jueves, 14 de junio de 2012

"EL MUNDO ES BLANCO"



Abruptamente hace unos 1000 años, lo blanco se asumió como lo mejor, lo más desarrollado, lo más adelantado, lo más inteligente, lo más bello que hay sobre la faz de la tierra... Tanto que hasta Dios y Jesús son blancos, rubios, de ojos azules, altos, de nariz respingada, etc.; cuando en el caso de Jesús sería casi imposible de que haya sido así. Todo lo contrario, a la época de apogeo de los griegos y romanos (2500 años) que en su mayoría eran de pelo negro y ojos cafés, quienes consideraban bárbaros a los hombres con pelos y barbas rubias (de ahí viene el nombre) que eran básicamente aquellos pueblos del norte de Europa. Todo hombre o mujer blancos-colorados y rubios eran despreciados, considerados inferiores, conquistados y vueltos esclavos.
Pero ahora se le ha dado “vuelta a la tortilla” a nivel mundial, y tanto lo han reiterado que como dice un viejo refrán: una mentira mil veces repetida parece después una verdad. Y es así, pues ahora todo gira alrededor de lo blanco, llegando al extremo de que los otros colores reniegan del suyo y buscan blanquearse a cualquier precio, si es necesario pintándose o recurriendo a la cirugía plástica u otros tratamientos blanqueadores. El doctor Robert Stolar, un famoso dermatólogo norteamericano, declaró tajantemente: "De ahora en adelante los negros pueden volverse blancos". Y enseñó fotografías de más de una docena de negros antes y después del tratamiento. La cosa ocurría en una asamblea de la American Medical Association. El doctor Stolar decía que el tratamiento dura más o menos dos años y que si un negro quería volverse blanco, su vida experimentará una profunda transformación. Además, que los negros que se han vuelto blancos encuentran trabajo con mayor facilidad. Una mujer negra que ahora es blanca dijo que se le negaba siempre la entrada en un salón de belleza de Manhattan. Desde que es blanca, la han admitido siempre enseguida. Así mismo, recordemos películas como “Los hombres las prefieren rubias”, o los concursos de belleza en donde se mide la belleza desde los gustos y caracteres blancos. Incluso, cuando alguna vez gana una negra o amarilla (asiática), son aquellas que tienen rasgos físicos blancoides.
Tal es el nivel de primacía de lo blanco, que ahora los demás colores parecen desentonados, degradantes, feos, inferiores; en contraposición a lo blanco que es sinónimo de pureza, paz, limpieza, salud, divinidad… Tanto ha trascendido lo blanco en un corto período de tiempo de la humanidad, que antes que el poder político o económico está el poder del color. Un joven blanco pobre tiene más oportunidades que un negro rico (si es que los hay). La mayoría de la mano de obra barata de Amaruka (América) son rojos (nativos u originarios), y de Europa son los cobrizos (árabes, hindúes, latinoamericanos, africanos). La mayoría de la población en Guatemala, Bolivia y Perú son rojos, pero recién a casi 500 años de “monarquía y democracia blanca” hay un presidente rojo en Bolivia. Pero en Guatemala, la candidata y ex premio nobel Rigoberta Menchú, ha tenido por dos veces una votación bajísima en su intento de ser presidenta. En la “democracia” guatemalteca las minorías blancas y blancoides ostentan el poder contra las mayorías descendientes de los rojos Mayas.
Y lo mismo sucede en el Asia y el África. En la India, las castas de poder son blancas y blancoides, en Irán e Irak se da el mismo caso, en los países árabes y la judía Israel de igual manera, e increíblemente también en China y el Japón, aquellos individuos con matices más blancos son los que están en el poder político, económico y social (¿será casualidad?). Tanto es así que últimamente hay un afán denodado por blanquearse en los países asiáticos y muchos (especialmente las mujeres) recurren a operaciones y tratamientos para blanquearse y poder ser aceptados dentro de estas élites y castas privilegiadas.
Un artículo de prensa anota lo siguiente (mayo 2012): Millones de mujeres -y cada vez más, hombres- de todo el mundo han convertido las cremas que dicen blanquear la piel en un filón para la industria cosmética que, consciente de ello, las anuncia de forma agresiva y sin ambages, especialmente en la India y en los países del sureste asiático, lo que le ha otorgado el dudoso honor de ser acusada de abanderar una nueva -y multimillonaria- vanguardia racista: lo blanco es hermoso; lo negro, vergonzante. Una herencia maldita, pero todavía vigente en las sociedades poscoloniales. Esto es, en la mayoría del mundo. Para muestra, un botón. El anuncio de White Beauty (Belleza Blanca), una crema de Pond´s, de la filial india de Unilever. Priyanka Chopra, una de las actrices más guapas y famosas de Bollywood, sufre porque su novio, Saif Ali Khan, el héroe indio del momento, se ha ido con la otra guapa del plató, Neha Dhupia. La chica abandonada recuperará su amor cuando logre tener una piel más pálida -gracias a White Beauty-. El desarrollo de este famosísimo triángulo amoroso, anunciado por entregas en la televisión india ha reabierto el debate sobre la gran obsesión por la piel blanca en aquel país, donde la mayoría de la población es de piel oscura. "Es un escándalo, es un anuncio muy racista, que aumenta los prejuicios por el color de la piel en un país con complejos poscoloniales", dice Subashini Ali, presidenta de Aidwa, ala feminista del Partido Comunista de la India, promotora de la campaña contra el anuncio.

El anuncio en la India ha encendido las alarmas por tratarse de tres superestrellas. Pero no es el primero ni el único. Las cremas blanqueadoras llenan los estantes de las tiendas indias, accesibles a todos los bolsillos -empezando desde lo equivalente a menos de un euro-. Y la gran mayoría tienen deslumbrantes anuncios. Infinidad de firmas locales, pero también multinacionales como Nivea, L´Oréal, Procter and Gamble, The Body Shop, Avon, Clinique o Revlon comercializan sus productos. Y es que el mercado indio gasta en el "cuidado de la piel" más de 640 millones de dólares al año, según un estudio de mercado de AC Nielsen, una cifra que crece a pasos agigantados.
Avance en Asia. Los analistas consultados muestran su preocupación por la facilidad con la que este racismo global -y sus anuncios- es aceptado en Asia, y especialmente en China, Japón, Filipinas y Corea. En este último país, la cirugía estética en los párpados para lograr unos ojos redondos es uno de los remedios favoritos para lograr un aspecto más occidental. Aunque el cambio no es radical, sí se logra el efecto de unos ojos más grandes, dicen los especialistas. En Estados Unidos, ésta es la tercera cirugía estética más buscada, sólo tras la liposucción y el aumento de pechos. Los descendientes de asiáticos son los que más la piden y anualmente se hacen unas 120.000 operaciones a gente de esta comunidad, según la Asociación Estadounidense de Cirujanos Plásticos.

Pero el incremento en el consumo de cosméticos no se limita al subcontinente indio y al continente asiático. En Estados Unidos también se practica aunque en menor medida por el vigor del movimiento por los derechos civiles entre la población negra. Al igual, de acuerdo con Amina Mire, que en África, "donde el emblanquecimiento se ha asociado a la opresión colonial blanca y los que lo practican son acusados de tener complejo de inferioridad, de odiarse. Por ello, se practica a escondidas". Dado que blanquear la piel es algo de lo que avergonzarse, los productos se venden clandestinamente.
"África es el vertedero de las cremas tóxicas, por lo tanto más baratas", asegura Mire que añade que como la gente los usa a escondidas, sólo llegan al médico cuando los productos tóxicos ya han causado daño, a veces irreparable. En muchos países africanos han prohibido el uso de determinados productos por su riesgo para la salud y llevado a cabo campañas para promover la belleza estética local, lo que, de acuerdo con Margaret Hunter, especialista en políticas raciales y de género de la Universidad Mills de California es "un trabajo crucial dado que el mensaje de superioridad blanca satura el mercado". También se ha desatado la alarma en ciertos sitios como en Hong Kong donde ciertos productos que buscan satisfacer esta demanda sin estar aprobados por los organismos reguladores han terminado intoxicando con sobredosis de mercurio a cientos de personas. La sorpresa es mayor cuando aparecen productos destinados a blanquear el ano y los genitales para alcanzar "una apariencia más joven", esto es lo que promete por 43€ la empresa South Beach.
Para Hunter, este nuevo racismo global, originado por ideologías coloniales (las personas de razas mixtas de complexión más blanca disponían de situaciones de privilegio por encima de las más oscuras) y por un racismo interiorizado en las ex colonias, viene espoleado además por visiones de un nuevo orden mundial. Éste tiene como premisa la exportación por parte de Estados Unidos y de sus medios de la belleza blanca. Y, ocasionalmente, la de mujeres negras de piel clara. Cuanto más clara, mejor, vista la reciente polémica creada por el supuesto emblanquecimiento, mediante Photoshop, de la piel de la cantante Beyoncé en un anuncio de L´Oréal.

Cuestión de piel. Por todo el mundo, "en la televisión, cine, Internet o la prensa se prima a la mujer rubia y blanca ya no como el ideal cultural, sino como el imperativo cultural", dice Hunter. Y se sigue premiando. Estudios recogidos por Hunter apuntan a que, en Estados Unidos, los latinos y los afroamericanos de piel más blanca disponen de mayor acceso a trabajo, estatus, dinero o a encontrar pareja. Algo que también sucede en la India, donde las mujeres más morenas tienen más problemas para encontrar marido y su dote se encarece. En las secciones de matrimoniales, donde los padres buscan pareja a sus hijos, la palabra fair, de piel blanca, resalta en todos los anuncios. "Cuando mis hijos nacieron, en vez de preocuparse por saber si estaban sanos, la familia preguntó primero si tenían piel clara u oscura", cuenta Diya Vig; termina señalando la nota periodística.
En el caso de Latinoamérica casi todos los anuncios publicitarios en forma de afiche o en la televisión están hechos con modelos de rasgos blancos. La mayoría de nombres de establecimientos comerciales, recreativos, educativos, fiduciarios, artísticos… tienen membretes blancos, incluso la inmensa mayoría de los rojos de Amaruka bautizan a sus hijos con nombres blancos. Nunca he visto una negra o una roja como cajera de un banco y sólo desde hace unos 5 años se empieza a ver periodistas negros y rojos en ciertos canales de televisión de determinados países. ¿Será pura casualidad?. A propósito de bancos, hay el término “blanqueo de dinero” que hace referencia al intento de legalizar dinero mal habido por la delincuencia, especialmente de aquellos dineros fruto del narcotráfico, y así incorporándolo a la economía legal. De esta manera reflejando otro tinte racista en la frase, en el cual se lanza al inconsciente la idea de que lo legal, lo justo, lo aprobado, lo honrado es lo blanco. Sin embargo hay también la expresión “ladrones de cuello blanco”, para referirse a aquellos personajes de sectores altos que usufructúan de un poder -especialmente político- para robar sin que sean considerados delincuentes, y que en la mayoría de los casos son actos legales pero que definitivamente no son legítimos. A todo esto podríamos añadir expresiones como: mercado negro, viernes negro, negra esperanza, tarde negra, etc., etc. Sin olvidar el racismo en el fútbol contra los negros. Por cierto, decir blanco o blanquito no resulta ofensivo, más bien parece un halago, pero sí, cuando se dice negro o indio, que más parece un insulto dentro de la jerga cotidiana.
Si observamos atentamente, la mayoría de los llamados blancos y los blancoides (occidentalizados), en su actitud y comportamiento común -en cualquier campo o actividad humana- tienden a mirar desde ellos hacia abajo. Pues en su psicología de formación está claro que ellos son los mejores del mundo, desde niños aprenden quiénes son los países desarrollados y quienes son los subdesarrollados, salvajes, primitivos, atrasados… En cambio, los más o menos bronceados, unas veces alzan su cabeza y otras veces la agachan. Mientras más morena o negra sea la persona, casi nunca mirará a alguien por debajo o despectivamente. Es un sentimiento de superioridad o inferioridad por tener tal o cual color de piel. No se valora a los seres humanos por su nivel de conciencia, sino por el color que tienen. Y si son ricos solo son aceptados por ello, pero por atrás dicen: “indio o negro alzado”.
Para referirse mal de una persona nunca dicen: blanco, tal y cual. Siempre está a flor de labios, el negro, el indio, el aborigen, el salvaje, el longo, el runa, el verdugo, el rocoto, en cuyos sustantivos se encierran adjetivos peyorativos, es decir, confinando en sí mismo el concepto de denigración. La mayoría de la gente de los países llamados latinoamericanos giran alrededor del color cobrizo, y siempre están a la cola o a los extremos de cualquier clase de evento internacional, inclusive en las fotografías de los presidentes de la República. La pregunta es: ¿por qué y cómo nos convencimos de ello?. ¿Acaso hay un problema genético del que debemos culpar a la naturaleza o a un dios?.

BLANQUEAMIENTO DEL PENSAMIENTO
Vivimos en un mundo dominado por un solo color, en donde los valores, códigos, pensamientos, tecnologías, ciencias, paradigmas de lo blanco son autoconsiderados y convalidados por los demás colores, como los más evolucionados, avanzados, adelantados, desarrollados, primermundistas; y todos los otros se han convencido que son subdesarrollados, atrasados, tercermundistas, lentos, arcaicos... Tal es la influencia y preeminencia de lo blanco, que esta autocalificación y autoclasificación socio-económica establecida y determinada por ellos mismos, ha sido aceptada y es repetida taxativamente por economistas, políticos, sociólogos, antropólogos, intelectuales del intencionalmente denominado tercer mundo. Típico anatopismo de sociedades y personas dominadas y enajenadas de su raigambre natural.
Inclusive aquellos que se autocalifican de progresistas o de izquierda, están convencidos de ello y repiten el mismo discurso para convencerse a sí mismos y por ende al pueblo, por quienes dicen luchar para sacarles del subdesarrollo y de la pobreza, aplicando políticas construidas y delimitadas por la izquierda blanca (Marx, Lenin, Stalin, etc.). Todos ellos, sean de derecha o de izquierda tienen como su modelo y referente lo blanco, y hasta el mismo rojo Evo Morales quiere desarrollar a Bolivia en los mismos parámetros de la civilizada, culta, tecnológica, industrial y científica Europa blanca. El 95% de la población de la denominada América Latina, quiere vivir al estilo y dentro del conocimiento y filosofía blanca, pues lo propio y ancestral es atraso, como se enseña en las escuelas y universidades. Critican duramente a quienes plantean reafirmar su valor ancestral y simplemente son descalificados bajo el argumento de que quieren regresar al pasado. Los blancos y blanqueados latinoamericanos son más blancos que los propios blancos europeos, son más papistas que el Papa Blanco.
Todos los pensadores, escritores e intelectuales de la oficialidad de Latinoamérica, en estos 500 años hablan de lo culto, ilustrado, académico y científico en relación, comparación y equiparación con los esquemas y conceptos del pensamiento e identidad blanca (occidentalidad) de la vida. Casi no existe pensador o intelectual, reconocido oficialmente y de cualquier vertiente que ubique como referente, polo, eje o punto de contraste para el análisis o estudio, a otros conocimientos, filosofías y sistemas de otras culturas o tradiciones, que no sea básicamente la blanca occidental. Todos consciente e inconscientemente han dado por absoluto, que la occidentalidad es el clímax, el centro, el prototipo, el modelo del conocimiento, la ciencia y la cultura universal (monoculturalismo). Lo blanco es la medida y centro de todo, y todos los demás son parte de la periferie. La teoría aristotélica del geocentrismo sigue vigente hasta la actualidad, a pesar de la muerte de millones de personas por la inquisición, en el fondo se mantiene la visión de la iglesia católica y el monarquismo de que ellos son el centro de todo. ¿Es que hay alguna excepción?
Visión vertical de la vida, en donde la civilización blanca es el punto de partida y las demás visiones del mundo la continuación de aquella, en una posición en degrade y escalonada hacia lo que consideran lo más primitivo, por tanto inferior, cuyo color tope es el negro. Mientras más oscura sea la piel será más desvalorizado su cultura, su ciencia, su conocimiento, su filosofía; y viceversa, quién más se acerque a lo blanco será mejor catalogado y con más oportunidades de reconocimiento por la excelencia de la Academia blanca y su meritocrática ciencia. ¿Es que hay un complejo de inferioridad por un azar del destino o es que hay todo un ropaje abierto y disimulado por ubicar dentro de una escala a una determinada apariencia física-cultural?
La vanidad blanca llegó con Hitler a la cúspide de la xenofobia racial, en su denodado afán de imponerse al mundo como la raza más linda, inteligente, pura, sabia, siguiendo la teoría darwiniana de la especie más apta. La vanidad aria y anglo-sajona se la impuso más efusivamente al mundo entero a través de los medios de comunicación, especialmente por el cine y últimamente por el internet. En el consciente colectivo de la mayoría de la humanidad está imperante que la cultura blanca es el símbolo de la evolución máxima en todos los órdenes de la actividad humana (algo que se da inclusive dentro de la misma Europa con los blancos no rubios). Pero no nos olvidemos del KU KUX KLAN en Estados Unidos, o del apartheid en Sudáfrica, o los 6´000.000 de judíos muertos en la segunda guerra mundial. Genocidios nada comparables con el suscitado en Amaruka (América) por la invasión monárquico-monoteísta. Se calcula que la población roja bordeaba los 200 millones de habitantes a la llegada de los blancos europeos, de la cual perecieron por las distintas vías o plagas, como señalaba Fray Toribio Motolonía (“enfermedades blancas”, hambre, trabajo forzoso, esclavitud, tributos...) más o menos unos 150 millones de personas; o según el búlgaro-francés Tzvetan Todorov quién señala en su obra “La conquista de América, el problema del otro”, de que más del 80 % de la población fue diezmada por los conquistadores blancos.
Pero el asunto de fondo no es el color de piel, pues solo existe la raza humana y este artículo sería otro discurso racista desde el otro lado. Sería creer que lo blanco es malo, egoísta, individualista, aprovechador, explotador, dominador, y que todo ello tiene que ver con algo genético o sobrenatural. A nivel de la ciencia parece que está claro que no existen razas y que no hay colores de piel mejores que otros. Según el genoma humano todos los seres humanos de cualquier rincón de la tierra comparten semejantes características genéticas, su ADN es el mismo, la única diferencia es el color de piel y eso no marca nada en especial entre ellos. Pero sin embargo, en la práctica cotidiana casi nadie en el mundo entero conoce del genoma humano y se sigue actuando en base al anacrónico esquema racista y se continúa observando en primera instancia quien es el oponente al otro lado para según ello dar la respuesta. Y el racismo ha cobrado últimamente más fuerza a partir de la crisis económica europea, en la que algunos nacionalistas y xenófobos culpan a los colores morenos de sus problemas.
Igual en el caso de Estados Unidos, dándose el caso de que en el gobierno del negro Obama han habido más deportaciones de rojizos que en otros gobiernos de presidentes blancos. Llegó al gobierno con la promesa de una legalización migratoria de los llamados “latinos” pero ha sucedido todo lo contrario. Incluso muchos negros norteamericanos han expresado violentamente actos racistas contra los “chicanos”. En Europa se habla cada vez más de los “matrimonios blancos”, que significa que los europeos deben cuidar su raza y su cultura, y no casarse con personas de otros colores, peor por papeles.
Pero de igual manera se viene dando en el caso inverso, donde el resentimiento y el complejo de ciertos grupos no-blancos que enarbolan un discurso racista y hasta hay casos de venganza contra ciertas personas y turistas blancos. A todo esto, añadidos elementos religiosos de las tres principales religiones monoteístas que son blancas (cristianos, musulmanes y judíos). O a nivel de la intelectualidad, donde -por ejemplo- el pensamiento andino es ultra-revalorizado y el pensamiento occidental minimizado. Pero así mismo hay que destacar, cómo muchos blancos buscan broncearse y recurren a todo tipo de mecanismos para obtener una piel morena. Y en el campo cultural o social, muchos blancos adquieren costumbres y vestidos de pueblos de tradición, especialmente aquellos que están en el camino ecológico y en una búsqueda espiritual, esto último que casi ha desaparecido completamente dentro del hombre blanco.
Y así mismo valga resaltar que han sido algunos blancos los que han colaborado para que el pensamiento de los pueblos ancestrales emerjan más efusivamente en este tiempo, y por otro lado cobren cada día más fuerza discursos como la interculturalidad, la plurinacionalidad, la identidad… Teorías que si bien todavía están imbuidas y marcadas por cuantificaciones, significaciones y logotipos blancos, son un paso importante hacia un relativismo holístico y una conciencia armónica entre diferentes. En este sentido es importante que como humanidad comprendamos que ningún color, etnia, cultura, pueblo, tradición, ciencia, conocimiento, filosofía… son buenos ni malos, ni mejores ni peores, ni superiores ni inferiores, ni desarrollados ni subdesarrollados…; simplemente diferentes, pues los conceptos de cultura, civilización, sabiduría, ciencia, progreso, desarrollo son relativos.
Sin embargo es indudable que la mentalidad de los blancos tiene que alcanzar la humildad, y la de los otros colores la autoestima, para mirarse de igual a igual. Es una cuestión de convivencia cultural, de despojarnos de arrogancias y prejuicios de cualquier clase y posición, para interactuar como seres en una nueva relación basada en una conciencia de Ser Humanidad y de Ser Tierra, para respetarnos entre seres humanos y entre los seres humanos con los seres de la naturaleza, que a la final somos lo mismo. El trato que actualmente da el ser humano de cualquier color -en la mayoría de los casos- hacia los demás hermanos de la vida, sigue el mismo patrón que dan los blancos a los demás colores. Hasta en eso el pensamiento blanco se impuso y debemos volver a las formas ancestrales de una noción sagrada de la naturaleza y de la vida en general, algo que los blancos también lo vivieron así por miles de años y solo lo han olvidado estos 2000 últimos años. Y de esta manera todos los colores de piel de los animales humanos y los no-humanos caminen en armonía y equilibrio con todo y entre todos.
La palabra esencial a enraizar en estos tiempos es respeto a la diversidad, a la variedad, a la diferencia, que se resume en el principio de armonía de complementarios. El respeto a lo otro (alteridad) es el paradigma de una nueva humanidad que se despierta a una conciencia colectiva vitalista después de 20 siglos de una conciencia individualista, egoísta, separatista, fragmentaria. La conciencia de respeto es la conciencia espiritual de la sabiduría de la humildad dentro de un amor profundo y total (Filo-sophia). Si no hay respeto no hay nada, la tolerancia es la forma oculta del irrespeto. El respeto nos da nuestra condición de naturalidad y totalidad, que esa es la diferencia de calidad entre uno y otro pueblo. Nada más.

ATAWALLPA OVIEDO FREIRE






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