viernes, 8 de marzo de 2013

DES-PATRIARCALIZACION DE LA HISTORIA



¿Quién inventó la medicina, la astronomía, la matemática, la agricultura, etc.? ¿Fueron los varones, las mujeres, o ambos, en igual proporción y medida? En la historia oficial se nombra a una serie de varones como los inventores de una serie de saberes, ciencias y técnicas, y en las que no hay ninguna mujer. Pero en las tradiciones de Amaruka o Atlántida (nombres antiguos de América) y de otros pueblos del mundo, se habla de que fue la mujer la que primero y quien más ha aportado a la vida humana con una serie de tecnologías, conocimientos, y sapiencias.
La vida del ser humano -en diferentes períodos- discurrió por largos períodos en base a la recolección y a la caza. El varón tenía esa función mientras la mujer se encargaba de organizar la tribu, distribuir los productos, preparar los alimentos, cuidar de los hijos, sostener el grupo familiar y demás actividades. Mientras estaban parcialmente sedentarios en algún lugar, las mujeres agrupadas y curiosas de su medio investigaban y estudiaban las posibilidades del entorno para que la sobrevivencia sea más segura y aligerada. Mientras los varones hacían de su vida el buscar los alimentos de un lado para otro, las mujeres preocupadas por ciertas enfermedades buscaban formas de curación para lo cual investigaban las propiedades de las plantas, de la tierra, del sol y surgió la medicina. Mientras los varones buscaban nuevos métodos y mejores armas para matar, las mujeres esperaban en el campamento y observaban el cielo, contabilizaban los ciclos de la luna, los equinoccios y solsticios del sol, y surgió la matemática y la astronomía. Mientras los varones seguían peleándose con otras tribus por más alimentos, las mujeres encontraban raíces, tubérculos, semillas y hacían injertos entre ellos, y nació la agricultura. Y así sucesivamente.
Como consecuencia de estos conocimientos y de su función de organizadoras y reproductoras de la vida, tenían el reconocimiento de los varones. Por tanto, ellas establecían y delimitaban el tipo de organización, distribución y funcionamiento social, el cual era de tipo horizontal, circular, gregario, complementario (igual sigue sucediendo en ciertas comunidades matriciales sobrevivientes, por ejemplo las Musuo en el Tibet). Sistema que no era más que un acoplamiento a lo que habían estudiado y asimilado de cómo funcionaba la naturaleza, el cosmos, es decir, la vida. Sistema femenino o matricial que venía engendrado desde su condición de madre dadora de vida, y en conjunción con todas las formas parturientas de vida: la madre tierra, la madre cósmica (LA GRAN MATRIA).
Pero este sistema y tipo de relación con la naturaleza daría un gran giro con el florecimiento acelerado de la agricultura, que provocaría una gran producción y en muchos casos un exceso. Este fenómeno productivo desencadenará un gran cambio que repercutirá en todos los órdenes de la vida humana, y que irónicamente se irá en contra de sus inventoras, como también de ciertos hombres. Si bien la recreación de la agricultura y primeras ciencias fue obra de la mujer, el aprovechamiento y ventaja la sacarán los varones, y dentro de ellos un pequeño puñado.
Desde ahí, hace 6000 años hasta ahora no ha cambiado en nada la relación entre varones y mujeres, y dentro de los seres humanos en general. El pequeño grupo de varones que comenzaría a controlar la producción hace unos 5.000 años, sigue heredando y reproduciendo uno tras otro el mismo esquema y la misma situación, solo cambiando las formas, los medios y ciertas familias. La domesticación de las plantas y de los animales, se convierte en el gran punto de inflexión o de quiebre entre dos mundos contrapuestos e irreconciliables que se generaron, y que paradójicamente ha terminado con la domesticación extrema  de casi toda la humanidad actual en su conjunto (sociedad anoréxica).
Al momento que se perfeccionaron los métodos y técnicas agrícolas se generó una mayor producción, la misma que abastecía a la población más de lo suficiente, y que posteriormente provocará un gran cambio en la situación de vida de mucha gente. En ciertas épocas y lugares, el excedente es guardado para épocas de bajo rendimiento, pero luego sería aprovechado para sacar ventaja con otros grupos tribales que tenían menos o que padecían alguna situación más desfavorable. Los que tenían más producción, lograban mejor calidad de herramientas, más calidad y cantidad de tierras, más poder, más control, más dominio a todo nivel. A partir de aquí surge el aprovechamiento de los más aventajados que después provocará la sumisión de los otros, lo cual conduciría a terminar con el milenario (500.000 años como mínimo) sistema matricial e instaurar un nuevo y totalmente diferente (5000 años), que se mantiene hasta estos momentos.
LA SOCIEDAD PATRIARCAL
Los varones siempre preocupados de inventar armas más mortíferas    y de herramientas de producción más sofisticadas, en un momento se aprovecharán de esa ventaja y paulatinamente irán tomando una mayor posición y asumiendo más privilegios dentro de las tribus. Especialmente cuando el excedente se lo comienza a intercambiar y posteriormente a comercializar. Actividades creadas y efectivizadas por los varones, especialmente cuando se trataba de trasladarse hacia otros lugares. Antes era el trueque de tipo femenino, pero con el comercio de carga masculina surge paralelamente la moneda y la escritura, las cuales tienen una impronta masculina y que dará inicio al negocio como forma de acumulación de riqueza, y por otro lado, a la esquematización y cosificación de la vida.
Estos comerciantes se irán enriqueciendo y adquiriendo más canonjías, lo que se traducirá en un poder desmesurado de ciertos varones. Los cuales se van disputando el control de las tribus y en competencia con las mujeres, pero más que todo con el sistema matricial de vida, en particular con la economía femenina del trueque que no generaba mayor ventaja. La actividad comercial irá tomando impulso y los varones irán controlando y centralizando la organización y economía tribal hasta alcanzar el dominio pleno. El personaje más rico y poderoso asumirá el rol concentrador y centralizador de “padre de la tribu” (Patriarca). Los patriarcas se encargarán paulatinamente de trastrocar toda la matriz del sistema matricial de organización y de concepción de vida, para establecer una “patriz” de lo que sería el nuevo sistema patriarcal.
Este nuevo sistema patrístico vendrá a convertirse en un modelo de lucha por el poder económico, político y militar entre los diferentes Patriarcas que competían por tener más territorio y más esclavos. Y el que va ganando se va convirtiendo en semi-dios, siendo el representante religioso, militar, administrativo, direccional… todo (pontifixes maximus). Y de esta manera, dándose inicio a la etapa de guerras de conquista (cleptomanía) y domino de unos pueblos hacia otros, y que no para hasta nuestros días. No se han encontrado vestigios de grandes guerras y de armas sofisticadas en la época matricial. Solo se ha encontrado referencias de guerras crueles y de violencia extrema a partir del patriarcalismo. Actividad militar y lucrativa controlada y manejada exclusivamente por los varones, y en que solo últimamente se han integrado algunas mujeres a los ejércitos nacionales, demostrándose la carga masculina de este proceso.
Algo parecido ha sucedido a nivel religioso, pero contrariamente a lo militar o en otras profesiones, las mujeres no han logrado cambios significativos hasta el día de hoy, siendo el sector más retardatario el religioso. Y ello obedece a que la religión fue (y es) el origen y sostén principal utilizado por los patriarcas en todo este proceso: su supuesto “carácter divino” y en el que Dios mismo es un varón y no una mujer.
Cabe anotar, que en la misma Biblia se hace referencia a como el Patriarca Abraham, practicaba los sacrificios humanos y su actitud discriminatoria hacia la mujer. Lo mismo sucede con el Corán islamista y la Torá judía que son líneas que toman como referencia fundamental al patriarca Abraham. La Bi­blia Hebrea y Católica, di­cen: que la mens­trua­ción ha­ce im­pu­ra a la mu­jer y a to­das las per­so­nas y ob­je­tos que pu­die­re to­car du­ran­te sie­te días. El par­to le ha­ce a una mu­jer im­pu­ra du­ran­te sie­te días en ca­so de dar a luz un va­rón y ca­tor­ce días si da a luz una hem­bra, y que tras el par­to, de­be per­ma­ne­cer en ca­sa 33 días ex­clui­da del san­tua­rio (es de­cir, ale­ja­da de la ca­sa de Dios) si tu­vo va­rón, y 66 días si tu­vo mu­jer.
Y en el Co­rán hay dos textos cla­ros: uno di­ce que los hom­bres tie­nen un gra­do su­pe­rior so­bre las mu­je­res, y por tan­to son sus guar­dia­nes y pro­tec­to­res. El otro di­ce que Dios ha des­ta­ca­do a unos so­bre otros y de aquí se ha lle­ga­do a la idea de que to­dos los hom­bres es­tán por en­ci­ma de las mu­je­res. De to­do es­to se de­ri­va que la prin­ci­pal obli­ga­ción de la es­po­sa es con­tri­buir al éxi­to del ma­tri­mo­nio, es­tar aten­ta al bie­nes­tar del ma­ri­do, no ofen­der­lo ni he­rir sus sen­ti­mien­tos. De ahí se de­ri­van el res­to de sus obli­ga­cio­nes: obe­de­cer, no per­mi­tir a nin­gún otro hom­bre el ac­ce­so a la in­ti­mi­dad se­xual ni es­tar so­la en com­pa­ñía de otros sin el per­mi­so del ma­ri­do, pa­ra evi­tar los ce­los, ha­bla­du­rías y sos­pe­chas. El ma­ri­do tam­bién pue­de de­ci­dir que no re­ci­ba vi­si­tas ni re­ga­los de otros hom­bres y que no aban­do­ne la ca­sa...
Como podemos ver, no hay gran diferencia entre cristianos, musulmanes y judíos, su origen patriarcal los delata y todos ellos encubiertos por el mismo patriarca monoteísta: Abraham. El peor mal que el palurdo patriarcalismo ha generado se llama RELIGION, paradójicamente todo lo contrario a la espiritualidad de características matrísticas, y que de alguna manera sobrevive en la sabiduría primordial de la Cábala Judía, el Misticismo Cristiano y el Sufismo Musulmán.
Tanto es así, que religiosos como Agustín de Hipona anotaba que la mujer sola por sí misma, no es la imagen de Dios. Y para Tomás de Aquino, ella está de forma natural sujeta al hombre, pues en el hombre predomina la razón.
La investigadora Marija Gimbutas en su obra “El lenguaje de la Diosa” señala que hay vestigios muy antiguos donde se perciben restos de culturas complejas que no tenían fortificaciones y en las que no se observa el uso de armas apropiadas para guerras entre humanos. Hubo un período larguísimo de diez mil o más años en la historia de la humanidad en que se mantuvo el culto a la sacralidad de lo femenino. Luego en forma repentina, se da un cambio. En este cambio los dioses masculinos, celestiales, se imponen por encima de los femeninos, cuyas características se asociaban a la tierra, el agua y la maternidad.
“La regeneradora-destructora, supervisora de la energía cíclica, personificación del invierno y madre de los muertos, pasó a ser una hechicera de la noche, dedicada a la magia que, en tiempos de la inquisición, era considerada como discípula de Satanás. La destronización de esta diosa verdaderamente formidable, cuyo legado fue trasmitido a través de mujeres sabias, profetisas y curanderas –que eran las mejores y más valientes mentes de aquella época-, está manchada de sangre y es la mayor vergüenza de la iglesia cristiana: la caza de brujas de los siglos XV al XVIII fue un acontecimiento de los más satánicos en la historia europea, llevado a cabo en nombre de Cristo; la ejecución de las mujeres acusadas de brujas ascendió a más de ocho millones y, la mayoría de ellas, colgadas o quemadas, eran, simplemente, mujeres que aprendieron la sabiduría y los secretos de la diosa de sus madres o abuelas.
En 1484, el papa Inocencio VIII denunció en una bula papal la brujería como una conspiración contra el santo imperio cristiano, organizado por el ejército del diablo y, en 1486, apareció el manual de los cazadores de brujas, el malleus maleficarum (el “martillo de las brujas”) que se convirtió en una indispensable autoridad para el terror y el homicidio (...). Este período puede jactarse de haber sido el de mayor creatividad en el descubrimiento de instrumentos y métodos de tortura. Este fue el comienzo de peligrosas convulsiones de gobiernos androcráticos que, 460 años después, llegaron a su cenit en la Europa del este de Stalin, con la tortura y asesinato de cincuenta millones de hombres, mujeres y niños.”
Así mismo, Leonard Shlain en "El alfabeto contra la diosa" observa que la fecha en que este cambio se produce, coincide con la invención y maduración del alfabeto, y a su vez con la aparición de religiones que proponen el culto a un dios masculino y relacionado con el cielo (sobrenatural). La fecha en que esto ocurre en Mesopotamia (hoy Iraq e Irán) se ubica hace unos cuatro mil quinientos años. Y cuenta Shlain que a medida que se impone la idea del dios masculino declina y desaparece la idea de la sacralidad de lo femenino y, lo que es más, lo femenino empieza a demonizarse, es decir, se van formando ideas que la asocian con lo negativo.
Y también cuenta que al tiempo que se desacraliza lo femenino y se ensalza la magnitud y la sacralidad del dios masculino, decae la suerte y el estatus de las mujeres y de la naturaleza. Aparece también la idea de propiedad y se entablan guerras para establecer territorios; es también entonces que comienza la era de conquistas y de imperios que se van expandiendo por todo el mundo, y concomitantemente la consumación del sistema patriarcal-vertical-separatista, hasta nuestros días (lógica masculina).
“Este dualismo expresaba el encuentro entre los indoeuropeos nómadas invasores de Grecia, desde el 2000 antes de Cristo, que llegan con sus dioses celestes bajo Zeus, un dios solar de la luz y la tormenta, y los mediterráneos, que veneraban divinidades de la tierra y del infra mundo, en la figura de diosas de la fertilidad y dioses de la naturaleza, aglutinados en torno a la Gran Madre. Estas religiosidades se expresaban en instituciones sociales. La religión patriarcal se proyecta en un orden social de tipo aristocrático-guerrero, políticamente monárquico y estructurado en clases, como en la India. La religión matriarcal se proyectaba en postulados más bien democráticos pues el hombre se auto interpretaba más como hijo de la Gran Madre y, por tanto, entre ellos se organizaban como hermandades.” (Javier Medina en Mirar con los 2 ojos)
LA DESMATRIALIZACION
Los patriarcas fueron un fenómeno exclusivamente de lo que hoy se llama Oriente Medio. Los cuales alcanzaron un gran poder y un inmenso territorio como fue la antigua Mesopotamia, desde lo que hoy es Afganistán hasta más allá de Siria y Turquía. Los patriarcas irían cada vez alcanzando más poder y privilegios hasta autoconsiderarse enviados de dios, a medida que acumulaban más poder e iban desmembrando al sistema matricial, para hacerlo más centralizado y estratificado.
Para ello, tuvieron que anular a la mujer y a todo lo femenino o asociado con la feminidad o matrialidad. Las primeras descabezadas fueron las diosas (Hera, Inanna, Pasifae, etc.) para solo dejar a los dioses masculinos. En Grecia, “La diosa Esperanza, pues, es la diosa del origen y del buen pasado. Todavía, en latín, pasado se dice perfectum. Por el contrario, el tiempo, en la naciente mentalidad patriarcal, afirma el futuro, como desligación del pasado y del presente. El símbolo del círculo se desdobla, por así decir, en una línea recta que se desboca hacia lo desconocido y que es representada en la lucha y victoria de Zeus sobre los hijos de la Madre Tierra… Zeus, el Gran Padre, funda su nuevo ordo cósmico resemantizando las funciones de la Gran Madre. Ahora él es el fertilizador de la tierra a través de la lluvia. Se van sustituyendo las funciones. El tiempo matriarcal es entendido como desordenado, caótico. El patriarcal como ordenado; a eso se llamó cosmos. Caos / cosmos.” (Javier Medina en Mirar con los 2 ojos)
Luego de las diosas serían las mujeres las perseguidas, a quienes se les impuso una serie de privaciones y obligaciones, como por ejemplo la ablución del clítoris, el matrimonio forzado, y el código de honor, por medio del cual los varones estaban facultados hasta matarlas, acusándolas de traición, adulterio, desobediencia, etc. Reglas que se mantienen hasta la actualidad en buena parte de la Madre Tierra, es decir más de 3.000 años de “castigo” a la mujer por su pecado venial.
Posteriormente les impondrían vestidos que les cubrían totalmente y solo dejando una ranura para poder mirar. Y así cada vez, nuevas y más crueles formas de vejación contra la mujer, como en la época de la inquisición europea en que muchas sabias mujeres fueron exterminadas bajo el argumento de que eran brujas. Para de esta manera ir cortando todo su poder y su presencia, y finalmente queden tan solo como un objeto de reproducción, de placer y de quehaceres domésticos. (Algo que continúa hasta nuestros días, aunque con ligeros cambios).
En la Biblia se dice que la mujer es la culpable de que el hombre haya sido expulsado del paraíso, siendo ella y la serpiente (la naturaleza) los responsables de los males de la humanidad. En base a ello, la mujer debe ser sumisa al varón, y por otro lado, decretándose en el génesis el dominio de la naturaleza, que era otra expresión arquetípica de la feminidad conocida como la Madre Tierra en la mayoría de culturas. Desde ahí se empezó el exhaustivo proceso de depredación de la naturaleza hasta los extremos en que hemos llegado actualmente. Y paralelamente se desdibujo a la sexualidad como un acto de pecado, bajo el argumento de que representaba la tentación del diablo hacia los hombres débiles. La corporalidad fue minimizada como una forma de fragilidad a quienes respondían a la vida con su cuerpo (sensaciones) y no utilizaban la “cabeza fría” (racionalismo).
Pero lo que también se exterminó en los varones y no solo en las mujeres, fue su expresión intuitiva y perceptiva bajo el argumento de que eran expresiones de irracionalidad y sentimentalismo. De esta manera amputándose el cerebro derecho: analógico, creativo, integrativo, espiritual, etc. Para dar exclusividad a un cerebro compartimentado, logicista, analítico, divisorio, y  generaría una sociedad mecanicista, materialista, racionalista, reductivista. Sociedad desmembradora y aislacionista que ha terminado en los actuales días en una sociedad banal, frívola, superficial, robótica, bulímica y hikikomori. Con lo cual, la aniquilación del sistema matricial ya casi ha sido expoliado totalmente en el mundo entero, tan solo sobreviviendo en ciertos grupos “aislados” o “no contactados” que todavía no se “integran a los beneficios de la civilización y la modernidad, y siguen en estado salvaje o primario”.
La característica fundamental del sistema matricial es su integralidad e interrelacionalidad, propio del cerebro femenino –como ha sido comprobado científicamente. Como así mismo el cerebro masculino, que es de tipo divisorio, separatista, estratificado, cuantitativo, de ahí que su modelo de sistema social, productivo, económico, religioso siga estos mismos diseños. Sistema patriarcal que se ha ido perfeccionando para extirpar toda forma comunitaria, asociativa, solidaria, respetuosa; e implantar un molde individualista, egocéntrico, egoísta, parasitario. Sistema totalmente piramidal, de ordenamiento vertical, en que todo queda centralizado en un solo personaje, el cual acumula todos los poderes, condiciones y capacidades.
LA MONARQUIA
El patriarcalismo a medida que se fue consolidando fue absorbiendo todo dentro de él. Incluso los dioses masculinos que al principio eran varios fueron desapareciendo hasta quedar uno solo, dando origen al monoteísmo. Y concomitantemente todo lo demás, cada expresión de la vida debía ser: uno, único, uniforme, universo, y demás monismos omnipotentes que fueron apareciendo y siguen apareciendo en nuestros unitarios días. Del monoteísmo vino la monarquía paralelamente, donde los patriarcas pasaron a denominarse monarcas o reyes, bajo el argumento de que tenían virtudes (virtud viene de viril) celestiales y eran enviados del único Dios. Los patriarcas ya no eran los padres de un pueblo sino de imperios, de inmensos territorios, de millones de esclavos, y su majestad era inamovible e irrefutable.
Como consecuencia de este monismo, posteriormente vendría un torbellino de monismos a diferentes niveles y situaciones. Por ejemplo la instauración de la monogamia, en ciertos lugares, ya que en otros monoteísmos como el islámico hasta ahora existe la poligamia. Aunque sobrevive en algunos grupos judíos y cristianos, como los mormones y la iglesia de Jesucristo de los últimos días. Incluso ésta fue una táctica de los patriarcas para tener más control y en subyugación a la mujer, procediendo a estimular a los varones para que tengan más esposas y así establecer una contrapartida con la poliandria.
Pero luego el imperio romano lo prohibió, pues de acuerdos a sus costumbres debían tener una sola esposa pero tolerando el concubinato y la prostitución (algo que subiste soterradamente hasta el día de hoy). Antes –al menos- era abierto y claro, hoy es a escondidas y con engaños para la esposa. Y así en muchas cosas se manifiesta la misma hipocresía patriarcal, moralista y prejuiciosa, en la que todo es negocio: prostitución, sex-shop, modelaje. Todos ellos inventos masculinos, cuando convirtieron a la mujer en objeto sexual de placer y de reproducción. Hecho que no ha cambiado mayormente hasta la actualidad.
La historia del patriarcalismo y del monarquismo es la historia de la ampliación y perfeccionamiento del monismo o de lo monódico, a través del monopolio, del monocultivo, de lo monocular, y de todos los monismos que podamos imaginar. Diferente al paradigma matricial que era multiverso, multipolar, pluricultural, interpersonal, transconciencial, tetrádico. El pensamiento monista hábilmente se ha ido ramificando, en algunos casos frente a los cambios sociales, adoptando ciertos nombres pero guardando el concepto primigenio. Presentándose con una careta anti-monista pero detrás de ella su verdadera presencia. Hoy se presenta multicolor pero cuando se quita el disfraz es monocolor, especialmente cuando está en juego su supervivencia como tal. Y todos sabemos que ese monocolor es lo blanco, considerado como lo más bello, inteligente, saludable, puro, pacífico, divino, sagrado...
Nada es casualidad, el racismo es otro de los matices del patriarcalismo monárquico civilizatorio, bajo el criterio de que son la “raza elegida” por dios para gobernar el mundo. ¿Cuáles son los prototipos del “individuo ideal” de hoy en día? Blanco, hombre, adulto, varonil, delgado, católico, universitario, empresario.  O como dice Javier Medina; “es serio, eficaz, sin sentimientos aparentes, inteligente, racional, pragmático, positivo, cortés; sólo cree en lo que se puede comprobar empíricamente. Cree que el objetivo de la vida es crear riqueza; su ética se reduce a propiciar una justa redistribución de la misma e igualdad de oportunidades, para que todos puedan comprar. Este “Tipo Ideal” es, obviamente, premiado por el sistema. A él se le adjudica los más altos puestos.” Y todo aquel que no responda a este molde simplemente es inferior, subdesarrollado, tercermundista, atrasado, homosexual, ateo, indígena, rebelde, terrorista, comunista, desviado, paria… Si viajamos por el mundo entero, las vallas publicitarias y los spots publicitarios en la televisión están personificados por hombres y mujeres de características arias. Todo cumple una función, nada es ingenuidad.
La monarquía (gobierno de uno) en esencia se mantiene en las denominadas repúblicas, que en realidad son monorepúblicas. Sistema  en el cual un solo personaje llamado presidente decide la vida de millones de seres humanos. La división en tres poderes, solo ha sido la manera de generar nuevos aparatos de represión y de control para seguir sosteniendo y consolidando el mismo sistema, que antes tenía una pata y ahora tres patas, por lo que se volvió más sólido después de la caída de los reyes. Aunque sus “libertarios” buscaban lo contrario, creyendo que solo había que cortar las cabezas de los reyes, cuando había que cortar las raíces de toda la institucionalidad monódica civilizatoria creada por el patriarcalismo y la monarquía.
De ahí el fracaso de la izquierda y de todas las experiencias libertarias, independentistas, emancipatorias, revolucionarias, guerrilleras, que solo se han quedado en cortar arriba y no han cortado abajo, es decir, no han sembrado en el mismo pueblo sino que solo han querido desde arriba generar los cambios.
Y mientras sigan soñando desde arriba se toparán con que las ideas bonitas de un monocerebro (cerebro izquierdo masculino) que no tiene pies con que caminar y expandirse. No podrán entender que no hay camino de perfeccionamiento del capitalismo hacia el poscapitalismo sino que el poscapitalismo es el camino. O en palabras de ellos, que no hay camino al socialismo sino que el socialismo es el camino, que no hay un modelo hacia el sumakawsay sino que el sumakawsay es el camino, el modelo, la técnica, el medio, todo. Mientras no entiendan esto, se darán una y otra vez con el mismo zapato.
Mientras no entiendan que el poder monopólico y oligopólico viene de la estructura monódica, simplemente se pasará al otro lado del mismo esquema y nada habrá cambiado, como fue la experiencia del socialismo real. “La famosa “conciencia socialista” de los países de Europa Oriental no era tal, sino una gran máscara que ocultaba la esencia occidentalista de estos países.” RV Se quedarán solo en combatir a las ramas derechas pero luego el tronco y las raíces monódicas y geocéntricas recrearán nuevas y más sofisticadas formas de perpetuación. Mientras no entiendan que sus modernas ramas se llaman democracia, libertad, desarrollo, crecimiento, justicia, paz, partidos políticos, seguirán en el mismo juego creado por el patriarcalismo. “Como sabemos la historia del Desarrollo ha consistido básicamente en tratar de introyectar este concepto en la mente y vida de los amerindios, antaño a través de la evangelización, hogaño a través de la capacitación, la transferencia de tecnología y el financiamiento de proyectos de desarrollo. Ante la inoperancia de este intento, medido en la pobreza que produce y en la pertinencia del intento: casi 500 años, Mario Torrez sugiere que “para evitar errores es mejor adecuar el saber y modo de pensar occidental al nuestro”.” Javier Medina en Mirar con los 2 ojos
Y las posmodernas y las que vendrán solo se revisten de nuevas y coloridas imágenes pero que es lo mismo en el fondo, y hasta aparecerá en ciertos casos roja como el rábano pero adentro seguirá siendo blanca patriarcal, monárquica, civilizatoria, racional, material y mecanicista. Incluso hoy aparecerá como intercultural, pero será intercultural dentro del molde patriarcal establecido, por lo que será un anacronismo antes que una verdadera integración. Podrá ser una intercivilidad dadas sus estructuras piramidales, más no una interculturalidad cuya participación implica una acción y actitud horizontal.
Nuestra historia moderna es la historia de ciertos presidentes que han hecho a su antojo lo que han querido, y a lo cual lo llaman democracia. Y se contentan con “pasarse la pelotita” de vez en cuando para hacerle creer al pueblo que hay cambio (demócratas y republicanos, socialcristianos y socialdemócratas). Y los demás cómplices del mismo jueguito, como espectadores aplaudiendo a quienes imponen las reglas y a los que juegan para entretenerlos. Tal como es el futbol -que tampoco es una casualidad más- sino que cumple esa misma función, la de entretener y desviar la atención del pueblo para que no se frustren tanto y puedan desahogar sus amarguras. Y hay izquierdistas que lo celebran y ensalzan, poniendo al futbol (otro deporte inventado por el hombre) como modelo de fiesta popular, y no pueden ver lo que hay detrás de esa trampa. Y lo que hay es manipulación de la conciencia y no deporte, la forma sutil de adormecer a los pueblos, desde la religión hasta los últimos jueguitos electrónicos inventados por el patriarcalismo. Aunque algunos dirán que ahora las mujeres también ya juegan al fútbol, y que en algunas iglesias ya hay sacerdotizas y obispas.
En este sentido, la izquierda sigue siendo patriarcalista, androcentrista, antropocentrista, materialista, dialéctica, verticalista, piramidalista. ¿Acaso sus organizaciones (incluso la de los movimientos indígenas) son horizontales, circulares, comunitarios, cíclicos, complementarios, vitalistas, integrales, holísticas?.  Ninguna de esas izquierdas cuestionan estos elementos, máximo se quedan en el problema de clase, del capital y hasta de la colonialidad, pero de ahí no pasan. Incluso el mismo concepto de lucha de clases es un concepto patriarcal, al creer que la vida se mueve por la lucha de dos fuerzas o posiciones. En la visión matricial, la vida y todo funciona por la armonía de contrarios, su accionar está guiado por los equilibrios y no por la partidización a un extremo de derecha o de izquierda. Cabe precisar que el denominado “centro” es la supuesta intermediación pero a igual que el mestizaje, la interculturalidad y toda forma de eclecticismo o de hibridación pueden ser más degenerativos que los extremismos, como los populismos y los caudillismos que mas bien obnubilan y no ponen claridad entre las posiciones y porque en última instancia fortifican al sistema que les ampara. Por el contrario, lo matricial respeta la diferencia, la variedad, la contradicción, lo antagónico, y lo complementa a todo nivel. A su vez, lo patriarcal combate a todo ello y busca la homogenización, la cuadratura, la linealidad, la exclusividad, es decir, la anulación del otro, la muerte de lo opuesto. Todo lo cual nos ha conducido al suicidio colectivo en que hoy vivimos.
Qué izquierda ha reivindicado la matrialidad, que no es el feminismo, el cual solo es el otro lado del machismo. El propósito del feminismo es igualarse a los hombres, ser como los hombres, tener los mismos derechos que los hombres, trabajar como los hombres, vestirse como los hombres... La matrialidad en su raíz es el replanteamiento de toda la carga y estructura patriarcal, cuestionando de fondo a los postulados y patrones atomizadores de todo el androcentrismo subyacente.
Un cambio verdadero y estructural implica cambiar desde su raíz todas las instituciones creadas por el patriarcalismo geocentrista, el cual sigue imperante con nuevas formas y medios. Solo nuevos ropajes y cada vez más sutiles pero guardando la misma  “patriz” que la provocó y en ablación de toda la matriz y matricialidad de la vida, de la naturaleza y de los seres humanos. Creyendo que el problema es simplemente de pasar a la izquierda cuando nuestro cuerpo tiene 2 manos, 2 piernas, 2 cerebros, 2 ojos, y funciona armónicamente cuando hay equilibrio entre ellas. Si hoy solo funciona un cerebro, qué mundo puede crearse desde un cerebro a medias, amputado y debilitado.
“He aquí, pues, el retrato robot de una civilización basada, por un lado, en el Uno masculino, producido por la desmatriarcalización filosófica del mundo animista mediterráneo, y, por el orto lado, basada también en el otro Uno, patriarcal, creado por la patriarcalización teológica del mundo animista semita. Ambos dan a luz una civilización unidimensional que termina privilegiando la sola polaridad de la Economía (forma secularizada de la Teología patriarcal) que segrega al “equivalente general de sentido”: el Dinero: Karl Marx (forma secularizada de los antiguos dogmas fundamentalistas) que equivale, exactamente, al otro Equivalente General de sentido: YHWH.” JM2
FEMINIZACION DEL MUNDO
La mujer debe volver a recuperar su poder femenino, a despertar su feminidad, a limpiar toda la carga masculina que porta, para recrear una ciencia femenina, una tecnología femenina, una organización femenina, un pensamiento femenino, una filosofía femenina. Es ley de la vida que todo acto de creación y procreación debe venir de la mujer y de todo lo femenino o matricial. Todo acto de invención tiene que tener la impronta femenina (cerebro derecho). La mujer debe volver a dirigir la familia, la comunidad, la sociedad, la economía, las ciencias. Para ello debe sanar todo el machismo impuesto, sanar a la Eva maltrecha, a la puta en que le convirtió el hombre, a la doméstica que cría a los hijos, etc.
Debe rehacer un nuevo hogar, que tampoco es como sostienen las feministas, reclamando simplemente igualdad de derechos dentro del hogar patriarcal. Lo que hay que generar es un hogar matricial, en el que la mujer recuperé para el hogar, el barrio y la comunidad la mayoría de actividades humanas: la educación, la recreación, la investigación, la producción, la espiritualidad, etc. No es salir y dividirse en el mundo de los varones sino que los varones deben regresar a la familia, a la casa, al hogar, al barrio, a la comunidad. Sino seguiremos dividiéndonos más y cada vez más, a través de hogares fragmentados, con hijos abandonados, con una la familia ampliada descuartizada, con una comunidad solitaria y desguarnecida, con barrios despersonalizados e impávidos entre vecinos.
Eso implica generar otro mundo, con otra organización territorial, administrativa, arquitectónica, educativa, económica, todo. Evidentemente en equilibrio y armonía con los hombres sino sería dar la vuelta y seguiríamos en lo mismo, tal como es la dicotomía entre la izquierda y la derecha, que son las dos expresiones del mismo molde sistémico. Necesitamos feminizar cada una de las expresiones de la vida, para poder pensar, sentir, intuir desde otra perspectiva. Para que lo femenino tenga su expresión económica, política, artística, científica, y solo en esa medida nuestro cerebro integrado se activará y se abrirá a cumplir una otra misión en este mundo.
La mujer debe volver a ser mujer (y el varón a ser varón y no un macho), reactivando la intuición, la percepción, la creatividad, la sensibilidad, la sacralidad, para que renazcan las maestras, las sabias, las chamanas, las sacerdotisas, las sanadoras, y sea posible una otra humanidad. No se trata de que las mujeres participen y se integren al mundo patriarcal, para decir que ahora la mujer cumple su rol, sino que tiene que participar con su condición y especificidad matricial, para equilibrar y armonizar el mundo piramidal, antropocéntrico, depredatorio que nos viene asfixiando. Las abuelas de tradición dicen que ha llegado ese tiempo, que ya están dadas las condiciones para que renazcan, solo tienen que tomarlo, asumirlo e irrigarlo hasta que estén frondosas en el nuevo jardín de la Madre Tierra.
Todo está listo para que las mujeres se matrialicen y reencaucen el mundo patriarcal para poder dar un salto a un mundo en armonía, respeto y amor con la madre naturaleza. Y eso empieza reconociendo a nuestra madre la tierra para sanar la idea de que fuimos expulsados de un puntapié del Jardín del Edén. Para darnos cuenta que la Tierra es el paraíso, que siempre estuvimos en ella, que nunca nos votaron y así volver a mimarla como la diosa Gea, Gaia, Tonatzin, Pachamama.
Es el retorno de la matria, de la feminidad, de lo sagrado, de lo fecundo, de la fertilidad, de la belleza, de la majestuosidad. Ese es el desafío de todos, pero principalmente de las mujeres, ellas tiene que rehacerse para criar nuevos niños dentro de su vientre, con otra carga energética y conciencial, con otros principios y categorías, los cuales deben estar guiados por una conciencia matricial. Es decir, una conciencia integral, sistémica, vital, de armonía de los complementarios incluyentes. Esa la conciencia del nuevo tiempo, de otra humanidad, de otro mundo.

Atawallpa Oviedo Freire
MOVIMIENTO VITALISTA ANDINO

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