A propósito de las
voces de alerta sobre el déficit fiscal del gobierno correista y de la
necesidad de liquidez para su abultado presupuesto, verdad o no, han renacido
las voces neoliberales cuestionando el excesivo gasto público, la inmensa
burocracia, etc. Nosotros estamos de acuerdo con algunas de esas críticas, pero
ello no implica regresar a un neoliberalismo moderado para dejar todo en manos
de unas cuantas personas o familias encargadas de organizar y de resolver toda
la economía, como promueven los privatistas. Si bien en este estatismo es
Correa la única cabeza de este proceso, tampoco se trata de ampliar a unas
cuantas personas más y que siga el mismo sistema piramidal, que a final de
cuentas defienden el estatismo y el privatismo, las dos caras de la misma
moneda del estatus quo.
Necesitamos otro
sistema, uno horizontal, integral, relacional, que ponga la acción
político-social en toda la población. Una democracia directa y no representada
en ciertos grupos de poder. Un modelo en que la colectividad organizada se
empodera del Estado y de la estructura económica para generar un sistema donde
lo colectivo es prioritario a lo individual, ya sea expresada como estatismo
(izquierda) o privatismo (derecha). Este sistema es la comunarquía o
comunitarismo o cualquier nombre que se le quiera dar, y que no tiene que ver
con el comunismo o el marxismo, pues son dos modelos con raíces filosóficas muy
diferentes.
En este sentido,
nos quieren volver a la bipolaridad izquierda-derecha, y a elegir entre
estatismo y privatismo, o entre variaciones e hibridaciones de ambas, bajo la
idea de que son los únicos modelos posibles. Desde el indianismo o en las
visones de la alteridad existen otras formas de ejercicio social, y que no implica
un totalitarismo como las experiencias del socialismo real en Europa, sino que
respeta lo individual estatista y privado. Pero es obvio que el interés de la
comunidad debe ser prioritario al interés privado de ciertas familias o del
gobierno de turno que actúa a su antojo a nombre y representación del pueblo.
Esto quiere decir, que es necesaria la participación y acción concreta y
directa del pueblo en la toma de decisiones sin relegarlas a una asamblea o a
un grupo que cree saber lo que es bueno para toda la población.
Por tanto, desde el
indianismo estamos en desacuerdo con muchas de las políticas estatistas del
correismo y demás posiciones de izquierda e incluso de cierta derecha, que
creen que el Estado debe hacerse cargo del manejo de elementos sociales, por
ejemplo, educación y salud. Desde la comunarquía éstas deben estar en manos de
la comunidad, no representados por ninguna instancia del Estado, llámese
municipio o algún otro estamento, sino en manos del pueblo organizado en
comunidades. Esto es, los barrios deben transformarse en comunidades, las
cuales deben tener sus propios centros educativos, en los cuales toda la
comunidad tome las decisiones sobre la marcha de los mismos. Además todos los
miembros de la comunidad deben aportar económicamente para la subsistencia de
los centros educativos, lo que quiere decir que no es el Estado el que sigue solventando
y peor determinando cómo deben funcionar.
Esto implica acabar
con el centralismo del Estado y con la educación conquistadora que siguen los
mismos patrones de organización y de reproducción colonial, por centros
educativos que reformulen desde las pedagogías hasta los pensum de estudios una
educación holística, vivencial, relacional y vital. El Estado -así sea de
izquierda- ha seguido reproduciendo el mismo esquema domesticador y castrador
de la educación repetitiva y memorística del colonialismo capitalista. Por
tanto, no se trata de construir bellos y modernos centros para la excelencia
civilazacionista, antropocentrista y consumista. Tanto es así, que ya han
surgido en algunos barrios centros alternativos que aplican otros saberes y que
responden a modelos provenientes de la alteridad al sistema oficial. Siendo eso
lo verdaderamente revolucionario y no los castillos en el aire del correismo
que conducen a la plena domesticación de la creatividad y la inteligencia, como
son las emblemáticas escuelas y comunidades del milenio que en esencia siguen
los mismos conceptos de los centros educativos privados del capitalismo y del imperialismo.
Y así de igual
manera la salud y otros servicios, solo dejando en manos del Estado grandes
infraestructuras, como carreteras o centrales hidroeléctricas o el petróleo.
Esto implica una visión de un Estado pequeño pero también de un privatismo limitado,
por uno determinado en formas y estructuras comunitarias. Lo que conlleva a una
reorganización total, saliendo del sistema piramidal con la división en los
tres poderes, en municipios y prefecturas, en provincias y cantones, por un
sistema horizontal y cíclico de comunidades y mancomunidades. Lo que quiere
decir terminar con el sistema monárquico en que vivimos actualmente, donde la
potestad esta delegada y circunscrita a personas individuales, quienes asumen a
nombre de todo el pueblo sus decisiones. Lo que nos lleva a colegir que el
correismo se ha dedicado a restaurar y perfeccionar las instituciones creadas
por el capitalismo y el colonialismo para que sean más eficientes y eficaces en
disciplinar a todo el país dentro de los esquemas personales del caudillo en el
poder.
Por tanto, no es
cuestión solo de reducir el debate a cual el nivel debe intervenir el Estado
sino de transformarlo por uno nuevo, que responda a una democracia consensual
participativa en cada una de las partes y formas del ejercicio social. Así
terminar con el mismo sistema patriarcalista que hegemoniza y centraliza en una
sola persona, llámese rey, presidente, alcalde, juez, etc. La modernidad
demanda cambios y los cambios no pueden ser para reajustar y reacomodar el
mismo sistema piramidalista sino de un cambio total sistémico.
Bajo estos
parámetros, cambia totalmente las visiones neoliberales o socialistas que
quieren seguir manteniendo el mismo sistema monárquico, cuando la humanidad
está demandando su plena participación, y tomando a la colectividad como lo prioritario.
Esto es, un sistema comunárquico donde haya la oportunidad de vivir la
diferencia de acuerdo a la región geográfica, la situación cultural, el proceso
histórico, etc. No como el correismo que quiere que todas las escuelas del milenio funcionen
esquemáticamente y dentro de las mismas formas homogenizantes, que es el
proyecto del primermundismo puesto como referente y parangón de repetición o de
camino para todos los pueblos del mundo. Es decir, la globalización del
pensamiento y de la forma de vida dentro de los moldes del occidocentrismo,
cuando en el propio Occidente hay cuestionamientos al mismo y quieren salir de
este monoculturalismo en que han sido formados y educados en los centros
educativos para la robotización y la enajenación de la excelencia uniformadora.
Estamos de acuerdo
en disminuir la burocracia pero no para que vayan a servir a las empresas
privadas sino para que se agrupen y conformen sus propias empresas, en las que
sean sus trabajadores y directivos al mismo tiempo. Un sistema donde trabajen
para sí mismos y no pasen a ser peones o servidores de los dueños de ciertas
familias poderosas. Pasar de servir al Estado para servir a ciertos grupos no
es ningún cambio, el cambio profundo es que dejen de trabajar para alguien y
trabajen para su propio bolsillo. Obviamente que habrán quienes sirvan para el
Estado o para ciertas empresas privadas, pero la mayoría de la población se
servirá a sí misma. En la teoría comunista se hablaba de alguna manera de ello,
pero su visión centralizadora en el Estado y el partido único proveniente del
leninismo condujo al fracaso total y a la posibilidad de que el capitalismo
recrimine y recha a ese comunismo, del cual el indianismo también lo rechaza ampliamente porque cree en
la propiedad comunitaria, claro en el sentido de guardianes y no de
depredadores de la vida como en la propiedad privada y la estatista.
La comunarquía es
el sistema donde el gobierno es de todos, donde la economía se principaliza en
lo comunitario-cooperativo-asociativo, y en segunda instancia o en menor acción
lo privado y lo estatal. Eso no entiende la mentalidad colonial, de derecha e
izquierda, que quiere seguir en el vaivén establecido, como hemos vivido en
estos 500 años de colonialismo eurocentrista sin que haya habido un verdadero
cambio, solo cambios para perfeccionar el status
quo, siendo el correismo uno de los mejores en la reconstitución de un
capitalismo de eficiencia y calidez. Es hora de dar paso a otras formas, más allá
del maniqueísmo privatismo-estatismo si queremos ser revolucionarios de verdad.
Atawallpa Oviedo
Freire
MULTIVERSIDAD
YACHAY WASI
“Nada contra el Estado, nada fuera del Estado, todo dentro del Estado”. El Estado ubicuo de los fascistas y el Estado monopolizador de los comunistas fueron históricamente dos muestras claras de estatismo
ResponderEliminar