lunes, 31 de octubre de 2016

DEL ANTIGUO INDIANISMO-KATARISTA AMAUTA Y MARXISTA AL CONTEMPORANEO DE TIPO ULTRALIBERAL


Gustavo Calle Laime en su artículo “La construcción liberal del discurso indianista-katarista” en “Animal Político” (16-10-16) hace algunas reflexiones y lanza algunas preguntas que deben ser analizadas y contestadas, ojalá por muchos.
Lo primero a decir, es que a los actuales intelectuales del indianismo-katarista el término liberal les queda corto -como sugiere Calle-, pues son ultraliberales y dicho por ellos mismos. Endiosan a los qamiris (ricos aymaras) a quienes consideran el referente o el modelo a seguir por todos los indios, a igual como lo hacen en el mundo de los qharas (blancos) con los empresarios o la burguesía. Creen que los qamiris van a recuperar Bolivia para todos los indios cuando logren desplazar a los qharas en su poderío económico, momento en el cual los indianistas-kataristas se encargaran de construir el “poder indio” en alianza con ellos. Consideran que ahora la lucha principal es la económica y esa es la que están llevando a cabo los qamiris, la cual redundará posteriormente cuando los ricos aymaras resuelvan la pobreza de los demás indios. Es decir, el típico discurso conservador en la que los ricos salvan a los pobres.
Se declaran desarrollistas y racionalistas, al igual que los positivistas que creen en la linealidad de la vida y basan sus teorías en el pensamiento logocrático, al estilo de Aristóteles. Por ello, por ejemplo, critican el concepto de que el futuro está atrás y el pasado adelante, y el cual hace referencia a que lo conocido está adelante y atrás lo que está por conocer. Lo que quiere decir, el caminar mirando al pasado y al futuro al mismo tiempo, y no solo al futuro. Pero para ellos es al revés, o sea, igual a como lo conciben los qharas. Les aterroriza la palabra armonía, que para ellos es igual a paraíso o eliminación de las contradicciones o de los problemas, cuando simplemente es buscar el equilibrio entre fuerzas o situaciones opuestas, es decir, creen como los qharas en la lucha de contrarios y rechazan la armonía complementaria. En resumen, coinciden en casi todo con el modelo de concepción qhara de la vida, pero dicen que luchan contra lo qhara.
Su lucha contra lo qhara no está básicamente en su modelo de concebir la realidad sino en la racialización impuesta a los aymaras como indio y que tiene una connotación de inferiorización, por ello rechazan principalmente a los qharas de izquierda porque se han aprovechado de las necesidades del indio para imponerles su ideología marxista. En su crítica han terminado coincidiendo con posiciones positivistas, creyendo con ello que no son ni lo uno ni lo otro, cuando desde otros ángulos podían haberse afincando en lo que poco a poco se ha ido formando como cosmovisión andina, aunque tenga todavía algunos errores. De ahí que cuando escriben, citan y piensan como qharas liberales-conservadores y repudian a los qharas pro-indígenas acusándolos de culturalistas, esencialistas, idealistas.
Esto ha devenido en una forma de racismo desde el otro lado, que cualquier argumento que haga un blanco en “defensa” o a favor del indio es considerado pachamamista. Como de igual manera todo indio que no hable desde su visión del indianismo-katarismo es también un pachamamista. Es decir, los únicos que no son pachamamistas de toda amerindia son ellos, los insuperables que han logrado develar qué es lo indio y cuál es la auténtica liberación del indio.  Lo que podríamos llamar un etnocentrismo extremo, que se acerca a un hegemonismo con tintes fascistas.
La palabra indio es su máxima expresión de reivindicación y su único referente para entender lo indio es a través del indio de La Paz. Al conocer a este indio creen que conocen a todos los indios de los Andes y de América. Ni siquiera conocen a los indios de la amazonia o a aquellos que viven bien adentro de los andes bolivianos que no hablan castellano, pero para ellos el indio de La Paz resume o refleja a todos los indios del continente. Su teoría del indio es la única acertada pues las de los demás indios de América están equivocadas ya que sus cosmovisiones les han sido construidas por antropólogos qharas. En otras palabras, los demás indios no son capaces o simplemente se han dejado manipular por indigenistas e izquierdistas blancos que han creado una imagen idealizada del indio. En definitiva, estos intelectuales han creado un paceñocentrismo para hablar a nombre de todos los indios.
Su objetivo es demostrar que el indio no es la “reserva moral de la humanidad”, de ahí que reivindican inmediatamente cuando algún indio ha cometido algún error o desvarío, para con ello ratificar sus afirmaciones de que el indio es también corrupto, ladrón, asesino. Siendo éste el “indio real”, no aquel que han inventado los románticos qharas con un indio angelical. Es decir, para ellos lo milenario o ancestral ya no existe, y solo hay que basarse en el indio actual el cual refleja al indio verdadero, y aquellos indios que viven todavía en formas ancestrales son indios pachamamistas. Tanto qharas positivistas como estos indianistas-kataristas coinciden en el pachamamismo.
Desprecian a los rituales ya que Evo Morales los ha pachamamizado y folclorizado. Rechazan a los yatiris y demás, pues consideran que lo único que hacen es vender la cultura al turista extranjero qhara o son charlatanes que engañan con sus supuestas lecturas de la hoja de coca o de la naturaleza, y los ridiculizan comparándolos con el presidente de Venezuela Nicolás Maduro que dice que escucha “pajaritos”. Es decir, por culpa de unos pagan todos, y ya nada de lo ancestral sirve, es decir, de lo propio.
Estos indianistas-kataristas no pueden ver a los distintos tipos de indios que hay en toda América, como a los distintos tipos de qharas. Han borroneado un esquema general del indio y del qhara, a partir de lo cual elaboran sus teorías universalistas, por ende, totalitaristas. Han perfilado una visión del indio a su medida e interés, y que les permite desde ahí elaborar sus críticas. Todos ellos responden al esquema de Pedro Portugal Mollinedo y de Fernando Untoja, siendo una proyección de ellos. Han ido alcanzando renombre ya que tienen un buen trabajo de difusión en las redes sociales y están participando activamente en distintos debates. Tienen un discurso bien elaborado y bien fundamentado, que impresiona a quienes no manejan teorías sociales o no tienen una formación política.
Lo irónico y paradójico de todo esto, es que sus concepciones se acercan en gran medida a los postulados de la Ilustración, pero con rostro indio. Se sienten más cerca de un HF Mansilla que de un Josef Estermmann o un Simón Yampara. Básicamente se dedican a criticar y no proponen nada alternativo. Con calificar a todos quienes no piensan como ellos, de pachamamistas, culturalistas, folclóricos, creen ser radicales y originales, pero en el fondo son nihilistas lo cual también tiene origen qhara.
En esencia es un discurso nacionalista, chauvinista, populista, provincialista, que exacerba el odio racial o se aprovecha de él, algo que de hecho ya es fuerte en Bolivia, por parte de los unos y de los otros. Y ahora amplificado mucho más, cuando se critica por parte de cierta población india de que el fracaso de Evo se debe a que se ha dejado manejar por los qharas del MAS. No es que Evo se ha equivocado, son los qharas marxistas que con un discurso indigenista y culturalista han utilizado a los indios del MAS para seguir dominando al indio. De ahí que también hay declaraciones como las del canciller Choquehuanca, que dice que la mayoría de la población es aymara por lo que ellos deberían estar en la mayoría de las funciones del Estado.
Su crítica al pachamamismo es desde el otro lado de lo mismo, de lo que podríamos llamar el pachapapismo o el patriarcalismo homofóbico. Pues, hay quienes también critican al pachamamismo en Bolivia y en toda amerindia, pero lo hacen desde el indio milenario y no desde el “indio real”, esto es, del indio colonizado. Este indio no es el referente ni el ejemplo para tomarlo como modelo o referente único. Hay muchos indios y el que mejor lo refleja, es el que ha sido menos colonizado e influenciado por la civilización y su sistema patriarcapitalista. Siendo desde ahí que se debe partir para una descolonización, y no desde el indio que ha sido domesticado por el occidentalocentrismo como qamiri o como indianista-katarista-ultraliberal o de otro tipo.
El racismo y el nacionalismo está siendo exacerbado en todo el mundo por distintos grupos xenófobos, sin embargo, en referencia a toda amerindia este fenómeno social se da en mayor medida y básicamente en La Paz. ¿Por qué solo en La Paz, por qué no llega a estos niveles extremos en otras ciudades de los Andes o de toda América? Una de las respuestas probables, es que La Paz es la única ciudad sede de gobierno cuya mayoría poblacional es indígena. Cuzco es otra gran ciudad india, pero como no es centro político no refleja el nivel de politización a diferentes niveles como en La Paz.
Los indios han sido históricamente relejados y discriminados por lo que obviamente las reacciones son diversas, desde los que enarbolan el etnocentrismo y su revanchismo pretendiendo dar “la vuelta a la tortilla”, hasta los indios en el otro extremo que buscan blanquearse al máximo. Algo muy parecido a como se observa en otras partes del mundo, por ejemplo, con el grupo terrorista del Estado Islámico, o en el otro extremo, las mujeres hindúes o coreanas que se hacen cirugías plásticas para parecerse más al modelo occidental de belleza. 
Afortunadamente en La Paz y en toda Amerindia, hay indios que no han caído en ninguno de estos extremismos ni fundamentalismos, pero habrá que cuidar que tendencias así no enciendan los arribismos y se lleguen a luchas raciales o étnicas. Bolivia es un caldo de cultivo o un lugar donde se podría presentar a futuro una guerra civil de carácter racial de terribles consecuencias, como las que se dan en el Medio Oriente.

Por cierto, qué dirían los primeros indianistas y kataristas de los actuales intelectuales.

jueves, 27 de octubre de 2016

CLARO QUE HAY LOS MUERTOS DE HAMBRE


La expresión “muerto de hambre” no es un simple exabrupto, o una frase más, o algo sin historia, o una locución sin contexto, como creen algunos, o que leen solo literalmente como el pelagato Roberto Aguilar quien cree que es “injusto” las críticas a Macarena Valarezo y de que fueron “malinterpretadas” sus declaraciones, coincidiendo de una u otra manera con la derecha.
No es la primera vez que se escucha esta expresión, es algo que se lo ha oído muchos años en varios contextos, solo que ahora le salió públicamente a un político, pero es un enunciado que se lo ha soltado por doquier y que principalmente sintetiza la concepción que tienen las élites sobre los pobres o sectores hambreados. Es un concepto de quienes tienen un cierto nivel de poder, especialmente económico, y que suelen repetirlo a diario dentro de sus círculos. Todo lo cual, se sintetiza en aquel atrasado axioma de que el pobre es el responsable de su pobreza, de que ésta no obedece o no es causada por los ricos, sino por el contrario, los pobres tienen algo gracias a ellos o de si es que no hubiesen los ricos se morirían de hambre los pobres.
El “muerto de hambre” tiene varios contextos y situaciones, bajo el cual se suelta o se califica de esta manera a alguien. Principalmente tiene que ver con el cuestionamiento a quienes quieren ser como ellos o en referencia a quienes aspiran llegar a sus círculos, y a los que consideran que no tiene las condiciones o las características para integrarlos, ya sea por su presencia física, por su apellido, por su extracto social, por su formación o creencias, por su nivel social, o por la forma en cómo se han enriquecido, etc.
El “muerto de hambre” es también alguien que reclama y exige sus derechos, que pide mejores condiciones de trabajo o mejoras salariales, a lo cual, el hambreador que siempre está acostumbrado a pagar poco pues cree que el trabajo no merece ser pagado mejor, termina calificando a las exigencias como un despropósito o algo desmedido, y dando como respuesta de que son unos “muertos de hambre”. Es muy típico que especialmente se refieran a quienes hacen trabajos de tipo manual, como el doméstico, la jardinería, la albañilería, recogedores de basura, etc. Trabajos que justamente no quieren hacer los hambreadores, que los desprecian y que consideran que está bien para indios, cholos, negros, pobres. Es decir, desprecian esos trabajos en sí mismos, por ende, no pueden ensuciarse sus finas y delicadas manos, y es un favor el que hacen con los “muertos de hambre” dándoles al menos ese trabajo. Por ejemplo, las empleadas domésticas tienen ahora un derecho igual al que otros trabajadores y para las damas de sociedad es una exageración y por ende son calificadas de “muertas de hambre” por exigir “tanto”.
Lo que quiere decir que detrás de esta expresión -muy común en nuestro medio- hay racismo, discriminación, menosprecio, homofobia, y todo cuanto significa el colonialismo, el cual se ha vuelto más fuerte y más violento en estos tiempos civilizados y desarrollados. Con la crítica y resistencia de una serie de movimientos populares que cuestionan el patriarcapitalismo, se ha exacerbado el miedo y la ira de las élites que temen perder a sus sirvientes y que les toque hacer a ellos lo que no quieren hacer.
En concreto, el “muerto de hambre” tiene que ver con aquella noción de que los ricos son los que generan las fuentes de trabajo, que son ellos los que permiten que los pobres -al menos- tengan un plato en su mesa. Es decir, son ellos los salvadores y bienaventurados del pobre, y sin ellos el “muerto de hambre” se moriría de una vez por todas. Cuando es al revés, si no hubieran los muertos de hambre no habría quien les trabaje para que se hagan más ricos. El muerto de hambre entrega toda su vida al servicio de los patrones por un miserable sueldo, el que solo les alcanza para seguir subsistiendo y para poder seguir trabajando para al hambreador. Ergo, quien no es empresario es “muerto de hambre”.
De ahí el contexto de la frase de Macarena Valarezo que asegura que el empresario como ya es rico no va a robar. Algo perenne también dentro del discurso conservador y que se ha repetido en muchas ocasiones electorales. Lo mismo se soltó con León Febres Cordero, diciendo que como era rico se aseguraba de que no robaría, por lo que había que votar por él con total confianza. Entonces, no es simplemente que se le chispoteó a Valarezo –como diría el chavo- sino que hay todo un historial y toda una condición racial, colonial, clasista, patriarcal, inmersa e inmanente en los discursos y los dichos de los hambreadores.
Además de que es falso este argumento, pues el rico quiere cada vez ser más rico y busca hacerlo legal o ilegalmente. Saben cómo hacerlo sin que queden rastros o huellas, por eso se conocen solo pocos casos, como por ejemplo, el del expresidente Martinelli de Panamá, un hombre muy rico y que ahora está acusado de grandes casos de corrupción. O el caso del empresario brasileño Odebrecht que ha sobornado a muchos gobiernos para obtener jugosos contratos. Ningún rico se salva, por uno u otro lado, y principalmente porque el sistema está hecho y legitimado para que unos pocos sean los beneficiados del gran juego del monopolio creados por ellos mismos. Así de simple.
Entonces, si Valarezo fuera coherente con su pensamiento tendría que apoyar a Alvaro Noboa que es mucho más rico que Lasso, para asegurar un gobierno empresarial de éxito. Bajo esa idea el Ecuador y el mundo solo necesitan de empresarios para que todo esté de gloria y triunfo. Por ello seguramente Valarezo estará apoyado al gran magnate empresarial Donald Trump.
Todo esto deja ver en claro que Macarena Valarezo es una fiel representante del pensamiento hambreador, de quienes se creen los predestinados a dirigir todo, pues ellos son los que crean todo. Sin estos salvadores el pueblo no es nada, el pueblo es hambruna. Esto, no significa validar a cierta izquierda mesiánica y paternalista que también se creen los salvadores desde el otro lado. Senti-pensamos, que nadie salva a nadie; si no nos salvamos todos, nadie se salva en particular. Tal como vemos con el cambio climático que no reconoce a pobres ni ricos.
Pero lo irónico y paradójico de Valarezo, es que con el argumento de que los empresarios no roban, ella inconscientemente se dice “muerta de hambre” pues no es rica ni empresaria ni tiene el nivel económico que tiene Lasso. Y lo mismo pasa con todos los que la han apoyado a ella y los que están con Lasso.
Y esto es lo más triste, que este discurso retrógrada pega en mucha gente del pueblo y ellos mismos repiten este argumento. Hay quienes son sumisos, esbirros, felipillos con los patrones hambreadores, por lo que votarán por Lasso o por Cynthia Viteri. Ésta última, también proveniente de extractos medios pero que ha asimilado el discurso neoliberal de que solos los ricos salvan a los pobres. Y justamente eso se verá en la campaña electoral que se avecina, pero dicho de otra manera: los “muertos de hambre” se han enriquecido en el gobierno correista y hay que castigarlos votando por los benefactores.
Obviamente que ha habido el aprovechamiento directo e indirecto por los nuevos ricos del correismo pero la salida no es ir al otro lado de lo mismo, como ha sido la historia repetitiva del Ecuador. Veamos, si algo el pueblo ha despertado y “al menos” no vota por los hambreadores de la derecha y por los ex “muertos de hambre” del correismo.
En todo caso, queda claro que sí hay los muertos de hambre por causa y creación de los hambreadores y que cuando éstos exigen cambios, el hambreador inmediatamente le acusa de “muerto de hambre” y le pone en su sitio para que no se atreva a dejar de serlo, para de esta manera siga sirviendo de por vida al hambreador y con ello nunca deje de ser muerto de hambre. Amén.
ATAWALLPA OVIEDO FREIRE

jueves, 20 de octubre de 2016

QUIENES SON LOS MONSTRUOS QUE ASESINAN A LAS MUJERES


Cuando se produce la violación o el asesinato de una mujer, todas las miradas se dirigen hacia el individuo en particular, viéndolos como monstruos o pervertidos que tienen algún problema genético o psicológico, pero casi nadie se percata o toma conciencia de que ellos son el producto o el resultado de un tipo de sociedad que tiene un determinado tipo de valores y de creencias. En este sentido, todavía no se entiende que cuando se produce una acción de violencia o un feminicidio, no es solo el agresor el que ha cometido el delito es toda la sociedad patriarcal en su conjunto la que lo ha hecho a través de uno de sus más conspicuos representantes o de quienes han encarnado el machismo en su máxima expresión. Es en última instancia la sociedad las que las ha matado, y al mismo tiempo el asesino no solo ha matado a alguien de la sociedad sino a la sociedad en su conjunto.
Lo mismo podemos decir, cuando se discrimina o se agrede a un indio o a un negro, es toda la sociedad racista la que lo hace. Aquel mundo que ha configurado la visión de superioridad del blanco y de lo occidental, y que la ejecuta a través de aquellos que han construido su odio racial al extremo, en quienes la sociedad racista se expresa de mejor manera. Igual, cuando se ataca a los defensores de la naturaleza o se los criminaliza por defender su hábitat y sus formas de vida, es la sociedad contra-natura con todas sus creencias cosificadoras y utilitaristas la que genera todos los argumentos bajo los cuales va a actuar el asesino de la naturaleza y de los ecologistas. Cuando le matan a un homosexual es toda la sociedad homofóbica la que lo hace, por quien han encarnado en mayor medida el fundamentalismo religioso. Y así, en los demás ámbitos.
Por tanto, hay quienes se encargan de configurar la teoría y de enseñar el concepto de segregación, de inferiorización, y de censura, hacia todas las formas que se opongan al sistema hegemónico y homogenizante, es decir, a quienes menosprecian la diversidad y la diferencia; y hay quienes se encargan de ejecutarlo y hasta de llevarlo al extremo creyendo que así se acaba todo. En este sentido, no es un simple desviado o un degenerado o un enfermo el que lo hace, es toda la sociedad que ha creado una concepción de exclusión y de disciplinamiento la que se encarga de hacerlo a través de los más fanáticos y fundamentalistas que ha producido o creado.
Los monstruos no son casos aislados son las expresiones más extremas de esa sociedad, que simplemente tiene monstruos a diferentes niveles. La sociedad utiliza al sistema educativo enajenante y a la religión (no confundir con espiritualidad) para crear a los monstruos, y utiliza a la justicia como instrumento de castigo y de represión para acabar con los que se oponen o cuestionan a la monstruosidad de la sociedad o a la sociedad monstruosa, y de paso con aquellos que han exagerado en la monstruosidad. De esta manera la sociedad monstruosa cree pagar sus culpas, pretendiendo no reconocerse en esos monstruos terribles y viéndose solo como pequeños monstruos que no han llegado a esos extremos.
Es decir, creen que deben dominar, someter, domeñar, aplacar, explotar a la mujer, a los no-blancos, a la naturaleza, a los homosexuales, a los pobres, a los inmigrantes, a los no-cristianos, etc., pero creen que se debe hacerlo por métodos civilizados y no acudiendo a formas salvajes como hacen esos monstruos. Los civilizados lo hacen sutilmente, los salvajes lo hacen brutalmente. Cuál la diferencia? A la final los une lo mismo, el sentido de exclusión y de absorción de la verdad.
Con ello se convencen y convencen a otros, de que los monstruos están fuera de la sociedad, de que la monstruosidad es un problema particular, de ciertas personas específicas, por ende, la responsabilidad no es de la sociedad, pues la sociedad está bien y solo es cuestión de corregir a unos cuantos. Ésta la manera como la sociedad se engaña y no hace nada real o estructural para cambiar, cree que solo aumentando las penas y creando más cárceles se soluciona todo. Pero en ninguna parte del mundo, ello ha significado que desaparezca estos problemas. Solo cuando la sociedad entienda que su tipo de sociedad es la que está enferma y es la que genera los diferentes tipos de enfermos y de enfermedades, habrá una sanación para todos.
Cuando desaparezca la sociedad patriarcal, colonial, civilizatoria, racionalista, materialista, racista, religiocéntrica, verticalista, capitalista, etc., se terminará con tanta violencia y aberraciones. Pero hay que entenderlo que todas las partes que hemos anotado anteriormente, son tentáculos de un mismo monstruo. No es que el patriarcalismo y el capitalismo se han aliado para acabar con las mujeres, como dicen algunas feministas, el capitalismo es la mutación del antiguo patriarcalismo o es la mayor expresión a la que ha llegado el capitalismo. Y así todas las demás ramas de la misma raíz. El monstruo es uno solo y si no hay una acción transversal e interseccional no habrá ningún cambio real.
Los únicos en todo el mundo que lo han comprendido así, es el movimiento aldeista. Ellos al crear las ecoaldeas o las cooperativas integrales, replantean a cada uno de los detalles o partes que hacen la vida humana y los enfrentan de una manera integral. Y más que todo lo han llevado a la práctica en forma total. Y en similar actitud las comunidades zapatistas y de Oaxaca en México, los kurdos en el Asia Menor y Sarayaku en Ecuador. Obviamente que hay limitaciones en este movimiento y hay más por profundizar, pero son los únicos que asumen una actitud de observar y de cuestionar a cada elemento de la vida y de asumir una posición sobre todas ellas en forma comunitaria dentro de la vida cotidiana. Habría que también resaltar en este sentido al movimiento igualitarista y al vegano político. Y a unos pocos intelectuales en esa posición, los más interesantes son Ramón Grosfoguel, Enrique Leff, Boaventura de Souza Santos.
“Ni una menos” o “Vivas nos queremos” solo será posible, si las feministas al mismo tiempo son indianistas, ecologistas, anticapitalistas, antiantropocentristas, anticonsumistas, antieurocentristas, anticoloniales, antireligiocentristas, etc. Y viceversa con los otros grupos. No es comprensible luchar por la exclusión de las mujeres y no luchar por la de otros grupos o sectores. La lucha es contra toda forma de exclusión para todo el mundo. Todo excluido debe entender y acoger a los otros que también son excluidos y asumir una posición de inclusión general. Por lo tanto, el solgan debería ser NADIE MENOS, L@S QUEREMOS VIV@S, pues el patriarcapitalismo nos está matando mujeres, varones, niños, indios, negros, ecologistas, pobres, homosexuales, animales, inmigrantes, desplazados, montañas, lagos, mares, etc., etc.
Si no lo entienden así, es porque es puro fanatismo o fundamentalismo de quienes dicen luchar por ciertos sectores, y lo único que quieren es virar la tortilla o relucir sus odios sin que haya nada de fondo, solo sacar sus problemas individuales. Como el caso de los falsos veganos del ejército israelí que usan botas veganas "libres de cueldad", pero con esas botas van a asesinar a los palestinos.
Obviamente, que siempre habrá contradicción u oposición pues esa es la ley de la vida, pero la diferencia está entre las posiciones de exclusión e inclusión de unos y otros, entre los que son centristas y los que son integrales, los que aplican la democracia/dictadura y los que funcionan en el consenso, los que buscan el hegemonismo de una tendencia y los que viven en la armonía complementaria, los que intentan acabar con la oposición y los que aprenden a respetar el equilibrio entre todas ellas. Ahí está el dilema y la respuesta para un cambio real y profundo. LA REVOLUCION ES ARCOIRIS O NO ES.


viernes, 7 de octubre de 2016

RAFAEL “MAQUILLADOR” CORREA


Como dice el refrán popular que cada cual juzga según su condición, Rafael Correa ha encontrado la palabra perfecta que resume su condición en estos 10 años de gobierno: “el gran maquillador”. Con esta palabra puede pasar a la historia ya que sintetiza muy bien su gestión. Salida de su propia boca y que denota como mira a la vida.

Durante este tiempo se ha pasado maquillándolo todo. Se ha gastado unos 300 mil millones de dólares en maquillar el Ecuador. 260 mil millones del presupuesto general y a ello 40 mil millones de la deuda pública interna y externa. Inmensa fortuna destinada a hacer obras cosméticas para maquillar hábilmente la realidad, sin cambios estructurales. Es decir, nada de fondo, nada de raíz que implique salir del patriarcapitalismo, todo lo contrario.

El Ecuador maquillado con carreteras que impresionan al turista, de la misma manera como cuando se conoce a alguien por primera vez y le llama la atención, pero a medida que se lo va conociendo se da cuenta de que tan solo era un lindo maquillaje que tapaba sus espinillas de arrogancia y sus arrugas de corrupción. Lindas carreteras e hidroeléctricas que no sobrepasan el 30% de los 300 millones de dólares que ha manejado el “gran maquillador”, como lo ha demostrado ampliamente el economista Eduardo Valencia. Y el resto repartido entre sus compinches, para que sean los nuevos maquilladores que compitan con los viejos por ver quién maquilla mejor al Ecuador, mientras se hacen más ricos y más ricos.

El “gran maquillador” hábil y rápidamente se puso unos cuántos maquillajes de izquierda, cuando nunca antes en su vida había militado en partido o movimiento de esta tendencia, solo para llegar a la Presidencia. Se maquilló de socialista y con ello logró convencer a algunos zurdos incautos, pero cuando se dieron cuenta de que solo era maquillaje ya era demasiado tarde.

Bajo ese maquillaje de izquierda se ha presentado como defensor del pueblo cuando en realidad ha trabajado para los ricos, quienes han ganado como nunca antes lo habían hecho en toda la historia del Ecuador. Y como buen populista ha soltado unas cuántas migajas para que el pueblo le alabe como un salvador, que suelta al menos algo ya que los anteriores no dejaban caer nada o casi nada.

En el gobierno maquillista los corruptos -a quienes el propio “gran maquillador” les declaró públicamente honestos y por quienes puso sus manos al fuego- son denunciados a pocos días de que fugan del país, logrando maquillar perfectamente su salida. Y luego hacen el gran show de que ellos los han denunciado, solo que no tuvieron a tiempo las pruebas suficientes para detenerlos. O como el pequeño maquillador, José Serrano, que dice que fueron ellos los que denunciaron primero la corrupción al interior de la policía por lo que no pueden ser los maquilladores. Como el caso del ladrón que grita que le han robado para que la policía se vaya por otro lado, mientras él huye en sentido contrario. Pero cuando la denuncia ha sido de la oposición, como en los casos de Cléber Jiménez o Fernando Villavicencio, ahí si la justicia ha hecho una práctica diaria y rapidísima, pero no contra los denunciados sino contra los denunciantes. Y luego sale “el gran maquillador” a decir: en mi gobierno no han habido tantos casos de corrupción.

Rafael Correa el más astuto maquillador para colorearse de acuerdo a cada situación, con los empresarios un maquillaje, con los indios otro, con los trabajadores uno diferente, pero con las mujeres se ha desmaquillado unas cuantas veces y se ha dejado ver tal cual es. Por qué será, qué representan las mujeres para Rafael Correa. Su mujer, sus hijas y sus sumisas deben saberlo muy bien, pero como es un hábil maquillador termina logrando que sus sumisas le cubran rápidamente con otro maquillaje, con el argumento de que solo es un problema de su personalidad… bipolar o de su doble moral (esto último se lo callan pero lo saben muy bien).

Claro, que no es el único maquillador, pero es de los mejores junto a Nebot, aunque creo que Correa le gana. Tampoco se queda muy atrás Lenin Moreno que siempre se maquilla de sonrisas, bonachón y caballero. Pero todo el maquillaje se le cayó, cuando dejó ver su pobrecito departamento de Ginebra y los apenas 1´600.000 dólares para su humilde mantención de 1 año.

Lo más triste es que a una buena parte del pueblo ecuatoriano le gusta el maquillaje, le agradan aquellos que le maquillan de que les van a cambiar su vida. Muy pocos se dan cuenta del juego del maquillaje de derecha o de izquierda, y pueden ver que hay verdaderamente detrás del maquillaje. Muchos candidatos ya están preparando sus mejores maquillajes, todos buscando aquel que pueda impresionar al populacho. Como en Colombia que metieron el maquillaje del miedo al comunismo cubano o el miedo a parecerse a Venezuela y con ello lograron ganar. Ya van a ver la cantidad de propaganda en ese sentido. Por cierto, los castristas y los chavistas también son otros grandes maquilladores. Y así en otras izquierdas y en el movimiento indígena.


Puro maquillaje se ve en estos tiempos frívolos y banales, unos cuantos más otros menos, esa es la diferencia. Casi todos los candidatos están maquillándose con la aspiración de que ahora les toque el turno de poder tener más cosméticos que les permita maquillarse mejor. Muy pocos se presentan con la cara limpia. Con tanto ejemplo de maquillistas por todo lado, alguna gente del pueblo también ha aprendido a maquillarse. Pero tengamos esperanza de que algunos han aprendido a no maquillarse y que no votarán por el maquillaje neoliberal ni por el populista. Veamos si han despertado luego de estos 10 años de gran maquillaje, de unos y otros.