Casilda Rodrigañez
Hace unos 4000 años se imponen los patriarcas en el medio
oriente. Según la historia oficial de Occidente, el más importante patriarca es
Abraham, quién declara que dios se le había presentado para decirle que él era
“único verdadero” y que los demás eran paganos. A partir de esta fábula,
Abraham empieza la persecución y muerte de quienes no creían en su dios
monoteísta. Esto, conllevará paulatinamente a la instalación de la monodia o el
monismo, y de todos los tentáculos que irá recreando en su recorrido hasta
alcanzar el máximo nivel en nuestros días, con el perfeccionamiento del
pensamiento único o paradigma monocultural de la civilización patriarcal. La
historia se divide, en antes y después del patriarcalismo.
El propósito fundamental del patriarcalismo fue el
matricidio, para terminar con todos los modelos de lo matricial o principio
femenino de vida, a la que consideraban inferior, salvaje, atrasado, deforme,
etc. (Platón: Las mujeres son" inferiores por naturaleza". “Las
mujeres son resultado de una degeneración física del ser humano”). Del
matricidio vino el etnocidio, el genocidio, el ecocidio, el teocidio, el
infanticidio, etc., etc. Desde la muerte de la gran madre y de la matria (no:
patria), la humanidad está huérfana. La eliminación de lo maternal consistió en
domeñar a todo lo femenino que hay en la vida: la mujer, la naturaleza (dominad
a la naturaleza), la sensibilidad, la emocionalidad, la sensitividad, la
sexualidad, las etnias, las culturas, la espiritualidad (no confundir con la
religión que es patriarcal), etc. Esto, al mismo tiempo condujo a la creación
del prototipo perfecto: varón, adulto, blanco, rico, heterosexual, profesional,
libre; convirtiéndose en el referente y espejo de lo que deben ser todas las
personas, familias, comunidades y sociedades, en todo el mundo. (“Lo que debe
ser”: La Ley del Padre).
Esto es, la búsqueda de la homogenización y de la
uniformización, en contraposición, a la idea de diversidad, de variedad, de
pluralidad, de heterogeneidad. Por ello, su razón de vida ha sido la anulación
y/o eliminación del otro, de lo diferente, de lo opuesto; en contraste al otro
paradigma, que entiende que el hombre y la mujer son complementarios, por ende,
todo en la vida sigue esa misma matriz y su sentido de vida es la búsqueda de
la armonía y equilibrio entre posiciones polares. Siendo ese, el gran y
profundo dilema, que ha recreado dos mundos totalmente diferentes, los que
chocan permanentemente con la cantidad de conquistas, guerras, depredaciones,
explotaciones, que cuenta la historia desde el patriarcalismo, antes de ello,
no se han encontrado vestigios a ese nivel.
De toda esta persecución a la pluralidad, surgió la
monarquía, el monoteísmo, el monopolio, la monogamia, el monocultivo, lo
monacal, etc., etc., los cuales, son la manifestación y expresión de su
sistema-mundo, al cual le llamaron “la civilización”. Y todos quienes no
responden a estas lógicas (concepto patriarcal), han sido perseguidos y
catalogados, como: salvajes, primitivos, bárbaros, atrasados, incultos, subdesarrollados,
tercermundistas, etc.
Esta dominación por alrededor de 4000 años de lo femenino y
de todo lo que no se ajuste al esquema vertical, divisorio, separatista,
racionalista, etc., conllevó a una serie de luchas de emancipación por cada uno
de ellos: el indigenismo, el ecologismo, la psicología transpersonal, el
relativismo cultural, el feminismo, el veganismo, los GLTB, el igualitarismo,
el antiespecismo, la quántica, etc., etc.
En el caso del feminismo han surgido varias tendencias, una
de ellas, propugna que las mujeres tengan los mismos derechos, atribuciones,
funciones, formas, como la tienen los varones, es decir, igualarse a los
varones para ser como ellos. Un otro feminismo y en oposición a esta visión,
plantean que hay que marcar la diferencia entre lo masculino y femenino, pero
con una valoración equitativa. Y así otras tendencias. Pero a la final, se ha
impuesto mayoritariamente la concepción de igualdad, por ello, hoy se habla de
“igualdad de género”. Que básicamente se
refiere a una participación cuantitativa igualitaria entre hombres y mujeres en
las instituciones, organismos, entidades, sin darse cuenta que todas ellas
fueron creadas y sirven para mantener la civilización patriarcal. Dándose el
caso, de que algunas mujeres han llegado a puestos de poder (Margaret Thatcher,
Angela Merkel), desde donde han defendido y consolidado -aún más- el
sistema-mundo patriarcal.
Esto es, lo que llama Casilda Rodrigañez la configuración de
la “mujer patriarcal”, la que ha asimilado e interiorizado el patriarcalismo y
lo defiende hasta mucho mejor que algunos varones. Esto también se relaciona
con lo que Claudio Naranjo habla de la “mente patriarcal”, como la forma de
pensamiento de la civilización que nos ha conducido a la crisis global, y entre
ellos, al calentamiento climático que ha puesto en peligro la existencia misma
de la especie humana.
Ante ello, ha surgido el feminismo decolonial o el integral,
que han visto que el problema no es de cantidad sino de calidad, lo que implica
la intervención de categorías, principios, formas, ontologías, desde el
senti-pensar de todo lo femenino de la vida y de todos aquellos pueblos y
formas de vida anti-patriarcales. Esto es, conceptos como: espiralidad,
ciclicidad, reciprocidad, correspondencia, integralidad, complementariedad,
armonicidad, etc. La presencia abierta y manifiesta de “mujeres patriarcales”
en el ejercicio del poder patriarcal, ha hecho que se desvíe o deforme la lucha
y se haga más difícil y compleja la introducción de la femineidad o matrilidad
a todo nivel en la vida humana, al haber propias mujeres que se oponen.
La “igualdad o equidad de género”, a la final se ha
constituido en una trampa que integra y coopta a las mujeres al servicio del
sistema-mundo patriarcal civilizatorio[1].
Tanto es así, que la derecha liberal lo acepta, y los organismos
internacionales y las ongs también hablan de “igualdad de género”, pues hay
mujeres patriarcales enfrentándose a las mujeres y varones que quieren acabar
con la civilización patriarcal, colonial, capitalista, desarrollista. La
“igualdad de género” se queda en la resiliencia, la adaptación la mitigación,
la vulnerabilidad, la sustentabilidad, el desarrollo, la pobreza, es decir, en
parches, para así no enfrentar y resolver los problemas estructurales que originan
todo ello.
Dentro de la teoría de género hay dos vertientes: la que
defiende los roles por género, y la que dice que los roles son construcciones
sociales. El gran debate por el rol-centrismo, en la que algunas defienden la
idea de eliminar los roles para que la asuman indistintamente hombres y
mujeres. Ellas ven, que el problema está en el rol en sí mismo y no en la
discriminación por un rol, y cuyo argumento de defensa es la visión patriarcal
del estar más allá de la naturaleza para estar encima o en dominio de ella.
Para estas “mujeres “patriarcales”, la naturaleza está equivocada y hay que
estar más allá de la naturaleza masculina y la naturaleza femenina. Así se
sienten más liberales.
Todo lo señalado anteriormente, nos ha conducido a que la
mujer rica o de clase media que trabaja fuera de la casa, se sirva de empleadas
domésticas para que hagan las tareas del hogar, a que los niños sean criados y
educados por las sirvientas y no por sus propios padres, etc. Con ello,
reafirmando y consolidando el sistema de dominación patriarcal-capitalista con
otras mujeres, las cuales generalmente son las indígenas y negras, que también
han abandonado a sus hijos con las abuelas. Etc., etc. Qué sería de ellas y de
ellos, si no hubiera quien les dé haciendo esos roles que no quieren hacer.
Esto quiere decir, que el asunto es integral, de un tipo de
sistema social que ha dividido a la familia, y que ha sacado de la comunidad:
la escuela, la espiritualidad, el trabajo, la medicina, etc., para separarlo y
especializarlo todo. Lo que ha generado una sociedad cada día más patriarcal,
es decir, individualista y hedonista, en la que a pretexto de libertad, quieren
estar más allá de lo biológico, de la naturaleza, de lo comunitario, de la
espiritualidad, de lo armónico, de lo complementario, etc.
Cuántas mujeres se sienten tristes, porque este sistema les
obliga a trabajar por un salario y abandonar a sus hijos, y para competir con
los hombres tienen que anular su parte maternal y emocional. Como tampoco es
solución, que el hombre se quede en casa y que alimente a su hijo con leche de vaca
y no con leche materna, haciéndole más vulnerable a las enfermedades como
emocionalmente más frágil, y de otra parte, que el niño no viva el cuerpo a
cuerpo con su madre y se críe más inseguro e inestable. Recreando así, una
sociedad y mundo retrotraído, miedoso, paranoico, y en contrapartida, violento,
agresivo, escatológico. Etc., etc. Aquí vale anotar, lo que hace referencia
Casilda Rodrigañez[2]: “Todas
(prácticamente) hemos carecido del cuerpo a cuerpo con la madre, del contacto
piel con piel con la madre, de la sexualidad básica de nuestra vida, donde se
cargan las pilas y se organiza todo el desarrollo ontogénico. Esto ha sido
comprobado recientemente por la neurofisiología (Nils Bergman...) (…) Al
quitarnos la madre, nos cortan las raíces de la vida, como a los bonsáis.”
El gran logro del patriarcalismo para construir la “mujer
patriarcal” fue la pérdida de la maternidad, así, ella se convierte en
defensora del poder falocéntrico. Esto lo resumió Freud, cuando aseguraba que
sólo había un sexo y que la mujer era un varón castrado. Ésta, la forma más
terrible de describir a la mujer por su vacío de maternidad. La Biblia de
origen patriarcal lo proclamó: ‘El hombre te dominará’, ‘parirás con dolor’ y
‘pondré enemistad entre ti y la serpiente’...así resumía el Génesis a la nueva
civilización que se levantaba contra las sociedades matriciales.
Entonces, el problema no está en los roles ni en el género
ni en la paridad numérica ni en nada parecido, sino en la “mente y sociedad
patriarcal”. Es esta mente dictatorial, la que nos ha conducido a toda esta
disfuncionalidad entre lo masculino y femenino, en todos los órdenes y formas
de nuestra vida social y natural. La teoría de género sigue siendo una
construcción de la “mente patriarcal”, y si se quiere un cambio estructural hay
que desmontarla porque profundiza el patriarcalismo, para más bien hablar de
complementariedad entre los masculino y femenino, pues no se trata de feminizar
los valores masculinos ni de masculinizar los femeninos.
Necesitamos otro mundo, que funcione de otra manera, entre
las cuales, es fundamental recuperar la mayoría de actividades en la familia y
en la comunidad. Un mundo, donde los roles naturales de las mujeres sean
valorados y respetados por los varones y viceversa. Para que haya diferencia y
variedad entre varón y mujer, en respeto y apoyo mutuo, y no, para que se haga
una mezcla en que no sepamos las cualidades y condiciones de ser varón y de ser
mujer. Para que la igualdad sea en la diferencia y con ello hagamos un mundo de
complementariedad y no de anulación del otro. Para que las mujeres retomen la
dirección de sus familias y de las comunidades. Para que ellas se hagan cargo
de la economía pues tienen mejores condiciones, ya que se ha demostrado
científicamente que ellas tienen mejor capacidad de adaptación a los riesgos y
de resiliencia ante situaciones vulnerables que los varones. Y lo mismo en los
hombres, para que ellos hagan lo que mejor saben hacer. Así, cada cual
aportando desde sus propias características y condiciones, para recrear otra
política, organización social, gobierno, economía, estado, entre los seres
humanos y con la naturaleza extra-humana.
En definitiva, para que haya un equilibrio entre nuestro
hemisferio cerebral masculino (derecho) con el femenino (izquierdo), y podamos
salir de toda forma de dominación anoréxica y miope, conservadora o liberal, y
regresemos a la naturaleza, es decir, a la madre vida, a la madre tierra, a la
diosa-madre, a la madre cósmica, para amarla y cuidarla. Y así, recuperar a
nuestra madre y dejar de estar huérfanos que caminan desolados por la vida, y
aprendamos a caminar en consenso, conciliación, mediación, correspondencia,
simbiosis, sinergia, homeostasis, etc.
[1] En
este sentido, explica que "cuando no estás incluido en algo que nadie
quiere hacer –en este caso, ir la guerra– no es discriminación: es un
privilegio", y, aunque hay quienes dicen que las mujeres deben renunciar a
ese privilegio en nombre de la igualdad, "pero es que de eso se trata la
igualdad: los hombres y las mujeres no son iguales", afirma la feminista
Amy Vowles. https://actualidad.rt.com/sociedad/210485-eeuu-servicio-militar-mujer-reclutar
[2] http://www.wikimama.es/el-matricidio-por-casilda-rodriganez/
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