martes, 13 de agosto de 2013

PATAS ARRIBA EL PLAN NACIONAL DEL BUEN VIVIR 2013-2017

La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo,
aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia.
Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra.
Nos es más necesaria.

José Martí

El logo que acompaña al Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017 está patas arriba y alrevesado. Como no existen el azar ni las coincidencias sino las sincronías y las concordancias, este logo deformado refleja -irónicamente- el contenido del Plan elaborado por la SENPLADES. Cuando la superficialidad es folclorismo y el aprovechamiento es pachamamismo, se llega a este tipo de tergiversaciones.
El símbolo ancestral de los pueblos kitwas (Quitus) es una cruz que representa a las cuatro direcciones y los cuatro elementos fundamentales de toda forma de vida que existe en este sistema solar. Símbolo existente en las culturas matriciales de toda la Madre Tierra. Al menos, el Municipio de Quito no se ha equivocado al difundir este logo, pero alguna vez pregunté a sus funcionarios si conocían su significado y me dijeron que no. Esto quiere decir que todo es puro membrete y no hay nada de esencia (utilitarismo).
Los cuatro colores de la tradición Kitwa son el amarillo, el azul, el rojo y el verde (en eso no se equivoca la SENPLADES). El amarillo representa la energía del Abuelo Sol, el azul de la Madre Agua, el rojo de la Madre Tierra y el verde del Abuelo Viento. El amarillo y el verde están en la parte de arriba porque hacen referencia a su condición de estar en el Padre Cielo, y obviamente en la parte de abajo el rojo y el azul asentados sobre la Madre Tierra (en el logo del SENPLADES el cielo está abajo y la tierra arriba). El lado derecho de la cruz (amarillo y rojo) representa el principio masculino y el lado izquierdo (verde y azul) al femenino: la paridad procreadora y generadora de  vida (el SENPLADES pone al inverso).  Valga llamar la atención de la Ecuarunari que también lo utiliza equivocadamente.
Este símbolo mundial representa y sintetiza toda una filosofía de vida y se podría escribir un libro al respecto (ver mi libro Caminantes del Arcoíris). Esta cruz cuadrada representa la complementariedad de este multiverso, es la expresión del entendimiento de los principios y modelos de la naturaleza, es decir, de la vida. Refleja la sabiduría de un pueblo que vive en armonía y equilibrio con su entorno, que ha tomado conciencia de su rol en el continuum de la existencia, y que hace de su vida una reciprocidad y una correspondencia para marchar al ritmo de la creación. Todo lo contrario al mundo piramidalista (eurocéntrico-monárquico-monoteísta-mecanicista-racionalista-reduccionista-materialista-patriarcalista-primermundista) que ha deformado y degenerado todo, en su afán de dominar a la materia y de distanciarse de la naturaleza (ilustrismo europeo). Hoy a 480 años de la llegada del piramidalismo eurocéntrico a tierras andinas (1533) todavía los hijos de los Andes siguen viviendo y pensando desde la occidentalidad (identidad occidental), todavía no se reconocen como hijos de la tierra que les nutre y les cobija (anatopismo).
Pero están despertando, aunque por el momento están patas arriba y alrevesados, pero al menos su símbolo ya no es el dólar o el Tío Sam-en el un extremo- ni la hoz y el martillo -en el otro-. En esa esperanza y confianza hacemos las siguientes puntualizaciones al Plan del SENPLADES, no con el ánimo de criticar sino de aportar, si es que están abiertos -obviamente- para reflexionar, es decir, si no creen -como su majestad “Rafael Primero”- de que lo saben todo y de que debe hacerse su divina y única voluntad. Por cierto, no estoy seguro de que Correa haya leído este Plan o de que vaya a respetarlo.
Vamos a escoger algunos párrafos de la presentación del Plan -en el orden escrito- y firmado por Fander Falconí, para hacer los comentarios y podamos ver la diferencia entre el Buen Vivir y el Sumak Kawsay. Es decir, este Buen Vivir pretende ser Sumak Kawsay pero todavía está patas arriba y alrevesado, por ende la tarea es ordenarlo y configurarlo en su verdadera esencia, si queremos guardar coherencia con la experiencia acumulada de más de 10.000 años de vida en estas tierras por los pueblos ancestrales. En otras palabras, el Buen Vivir es un proceso en construcción desde varios actores y frentes, el Sumak Kawsay es un camino construido, viviente, encarnado, fluyente por los pueblos indígenas desde hace muchos siglos. Unos están aprendiendo y pensando el Buen Vivir, otros viven y practican el Sumak Kawsay desde hace milenios, y eso hay que respetar pues todo ello está vivo y no muerto o desaparecido u olvidado. Cada ser humano tiene la opción de continuar tejiendo el camino delineado por cientos de generaciones o puede hacer un Buen Vivir posmoderno. Una cosa es continuar con lo construido y otra situación es construir algo nuevo.
Dice la SENPLADES: “Este es el sentido que queremos darle a este Plan, que debe convertirse en un documento tan práctico como un mapa, con directrices muy claras para evitar que nos extraviemos en el camino o nos aventuremos en una ruta no trazada que nos lleve a un despeñadero.” Así es, el Sumak Kawsay no puede ser una nueva aventura de la Izquierda ni de ningún intelectual, los cuales -ahora- se han vuelto expertos en esta tradición milenaria sin conocer su marco conceptual (conciencia tetrádica). Pretender hablar desde el marco teórico del piramidalismo o eurocentrismo  patriarcal (cosmovisión monódica), es manipular y deformar una filosofía y un modo de vida. Todo lo cual lleva a hibridar o mestizar algo que tiene su raíz particular y que ha sido desovillada en un camino milenario de compenetración con su medio. El Sumak Kawsay o Arte de Vivir en Equilibrio (en español) no es una nueva aventura ni una nueva novelería, tiene un recorrido fecundo, largo y compenetrado. Hacer una aventura o un juego del Sumak Kawsay por el “socialismo del buen vivir” sería el camino que “nos lleve a un despeñadero” y no a cambiar el mundo, armonizándolo y complementándolo.
“Si sabemos a dónde vamos, llegaremos más rápido, porque sabremos cómo sortear los obstáculos que se presenten.” El camino al Sumak Kawsay solo puede ser el Sumak Kawsay ancestral y milenario, no puede ser el invento posmoderno de tan solo 5 años de vida denominado “socialismo del buen vivir”. No negamos ni rechazamos que los neo-socialistas quieran actualizar o ajustar el socialismo a los tiempos actuales, introduciendo postulados de las culturas ancestrales, antes menospreciadas y rechazadas por la occidentalidad. Es de aplauso que los socialistas se vuelvan indigenistas (etno-socialistas) y pachamamistas (eco-socialistas), pero lo importante es que lo sean real y profundamente y no solo un membrete o un disfraz, como cuando en ciertas fiestas se disfrazan con atavíos indígenas o alaban a los deportistas negros pero en la vida cotidiana son racistas. O como cuando se insulta a los dirigentes indígenas (por más equivocados que estén y muchas veces lo están) sin respetar sus propios procesos, o que en el extranjero se enarbole al Sumak Kawsay y los derechos de la naturaleza (personalidad bipolar) cuando al interior es todo lo contrario (extractivismo).
O que solo sean discursos o frases retóricas, como la siguiente del mencionado Plan “Se expresa en el cuestionamiento a un modelo de vida, a un sistema escandaloso de consumismo, a una institucionalidad que ya no es funcional a la sociedad contemporánea, y a un sistema internacional incapaz de solucionar los problemas del planeta. El pasado neoliberal quedó atrás. Seguimos el ejemplo de la Revolución Alfarista y estamos consolidando nuestra revolución, con derechos, ideas, valores y obras.” Lindas palabras pero en la práctica: “último día del despotismo y primero de lo mismo”. De que “el pasado neoliberal quedó atrás”, no estoy seguro, en todo caso quizás puede que quede atrás el neoliberalismo (algo a confirmar) mas no el capitalismo, que hoy esta rebosante. Quizás consigan un pos-neoliberalismo pero no un pos-capitalismo. La prueba es clara: la oposición al Correismo no viene de las cámaras, de los sectores privilegiados, de la Derecha, los cuales no se han visto afectados en sus ingresos y derechos, pues, si bien el gobierno les ha cobrado muchos impuestos sus ganancias han sido exorbitantes. Es decir, solo ha cambiado la forma: en el neoliberalismo ganaban bien pero el Estado no les quitaba parte de sus ganancias a través de impuestos, ahora con el Correísmo ganan muy bien y pagan impuestos pero su capital sigue en crecimiento ilimitado. ¿Es esto posneoliberalismo o como dice Arkonada un ligth-beralismo?
¿Es esto “transformar la economía y el sentido de la política en nuestro país” como dice la SENPLADES?: “La situación ecuatoriana cambió desde el año 2007, tras el triunfo electoral de la Revolución Ciudadana, liderada por el actual presidente Rafael Correa, quien propuso recuperar la dignidad y transformar la economía y el sentido de la política en nuestro país.” Los ricos cada vez más ricos, los pobres un poquito menos miserables, ¿es eso “recuperar la dignidad”? Para nosotros recuperar la dignidad será cuando se viva sustentablemente (anti-consumismo), los ricos empiecen a decrecer (Latouche) y los pobres a crecer al mismo ritmo en que decrecen los ricos hasta alcanzar una sociedad equitativa, y por ende no se aumente el consumo ya dado. No se trata de que todos sean ricos para que destruyan el planeta, obviamente si es que fuera posible de que todos tengan grandes ventajas económicas. Por otro lado, no se trata de que los pobres crezcan individualmente sino en formas asociativas, cooperativas, comunitarias, colectivas, todo ello en un sentido vitalista (eco-bio-etno) sino sería más de lo mismo (comunismo). Caso contrario lo que se crearía es un “sistema-mundo” de capitalismo de Estado (China) o un Estado consumista comunista, que es lo que el Correismo a pretexto de pos-neoliberalismo está creando: un estatismo consumista.
Es decir, por un lado el consumismo de los sectores altos y medios, que ahora tienen más ingresos y que los derrochan en los centros comerciales (que por cierto ahora han aumentado tanto en el Correismo). Que interesante sería que esos mayores ingresos sean destinados a un modo de vida vitalista, a consumir productos orgánicos, a construir casas ecológicas, a utilizar medicinas alternativas, etc. ¿Qué ha hecho este gobierno al respecto? Muy poco, casi nada, cuando para un gobierno del Sumak Kawsay (vitalismo andino) sería prioritario el incentivar y fortalecer empresas y productos que impacten lo menos posible con el cambio climático. Por otro lado el consumismo del propio Estado, la burocracia ha crecido enormemente en este gobierno y se ha creado un aparataje impresionante, el cual implica una serie de gastos en oficinas, infraestructura y sueldos, todo lo cual demanda una gran cantidad de dinero del presupuesto del Estado (estatismo consumista). De otra parte, lo que han hecho es fortificar y ordenar a las instituciones que ha creado el capitalismo en todos estos años, cuando lo interesante hubiera sido desaparecer a algunas instituciones colonialistas y destinar todos esos recursos para organizar económicamente al pueblo en formas autogestionarias de producción sustentable para generar una economía equitable y así “recuperar la dignidad”. 
Por tanto, es falso lo que señala la SENPLADES: “Tampoco la Revolución Ciudadana hizo caso a la “prudencia” de los anticuados neoliberales. Al contrario de lo que ellos siempre recomendaron (un Estado mínimo), nosotros hemos construido un Estado planificador y regulador.” Para el Sumak Kawsay el Estado debe ser mínimo pero fuerte, no mínimo y desvalido como en el neoliberalismo, ni grande y fuerte como en el socialismo. La fuerza del Sumak Kawsay no está en el Estado sino en las formas comunitarias de vida. El sistema andino no se sostiene en el “Estado grande y poderoso” sino en la organización colectiva de base. En este sentido, es el pueblo organizado el que “planifica y regula” y no unos cuantos burócratas que desde arriba creen haber “inventado el agua tibia”. La revolución no es de unos cuántos tecnócratas de su majestad Rafael Primero, que quieren decirnos qué hacer y cómo hacer, es del pueblo consciente que se revoluciona a sí mismo y que asume directamente su cambio armonizador. Qué chistoso, hemos pasado de la idea de la “revolución de los proletarios” a la revolución de los burócratas-tecnócratas. En todo caso, no tan distante de la burocracia del “socialismo real” que fracasó estruendosamente con su revolución bolchevique. Y eso no aprenden los socialistas del Buen Vivir.
“Los neoliberales mantuvieron la obsesión de las ganancias económicas, nosotros hemos dado preferencia a la distribución de los recursos. Ellos servían ciegamente al libre mercado, nosotros hemos hecho un mercado regulado que nos sirva sin oprimirnos. Para ellos, el crecimiento económico (el crecimiento de los números) era su fijación mental, para nosotros es vital el Buen Vivir. Los neoliberales creían en el libre comercio, nosotros nos hemos insertado en forma inteligente en los mercados globales. Ellos exigían que el poder político se concentre en pocas manos, nosotros hemos impuesto el interés del pueblo como suprema norma.”  Dicen que “el crecimiento de los números” era la fijación mental de los neoliberales, ¿acaso los socialistas del buen vivir no se manejan con resultados, cada vez y cuando no andan repitiendo sus logros numéricos? ¿Y qué dicen todos esos resultados? Crecimiento de la empresa privada y del Estado obeso (fuerzas represivas, educación, salud), pero muy poco de la economía comunitaria (en relación a lo privado y estatal). Para un gobierno del Sumak Kawsay no se trataría de aumentar la educación ni la salud estatal sino la educación-salud comunitaria. Esa la gran diferencia. Mientras este gobierno quiere más escuelas del milenio va paralelamente desmantelando las escuelas comunitarias. Hubieron 20.000 escuelas comunitarias creadas en la socialdemocracia y el neoliberalismo, en el socialismo del buen vivir van destruyendo y desapareciendo las escuelas comunitarias. ¡Qué paradoja¡ No queremos educación y salud gratuita, queremos educación y salud autogestionaria. Ninguna dádiva o paternalismo del Estado ni la caridad o lucro de lo privado sino la autosuficiencia. Esa es la dimensión entre Buen Vivir y Sumak Kawsay, mientras el Buen Vivir habla de gratuidad, solidaridad, bonos, asistencialismo (estatismo); el Sumak Kawsay de reciprocidad, correspondencia, complementariedad, coparticipación (comunitarismo o vitalismo). Dos modelos, dos formas diferentes de vida.
“Como nuestro principio es el ser humano sobre el capital, ahora nuestra prioridad es el pago de la deuda social y no de la deuda externa. Hemos canalizado los recursos liberados hacia la inversión pública más importante de la historia: más escuelas, más hospitales, más carreteras.”  Para el Sumak Kawsay el principio es la vida integral (vitalismo) sobre el ser humano (socialismo) y el capital (capitalismo), y su prioridad no es solo la deuda social sino la deuda natural -paralelamente-. No se trata de pagar la deuda social con más neo-extractivismo. El neoliberalismo con el extractivismo pagaba la deuda externa, el Buen Vivir paga la deuda social con extractivismo. Por otro lado, deuda social que construye paternalismo, asistencialismo, caudillismo, clientelismo. Un gobierno del Sumak Kawsay pagaría la deuda social con impulso, educación, motivación, organización de las economías domésticas, agrupándolas en unidades de producción para abastecer el mercado nacional y mundial con productos netamente andinos. De esta manera las carreteras no serían para beneficio principal de los sectores medios y altos sino de todos. Lindas las carreteras actuales, pero la mayoría de ecuatorianos no pueden disfrutarlas para intercambiar productos solo para trasladarse eventualmente de un lugar a otro. El campesino productor sigue dependiendo de los transportistas pues no es dueño de sus propios medios de transporte. Para la mayoría del campesinado la situación sigue siendo relativamente igual, ahora tan solo se golpea menos cuando va parado en las camionetas. Ese es su cambio.
“Ecuador, como país andino, construye los derechos humanos, económicos, sociales, culturales y ambientales, sobre un concepto y visión del mundo nacido en las antiguas sociedades de la región de los Andes sudamericanos: el Buen Vivir es el Sumak Kawsay.” Qué lindo leer “Ecuador, como país andino…” Así es, somos andinos y hay que vivir como andinos. El inglés solo podía surgir en Inglaterra, el chino en la China y el Tsafiqui en tierras de la mitad del mundo. Durante casi 500 años nuestros grupos privilegiados han sido más europeos que los propios europeos. Hablan idiomas europeos, estudian filosofías occidentales, se forman en las universidades eurocéntricas, y ni siquiera saben que significa runa, ellos piensan que significa raza inferior cuando en realidad significa ser humano. No saben que aquí había matemática, geometría, cirugía, astronomía, ingeniería, etc. Entonces, no se trata solamente de aprender ciertos “conceptos y visiones del mundo andino” sino de aplicarlas a la vida cotidiana, de vivir así, de comer así, de sentir así, de soñar así, de pensar así. Tomarlo solo políticamente y no  verlo integralmente (culturalmente, vitalmente, epistemológicamente, axiológicamente), es solo una maniobra politiquera para llamar la atención de la Academia y de la realpolitike extranjera (usurpación simbólica). La esencia del Sumak Kawsay es la filosofía tetrádica (Tawantin). Quién no comprende y vive el Tawantin no puede sentir el Sumak Kawsay, solo puede imaginar lo que sería un Buen Vivir.
“Esta idea social de solidaridad y redistribución es diferente al ideal aristotélico de la Vida Buena. El Buen Vivir es una idea social movilizadora, que va más allá del concepto de desarrollo −que se encuentra vigente en la tradición occidental−, pues está asociado a una noción más amplia de progreso. No se trata de un nuevo paradigma de desarrollo, sino de una alternativa social, liberadora, que propone otras prioridades para la organización social, diferentes del simple crecimiento económico implícito en el paradigma del desarrollo. El crecimiento económico es deseable en una sociedad, pero también importan sus pautas distributivas y redistributivas.” Esta es otra buena noticia: “No se trata de un nuevo paradigma de desarrollo” pues hasta el anterior plan el Buen Vivir - Sumak Kawsay era un nuevo modelo de desarrollo. ¿El Sumak Kawsay es una “alternativa social”? Es mucho más que eso, es una alter-nativa estructural al eurocentrismo, al colonialismo, al patriarcalismo, a la civilización, a la modernidad.  No es solo una alternativa al capitalismo sino a la occidentalidad, al monarquismo, al cientificismo, al primer mundismo, al cristianocentrismo. El Sumak Kawsay no pretende solo una revolución social sino un Pachakutik (cambio total), un vuelco completo al piramidalismo e instaurar un “sistema-mundo” espiralado, horizontal, matricial, vital, holístico, sistémico, simbionómico, homeostático.
Por lo tanto no se pretende solamente una distribución y redistribución de los ingresos del Estado como hace este gobierno, ni siquiera de nacionalizar los ingresos del gran capital como harían los más radicales socialistas, sino de empoderar al pueblo para disputar con sus propias fuerzas una nueva sociedad, para ganarse por sus propios medios una nueva economía. No se trata solamente de cambiar la matriz productiva como pretende ahora este gobierno sino un cambio estructural de la economía política. Es decir, no se trata de eliminar al gran capital por decreto o por la toma del poder sino de cambiar el juego. Por ejemplo, la plata que el Estado ahora destina para construir carreteras, escuelas, hospitales, va a parar a ciertos grupos privilegiados; en un gobierno del Sumak Kawsay iría al pueblo organizado en cooperativas, comunidades, asociaciones.  Si bien algunas asociaciones ahora pueden participar en las bolsas del Estado pero en la práctica no ganan esos concursos por los criterios de calidad del Correismo. Esa la realidad.

“Una de las principales herramientas del proceso político ecuatoriano ha sido la planificación. La Constitución ordena que esa planificación se vincule en forma directa a la construcción de los derechos de los ciudadanos. El Sistema Nacional Descentralizado de Planificación Participativa (SNDPP) fue creado en la Constitución de 2008 (art. 279) y está integrado por el Consejo Nacional de Planificación, su secretaría técnica –Senplades–, los consejos sectoriales de política pública de la función ejecutiva, los consejos nacionales de igualdad, los consejos de planificación de los gobiernos autónomos descentralizados, los consejos ciudadanos sectoriales y otras instancias de participación. Las unidades básicas de participación del sistema son las comunidades, comunas, recintos, barrios y parroquias urbanas (art. 248).” Efectivamente las “unidades básicas” son la esencia y poder de una nueva consciencia y de una nueva sociedad, pero debe ser real, práctico, concreto y directo. No solo que esté escrito en el plan, o que estas “unidades básicas” se conviertan en “unidades ejecutoras” del régimen como en la época del neoliberalismo, como es lo que pretende el Correismo. La planificación y ejecución debe ir de abajo hacia arriba y no desde los tecnócratas que imponen, que ni siquiera persuaden sino que la ejecutan a mansalva, auto-considerándose los iluminados del Ilustrismo del siglo XXI (meritocracia excelsa). La “revolución ciudadana” no entiende la horizontalidad y sigue con la visión vertical y piramidalista del monarquismo monomaníaco. Todo desde y hasta Rafael Primero, rey del Ecuador.
“Para reducir la vulnerabilidad estructural de términos de intercambio que Ecuador comparte con América Latina, la inversión pública está dirigida a sembrar el petróleo y cosechar una matriz productiva para la sociedad del conocimiento.” La sociedad de la sabiduría sería con el Sumak Kawsay, la sabiduría para sembrar conciencia y cosechar integralidad. Reducir todo a un asunto económico será un nuevo fracaso. El “socialismo real” fracasó porque creía que resolviendo lo económico por osmosis se resolvería todo lo demás, más por el contrario fue su debacle porque cambiar las relaciones económicas sin cambiar las relaciones patriarcales, sexistas, culturales, antropocéntricas, espirituales, racistas, mecanicistas, es darse la vuelta en lo mismo. El Sumak Kawsay no centraliza ni concentra su accionar en la economía, su sabiduría está en ir a la raíz que es la conciencia. Como decía José Saramago “la alternativa al neoliberalismo se llama conciencia”, es decir, que no solo se trata de comer más sino de saber comer. Que diferente sería un pueblo sabio y no un pueblo que come para llenar su estómago. Este mundo no necesita más materialidad sino más conciencia que viene de la sabiduría, como lo dijo Einstein: “tengo miedo cuando la tecnología sobrepase al ser humano, tendremos una generación de idiotas”. Y ese hombre ya llegó y ahora está expandiéndose. La sociedad del conocimiento es la sociedad miope de tecnócratas, y no de sabios.
“Cuando se habla de revolución, estamos acostumbrados a pensar en acontecimientos ruidosos, como cuando colapsa una represa, con temblores y estruendo. Pero existe otro tipo de revolución que empieza como el deshielo en un nevado y forma un riachuelo, que crece y baja de la montaña, hasta convertirse en un caudaloso río. Esta es la “revolución silenciosa”, término ya utilizado en 1977 por el investigador estadounidense Ronald Inglehart. En el Ecuador de los últimos seis años, las instituciones se han transformado; sus funciones han adquirido orden y agilidad, y sus funcionarios son más eficientes. Esta revolución silenciosa es incontenible; afortunadamente, las instituciones ya no volverán a ser las de antes.” ¿Revolución silenciosa o revolución muda? Y no solo muda sino que ciega y sorda para la mayoría de la población que está sentada esperando que hagan la revolución los socialistas del Buen Vivir. Son ellos los que la piensan, la diseñan, la ejecutan y la evalúan. El pueblo solo debe recibir los beneficios, aplaudir, votar en las elecciones por sus candidatos y sobre todo estar en silencio (¿revolución silenciosa?). Esa es su única participación, el pueblo solo debe seguir como fieles rebaños las directrices del correísmo. Un pueblo que no hace su revolución sino que le dan haciendo los tecnócratas. ¡Qué tomadura de pelo¡ ¿Cuánto durará así una revolución? ¿O será una “revolución pasiva” como decía Gramsci? ¿Es eso la “construcción del poder popular” como dice la SENPLADES en este plan?
Estamos convencidos que las instituciones creadas por el colonialismo y el liberalismo están más eficientes. Esta “revolución” de un “país andino” no ha desmantelado las instituciones eurocéntricas, que vienen con cara y sello desde el colonialismo. Dónde están las instituciones andinas, dónde está la minka, el ayni, la mita, el yachay wasi, el tinkuntin, etc. Esa sería una revolución andina del Sumak Kawsay y no una revolución neo-aristotélica del Buen Vivir.
“No sólo se trata de cambiar las relaciones de producción, sino principalmente la mentalidad ciudadana.” ¿Cómo? ¿a través del lavado de cerebro mediante la televisión con grandes y repetitivos spots publicitarios, por medio de las sabatinas, por medio de las telenovelas de los canales incautados, por obra y gracia de la nueva ley de comunicación, trayendo PHDs españoles para que eduquen a nuestro pueblo?  ¿Dónde están los debates, diálogos, encuentros, talleres, seminarios en las comunidades, en los barrios, en los recintos, en las “unidades básicas” que llama la SENPLADES? Apenas 5000 personas han participado en los talleres del Buen Vivir en estos 5 años, según lo dice la propia SENPLADES en este Plan. 5000 personas de 14 millones de ecuatorianos es nada, y los que han participado son miembros y acólitos de Alianza País. Ahí no ha habido análisis, reflexión sino adoctrinamiento: “así deben pensar y hacer”. ¿Ese es el cambio de mentalidad de la “revolución ciudadana”?
“La Revolución Cultural, que genera nuevos conceptos y valores ciudadanos para constituir una sociedad crítica, emprendedora, creativa y solidaria. Se vuelven fundamentales las industrias culturales y la democratización de la palabra. También implica una revolución educativa para formar ciudadanos con otra mentalidad, con valores asentados, con ética y con autoestima. El Buen Vivir significa, sobre todo, tener en el país una población con una gran dosis de autoestima y de confianza colectiva.” Otra gran noticia “revolución cultural”. Lindas palabras pero nada en la práctica, más bien en muchos casos es todo lo contrario cuando se promueve una sociedad acrítica por medio de la burla a los contradictores del régimen y el encarcelamiento de dirigentes. ¿Será que eso es lo que ellos entienden por “democratización de la palabra”? (En el documento del SENPLADES en la bibliografía para el Buen Vivir nombran a varios autores como referencia -la mayoría extranjeros-, paradójicamente no están los dos únicos libros de autores individuales que hay en el Ecuador, el libro Buen Vivir –Sumak Kawsay de Alberto Acosta y Qué es el Sumakawsay de Atawallpa Oviedo ¿Será casualidad o intencionalmente porque hemos sido críticos del régimen?) ¡Viva la democratización de la palabra¡
¿Revolución educativa? con valores asentados en una ética eurocéntrica, mecanicista, materialista, reduccionista. ¿Es esa una revolución educativa de un país andino o una revolución educativa neocolonialista primermundista? ¿Los extranjeros nos van a venir a enseñar el Sumak Kawsay? ¿Todos los estudiantes que se están formando actualmente en las universidades primermundistas y que serán los futuros profesores de las “universidades correístas del milenio” nos vendrán a enseñar filosofía tetrádica andina, cosmogonía andina, arquitectura andina, medicina andina, etc.? Qué ironía, muchos estudiantes del primer mundo van a estudiar y aprender de las culturas ancestrales (cuarto mundo), incluso las ponen de ejemplo y hasta algunos quieren patentar sus saberes, pero los estudiantes nacidos en los Andes van a traer los conceptos, teorías, modelos del primer mundo en crisis. ¿Así se logra la autoestima? ¿Asumiendo patrones del monocuturalismo occidental? ¿La autoestima nos darán los 5000 españoles que vendrán a enseñarnos el orgullo de ser andinos?.
Con todo lo que hemos señalado, no pretendemos decir que todo lo de occidente sea malo, queremos decir que lo principal es lo nuestro, es decir, lo andino y luego las demás ciencias, creencias, valores del mundo entero. Qué lindo sería un país que vive andinamente y que coopta ciertas tecnologías o saberes de otros lares dentro de su matriz cultural, eso sería revolución cultural y no lo que sucede actualmente en que las ciencias y saberes de otras latitudes merman y aniquilan los marcos conceptuales y las formas de vida andinas. Ese fue el propósito de la conquista y del colonialismo. Hecho que no ha cambiado en nada pues el epistemicidio cultural andino sigue más fecundo.
El cambio de mentalidad en un gobierno del Sumak Kawsay sería reactivar y despertar las formas y medios andinos para mirar desde los Andes y no desde Europa. Para aportar al mundo desde lo andino y no seguir plagiando al occidente en crisis. Hay que exportar lo andino pero no solo la quinua sino sus ontologías, hermenéuticas, tecnologías, filosofías, sapiencias, para enriquecer el intercambio cultural y generar un mundo de interculturalidad. Eso sería una “revolución del conocimiento”. Integrar a los indios al progreso de occidente es integrismo, con cara morena pero  con mentalidad primermundista en debacle. Seguramente eso es lo que entienden por cambio de mentalidad, que dejen atrás lo andino (atraso) para que asimilen el uniformismo eurocéntrico (modernidad). Nuestros intelectuales -incluso los indígenas- siguen siendo racistas, creen que el problema es de color de piel, lo indio es para los indígenas y lo europeo para los blanco-mestizos. Cuando un indígena aprende lo europeo dicen “se está desarrollando”, y cuando uno de color negro, bronce o blanco aprende lo indígena le dicen folclórico, hecho el indio, desclasado, etc. Volverse blanco es bueno, reasumirse indio es malo. El asunto central no es de color de piel sino, si somos o no andinos, si somos andinos andinos o andinos occidentalizados. Si somos orgullosos de ser andinos  o si queremos irnos agringando o europeizando cada día más.
“La excelencia, que es un principio y espíritu rector de nuestro socialismo, mediante el cual logramos emprender procesos eficientes para alcanzar cambios en las estructuras de poder.” Esta es la nueva división de los socialistas del buen vivir, de la división de clases se han pasado a la división por la excelencia, de la separación entre ricos y pobres a la de los excelsos y los mediocres.  La calidad según el correísmo está entre los meritocráticos llenos de cartones de diplomas de las universidades de la occidentalidad y los “infantiles”. La mayoría de sabios que he conocido han sido algunos indígenas analfabetos y unos pocos con títulos universitarios. La mayoría de universitarios del mundo entero tendrán mucha información, cierto conocimiento, pero poca sabiduría. No se diga entre los políticos y peor entre los presidentes que han habido. No se trata de que “todo el mundo mejor” -como dice este Plan- sino de “estar en armonía” con todos y entre todo. Los mejores crean los peores, los superiores los inferiores, pero los sabios viven en la conciencia donde no hay mejores ni peores, desarrollados ni subdesarrollados, primermundistas y tercermundistas, sino seres humanos con diferente conciencia.
En un gobierno del Sumak Kawsay no serían los meritocráticos los que dirijan el Estado sino los sabios, como antiguamente en que era el Consejo de Sabios el que cumplía lo que los zapatistas llaman el “mandar obedeciendo”. Hoy vivimos en el mandar mandando y mucho más en los gobiernos autoritarios de Derecha (fascismo) o de la Izquierda (estalinismo correísta).  Recuperar los Consejos de Administración de los Andes de tipo cíclico-espiralado sería una “revolución cultural”, retomar esta institución andina sería clave para terminar con el presidencialismo del piramidalismo patriarcalista, donde un solo individuo decide por todos. Hoy todo depende de que su majestad Rafael Primero haga correctamente la revolución que necesita el Ecuador. ¿Eso es democracia? ¿Dejar que un solo personaje (monarquismo) decida el destino de millones de ecuatorianos?
Para finalizar, ponemos confianza -sin pecar de ingenuos- de que algunos miembros de Alianza País tienen buenas intenciones. Ojalá estos aportes permitan enderezar el camino y el Plan deje de estar patas arriba y alrevesado. Esperamos que sean sabios, es decir, humildes y puedan acoger estas observaciones para que se pueda cumplir la frase de Frantz Fanon, con la cual Fander Falconí cierra su presentación del Plan, y no sean más bonitas palabras: “La Tierra no solo nos dará pan, ante todo la Tierra nos dará dignidad” (Fanon, 1963).
Atawallpa Oviedo Freire

Multiversidad Yachay Wasi – Movimiento Alter-nativo Vitalista.

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