jueves, 12 de abril de 2012

EL CAMINO DEL SUMAKAWSAY Y LOS CAMINANTES

No necesariamente son lo mismo el camino y los caminantes, y no siempre los que se autocalifican de caminantes de un camino verdaderamente caminan por ese camino. A los pueblos andinos les tomó como mínimo 8000 años la configuración y estructuración de su camino o filosofía de vida, al que le denominaron Sumak Kawsay en Kichwa o Suma Qamaña en Aymara o Convivir Armónico en español. Pero después de 500 años de colonialismo civilizatorio muy pocos actualmente lo entienden en su naturalidad y raigambre ancestral.
A partir del año 2006 en que se comienza a debatir su introducción en la Constitución Política de Bolivia, se inicia el periplo del milenario Sumak Kawsay (SK) o Suma Qamaña (SQ) en este nuevo tiempo. Los que redactaron la nueva constitución boliviana y posteriormente la ecuatoriana, la asimilaron en español bajo los términos de Vivir Bien (VB) y Buen Vivir (BV), respectivamente. Al final todos los artículos constitucionales que hacen referencia a este Vivir Bien, son una mezcla del Vivir Bien de los griegos clásicos, de la Buena Vida Romana, del Bienestar Americano, con ciertos retoques ambientalistas y algunos elementos de la cosmovisión andina; lo que significa que no responde en esencia a lo que fue delineado por  las naciones andinas. Es un Vivir Bien posmoderno pero no necesariamente el ancestral Sumakawsay.

Después de esta apertura constitucional han habido muchas reacciones de distintos sectores, no tanto en referencia a los textos publicados, sino a las aplicaciones instituidas por los gobiernos de Evo Morales y Rafael Correa. En casi todos quienes hoy se declaran críticos al Buen Vivir o Sumak Kawsay, se vislumbra claramente un poco o ningún conocimiento sobre las particularidades y especificidades del Sumak Kawsay; a lo mucho conocen ciertos elementos generales. Los socialistas del siglo XXI -como se autodefinen estos gobiernos- y que vienen impulsando el SK o SQ, lo vienen presentando como un nuevo modelo social de desarrollo.  Siendo esta la primera tergiversación, pues el SK o SQ es mucho más que un modelo social o económico, es un estado o modo de ser y de estar en la vida, lo que implica un estadio superior de percepción de tipo holístico, a conceptuarlo simplemente como un sistema político más.

Por otro lado, parece más una maniobra política de los posmodernos socialistas ante el desgaste del discurso marxista y de las tristes experiencias de los partidos comunistas en el poder, que un intento verdadero y serio de renacer al profundo SK o SQ de los Andes. En el fondo, lo presentan como uno más entre otros postulados del socialismo moderno, por lo que en la práctica está quedando como un apéndice del socialismo y no como un ente que camina por sí mismo, con sus propios pies y cabeza. El Socialismo queda como el gran baluarte y el SK o SQ solamente un estandarte más de su discurso revolucionario. Valga dejar bien en claro, que el Sumakawsay no es un brazo más (armado o indigenista) del socialismo ni necesariamente tiene similitud con el mismo, mas por el contrario hay un gran nivel de exclusión entre uno y otro. Todo lo cual lo demostramos ampliamente en el libro “Qué es el Suamkawsay”, como de igual manera lo hacemos con el capitalismo y con otras posturas positivistas y liberales del paradigma civilizatorio monódico.

Pero lo más preocupante de todo este fenómeno, es de quienes se declaran anticolonialistas y vienen empujando un discurso de descolonización. La mayoría de ellos actúan con los mismos principios y categorías  del paradigma materialista-racionalista para hacer sus críticas, y desconocen la filosofía y cosmoconciencia andina. En este grupo están quienes rechazan a ciertas prácticas indigenistas y folclóricas de Morales y de Correa, llamándolas “posiciones pachamamistas”. Nosotros también estamos en desacuerdo con estas actitudes esotéricas y new age de estos gobiernos y de muchas otras personas que están en el movimiento espiritual andino y que confunden espiritualidad con folclorismo. Pero no por ello vamos a confundir al camino con los caminantes, y en ese sentido rechazar a la espiritualidad andina por rechazar a esas personas que no la comprenden, aunque utilicen el mismo discurso e igual parafernalia. No entienden que no se está planteando volver al pasado, se está diciendo que hay que retomar una serie de principios y saberes ancestrales que son aplicables y vigentes para este nuevo tiempo, dentro de estas nuevas circunstancias y condiciones.

Así mismo, cuando nosotros hablamos de una tercera vía, no estamos hablando de un tercer sistema dentro de la misma raíz primigenia que la sustenta. El capitalismo y el socialismo son dos ramas del mismo tronco, que se oponen la una a la otra pero que son complementarias, en la que ambas guardan los mismos parámetros y principios de su patriz (no: matriz) fundacional. Todos ellos surgidos en occidente y dentro de su mismo proceso de confrontación,  como partes contradictorias del mismo sistema civilizatorio que los envuelve. A nosotros no nos interesa crear un nuevo sistema dentro del gran sistema sino algo totalmente fuera de ese sistema, de pies a cabeza. Es decir, cuando proponemos una tercera vía, estamos proponiendo un camino totalmente en ruptura con el paradigma civilizatorio de izquierda o de derecha.

Al nuevo-anciano sistema que estamos proponiendo lo denominamos vitalismo, que en realidad no es nada nuevo ni un nuevo experimento ni una nueva aventura, como las que hemos vivido en estos 2000 últimos años, sino que es retomar la experiencia acumulada de todos los pueblos vitalistas del mundo entero por más de 10.000 años de existencia para aplicarlo a estas nuevas realidades. Esa experiencia y cosmocimiento no ha desaparecido, pues hay cosas que no pueden desaparecer y que están siempre vigentes, y esas son las leyes de la naturaleza las cuales marcan nuestras vidas, y que existen más allá de nuestras creencias o deseos. En esa conciencia, lo que intenta el vitalismo es traducir las leyes y modelos del cosmos a escala humana, y no buscar modelos sociales que salgan del delirio egolátrico de ciertos políticos o de la calentura de mesías predestinados.

De eso se trata este libro, de ir al fondo, a la fuente misma para hacer precisiones y puntualizaciones, para así marcar rupturas y distancias entre unos y otros, y de esta manera no nos confundamos mas ni nos hagamos modernas ilusiones con novísimos castillos en el aire. Con este libro se aspira a que otros se vayan introduciendo en el camino del SK y lo vayan precisando y delimitando más claramente, para que se convierta en una propia, auténtica y diferente alternativa de estar y de vivir la vida. Con esto no queremos decir que el vitalismo y el SK sean la única o la mejor opción de vida. Lo que queremos es precisar que hay otra vía, con sus propios méritos y seguramente defectos, pero que representa verdaderamente un camino alternativo, con la posibilidad de ofrecer algo más transparente a lo que hemos vivido hasta ahora. Para ojalá así generar otro mundo, el cual sea armónico entre los seres humanos y entre estos con la naturaleza, que sería la razón y misterio de la existencia humana sobre la faz de la tierra.



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