, la supresión de hechos que desean que sean ignorados y el fomento y la racionalización de las pasiones que puedan ser utilizadas en interés del Partido o del Estado".
Por otro lado, al sumak kawsay no hay que rescatarlo o recuperarlo como señalan algunos intelectuales, sino de expandirlo y florecerlo desde donde todavía resiste. Si los Andes centrales hubieran sido colonizados y/o exterminados, nadie hubiera lanzado la teoría del sumak kawsay. Quién se hubiera atrevido a proponerlo si no habría el soporte para legitimarlo y ejemplificarlo. Si Bolivia, Perú y el Ecuador Profundos ya hubieran sido colonizados, civilizados, modernizados y desarrollados totalmente, hubiera sido imposible atreverse a lanzar esta propuesta. Gracias a estos pueblos vivientes y sobrevivientes –en diferentes proporciones- es que es posible soñar en reverdecer y ampliar nuevamente este sistema para todos los Andes, y que sea una guía para el mundo entero.
En otras palabras, ha sido su subdesarrollo, su cuartomundismo, es decir, su retraso a la colonización extrema y a la civilización severa, lo que ha sostenido su permanencia cultural y vital. “Ese desprecio, sin embargo, ha permitido que ellas sobrevivieran en el silencio, en la oscuridad, en el desprecio simultáneo de sus propias élites modernizadas y occidentalizadas. Esa “exterioridad” negada, esa alteridad siempre existente y latente indica la existencia de una riqueza cultural insospechada, que lentamente renace como las llamas del fuego de las brazas sepultadas por el mar de cenizas centenarias del colonialismo. (9)
De ahí, que todas las políticas de modernización, progreso y desarrollo, lo que han hecho es ir terminando poco a poco con el sistema comunitario. A pesar de ello -y cínicamente- todavía hay algunos que siguen hablando de desarrollo, cuando “ya no tiene adeptos en los recintos internacionales “serios”: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial, Organización Mundial de Comercio (OMC), etc. En el último foro de Davos ni siquiera se habló de eso. Y en el Sur ya no lo reivindican sino algunas de sus víctimas y sus buenos samaritanos: las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que viven de él. Y tampoco todas. La nueva generación de las “ONG sin fronteras” hace girar la ‘charity business’ alrededor del aspecto humanitario y la intervención de urgencia más que del despegue económico.” (10)
Por lo que la pregunta que debemos hacernos es: ¿el Socialismo del Buen Vivir u otro, está destinado a consolidar el ancestral sistema andino de vida o a exterminarlo completamente? En dicha propuesta, el sumak kawsay terminará siendo solo un ingrediente más del Buen Vivir, como ya reclaman algunas izquierdas y algunos intelectuales. El sumak kawsay deja de ser lo que es, para pasar a ser una rama más de la Izquierda. Es decir, el mismo desprecio de siempre, el irrespeto para pueblos milenarios. Cuando debería ser al revés o por lo menos paralelamente, estamos en tierras del sumak kawsay y ese debería ser el paraguas que sostenga a todo lo demás, y no al revés, pero la prepotencia occidental y de los subalternos occidentalizados sigue manifestándose. Lo indígena siempre a segundo plano, solo relleno de los avanzados e ilustrados meritocráticos del siglo XXI (la moderna intelligentsia).
Pobreza, primer mundo, ciencia… son eufemismos que tienen el propósito de colonizar los “Andes Profundos”, ya que en estos casi 500 años no han logrado hacerlo con todo el territorio, al no lograr a todos ellos todavía integrarlos a los “beneficios” de la civilización y la modernidad. Algo que el mismo J.J. Rousseau criticaba para Europa hace 240 años, a través de la artificialidad de la vida social y de la civilización, y que fuera interpretada -sobre todo por la Ilustración- como progreso, cuando lo que ha hecho el “estado social” es afectar y dañar el “estado de naturaleza”. Y todo ello no ha cambiado hasta el día de hoy, “Seguimos asistiendo a la occidentalización del mundo con la colonización del imaginario mediante el progreso, la ciencia y la técnica. El economicismo y la tecnificación son llevados a sus últimas consecuencias. La crítica teórica y filosófica radical, valientemente ejercida por unos pocos intelectuales marginales, contribuyó al deslizamiento retórico pero no desembocó en un cuestionamiento de los valores y prácticas de la modernidad.” (10)
En otras palabras, con el desarrollo y el progreso todavía no han podido someterlos al piramidalismo eurocéntrico, para así esclavizados dentro del capitalismo/socialismo como mano de obra que produce más para los grupos de poder privado o estatal. O educados y civilizados para que no sean una traba o una piedra en el camino para sus desaforados deseos de forrarse con el “oro negro”. Todo conocimiento para modernizarlos es para que dejen de ser indígenas y se conviertan en mestizos o en “felipillos” de sus otros hermanos que resisten la colonización (cuarto mundo).
Incluso, posteriormente llegan a matarse entre ellos mismos. Ya no lo hace directamente el colonizador sino el propio indígena desarrollado, que ha caído en las trampas de la materialidad y el cientificismo. Antes, sabios en los laboratorios de la naturaleza ahora, empíricos frente a un computador. De una relación directa con la inmensidad del cosmos a la pequeñez y miopía del aula. Para esta izquierda occidentalizada “Su diferencia es la medida de su inferioridad. Por eso, lejos de constituir una amenaza civilizatoria, es tan sólo la amenaza de lo irracional. Su valor es el de su utilidad. Sólo vale la pena confrontarlo en la medida en que es un recurso o una vía de acceso a un recurso. La incondicionalidad de los fines -la acumulación de metales preciosos, la expansión de la fe- justifica el total pragmatismo de los medios: esclavitud, genocidio, apropiación, conversión, asimilación.” (12)
Los pueblos ancestrales por 500 años han resistido al colonialismo exterior e interior, y los neo-colonizadores lanzan sus últimas estrategias con el fin de “sacarlos de la pobreza”, para amoldarlos y cooptarlos al sistema de explotación capitalista, bajo el argumento de generación de empleo. Si hace 500 años superpusieron sobre los templos andinos las iglesias católicas, utilizando algunas simbologías propias, y con el argumento de “extirpación de idolatrías”; hoy bajo el concepto de progreso se pretende dar el último asalto a la invasión iniciada hace 5 siglos, y así proceder a la conquista total por el piramidalismo de toda Amaruka. Todo ello con el auspicio y el apoyo de algunos neo-colonialistas y neo-felipillos, pues “el éxito del sistema mundo moderno/colonial consiste en hacer que sujetos socialmente ubicados en el lado oprimido de la diferencia colonial, piensen sistemáticamente como los que se encuentran en las posiciones dominantes.”(3)
Lo que no terminan de entender los actuales “felipillos” -indígenas y no-indígenas- es que la pobreza actual fue traída e impuesta por los colonizadores. Europa vivía en una pobreza extrema, como consecuencia de guerras cruentas, de conquistas internas, de inquisiciones genocidas, y esas mismas políticas las implantaron en Amaruka y en 500 años la han ido perfeccionando. Algo que ha sucedido también en la propia Europa con los pobres que mantienen con su trabajo al piramidalismo monárquico, y ahora a los grupos transnacionales. Durante este tiempo los colonizadores han tratado de convencer a los indígenas de que siempre han sido pobres, atrasados, inferiores, y que ellos han venido a salvarles del pecado, de la ignorancia, de la enfermedad.
Y hoy en día repiten lo mismo solo que con otras palabras y con nuevas teorías redentoras, como derechos humanos, solidaridad, integración, participación. “Con matices, es el paradigma de Sepúlveda el que prevalece todavía hoy marcando la posición occidental sobre los pueblos amerindios y africanos. Expulsada de las declaraciones universales y de los discursos oficiales es, sin embargo, la posición que domina las conversaciones privadas de los agentes de Occidente en el Tercer Mundo, ya sean embajadores, funcionarios de la ONU, del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, empresarios, etc. Es ese discurso privado sobre negros e indios lo que moviliza subterráneamente los proyectos de desarrollo después embellecidos públicamente con declaraciones de solidaridad y derechos humanos.” (12)
Ningún cronista dice que en Amaruka encontraron pobreza, todo lo contrario, se quedaron admirados de cuánta riqueza había. Es más, se la fueron llevando para Europa y ahora presumen de ella, cuando todo el grueso del financiamiento del capitalismo naciente proviene de Amaruka. Hasta finales del siglo 18, “la China y la región indostánica tenían un peso productivo-económico en el “sistema-mundo” (produciendo las mercaderías más importantes del mercado-mundo tales como porcelana, la tela de seda, etc.) que Europa no podía de ninguna manera igualar. Europa no podía vender nada en el mercado extremo oriental. Sólo había podido comprar en el mercado chino durante tres siglos con la plata de América Latina (del Perú y México).” (9). En 500 años las élites occidentales (no el pueblo) han traído más destrucción, sufrimiento y muerte -en diferentes niveles y formas-, que beneficios a las tierras de Amaruka y a sus habitantes milenarios. Los colonizadores de antaño, al menos eran más más claros cuando hablaban de extirpación de idolatrías, los conquistadores de hogaño son una “hipocresía global” (Correa) y engañan con palabras como: carreteras, educación, hospitales...
Por lo tanto, la salida a la pobreza impuesta no puede ser con el mismo colonialismo eurocentrista, con posmodernas teorías primermundistas de Izquierda, peor de Derecha. Teorías que son la continuación y el perfeccionamiento de más de 500 años de expoliación, las cuales solo han traído pobreza y han empobrecido al mundo entero, ahora incluido Occidente. Si los pueblos ancestrales fueron capaces de generar riqueza respetando a la Pachamama, tendrá que ser con esas mismas metodologías, pedagogías, hermeneúticasas, las que harán posible un cambio armonizador y complementario.
Si algo habrá que exportar al primermundismo que ha llegado a su límite, son las ontologías, axiologías, epistemologías andinas. Más importante que exportar materias primas y valores agregados, hoy es fundamental llevar las concepciones simbióticas, homeostáticas, heterogéneas de la filosofía andina. Salir de la pobreza traída, no será con más y nuevas teorías competitivas, autosuficientes, meritocráticas, desarrollistas… sino con las milenarias y comprobadas sapiencias de complementariedad, armonía, reciprocidad, estabilidad, mutualidad, espiralidad, proporcionalidad, polaridad, etc. Palabras todas estas desconocidas para la Izquierda y la Derecha.
Las políticas de desarrollo, modernidad, participación, integración, interculturalidad, pluriculturalidad… con las mismas formas, medidas y cánones eurocéntricos de Derecha o de Izquierda, lo que harán es conducir a los Andes Profundos a insertarse en la globalización decadente del piramidalismo uniformizante. “Si el desarrollo no ha sido más que la continuación de la colonización por otros medios, la nueva mundialización, a su vez, no es más que la continuación del desarrollo por otros medios.” (10) Las políticas de desarrollo primermundista son las modernas formas de civilización para exterminar con las culturas matriciales vivientes. “El desarrollo obró creando anormalidades (los “pobres”, los “desnutridos”, los “analfabetos”, las “mujeres embarazadas”, los “sin tierra”), anormalidades que entonces procedía a tratar de reformar. Buscando eliminar todos los problemas de la faz de la tierra, del Tercer Mundo, lo que realmente logró fue multiplicarlos hasta el infinito.” (8)
Entonces la “nueva izquierda” no pretende florecer al sumak kawsay, sino que siguiendo la misma táctica de traición con que mataron al Inca-Shyri Atawallpa, ahora quieren matar al sumak kawsay viviente en el cuarto mundo y sobreviviente en el tercer mundo. Habrá que salir de la pobreza impuesta pero no con más desarrollismo, sino siguiendo y continuando con el propio camino ancestral, que demostró ser eficiente y que logró terminar totalmente con la pobreza, hecho reconocido por los mismos conquistadores. Se deberá construir una modernidad, pero no un modernismo eurocéntrico sino uno dentro de las formas, modelos y conocimientos andinos. Se deberá recrear una “ciencia de punta” pero dentro de las categorías, principios y formas relacionales. Eso es lo que tiene que entender la Izquierda colonizada.
Esa es la trampa que está conduciendo el correismo y el garcialinerismo, si el pueblo no se da cuenta y reacciona a tiempo. De ahí, que una vez más remarcamos que no hay que confundir al Buen Vivir/Vivir Bien con el sumak kawsay/suma qamaña. Está claro que ahora no lo son, quizás con el tiempo lleguen a serlo, pero para ello implica descubrir al Buen Vivir para ver si es sumak kawsay o solo un disfraz, si es un proyecto ingenuo o programado directamente para terminar la colonización empezada y dar la estocada final. Es decir, darse cuenta si con el Buen Vivir estamos viviendo la terminación de la invasión y conquista de América, o el reflorecimiento y masificación de Amaruka. En todo caso, estamos viviendo esos dos procesos y cada cual está en marcha, por un lado, el ataque de los Andes Colonizados con la batuta de la tecnocracia economicista (homo economicus), y por otro, la resistencia de los Andes Profundos con la guía de los maestros. Tecnocratismo versus sabiduría.
Concretizando, el indigenismo en la Izquierda es tan solo un brazalete o un slogan a incorporarlo dentro del marxismo. Han tomado simbologías, principios, formas étnicas para remozarse y refrescarse pero por adentro son lo mismo. Solo son nuevos vestidos pero en el fondo las mismas estructuras eurocentristas. Parecen diferentes, para quien no puede mirar profundo y se deja engatusar por modas, y la Izquierda dicotómica es experta en crear nuevas modas intelectuales, como la Derecha del terrorista mercado consumista.
Un sector de la academia occidental se ha dejado tocar por el etnicismo y se ha mostrado abierta al nuevo ensayo de la Izquierda latinoamericana: El Buen Vivir. La cual ha surgido como una esperanza luego del fracaso del “socialismo real” y de las experiencias de los estatismos o capitalismos de Estado. Pero para otra academia, el sumak kawsay no es algo objetivo ni racional, pues no se encuadra dentro de los moldes de las ciencias sociales occidentales. Ante ello, los cartesianos nacionales se han dedicado a acomodar al ancestral sistema andino, para que se acople al academicismo y pueda ser incorporado dentro de los moldes cientificistas primermundistas. Este es el neo-colonialismo que ahora envuelve al “Socialismo del Buen Vivir” de Rafael Correa y al “Socialismo Comunitario” de García Linera, presentados como sumak kawsay y suma qamaña, respectivamente, cuando solo tienen el nombre y ciertas características generales. En el intento de codearse con el cientificismo y sus categorías epistémicas, han terminado desdibujando y tergiversando la propia naturaleza del milenario modo andino de vida.
El acercamiento e interpretación de la intelectualidad y del academicismo sobre el sumak kawsay sigue siendo antropológica, de objeto de estudio por parte del sujeto científico, como ha sido toda la historia analítica del eurocentrismo. Muy diferente a lo que H. Maturana llama la “ontología del observador”, en la que reconoce al observador como constitutivo de lo observado, y que le permite explicar todos los fenómenos relacionados de la vida. Nuestra condición humana toma lugar en nuestra manera de relacionarnos con los otros y con el mundo en que vivimos. Todo ello muy diferente al materialismo y al cientificismo con su “manera objetiva de ver el mundo”, y su proclamación de propiedad de la verdad única, trascendente y universal. “A un mundo único corresponde un pensamiento único.” (10)
En este sentido, la Izquierda no supera el colonialismo cognoscitivo que “es la concepción que ve al otro como objeto, no como sujeto. (2) Y lo que hacen los avanzados, desarrollados y civilizados del tercer mundo, es llanamente copiar al primer mundo o acomodar los elementos originarios para que sean calificados por el piramidalismo como formas altas de pensamiento social. Pero lo que terminan construyendo es una nueva versión o progresión del posmodernismo, más no un transmodernismo (Russel) ni una nueva “visibilización de formas no dualistas de conocimiento y de vida” (4). Tan solo un nuevo elemento de consumo para la academia, para abrir nuevos cursos y maestrías de estudio del folclorismo social del tercer mundo subdesarrollado.
Ese es el Buen Vivir que se desovilla actualmente en Ecuador y Bolivia, que en el fondo es un neo-aristotelismo del siglo XXI, ya que sigue siendo el hombre el centro de todo, y la naturaleza tan solo un botín sin fin para el hombre “en vías de desarrollo”. De ahí que es un anacronismo el confundir y dejarse engañar en que es lo mismo Buen Vivir y sumak kawsay. En realidad -como hemos visto- el sumak kawsay tiene muy poco en común con el socialismo y el aristotelismo, más a nivel de ideales y aspiraciones humanas, que en epistemologías, ontologías, axiologías, metodologías... El socialismo histórico y el sumak kawsay son más inversos o “desencontrados” (García Linera) que complementarios, por más intenciones humanitarias que hayan de por medio. De ahí que es importante que cada cual marche por su camino, el “socialismo del buen vivir y el comunitario” como otra variante del socialismo y de las izquierdas, y el sumak kawsay como una corriente andina de los pueblos matriciales y vitales del mundo entero.
Ello no implica una total oposición política o un rechazo mutuo, sino la posibilidad de caminar complementariamente para reflejarse uno en el otro, como medio de identificación de lo opuesto para encontrar el equilibrio y la armonía. Se puede caminar paralelos pero cada cual en su vía, así el sumak kawsay puede continuar y consolidarse, caso contrario podría terminar maquillado y paulatinamente deformado, para ser cooptado por el piramidalismo como otra variable folclórica dentro del posmoderno ecumenismo étnico.
No nos oponemos ni rechacemos la construcción de un Buen Vivir con todas las voces disidentes del capitalismo y del eurocentrismo. En todo caso, nos gustaría que este Buen Vivir se acerque más a un Saber Amar heraclitano que a un Buen Vivir aristotélico, a un Buen Vivir de corte matricial vitalista que a uno patriarcal mecanicista, sino, será otro fracaso más de las Izquierdas. Incluso un nombre más preciso -que el de sumak kawsay- para el modo de vivir andino, sería similar al griego pre-socrático con philo-sophia o sabiduría de la relacionalidad, que al pos-platonismo con el Vivir Mejor/Buen Vivir. En Kichwa sería munay-yachay y que está más acorde con la filosofía de los abuelos andinos. Es decir, el saber-amar europeo y andino son bastante similares,  como con todas las naturas (pre-culturas) y culturas matriciales del mundo entero, pero excluyente de la civilización y de su piramidalismo patriarcal, reduccionista, causalista, mecanicista.
En todo caso, lo importante será salir del eurocentrismo y del dualismo para que las Izquierdas aprendan a caminar en formas relacionales, vitales y matriciales. Partir de la experiencia milenaria del vitalismo-animismo, y del fracaso de 5000 años del patriarcalismo, de 2000 años del mecanicismo, y de 100 años del socialismo, sería un camino para empatarse con los pueblos vivientes u originarios del mundo entero. Y así dar un salto de conciencia -a un nivel o estadio más profundo- en el proceso humano de re-activación de la conciencia total.




NOTAS:
(1)             Josef Estermann, “Vivir bien” como utopía política
(2)             Boaventura de Souza Santos, El fin de los descubrimientos imperiales
(3)             Ramón Grosfoguel, "La descolonización de la economía política y los estudios poscoloniales"

(4)             Arturo Escobar, ¿”Pachamámicos” vs “Modérnicos”?

(5)             Matthieu Le Quang y Tamia Vercoutère, Ecosocialismo y Buen Vivir, Diálogo entre dos alternativas al capitalismo.

(6)             Michael Lowy, ¿Qué es el ecosocialismo?

(7)             Boaventura de Sousa Santos, La caída del Angelus Novus

(8)             Edgar Lander, Ciencias Sociales, Saberes coloniales y eurocéntricos

(9)             Enrique Dussel, Transmodernidad e Interculturalidad

(10)         Serge Latouche, Contra el desarrollo: ni duradero ni alternativo, octubre 27, 2013
(11)         Mutaciones del Vivir Bien, http://www.fobomade.org.bo/art-1377

(12)     Boaventura de Sousa Santos, Una epistemología del Sur