lunes, 28 de mayo de 2012

SUMAKAWSAY y SUMACAINA



En los Andes existe una planta sagrada llamada Kuka mas vulgarmente conocida como Coca, la cual ha sido transformada o descuartizada por el proyecto contranatural o civilizatorio de la naturaleza y del hombre en cocaína; como el opio del Asia en morfina y en heroína. La coca es una planta que reúne dentro de sí todas las vitaminas que existen y que otras plantas la tienen parcialmente. Absorbe de la tierra todos sus nutrientes que después ésta queda desfallecida y necesita tiempo para recuperarse, de ahí las propiedades curativas, alimenticias y energéticas que esta planta tiene.
Por eso los pueblos andinos la denominan Cocamama, porque es como una madre nutricia que alimenta y provee de vida a todos sus hijos. Pero el programa domesticador occidentalista (grupo elitista que domina a Europa, EEUU y casi todo el mundo) se encargó de irla reduciendo a la hoja de coca hasta obtener sus principios activos y de ahí obtener lo que denominaron cocaína. Droga que se convirtió en sofisticada y de la clase adinerada por los precios caros que tiene en su comercialización. La cocaína es de los grupos “altos” y la heroína de los “bajos”.
Durante estos últimos 500 años de colonialismo, el gueto occidentalizador ha hecho su camino de vida el destrozar y reducir (separar, dividir, fragmentar) a todos los saberes, culturas, ciencias, cosmocimientos, filosofías de los pueblos andinos, de Amaruka (América) y de todo el mundo. Recorrido que empezó en sus propios lugares de origen hace 2000 años (cultura Greco-romana). Durante este tiempo hemos vivido: etnocidios, genocidios, ecocidios, teocidios, ginocidios, etc., bajo el argumento de civilizar, culturizar, evangelizar, catequizar, evolucionar, desarrollar, progresar a los pueblos bárbaros, salvajes, atrasados, primitivos, lentos, subdesarrollados, tercermundistas…  Su último “culturacidio” ha sido con el sistema milenario de vida de los pueblos andinos denominado como Sumak Kawsay. Como buenos súbditos de la monarquía monoteísta -y en especial del rey Midas- todo lo transforman en oro de sufrimiento y dolor, al igual que lo ha hecho la cocaína, la heroína, y otras drogas hedonistas (anorexia) y robóticas (hikikomori) creadas por la identidad occidentalista (occidentalidad).
Al Sumak Kawsay le han denominado o traducido en español como Vivir Bien o Buen Vivir y le han puesto a la cola del socialismo. Y por otro lado, asociándole y mezclándole con el clásico buen vivir griego (Sócrates, Platón, Aristóteles) y romano (Constantino, Teodosio), que justamente son la “patriz” originaria o germinadora del paradigma de la occidentalidad. Identidad monoteísta-monárquica que acabara paulatinamente con las culturas vitalistas ancestrales de Europa y sus colonias, a pretexto de combatir el paganismo o la idolatría e imponer con la cruz y la espada el cristianismo (el dios único y verdadero). El buen vivir griego-romano es excluyente del ancestral sistema vitalista solar euroasiático (sol invictus) y del solar andino (intiwatana) denominado genéricamente como sumakawsay o convivir en armonía. Son dos sistemas totalmente disparejos desde su raíz fundacional, por lo que no pueden ser integrados dentro del mismo paraguas porque es atentar contra las cualidades y condiciones de cada sistema. Meterle en el mismo saco al “buen vivir” andino con el vivir semita-helénico es simplemente creer que es lo mismo la coca que la cocaína o pretender mezclar el agua con el aceite; pues son dos ontologías, epistemologías, hermenéuticas, axiologías, simbolismos… de diferente construcción, relación y realidad. Nosotros denominamos a esta posición o visión llamada posmodernamente como “buen vivir/vivir bien” como sumacaína, en la misma dimensión de la coca y la cocaína y así contraponer la exclusión entre sumakawsay y sumacaína.
Ante el fracaso y desgaste del marxismo y del socialismo “real” en el mundo entero, la izquierda busca siempre remozarse y presentarse como refrescante alternativa. Así se han ido rebautizando de socialistas marxistas-leninistas a socialistas revolucionarios, socialistas democráticos… hasta su último invento socialistas del siglo XXI. Siendo éstos últimos los que han despertado al sumak kawsay pero que en realidad es un compuesto creado en el laboratorio de la meritocracia de la excelencia de la izquierda del siglo XXI, o como también ellos le llaman: socialismo del sumak kawsay o socialismo del buen vivir.
Los socialistas del siglo XXI han tenido siquiera el mérito (si podemos llamarlo así) de posar sus ojos en las tradiciones andinas, lo que implica de alguna manera una valoración y reconocimientos a los pueblos ancestrales que siguen viviendo en los Andes. Algunos de los cuales viven dentro de los mismos principios y formas de vida desde miles de años (los mal llamados no contactados), otros con ciertas inclusiones civilizatorias domesticadoras (campesinos), y otros civilizacionados profundamente (urbanos). Por su parte, los autodenominados “socialistas auténticos” todavía siguen menospreciando a las culturas ancestrales y las ven como culturas básicas. Para ellos el único pensamiento científico es el materialismo dialéctico o pensamiento marxista. Todo lo demás es folclor o subjetivismo o idealismo burgués, en la que está incluida la filosofía o cosmovisión andina (leer el libro El discurso de la cosmovisión andina, una lectura marxista del mundo andino de Jorge Sosa Soruco). No pueden concebir que los pueblos ancestrales de ninguna parte del mundo hayan elaborado un sistema de pensamiento elaborado de la realidad. Para ellos la historia de la humanidad es antes y después de Marx, como de igual manera para los cristianos para quienes el pensamiento de Cristo es el único verdadero. Los dos más grandes dogmas de la identidad occidentalista (occidentalidad) son el cristianismo y sus ramificaciones monárquicas, monoteístas (derecha), y el marxismo y sus ramificaciones materialistas, reduccionistas (izquierda); que son las dos caras de la misma moneda (el social-cristianismo y el social-marxismo). 
Paradójicamente estos dos hombres son considerados los salvadores de la humanidad por ambas tendencias. Ambas posiciones tienen características mesiánicas, y su propósito es llegar al cielo o al poder político (ambos arriba) para ahí encontrar su fuente gestora de vida sobre las masas sufridas. Las dos son posiciones verticalistas, patriarcalistas, dialécticas, redentoras, paternalistas. Tanto para los cristianos como para los marxistas su aspiración es redimir, por un lado al pueblo del pecado y por el otro lado de la explotación de clase. Recordemos que en los postulados de Marx hay una clara tendencia mesiánica fruto de su ascendencia judía, como lo señalan muchos estudiosos de Marx. Y la práctica de la izquierda ha tenido igual sentido de accionar a través de las experiencias emancipatorias, guerrilleras, liberacionistas… que se han vivido en todo el mundo. Unos cuantos ethos (pequeño-burgueses como dirían los marxistas) convertidos en las heroicos salvadores del pueblo, a costa y a pesar de ellos, pues son los únicos que saben qué hacer y a dónde ir. O los partidos comunistas en el poder quienes mediante decreto y por la fuerza de la burocracia han querido imponer al Dios Estado como igual los neoliberalistas al Dios Mercado. De ahí el fracaso de la izquierda (como de la derecha) en todo el mundo, no existe ninguna experiencia rescatable tanto a nivel nacional como local o institucional. Todos se dan cuenta menos ellos mismos, tanto que ni siquiera han podido cambiar a sus propias familias. Alguien nos da un ejemplo de una familia socialista estable?
Irónicamente los más críticos con la filosofía andina son los marxistas ortodoxos para quienes todo intento de asentamiento en la identidad o filiación milenaria de los pueblos andinos es simplemente bofeteado con el argumento de que se quiere regresar al pasado. Así de simple echan por la borda toda iniciativa de guiarnos por nuestras propias leyes ancestrales, de pretender ser nosotros mismos, de actuar y convivir bajo los principios culturales generados en un proceso de más de 10.000 años de existencia. De un solo plumazo califican de retrógrados y con eso pretenden cortar toda posibilidad de ser diferentes. Hay que ser como ellos o no se es nada, o como ellos dicen: simple ilusionismo burgués (anatopismo).
Los dogmáticos izquierdistas dicen que luchan por el pueblo pero su miopía no les permite ver la totalidad sino solo al marxismo y son más marxistas que el propio Marx. Quién, si pudiera decir algo, creo que diría que prefiere ser olvidado a que hayan convertido a su pensamiento en una nueva religión materialista, como han hecho los cristianos con Cristo. Marx habló de comunismo primitivo con respeto y ejemplo a reproducir, pero para los marxistas las sociedades ancestrales eran sociedades primitivas atrasadas, por eso dicen que no hay que regresar al pasado, que el pasado es de atraso. Y llanamente dicen que no hay nada que destacar ni valorizar y peor retomar o recuperar, pues creen que todo está perdido y simplemente hay que volverse marxistas.
Creo que algunos socialistas del siglo XXI y marxistas-leninistas (en el caso del Ecuador pues en Bolivia es revisionismo) se han levantado con “buenas intenciones” a mirar a los pueblos ancestrales, pero no es suficiente mirar desde la occidentalidad de izquierda. Y más bien puede ser peligroso y salir el tiro por la culata, más que a ellos mismos contra los pueblos andinos por quienes dicen luchar y defender su cultura (interculturalidad, plurinacionalidad). Pues el Sumak kawsay es de ellos y si es mal utilizado será puesto por la intelectualidad académica como un desecho al milenario vitalismo andino. Como de hecho algunos ya lo están haciendo sin siquiera conocer de qué se trata exactamente, solo se rigen por lo que han hecho Morales y Correa, lo cual es Vivir Bien/Buen Vivir pero NO Suma Qamaña o Sumak Kawsay. De ahí la imperiosa necesidad de poner a tiempo cada cosa en su lugar, y no confundir lo uno con lo otro: Buen Vivir o Sumak Kawsay, son dos entidades diferentes.
En este sentido, los socialistas del siglo XXI pudieran ser más contraproducentes para la tradición andina que los mismos marxistas radicales, si es que no reaccionan a tiempo. Estos últimos, por ahora solo pierden el tiempo escribiendo en contra de la cosmoconciencia andina, aunque atacarán en su debido tiempo, como han hecho los guerrilleros en Colombia, Perú, Vietnam… con los pueblos campesinos, utilizándolos de carne de cañón pues solo la clase obrera y el partido, sirven para ellos. Sin embargo se podría confiar que algunos miembros de los socialistas del siglo XXI pudieran ser aliados verdaderos a largo plazo. Aunque habrá que manejarse con mucho tino, especialmente con los intelectuales que ahora andan escribiendo sobre el sumak kawsay como buen vivir-vivir bien. Hablar de lo andino sin haberse curado de la occidentalidad y de haber encarnado la cosmoconciencia andina y el sumak kawsay en su vida diaria, para pretender hablar por los pueblos nativos de su sistema ancestral de vida, es riesgoso y atrevido. Y más adelante no solo lo podrían transformar en sumacaína sino en sumacancerígeno.
En todo caso valoramos a esta izquierda no dogmática que se deja influenciar por el ecologismo, ambientalismo, humanismo, indigenismo, feminismo, culturalismo, misticismo, relativismo, sensorialismo, sensitivismo a diferentes niveles. Es plausible que vayan despertando poco a poco y quizás algunos retomen ampliamente el camino milenario natural o vitalismo (no confundir ismo con centrismo, éste último se asume como único y verdadero). Pero es importante no perder la mirada a la esencia y ver que todos sus presupuestos están asentados y acentuados en los patrones fundacionales de la identidad monista u occidentalidad y solo han incorporado ciertos matices de las corrientes holísticas, integrales y sistémicas. Siendo ese el problema de fondo, que la distancia entre el capitalismo-socialismo y el sumakawsay-vitalismo (no: vitalcentrismo) no es simplemente a nivel de las ramas y peor de los frutos, sino de la raíz del sistema. No se trata de que el socialismo integre superficialmente ciertos nuevos componentes de las culturas vitalistas como la complementariedad, la reciprocidad, la alternabilidad, la armonía, la estabilidad… sino que el socialismo debe ir al fondo de su episteme fundacional para desde ahí replantear todas sus creencias.
Es decir, que la transformación no puede salir del mismo sistema explotador occidentalista sino desde fuera. No se trata de hacer ajustes al sistema occidentalista de derecha para cambiarlo al de izquierda, sino salir del mismo. Quienes han creado esto no pueden cambiarse a sí mismo, tiene que ser de otro sistema que no sea la occidentalidad, sin que importe si es de izquierda o de derecha pues son los dos brazos y piernas del mismo cuerpo, aunque se anulen entre ellos. Pero todo esto implicaría contradecir a Marx, Lenin, Stalin, Mao, Fidel… por lo que es un anacronismo hablar de socialismo con identidad, socialismo comunitario, socialismo andino amazónico, etc. Es decir, cambiar los apellidos para decir que es un socialismo diferente.
Pero lo más grave actualmente, es que los socialistas del siglo XXI han convertido al Sumak Kawsay en un modelo de desarrollo económico y en un modelo social, todo lo cual son anacronismos. Primero, porque no es nada de ello y después porque es más que todo ello, pero principalmente porque el vitalismo andino es un camino propio, con sus particulares principios, estructuras, metodologías, estrategias, etc. No puede ser convertido en un apéndice del socialismo, fundamentalmente porque es excluyente del socialismo y después porque el vitalismo es una vía diferente y disímil a toda la identidad civilizatoria u occidentalista, que en la mayoría de ambos planteamientos son excluyentes antes que complementarios y peor integrativos.
Lo que debe quedar claro es que es otra vía, una vía particular, original. De la que pueden o no estar de acuerdo los izquierdistas en general y los derechistas en particular (lo cual es obvio y así debe ser). Y al menos debería ser respetado como otra vía y no incorporarlo al socialismo como un brazalete indigenista para dizque actualizarse o utilizarlo como trampolín para sus intereses de poder. Y en esto, los más resbaladizos son los indígenas izquierdistas que ahora dirigen la mayoría de organizaciones indígenas, que son indígenas de cara, socialistas de corazón, y hasta algunos de mente capitalista. Como igual hay al revés, gentes de rostro europeo pero de corazón andino o tawantinsuyano, por lo que creemos que algunos socialistas podrían despertar el vitalismo que ha existido en todas los pueblos del mundo y que subsiste en el inconsciente colectivo.
Para ello lo básico a comprender, es que el vitalismo es un paradigma que no funciona en la lucha de contrarios, ya sea la lucha de clases o la lucha del mercado (competencia). El sistema civilizatorio está estructurado dentro de esa categoría de lucha y todas sus instituciones de derecha o izquierda están orientadas dentro de ese mismo propósito. La fuente del vitalismo es la armonía de complementarios u oposición de contrarios incluyentes. No negamos que existe la lucha de clases dentro del paradigma occidentalista pero eso no significa que es el prototipo de todas las culturas del mundo y de que todos han funcionado así y que todos deben guiarse por ese principio. Valga clarificar que el vitalismo no propugna la eliminación de “clases” o de grupos. Los pueblos andinos están de acuerdo en la diferencia y en la jerarquía, aunque no como una forma de explotación y de domino como en el modelo civilizatorio, sino como una forma de organización y de redistribución de acuerdo a las diferencias naturales y evidentes.  No se pretende un igualitarismo o cosa parecida, por el contrario se valoriza la diferencia y se pretende la equidad, la cual permite una sociedad práctica y funcional y no una utopía como es el dogma comunista. Los pueblos andinos practicaban más claramente el “DE CADA CUAL SEGÚN SU CAPACIDAD A CADA CUAL SEGÚN SUS NECESIDADES”, que los marxistas actuales.
Somos culturas asentadas en lo concreto, en la realidad, y eso no significa considerar que unos seres humanos sean mejores que otros sino saber que hay diferencias y que hay que mirar globalmente y no absolutamente como actúan los marxistas. Las jerarquías andinas no eran clases de una sobre otra, sino formas de organización que permitía el funcionamiento de la cosmunidad a diferentes niveles y grados. Tal como sucede en la biosfera donde hay jerarquías en las que sistemas más complejos sostienen a otros menos complejos y así en forma sucesiva para ayudarse y reciclarse mutuamente. No era un sistema absolutista en donde una persona llamada rey manejaba a su antojo, era un sistema cosmunitario donde solo podía existir y funcionar por la cosmunidad y no por el absolutismo de un monarca o de un dios o de una clase progresista.
La prueba contunde es que el conquistador encontró un pueblo lleno de riquezas y de gran organización, lo que no quiere decir que todo era perfecto pero nada comparable con las sociedades de la edad media europea. Incluso tanto les impresionó a algunos que escribieron al respecto y otros buscaron emular para una Europa utópica. El mismo Marx lo sabía al hablar de las antiguas culturas que vivían en lo que él denominó el comunismo primitivo. Y ese sistema hoy los socialistas marxistas del siglo XXI lo quieren revivir, primero sin darse cuenta de que no estaba muerto sino de que está vivo y luego sin tomar conciencia de que tiene su propio recorrido y experiencia, con sus propios postulados y doctrinas, las cuales hay que conocerlas para pretender retomar el Sumak kawsay, y no solo querer utilizar el nombre o el estribillo general para adornarle de una nueva forma a un socialismo posmoderno.
En este sentido, la sumacaína termina resultando una nueva maniobra que se integra a la lista salvadora y civilizadora de la izquierda, llámese: desarrollo, crecimiento, progreso, reducción de la pobreza, interculturalidad, plurinacionalidad, identidad, y ahora Buen Vivir/Vivir Bien. La incapacidad de la izquierda por tejer su propio camino le ha llevado por múltiples acomodos durante todo su proceso histórico, no porque lo quieran sino porque el problema está en sus creencias de base: el occidentalismo civilizatorio. Algo de lo que no se dan cuenta y siguen en el mismo disco rayado, destruyéndose intelectualmente entre izquierdistas, mientras el pueblo sigue sin entenderles y peor seguirles. Ni siquiera la clase obrera les apoya, solo unos cuantos que lucran de las organizaciones sindicales e incluso hasta llegan a ser presidentes (Walesa-Lula) y no pasa nada.
Seguro que los izquierdistas quieren un cambio para la humanidad pero sus postulados están configurados por el mismo esquema que en la base sostiene a la derecha. Eso no pueden percibir y siguen empantanados en lo mismo, y podrán pasar otros 500 años y quizás no entenderán que el asunto fundamental no es entre izquierdismo y derechismo sino entre centro: patriarcalismo-reduccionismo-racionalismo-materialismo-separatismo-objetivismo-monoteísmo-monarquismo-monopolismo-monotonismo y todos los monocentrismos habidos y por haber, en exclusión y diferencia con el vitalismo milenario de todas las culturas solares y lunares del mundo entero (sinergia, simbiosis, homeostasis, correlación, espiralidad, consenso, concordancia, conciliación…). La prueba clara es que todos los proyectos izquierdistas (y viceversa) han sido adoptados fácilmente también por la derecha pues ambos tienen la misma raíz y solo se diferencian por los apellidos de uno y otro para así intentar diferenciase (democracia proletaria-democracia representativa, desarrollo económico-desarrollo sustentable, libertad de organización-libertad de mercado…). En este sentido, esta diferencia es una contradicción (o lucha en su caso) pero dentro del mismo paradigma constituyente, y el vitalismo es un arquetipo totalmente fuera de éste.
Y esto se puede ver en todo el proceso histórico autodemoninado libertario que no ha conducido a ninguna liberación real. Por ejemplo, tanto izquierdistas como derechistas resaltan y conmemoran la gesta independentista de Bolívar, Sucre, San Martin, etc., o de ciertas denominadas revoluciones liberales como de Alfaro, Sandino, etc. Pero ninguna de ellas ha terminado con la explotación o la dominación, simplemente han sido procesos de recambio y reacomodo de las mismas posiciones de poder de ciertos grupos económicos en nuevas formas y nuevos métodos. Acaso alguno de los personajes citados y hoy tan renombrados por los socialistas del siglo XXI y por los “auténticos” revolucionarios, cuestionaron o criticaron a la occidentalidad. Lo único que hicieron fue reproducir en América lo que hicieron los republicanos franceses inaugurando la división social en los tres poderes. Y así en todo, lo único que hay hecho nuestros izquierdistas y derechistas es repetir lo que han hecho los unos y los otros en Europa, nada más. Alguien me da excepciones? Alguno ha hecho algo desde la tradición amarukana ancestral? El único personaje resaltable que cuestionó a algunos elementos de la “patriz” occidentalista fue José Martí, quién en su propuesta de “Nuestra América” reivindicó -de alguna manera- al paradigma de los pueblos ancestrales, hablando de la necesidad de tomar en cuenta los principios y percepciones de los antiguos pueblos de América y no solamente los postulados europeos. Todos los demás siguieron al ilustrismo europeo y luego al positivismo y al marxismo eurocentrista, y así en todas las ciencias, economías, políticas… (anatopismo)
Los únicos y primeros que ahora en Europa cuestionan al occidentalismo y que van al fondo (aunque no lo ven precisamente así), son algunos como Dominique Temple, Stanislav Grof, James Lovelook, Josef Estermann, incluso el mismo Einstein y Max Planck con sus teorías relativistas y quánticas. Ellos son verdaderamente revolucionarios en occidente, el marxismo solo lo fue del capitalismo, el vitalismo europeo ancestral (no confundir con el vitalismo de Nietzsche, Bergson o Schopenhauer) lo es del paradigma monista a través de sus planteamientos de holisticidad, integralidad, sistemicidad, complementariedad, reciprocidad, vitalidad, tetralidad… que también son andinos aunque con ciertas oposiciones pero dentro de la misma matriz (leer Mirar con los dos ojos de Javier Medina).
Nuestros socialistas han sido incapaces de hacer un socialismo americano, solo ciertos personajes como Mariátegui lo intentaron, lo cual es plausible para su época pero no para hoy seguir visiones neomariateguistas y hablar de socialismo indigenista. Como hoy otros que comienzan a hablar de bolivarianismo, (alfarismo en Ecuador) y le colan a marxismo y hasta indigenismo andinista (Chávez, Morales, Correa). Estuvo importante para su momento, como igual las acciones de los movimientos indígenas en sus inicios guiados por la izquierda, pero a esta “altura del partido” con los cambios y experiencias suscitadas no podemos seguir a la cola del socialismo internacional y peor poner a la tradición andina y su sistema del sumakawsay como un brazalete nacionalista o indigenista del socialismo (buen vivir), para que fracase como todo el proyecto izquierdista en su totalidad y el derechista (vivir mejor), evidentemente.
De ahí que es importante diferenciar entre el sumakawsay y la sumacaína, como entre la coca y la cocaína, aunque para la occidentalidad no hay diferencia, la coca y la cocaína son drogas y punto. Ese ha sido su accionar y lo que han hecho es utilizar a los pueblos ancestrales desde siempre, ya sea por los independistas de la colonia que querían ya no seguir trabajando para los reyes de España pero si seguir guardando el poder y dejar todo como estaban las cosas. O es que acaso hubo algún cambio para el pueblo y a la final todo se mantuvo como estaba para las mayorías, especialmente para los pueblos ancestrales, y ahora nos quieren hacer que alabemos a una supuesta independencia cuando fue más de lo mismo. E igual han hecho los izquierdistas con las comunidades en su pretendida imposición del socialismo occidentalista, que no son más que cantos de sirena para que les apoyen en su lucha por la toma del poder y crear una burocracia estatal como es ahora la burocracia partidista, y como demuestra la vivencia de los partidos comunistas en el poder y su partido único (monismo). Lo que nos queda claro es que no están queriendo instaurar el vitalismo andino (sumakawsay) sino el socialismo, como ellos mismos lo señalan, y al menos en eso estamos de acuerdo. Por lo que solo va a quedar como una otra artimaña el indigenismo y el pachamamismo que ahora les ensalza y dizque les conmueve a los socialistas del siglo XXI y a ciertos marxistas-leninistas.

EL CAMINO Y EL CAMINANTE
Sobre el pachamamismo es importante señalar que no hay que confundir el camino con el caminante. Si bien es una maniobra de esta izquierda el utilizar a la ecología y la tradición andina como pachamamismo o al Sumak Kawsay como sumacaína, no quiere decir que la Filosofía Andina o el Sistema de Vida Andino no sean una alternativa real y una experiencia comprobada en cientos de años y que sigue latente para los pueblos andinos. Postulados que son un absurdo para la occidentalidad y los occidentalizados de los dos carriles, pero no para los andinos. Y no nos amargamos por ello pues cada cual puede hacer su camino y respetamos la diferencia, la variedad, la diversidad por más excluyente y tormentosa que sea.
En este sentido, el sumakawsay o vitalismo andino no es una nueva aventura para los pueblos andinos aunque si para los socialistas del siglo XXI que le han incorporado a las constituciones de Bolivia y Ecuador como algo nuevo, cuando es algo vivo a diferentes niveles en los pueblos andinos. Dejamos bien en claro que el vitalismo andino no es algo del pasado y por ende no queremos regresar al pasado como acusan algunos detractores del arte de vivir en armonía (sumakawsay). El sistema andino está vivo y reluciente en algunos pueblos que decidieron alejarse de la civilización a sabiendas de lo que implicaba su relación en cualquier sentido. Sabiamente se escondieron, en muchos casos en lugares impenetrables para el conquistador y sus descendientes. Algunos hoy han sido ubicados y son calificados eufemísticamente de “pueblos aislados” pues antes les denominaban pueblos primitivos o salvajes por no querer dejarse “civilizar y culturizar”. Pero hay otros pueblos que todavía permanecen totalmente ocultos y guardan la tradición y el sistema en su pureza ancestral. Y también subsiste en algunas cosmunidades (no: comunidades) y familias bien alejadas del mundo occidentalista. Las cosmunidades que están más alejadas del “desarrollo civilizatorio” viven en el sistema ancestral, mientras las comunidades cercanas o dentro del sistema occidentalista lo tienen guardado en la memoria genética (ADN) y en el inconsciente colectivo, por lo que tampoco en estos sectores ha desaparecido completamente. Solo desaparecería si les extinguieran físicamente como hiciera la corona occidentalista inglesa en Norteamérica o la española en Uruguay y parte de Argentina y Chile.
Por lo tanto no es pasado sino algo vivo, solo para ciertos antropólogos y pensadores futuristas, las culturas ancestrales son cosas del pasado, de museo o del folklor. Esto no significa que queremos vivir del pasado ni de algo mítico sino que pretendemos que la experiencia acumulada y que vive en el presente a distintas maneras, aporte y contribuya a reformular nuestra vida y a reinstaurar un mundo nuevo de relación armónica. Estos pueblos -aunque hoy pequeños en cantidad numérica- tienen mucho que aportar con sus principios y conceptos de calidad y calidez de vida. Hoy son una propuesta diferente si es que no se los quiere ver como una alternativa por aquellas mentes elegidas que se creen las únicas con inteligencia y conocimiento social. El vitalismo tiene un planteamiento diferente y por lo menos los académicos si se dicen investigadores serios deberían abrirse para estudiar, aunque lo ideal sería enraizar en su ser para saber si es factible o no concebir otro mundo desde otras categorías y relaciones (leer Complementarismo Andino y Modernismo de Reynaldo Vilela Diez de Medina).
Y lo principal a encarnar, está en el principio de relacionalidad complementaria del ser humano con los demás seres de la vida. Para el vitalismo la única posibilidad de un cambio armonizador está en replantearse la relación con la naturaleza extrahumana. Esto es, que mientras la percepción y acción sobre la naturaleza sea de cosificación (medios de producción) y de consumo (recursos naturales) todo seguirá igual, solo habrán cambios de ropaje pero el sistema será el mismo. Esto implica replantear la vida desde replantear una relación de respeto y conservación de la naturaleza, pero principalmente de una convivencia estrecha con sus leyes y principios. No sirve de nada una simple posición ecologista si no se modifica de raíz el sistema y éste NO empieza por modificar la relación dialéctica entre capital y trabajo o de eliminar la explotación del trabajo, si no de terminar con la explotación y acumulación de la naturaleza para que se produzca todo lo demás (conciencia vitalista). Es decir, el problema no está en salir de la pobreza (reducción de la pobreza) sino en salir de la riqueza (concentración de la riqueza), ahí la gran diferencia entre el proyecto de la occidentalidad de derecha (austeridad) e izquierda (crecimiento) y el vitalismo (estabilidad).
Acaso en aquellas comunidades donde han entrado con proyectos de desarrollo y que se han integrado al mercado de consumo, ellas han tomado una conciencia y vida holística?. A lo mucho una posición ecologista pero básicamente para satisfacer a cierto mercado ecologista, pero de ahí siguen siendo parte del sistema, ya no son pobres son nuevos re-construidores del mismo sistema. La caridad no cambia solo acentúa a otras formas más sutiles de dependencia. Acaso algunos de ellos hoy hacen algo por trastrocar el sistema sino contradictoriamente algunos ahora explotan a otros miembros de sus comunidades o de otras vecinas. Son solo nuevos productores y consumidores del mismo sistema.
En todo caso deberá ser una acción paralela de replantear la relación económica entre capital y trabajo y entre los dos con la naturaleza. Es decir, no es suficiente llegar al gobierno con discursos ecologistas y pachamamistas para luego seguir con políticas extractivistas a pretexto de satisfacer necesidades inmediatistas para dizque salir de la pobreza y entrar al desarrollo. Lo único que se acentuará es la dependencia y el endeudamiento a los grupos monopólicos y al consumismo mundial, no solo de la derecha si no de la izquierda (China). Esto significa continuar con lo mismo y principalizando lo economicista y productivista por todo lo demás. Ello determina salir de la economía como un fin de vida para convertirlo en solo un medio, es decir, la economía solo como un instrumento y no como algo absoluto y objetivo de vida. En este sentido, el propósito no será la acumulación para el crecimiento económico incesante sino la recreación constante de estabilidad integral o multidisciplinaria. En la cual la economía será una parte del todo y no el todo como es ahora, y ésta deberá ser “equitable” o mutualista comunitarista para que funcione dentro del sistema vitalista sino será un reacomodo dentro del mismo sistema con cierto discurso vitalista y andinismo.
Tanto en la teoría del crecimiento económico de derecha (privatista) o de izquierda (estatista) se habla simplemente de más producción y lo que hemos visto, es que esa mayor producción no es mayor redistribución sino mayor concentración en un grupo o sector, el cual crece y crece solo para sí mismo. Así lo explica la experiencia vivida, particularmente el sistema financiero es el que más ha crecido y como consecuencia se dice que un país está creciendo, lo que es un eufemismo pues no porque crece un grupo está creciendo todo el país. O cuando se señala que ha habido crecimiento macroeconómico, cuando lo único que refleja es que una élite es cada vez es más rica y los otros un poco menos pobres. Si bien crece el empleo, lo que en realidad está creciendo es el aprovechamiento de la mano de obra barata. Hay gente que se incorpora al movimiento productivo pero los que crecen exageradamente son los inversores pues el crecimiento de los trabajadores es mínimo. Lo único que están haciendo, es soltar lo mínimo necesario para que puedan recuperar su fuerza laboral y de consumo para que sigan produciendo y enriqueciendo más a sus “benefactores”.
Crecen las empresas grandes quienes por autofagia se comen a las más pequeñas (competencia), hasta cuando la concentración llega al límite y se producen las crisis. Las empresas pequeñas quiebran, despiden a sus trabajadores y las compañías grandes las absorben y toman el puesto que éstas tenías en el mercado (la China socialista está haciendo eso también). Pero luego, bajo los criterios de eficiencia y de la tecnologización rápida que se está produciendo, se van reduciendo el empleo y los costos, a medida que las empresas grandes se van inflando cada vez más. Compiten (lucha mercantil) por ser la empresa más grande, y en su ambición recurren a la especulación bursátil en la que si juegan acertadamente la empresa sigue creciendo caso contrario quiebra, como sucedió con la crisis financiera del 2008 y 2010. Hasta que estalla una gran crisis, en la que hábilmente se reacomoda el juego y se reproduce lo mismo de una nueva manera, así han logrado los capitalistas sobrellevar todo, especialmente durante los últimos 200 años. Ellos aplican más hábilmente para sus intereses el materialismo dialéctico que los socialistas marxistas.
Pero, ¿es que ahora podrán superar la crisis con lo que sucede en Grecia, España, Portugal, Italia y con el ejemplo de Islandia? Me parece que esta vez será el fin, especialmente si los socialistas no vuelven a salvar el sistema con sus prácticas equivocadas o con sus luchas revolucionarias que transforman al capitalismo privado en un simple capitalismo estatal o socialismo democrático, siendo eso lo máximo que han logrado y que podrían lograr mientras sigan imbuidos de la misma identidad occidentalista (leer Qué es el Sumakawsay de Atawallpa Oviedo).
En todo caso, es obvio que la humanidad en su conjunto no va a cambiar por sí misma ni por la llegada al poder de unos cuantos iluminados e ilustrados de derecha o de izquierda sino que vendrá desde abajo, desde las bases, las comunidades, las cosmunidades y las familias que viven así por cientos de años. Las que deberán ser ejemplo, para que el colibrí expanda el polen del vitalismo por todos los rincones y reflorezca en la cotidianeidad, en la recreación diaria de otro tipo de familia y cosmunidad. De esta manera, replantearse el de dejar de ser humano (conciencia individual) para ser humanidad (conciencia colectiva), y de ser humanidad para ser tierra (conciencia vitalista), y de ser tierra para ser cosmos o totalidad (conciencia integral). Solo cuando madure la conciencia colectiva habrá un replanteamiento a nivel de la superestructura y ésta será por educación y principalmente por acción directa de la madre naturaleza.
La conciencia del Ser Tierra que es toda la inteligencia de todos quienes hacen el planeta como del cosmos en su conjunto están interviniendo día a día. De la misma manera que el ser humano está cambiando desde hace más de 500.000 años por acción natural, nosotros estamos siendo reconfigurados por la conciencia de la tierra y el sol. Los cambios sociales y tecnológicos no son nada en relación a los grandes cambios que produce la naturaleza en nosotros. Hoy somos lo que somos principalmente por efecto de la naturaleza en un trabajo de millones de años que por efecto humano. Este gran y profundo cambio no se ha debido fundamentalmente al trabajo humano (teoría marxista) sino al efecto que ejerce en nosotros la luz. Los circuitos cerebrales se activan a medida que integran más luz. El sol sucesivamente en su proceso propio de recalentamiento es cada vez más fuerte. El sol de ahora es mucho más intenso que el sol de hace un millón de años atrás. Y cada salto del sol en su ciclo propio y natural afecta a todos quienes viven de él.
Hoy sabemos por la física quántica, que ese campo que Eisntein le denominaba unificado y que nosotros preferimos en llamarlo campo interrelacionado, es el campo matriz o generador de la vida en la tierra y de toda su conciencia (biosfera). O lo que James Lovelock llamó la teoría Gaia o el gran organismo unificado entre todas sus partes o componentes que se sostienen uno al otro. Ese campo magnético que genera el sol y abraza a todos sus planetas no es un campo muerto sino que a través de las supercuerdas -que funciona como una telaraña- enlaza a todos los miembros que hacen la vida. Cada uno de los seres en particular están conectados a ese gran sistema electromagnético, el cual es más fuerte que los individuos en particular e influenciándole en una determinada forma (leer Caminantes del arcoíris de Atawallpa Oviedo F).
Entonces el ser racional que se creía objetivo y que dominaba sus emociones, hoy sabemos que era el hombre que reprimía su humanidad y despertaba su lado perverso, dogmático y esquemático, que es el hombre logicista, mecanicista, individualista y egoísta en que se convirtió al alejarse de la naturaleza, al momento de considerarla como inferior. Desde Platón se configuró el sistema civilizatorio contranatural u occidentalidad, y se ha ido perfeccionando o desarrollando hasta el marxismo en todos estos 2000 años, llegando al momento actual donde está en juego la vida misma del hombre sobre el planeta tierra. Ésta la gran ironía, hoy con todo el armamento químico existente se podría terminar con toda la especie humana, pero muchas especies animales sobrevivirían destronando al rey de la creación de Descartes o Newton o Darwin o Bacon. Quizás no suceda, pero lo cierto es que es un posibilidad real la que ha creado el hombre cientificista.
Entonces el asunto todavía es mucho más de fondo, que algo simplemente social o económico. La ruptura está en la división de nuestro cerebro racional (masculino) e intuitivo (femenino), lo que ha ocasionado la separación ilusoria con su sistema divisorio de la realidad que nos ha conducido a este mundo despersonalizado, consumista, depredador. Sistema que lo único que busca es dominar el mercado, la ciencia, las mentes y almas de los seres humanos para sentirse un hombre de éxito, meritocrático, triunfador, y creador de la excelencia académica. Por tanto el misterio es más profundo todavía de lo que creen nuestros capitalistas y socialistas, está en el nivel quántico algo que es incomprensible para ellos, especialmente para los economistas y los políticos.
Algunos ortodoxos racionalcentristas (machismo) que desprecian otras formas de cosmocimiento (no las únicas ni mejores) como el sentimiento, la sensorialidad, la intuición, la percepción, en otras palabras la feminidad (leer el libro La Racionalidad Andina de varios autores), pensarán que me pasé a un discurso esotérico, como de alguna manera dijeron al principio de Einstein y de otros revolucionarios relativistas y quánticos. Pero, así no lo crean el Ser Tierra piensa y siente, eso lo han dicho siempre los pueblos de tradición, y lo siguen repitiendo insistentemente. Estamos en un mundo vivo y no en mundo mecánico, en el cual los marxistas y antipachamamistas siguen creyendo todavía que la vida funciona por la ley de causalidad y por el materialismo dialéctico (leer la Delusión Dialéctica de Javier Ruiz García). Solo cuando la física quántica resuelva algunas preguntas que todavía están pendientes lo creerán los cientificistas y quizás sea demasiado tarde para ellos. Y lo que en el fondo están haciendo los quánticos es confirmar lo que han dicho los maestros de todas las culturas ancestrales vitalistas de toda la humanidad. Por tanto demostrando el desfase de la ciencia occidental en dos mil años, tal como ha demostrado científicamente Javier Amaru Ruiz con la yupana, instrumento de conteo que puede hacer operaciones matemáticas de más de 5.000 dígitos. ¿A dónde estuviéramos ahora si no hubiera habido este corte de 500 años?
Pero si quieren ser cortoplacistas e inmediatistas objetivistas nos podemos quedar en la situación eminentemente política y economicista para no ofender a su ilustrismo europeo y positivismo académico (anatopismo), para señalar una vez más que mientras se siga especulando intelectualmente con múltiples modelos de nuevo cuño y estampa dentro del mismo sistema primigenio todo será una nueva aventura, moda y droga como las que hemos vivido en estos 2000 años. Ahora es la opción de cada cual de seguir en la cocaína capitalista (vivir mejor) y el cigarro socialista (vivir bien), o dar un salto total (pachakutik) y reaprender a convivir en armonía y equilibrio. Despertar o reactivar el vitalismo solar que vive en todos los seres humanos en su inconsciente colectivo y en su memoria genética, y que se formó en más de 100.000 años pues apenas el sistema civilizatorio u occidentalidad tiene máximo 5000 años de existencia. Estamos a tiempo.
Atawallpa Oviedo Freire
Escritor y terapeuta vitalista
yuyarina@yahoo.es