Se ha desatado una crítica a todos quienes defienden a la
Pachamama con el apelativo de pachamamistas o pachamamicos, especialmente hacia
aquellos que tienen una visión integral (material y espiritual) de la naturaleza
y de la vida en todas sus facetas (incluyendo la política). Los acusan de
irracionalistas, idealistas, esencialistas, puristas, románticos, y señalan que
todo ello representa posiciones reaccionarias, contra-revolucionarias,
derechistas, burguesas, pro-capitalistas, etc. Pongamos un ejemplo, el que
anota la antropóloga inglesa Alison Spedding Pallet: “También declaro que, por defecto personal o deformación de origen
cultural, no encuentro placer ni inspiración en textos de inclinación mística
ni en visiones del saber cómo algo que debe salir ‘del corazón’ antes que del
razonamiento frío y seco”. Esta crítica viene de ciertos sectores marxistas,
indianistas, izquierdistas, intelectualistas (aunque no de todos). Se da
especialmente en Bolivia y en particular contra todos quienes viven la
espiritualidad andina, calificándolos de esotéricos, new age, místicos,
charlatanes, impostores, etc. Y a partir de ello criticar al Sumak Kawsay, o
confunden Sumak Kawsay con Buen Vivir/Vivir Bien.
La mayoría de estas miradas y observaciones vienen desde fuera
de la espiritualidad y la conciencia andina, es decir, de gente que no ha participado directamente de ésta
sino que tiene una mirada observadora y juzgadora, o de quienes han tenido experiencias
con ciertos personajes y que les ha generado prejuicio a todo lo demás. En
general son gente que tiene una posición anti-religiosa y así hacia todo
aquello que no responda al logos, a lo analítico, a lo tangible, a lo
cartesiano, a lo dialéctico, en fin, a todo aquello que no responda al “razonamiento
frío y seco”. Algo parecido a lo que decían los griegos clásicos Sócrates,
Platón, Aristóteles hace unos 2500 años. Y desde ellos el logos “frío y seco”
se ha ido haciendo cada vez más racionalista y robótico hasta que ha terminado
congelado y desértico, conduciéndonos al cambio climático y a la crisis global
en que vivimos por responsabilidad principal del primer mundo “frío y seco” y
sus periferias. En este sentido, estos anti-pachamamistas al final resultan ser
el otro extremo de lo que critican, por lo que les vamos a denominar
pachapapistas (en Bolivia les dicen pachamamones). Críticas suyas, que tienen
el color de acuerdo a donde se ubiquen estos grupos dentro de las izquierdas,
desde los más radicales hasta los más ambiguos, siendo la mayoría de estos cuestionamientos de gente de extrema
izquierda y que son más papistas que el papa.
Si bien dentro de la espiritualidad y cultura andina hay
alguna gente que utiliza ciertos símbolos, categorías y parafernalias andinas y
las mezclan con visiones esotéricas o new age de antiguas tradiciones y nuevas
creencias, no se puede llegar a descalificar a todo el movimiento espiritual
andino. Como tampoco se puede descalificar a todos los médicos por que algunos
hagan malas prácticas médicas, ni a todas las izquierdas porque hayan unos
cuantos fundamentalistas dentro de sus miembros. Como tampoco se puede confundir
espiritualidad con religión. Y esto es fundamental a comprender, la religión es
la antítesis de la espiritualidad, utiliza un discurso espiritual pero cuyo
resultado ha alejado a la gente de la espiritualidad y la ha envuelto en un
dogmatismo sectario y alienado. La espiritualidad es la comprensión de que hay
una energía sagrada que envuelve toda manifestación en la vida, por ende no
concibe un dios, y peor que esté separado y que tenga forma de varón. Para el
mundo andino, decir: espiritualidad, vida, multiverso, conciencia, es expresar
lo mismo, son diferentes maneras para referirse a las múltiples manifestaciones
de la existencia total.
Desde nuestro punto de vista, el asunto central de estas divergencias
se centralizan o se concentran en las dicotomías de racionalidad y racionalismo,
y de materialismo e idealismo. A partir de esto, la Tradición Andina no es ni
racionalista ni materialista ni idealista, sino que es racional, sensitiva,
sistémica, integral, interrelacional. Siendo éste para nosotros el asunto
principal y de fondo a discernir entre los dos paradigmas excluyentes que
existen en la vida humana: el reduccionismo y el holismo. La visión
reduccionista, especialista, jerárquica, mecanicista, excluyente, verticalista,
inscrita históricamente en la corriente piramidalista que va desde el
desarrollismo, el progresismo, el ilustrismo, el capitalismo, el colonialismo,
el eurocentrismo, la civilización, hasta el patriarcalismo. Y por el otro lado,
la conciencia cósmica, integrativa, horizontal, complementaria, recíproca,
matricial, homeostática, simbionómica. Obviamente hay quienes cogen de un lado
y de otro e inventan otras vías, muchas de las cuales actúan como en las
denominadas posiciones del centro político, en que más se acercan a la Derecha
que a la Izquierda.
Lo interesante es que con el despertar de la ciencia
relativista, la mecánica quántica, las ciencias de la tierra, la neurociencia,
el biocentrismo, el vitalismo, se comienza a ordenar el panorama, en el que los
racionalistas: galileanos newtonianos cartesianos baconistas darwinistas
marxistas (pachapapistas mecanicistas) vienen siendo cuestionados en sus
posiciones; como de igual manera en el otro extremo, las teorías metafísicas,
esotéricas, supersticiosas, fantasiosas (pachapapistas idealistas). En este
sentido, lo que se ha producido históricamente es que el sufismo, la kabala, el
cristianismo gnóstico, el ayurveda, el tao, el zen, y toda la filosofía de las
culturas solares y lunares de la Madre Tierra, fueron dominadas por el
piramidalismo pachapapista mediante la conquista, el genocidio, el etnocidio,
el ecocidio, el colonialismo, el primer mundismo etc.; y en otros casos
deformados por el piramidalismo pachamamista: cristianismo, islamismo,
judaísmo, machismo, racismo, multiculturalismo, antropocentrismo,
androcentrismo. Por lo tanto, pachamamismo y pachapapismo son los dos lados de
la misma moneda de las aporías del racionalismo liberal y el ortodoxismo materialista
. Por tanto no es el mismo ser pachamamista que ser hijo(a) de la Pachamama, ni
el Sumak Kawsay es el deformado Buen Vivir de Correa o el Vivir Bien de
Morales.
En todo caso, co-razonamos que estamos llegando a un nivel
de equilibrio y armonía a nivel mundial, si bien todavía hay mucho
fundamentalismo y extremismo, la humanidad está adviniendo al respeto como
símbolo de una nueva conciencia que aprende a convivir en la diferencia, en la
oposición, en la diversidad, en la variedad, para buscar la complementariedad
entre todas las posiciones, y no buscar la imposición abierta (dictadura) o la solapada
(democracia) de ciertas élites (grupos monopólicos) y de ciertos grupos y
personas monárquicas en la Derecha y la Izquierda.
Atawallpa Oviedo Freire
Movimiento Alter-nativo Vitalista
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