lunes, 19 de agosto de 2013

MUJER Y MESTIZA


La nueva Coordinadora Nacional de Pachakutik Fanny Campos ha señalado que -entre otras- de las condiciones o cualidades por la que ella fue elegida,  es que Pachakutik está dando espacio a una mujer, más cuando soy mestiza.” (Diario Hoy 18-08-13). Nos alegramos que una mujer esté al frente pero el solo hecho de ser mujer no asegura nada per se. Aquí es importante tomar en cuenta lo que señala Casilda Rodrigañez al hablar de la mujer patriarcal, o Claudio Naranjo de la mente patriarcal en varones y mujeres, o lo que popularmente se llama las machorras. Después de 5000 años de patriarcalismo la mayoría de mujeres de occidente y las occidentalizadas son mujeres patriarcales ó machorras con mente patriarcal.
Como bien señala Simone de Beauvoir “no se nace mujer se llega a serlo”. Al respecto hay muchos casos en el mundo que confirman lo anotado, por ejemplo recientemente se difundía como noticia internacional el caso de algunas mujeres en Albania, Macedonia, Kosovo, Serbia y Montenegro que decidían dejar de ser mujeres firmando lo que se denomina “virgen jurada” siguiendo el Código Patriarcal de Lekë Dukagjinit, muy similar al Código de Hammurabi. “El juramento normalmente se toma en frente de los ancianos del pueblo, o puede hacerse en privado, cortándose el cabello y empezando a utilizar ropa de hombre. Una vez que el juramento se toma, la mujer se convierte en hombre ante los ojos de la sociedad y se libera de las limitaciones que el sexo femenino tiene.” Estas mujeres a través de los años devienen hombres en su apariencia física y demás situaciones. O a la inversa, el caso de hombres afeminados que han existido históricamente en todo el mundo, y que actualmente se operan o se hacen cirugías para parecer más mujeres de lo que ya son.
En este sentido, la mujer es mujer cuando vive, siente y piensa como fémina, en su condición integral. Esto quiere decir que hay mujeres que pueden ser físicamente muy femeninas pero que piensan patriarcalmente, y así diferentes casos dentro de estos márgenes. Actualmente hay muchas mujeres en sitios de poder (Merkel) pero que son totalmente patriarcales. En el caso del Ecuador, hay ahora  algunas ministras y las tres primeras dirigentes de la Asamblea Nacional son mujeres, lo cual es importante para ir abriendo los espacios, pero esa apertura no puede quedar ahí, pues nos quedaríamos con machorras en sitios de poder que consolidan el patriarcalismo vigente.
Pero tampoco es suficiente que hayan mujeres no-patriarcales sino que además de eso sean también no-civilizatorias, es decir, mujeres matriciales indígenas. Aquí es fundamental cómo entender lo indígena, como algo racial ó como una forma de estar en la vida. Desde la patriarquía o reduccionismo mecanicista es un hecho racial (indígenas, blancos, negros, mestizos, etc.) pero desde lo matricial o integral complementario es un tipo de vivencia ajustado a principios holísticos, sistémicos, relacionales. Desde el colonialismo patriarcal y eurocéntrico la diferencia está en el color de la piel, en cambio desde lo matricial incluyente y complementario la diferencia responde al nivel de la conciencia.
El concepto de lo mestizo tiene una raíz civilizatoria, en la que los conquistadores europeos para diferenciarse de los otros pueblos y establecer posiciones y jerarquías, debieron recurrir a la creación del concepto de raza para delimitar lo que ellos consideraban lo superior e inferior. Hasta antes de la invasión de los europeos no existía esta categoría social sino surge a partir de la necesidad de los europeos de pretender justificar su supuesta superioridad y ésta tendría su origen en la raza. En el “apartheid” de América los españoles crearon una larga lista de razas: blancos, ladinos, mestizos, sambos, negros, indios, cholos, etc., en su propósito de segmentar y establecer derechos y ventajas. Lamentablemente la izquierda eurocéntrica ha seguido manejándose dentro de estas mismas categorías racistas y colonialistas, aún más, cuando genéticamente se ha comprobado que solo existe la raza humana, entonces no pueden haber mestizos entre miembros de una misma condición genética.
A partir de ello, lo indígena no obedece a un color de piel sino a una manera de ver el mundo, a una conciencia vital, simbiótica y homeostática de la vida. De ahí que un ser humano de un origen o etnia particular no asegura que sea un indígena como tal, como de la misma manera una mujer no es mujer por nacimiento sino por formación, el indígena no nace así sino que llega a serlo de acuerdo a su educación y forma de vida. Por lo tanto como hay mujeres patriarcales y civilizatorias eurocéntricas, hay indígenas patriarcales envueltos de occidentalidad (identidad occidental). Machorras y cholos en todo el mundo, empezando por Europa que fueron los primeros en ser reducidos por la élite domesticadora patriarcal. Esta diferencia no obedece a rasgos físicos sino a condiciones integrales de vida. Esto quiere decir que pueden haber indígenas blancos, cobrizos, negros, amarillos; como machos y machorras vestidos con ponchos, con plumas, con trenzas.
Alguien dirá, no es mestizaje racial sino mestizaje cultural. La civilización occidental está construida sobre estructuras y parámetros totalmente inversos y no complementarios de la cultura andina. Son dos paradigmas y conciencias excluyentes, una de la otra desde todo punto de vista. El incorporar ciertas tecnologías o técnicas o saberes de otro paradigma dentro de una matriz, no la anula o la finiquita, solo lo haría como genocidio o etnocidio. Si la cultura andina incorpora ciertos elementos de la civilización occidental o viceversa, lo hace en cooptación o absorción a su matriz primigenia. De ahí que no hay mestizaje cultural, el cual solo puede darse entre paradigmas con la misma carga raigal, y lo occidental y andino no tiene puntos de encuentro. La prueba es que en 500 años no se ha dado un “encuentro de culturas” sino se mantiene el choque entre ellas.
Este análisis es fundamental hacerlo en nuestros tiempos, en Bolivia se viene dando un debate muy interesante, especialmente a partir de que el gobierno de Evo Morales introdujo la pregunta en el último censo, si el censado pertenecía o no a una etnia o comunidad o pueblo, entre cuyas respuestas no constaban los mestizos, según reclamo de la Derecha y parte de cierta Izquierda que también apoyaba. Pero irónicamente en el censo del 2001 el 60 % se reconocía como indígena y en este censo del 2012 bajaba al 40 %. Lo que ha llevado a un profundo análisis de que es lo que está pasando y de lo que se entiende por comunario, indio, indígena, etc.
Nosotros pensamos y sentimos que debemos salir del apartheid colonialista y hablar de diferencias por conceptos y modos de vida. Establecer la diferencia entre categorías concienciales es lo fundamental. Por lo tanto, cuando un miembro de Pachakutik resalta a lo mestizo significa que NO se está manejando por categorías andinas-matriciales-complementarias sino por visiones occidentales-patriarcales-reduccionistas. Ese el problema en las organizaciones indígenas y de la Izquierda (Derecha e Izquierda es también otra dicotomía eurocéntrica), que todavía están infectados y afectados por visiones y conceptos piramidalistas: coloniales, patriarcales, eurocéntricos, antropocéntricos, materialistas, mecanicistas, racistas, excluyentes, entrópicos, etc. Si no se limpian de toda esa carga piramidalista, no actuarán dentro de categorías espiraladas, horizontales, matriciales, complementarias, incluyentes, simbionómicas, sinérgicas, heterogénicas,  etc., que es la esencia de la cultura andina.
El mundo necesita de mujeres y no de machorras, de hombres y no machos, de mujeres y varones indígenas o seres cósmicos e integrales, en equilibro entre su lado femenino y masculino, entre su cerebro racional y creativo, entre su conciencia armónica y complementaria. Para  así salir de toda forma de extremismo y de fundamentalismo que es lo que hemos vivido en estos 5000 años de patriarcalismo civilizatorio monárquico monoteísta de carácter genocida, etnocida, ecocida, femicida, etc. Y reinstauar-instaurar un nuevo mundo con hombres y mujeres que viven la diferencia en forma complementaria y que se respetan mutuamente, siguiendo el mismo continuum de la vida, es decir, de la naturaleza.
Atawallpa Oviedo Freire



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