Si la izquierda y la indianidad quieren seguir siendo una
opción de cambio, y tener a corto y mediano plazo posibilidades reales de tomar
decisiones estructurales para el Ecuador, tienen que aprender de sus errores y
ser capaces de mirar diferente a como lo han hecho hasta ahora.
1.
Tienen que ser capaces de desenmascarar y
desmontar al correismo, quienes se han presentado como los representantes de la
izquierda y la indianidad (el pueblo), cuando en la práctica son la “nueva
derecha” o la “izquierda de la derecha” a través de sus proyectos de
modernización del estado neocolonial y de desarrollo del capital nacional. Esto
es, la consolidación del establishment
antes que sembrar las bases de un nuevo sistema, llámese socialismo o buen
vivir o cualquier otro.
2.
Esta “nueva derecha” con brazalete de izquierda
y poncho indigenista, ha montado todo un aparataje para maniatar y destruir a
la izquierda tradicional y a la indianidad. Sus enemigos en estos 10 años, no
han sido la derecha o los ricos, sino los movimientos sociales tradicionales a
quienes los ha perseguido, criminalizado, extinguido, y hasta matado a algunos
de sus miembros. Durante este tiempo, el correismo ha logrado importantes
avances en ese propósito, y en 4 u 8 años más los podrían aniquilar plenamente,
ya sea a través de profundizar con la división o cooptación, o dejándolos con
espacios muy insignificantes. Por tanto, los históricos movimientos sociales
deben buscar el tener un mínimo de espacio democrático en el que puedan seguir actuando
y fortaleciéndose en sus procesos propios. Lasso no va a repetir el
autoritarismo de Correa, a sabiendas de que el pueblo rechaza profundamente
esta actitud prepotente, por lo que sería posible tener verdaderamente un mayor
campo de acción. Obviamente Lasso ampliará el neoliberalismo que ya ha empezado
Correa, así que la cuestión no es votar por un menos neoliberal sino por
defender a la alteridad como una alter-nativa posible. La izquierda peruana
también se vio obligada a votar entre el neoliberal de Kuczynzki y la
corrupción dictatorial de Keiko Fujimori, pues no solo es cuestión de
ideologías (izquierda/derecha) sino de senti-pensar en varias situaciones y
dimensiones. Interiorizar como maestros y no como repetidores de dogmas. No se
trata de contentarse con el “mal menor”, diciendo es preferible Dilma,
Cristina, Maduro, Evo, Correa, que, aunque han robado también han hecho obras,
ya que la derecha solo roba. Eso es complicidad y mendicidad, contentarse con
las sobras.
3.
El propósito del correismo es ganar estas
elecciones a través de Lenin Moreno, para que luego de él regrese Correa, y así
sucesivamente se vayan turnando unos y otros de Alianza País. Como pasó con el
PRI en México que estuvo más de 80 años en el poder, o los 50 años que ya van
los Castro en Cuba. De ellos, han aprendido a controlar todas las instituciones
del estado -especialmente la justicia, las fuerzas del orden y la prensa- las
cuales funcionan y actúan a su medida y necesidad. Todas las autoridades del
Estado (Fiscal, Contralor, Procurador, etc.) son afiliados o miembros afines al
partido, los cuales llegan hasta allí por el nivel de sumisión y de obsecuencia
hacia el correato. Será que sólo en Alianza País hay gente inteligente y
preparada para ganar absolutamente todos los concursos? O es que ya está todo
amarrado, y les pasan las preguntas de los exámenes, y les ponen los puntos
extras en ciertos documentos para que aumente el puntaje?
4.
Si en 10 años han llegado a copar todas las
instituciones gubernamentales y han infiltrado a su gente en muchas de las
organizaciones de la sociedad civil, en las fuerzas del orden público, y hasta
tienen adeptos dentro de los más grandes empresarios, cuánto más lograrían abrir
sus tentáculos en 4 años más de gobierno. Ya lo han dicho ellos mismos: “vamos
por más” o como suele repetir Correa: “a esta revolución no la para nada ni
nadie”. Por ahí, todavía les falta tener pleno control de ciertas instituciones
públicas y ese es su paso inmediato, por eso Correa dice insistentemente: “todavía
tenemos infiltrados de la derecha y de la extrema izquierda en el gobierno”. Como
vemos, quieren una dictadura plenamente legalizada.
5.
Consecuentemente, el único que ahora puede
destapar toda la corrupción y traslucir todos los despilfarros que ha hecho el
corriesmo en estos 10 años, es Guillermo Lasso. Ahí, el pueblo puede darse
cuenta quienes realmente son, y de esta manera no puedan regresar en 4 años o
queden bien resquebrajados. Cuando se abra toda la verdad se sabrá que la
mayoría fue una mentira, y las obras que hicieron quedarán como insignificante,
pues, se verá que fue más lo que se robaron que lo que invirtieron, además de
que esto lo malgastaron. Hubo tanta plata en estos 10 años que el pueblo ve
obras como nunca antes, pero lo que no sabe es que la mayoría la derrocharon,
de ahí los “nuevos ricos” que han surgido aunque la pobreza haya disminuido un
poco. Correa ha señalado que ha invertido 87.000 millones de dólares, y a dónde
han ido a parar los 173.000 millones restantes de los 260.000 millones que ha
tenido este gobierno (incluido la deuda externa). Los más ricos se han hecho
cada vez más ricos y los pobres siguen siendo pobres a pesar de que sean un
poco menos.
6.
Esto tiene que ver con una cuestión de táctica y
estrategia, en último caso de supervivencia, pues no se puede creer que Lasso vaya
a generar un cambio, pero si puede abrir la caja de pandora para que caiga toda
la maraña del correismo, lo que permita que la izquierda y la indianidad puedan
reorganizarse y refundarse. Pero ello será posible si logran reformular sus
concepciones y acciones, como asimismo limpiarse de mucha gente que son puro
maquillaje. Caso contrario, será solo cambio de nombre pero nada de fondo, como
hemos visto con algunas organizaciones y de ahí la nueva derrota estrepitosa
que han sufrido. Será que aprenderán alguna vez. Algunas organizaciones ya van
por más de 50 años de existencia y se “siguen dando con la misma piedra”.
7.
Hasta aquí en relación a lo inmediato y a nivel electoral,
pues lo más importante -gane o no Lasso- es trabajar hacia adentro y rehacerse
profundamente dejando algunos sofismas y dogmas que los han guiado desde su
fundación. Esto implica sinceramiento y claridad, es decir, capacidad de
autocrítica para dejar de seguirse engañando. La población no vota o lucha por
ideologías o por partidos o por modelos sociales delimitados para el futuro,
sino que quiere que su actual situación de vida cambie concreta y rápidamente,
quiere ya mejores condiciones y no está dispuesta a soñar en un paraíso llamado
socialismo que vendrá quizás algún día. Quieren, aquí y ahora una nueva vida.
8.
Para que haya un cambio firme y relativamente
rápido, la única y mejor forma es llegando al gobierno central o habrán otras
formas de lograrlo sin tener que esperar a ganar las elecciones cada 4 años. Se
han vivido innumerables procesos electorales, hasta se ha ganado ciertos
gobiernos locales, pero no se ha cambiado nada ni se ha logrado siquiera
construir una base importante en dichos lugares. En realidad, lo que
básicamente han hecho hasta ahora es esperar a que los gobiernos se equivoquen
para luego responder. Una actitud pasiva en la que se espera que el otro haga
algo que se pueda criticar o cuestionar y en base a ello intentar trepar. Es
decir, todo lo que se hace está enmarcado o delineado para conquistar el Estado
y ganar el gobierno nacional, pero no se hace nada por la creación de gobiernos
propios y autónomos de pequeños territorios, a como por ejemplo lo han hecho
los zapatistas. Solo están esperando montarse sobre el mismo “estado colonial-neocolonial”
que critican y no tienen en mente el recrear nuevas formas de gobernanza local
para constituir una especie de pequeñas naciones. Los delincuentes y
narcotraficantes resultan más inteligentes, ellos han logrado tener espacios
que son de su exclusividad y en los que hasta la policía no puede entrar o
tienen infiltrados en ella que les previenen de todo.
9.
Cómo cambiar las condiciones de vida sin llegar
al gobierno. Organizando a la población en proyectos comunitarios, cooperativos,
asociativos, etc. Los cuales deben rendir económicamente, pero cuya actividad
sea consecuente en la generación de nuevas formas de economía, de organización,
de distribución, de conciencia, es decir, de nuevas formas sociales de vida.
Para ello se necesita de financiamiento, habiendo la posibilidad de encontrar
fondos internacionales que permitan empujar estos proyectos, o buscando otros
mecanismos de apoyo económico. Los cuales deben estar bien configurados para
que generen una progresión de organización de otros sectores poblacionales y
vayan constituyendo una cadena que vaya copando cada vez más espacios
económicos, productivos, sociales y culturales. Es decir, ya vivir el “mundo
nuevo” y no morirse como tantos revolucionarios lo han hecho, soñando y
teorizando sobre el “hombre nuevo”.
10.
A nivel rural o campesino, lo fundamental es consolidar
a las ancestrales aldeas o comunidades indígenas, también a partir de
actividades productivas, especialmente agrícolas, orgánicas y agroecológicas.
Puesto, que no se trata de solo generar más recursos económicos sino de cambiar
las formas de producción que conlleven a la construcción de nuevos sentidos de
vida. Para la gente urbana -pero que ya está cansada de la ciudad-, fomentar la
construcción de ecoaldeas, cooperativas integrales, y todo tipo de forma de
vida social alternativa. Con ello, producir una recampesinación o
neorruralización dentro de nuevos espacios, sin la contaminación y el
consumismo de las ciudades, y en general, del banalismo que representa la
civilización que es la que ha generado el cambio climático y el caos global en
que se debate actualmente el mundo.
11.
La educación intercultural bilingüe ha fracasado
porque los padres de familia prefieren mandar a sus hijos a las denominadas
“escuelas hispanas”, las que están en mejores condiciones y les abren más
oportunidades a todo nivel. Si la gente no ve proyectos reales, eficaces y
rápidos, no le interesa la identidad ni la cultura ni la etnia, sino en dónde y
quién le puede ofrecer mejores condiciones de vida. El capitalismo y la ciudad
van ganado nuevos adeptos o migrantes, los que posteriormente votan por la
derecha y en definitiva terminan sosteniendo el estatus quo. De ahí, la
urgencia de evitar la migración a las ciudades y de fortalecer las aldeas
indígenas, mejorando principalmente su situación económica y paralelamente
guardando la identidad, la cultura, la racionalidad andina. La aldea de Sarayaku
ha logrado importantes avances en ese sentido.
12.
Podrán pasar otros 100 años más de procesos
electorales y la izquierda por quedarse solo luchando por llegar al gobierno, lo
más probable es que no lo logre como ha sucedido hasta el día de hoy. Hasta ahora
su acción gira entre lo privado y lo público, lo “común” tiene mínima
incidencia en el pensamiento y acción de la izquierda, cuando lo “común”
debería ser el centro de su proyección política. Han confundido lo común con lo
público, y lo público con lo estatal, lo que ha provocado que su centro sea lo
estatal, en definitiva, el gobierno, desde donde aspiran empujar los cambios.
Esto se llama estatismo o estatización de la política, así digan que no van a
concentrar todo en el Estado, como critican actualmente de Correa. No puede ni
debe confundirse lo público y lo estatal con lo común o lo asociativo o lo colectivo,
como falsamente sostiene la “nueva derecha” de que el “Estado vela por el bien
común”. Los únicos que pueden construir el “bien común” es el propio pueblo, no
los burócratas en el Estado o los jerarcas del Partido que creen que pueden
hacerlo solo ellos y a nombre de todos los demás.
13.
Esto conlleva cambiar las dimensiones. La
izquierda y una parte de la indianidad, se han preocupado exclusivamente por la
“toma del poder”, para supuestamente desde arriba proceder a construir el
“poder popular”. Algo que hasta ahora no ha sucedido en ninguna parte del
mundo, pues la “toma del poder” llevó inexorablemente a la construcción de la “dictadura
del partido” y a la formación de un “capitalismo de Estado”. Por tanto, la
nueva prioridad debe ser la construcción del “poder social”, la que permita
formar el “poder popular” para alcanzar el “poder político”. “Poder político”
que no debe ser vertical ni basarse en el sometimiento de la burguesía o de los
ricos, sino que debe funcionar con una base grande de forma horizontal y que
monta piramidalmente desde abajo hacia arriba. Una autoridad de nivel
intermedio ha llegado hasta allí, por haber demostrado capacidad y honradez en
el nivel de base. Por ende, quien llega a un nivel superior ha pasado por lo
inferior e intermedio en donde ha sido probado de innumerables maneras. Caso
contrario, se da el caso –por ejemplo, el de Correa- de que ni siquiera había “manejado
una tienda” y ya pasó a dirigir todo un Estado. En realidad, lo mismo se puede
decir de casi todos los que han llegado a ser presidentes del Ecuador y en
general en el mundo. Por tanto, se necesita un nuevo Estado, de tipo
horizontal, concejil, ascensional, comunal, para que el pueblo actúe
directamente desde los niveles primarios, esto es, los barrios y las
comunidades, para controlar personalmente a las autoridades de todos los
niveles teniendo siempre la opción de reemplazarles en caso de mala gestión o
de corrupción. Eso sería realmente un “poder popular”, no el dogma leninista de
arriba hacia abajo.
Obviamente en un artículo de este tipo, con
el que pretendemos llegar al mayor número de personas, en la forma más corta y
sencilla que podemos, no se pueden cubrir todos los elementos y las facetas de
todo lo anotado anteriormente. Pero éste sería el marco general y básico que
permita abrir el debate y el análisis, que es lo que esperamos provocar con
este texto. Algo muy difícil, pues la izquierda y la intelectualidad, en su
dogmatismo y su eurocentrismo medular, hasta ahora no han tenido la humildad
para hacer frente a nuevos paradigmas. Con el fracaso del “progresismo” quizás
ya están cambiado y se puede esperar que vengan cambios a todo nivel. Veamos.
Atawallpa Oviedo Freire
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