DESCOLONIZACION
y DESCIVILIZACION
Cuando
se habla de descolonización,
hay que entenderlo globalmente y no solo para ciertos países o grupos o situaciones. Si bien Europa es la gran
colonizadora del mundo entero desde hace 500 años, no son todos los europeos sino un grupo o una élite privilegiada de europeos. Los cuales empezaron
sometiendo dentro de sus respetivos países
o sociedades, lo que les permitió
alcanzar un gran poder y sostenerse en la mayoría del pueblo que con su fuerza de trabajo mantenía sus privilegios.
Esta
élite colonizadora
generó un nuevo sistema de
pensamientos, valores, creencias y símbolos,
basado en una serie de categorías,
niveles y jerarquías.
Sistema opuesto al sistema arcaico que era comunitario, horizontal, circular y
femenino, e instaurando un modelo societal, vertical, piramidal y patriarcal,
en sus dos versiones: de izquierda y de derecha.
El
sistema ancestral campesino tenía
su estilo de vida y su modo de relación
con la naturaleza dentro del método
denominado agricultura o cultivo de la tierra, más comúnmente
conocido como sistema de culturas. Régimen
enmarcado dentro de una concepción
de la naturaleza, en que la vida humana seguía los ritmos, frecuencias y leyes de la naturaleza, es
decir, el hombre se adaptaba a la naturaleza y no viceversa. No había separación
entre naturaleza y ser humano.
Por
miles de años ésta fue la matriz de vida de todos los pueblos del mundo. La
relación con la naturaleza
era de cooperación
mutua, de sostén paralelo, de
respeto total, de vinculación
directa. Nadie se atrevió
a cuestionar o poner en duda el orden de la naturaleza, en creer que la vida
natural estaba equivocada y que había
que hacer otro sistema con otro método
y basado en otras concepciones. Así
por toda la existencia del ser humano hasta que ocurre exactamente la idea
contraria, hace apenas unos 4000 años.
Posiblemente
el primero o uno de los primeros -que recoge la historia contemporánea- que cambia esta visión sobre la naturaleza y lo femenino, es el patriarca Abraham
-en la actual Irán-Irak-
y padre de las 3 religiones monoteístas
más importantes de hoy
en día: islamismo,
cristianismo y judaísmo.
Como de igual manera, de los países
del denominado medio y cercano oriente, en donde desde esa época hasta este momento se vienen matando unos a otros, bajo
el mismo pretexto lanzado por Abraham: ¿cuál
es el verdadero y UNICO dios y religión?
Él lanzará el “acto
divino” de persecución y muerte de los idólatras y salvajes, hecho que no ha parado hasta el día de hoy en todo el mundo, dentro de diversas formas
visibles y sutiles de extirpación.
De esta manera instaurándose
el patriarcalismo o de des-feminización
de la vida, en las que estaban envueltos las diosas (paganismo), las mujeres
(brujas), la naturaleza (idolatría),
la sexualidad (pecado), la intuición
(irracionalismo), el sentimiento (debilidad), la corporalidad (fragilidad), los
otros pueblos (salvajes), etc.
La
cuna del nuevo sistema, modelo y método
de vida monoteísta y que dará origen a la monarquía, será
la antigua Mesopotamia y Persia, desde dónde se empieza el proceso de colonización o evangelización
o domesticación para adoctrinar a
los paganos e irracionales de toda la Tierra. Este proceso paulatino de
extirpación y paralelamente de
configuración del nuevo sistema
será sistematizado y
delineado por los griegos clásicos.
Serán ellos los que
logran ordenar y estructurar todos estos nuevos principios, creencias, estilos,
dogmas en una forma sistémica
e ideológicamente sostenible;
en forma particular por Sócrates,
Platón y Aristóteles. Personajes, considerados y alabados por sus discípulos hasta el día
de hoy, como los más
grandes pensadores de lo que llegó
a denominarse civilización y
posteriormente civilización occidental,
en diferencia con barbarismo, salvaje, y actualmente con subdesarrollo o tercer
mundo. Desde ahí, instaurándose claramente: el racionalismo, el materialismo, el
mecanicismo, para trastrocar definitivamente con el sistema de culturas o de
cultivo de la vida.
La
civilización catalogada como el
acto de salto, crecimiento, desarrollo, progreso o evolución de la humanidad -para unos-, pues para otros considerado
como el más grande genocidio,
etnocidio, ecocidio, teocidio, ginocidio en toda la historia humana. Nunca
antes como en estos 2000 últimos
años se vieron tantas
guerras, conquistas, invasiones, imposiciones, explotaciones, tanto de los
seres humanos como de la naturaleza. Paradigma que estaba basado y alimentado
de otros conceptos y valores: antropocentrismo, androcentrismo, eurocentrismo,
racismo, monarquismo, monoteísmo
y demás monismos monomaníacos.
Por
lo tanto el colonialismo tiene una marca y ese es lo civilizatorio, como el
acto de diferenciación
contra todo lo natural y cultural. Esto quiere decir que la descolonización no es solamente del eurocentrismo o del imperialismo o del
capitalismo o del poder económico
sino principalmente del saber cultural y del ser natural, que afecta también a los colonizados europeos, por ende al mundo en su
totalidad. En otras palabras, terminar con el proceso de desnaturalización del ser humano a todo nivel y forma.
Si
solo le circunscribimos a una visión
política o económica de clase y no la concebimos en una visión integral, corremos el riesgo de verlo solo parcialmente y
quedarnos en las ramas, cuando hay algo más de fondo o de raíz.
Posición marxista o de la
izquierda para quienes la colonización
es simplemente económica,
política y militar, sin
cuestionar a las bases y pilares de los fundamentos filosóficos que sostienen a este paradigma.
Si nos
quedamos en una parte, vamos a creer que el problema es simplemente de ricos y
pobres, de lucha de clases, y creer que lo único que hay que hacer es cambiar las condiciones económicas y políticas
de redistribución, y continuar con la
depredación de la naturaleza a
pretexto de “salir de la pobreza”. O que el problema es de la propiedad de las fuerzas
productivas o de los medios de producción para seguir en una visión utilitaria o de valor de uso de la naturaleza, sin
reconocerla de que la Tierra es un ser inteligente, que piensa y que tiene su
propia conciencia. Por tanto la naturaleza no es un recurso natural sino una
fuente de vida, y mucho más
que eso, es un ser, una conciencia, una vida. De la cual nosotros somos parte,
como células de ese gran
organismo y del cual dependemos para nuestra existencia, y no viceversa.
Una
descolonización que no apunta a una
descivilización en todos sus
elementos, corre el riesgo de ser una nueva ilusión pues es simplemente darse la vuelta dentro de lo mismo, o
solo cambiar al otro lado de la misma moneda. El cambio estructural no es
simplemente económico
ni solo viene desde ahí,
es ante todo de conciencia. No estamos viviendo una crisis económica sino una crisis total, espiritual, existencial,
conciencial. El ser no hace a la conciencia (marxismo) es la conciencia la que
hace al ser. La conciencia inmanente en cada ser de la creación que como holograma reproduce a la totalidad viviente. La
vida no es producto de la materia inerte, es emanación de la conciencia infinita (física quántica).
La naturaleza alimenta, contiene y mantiene al hombre y no al revés.
En
consecuencia, será
una nueva conciencia la que cambie la economía, la política,
y todo lo demás. Y no al revés a cómo
se ha manejado la izquierda, y de ahí
que su resultado haya sido nulo. Y más
por el contrario, ha servido de preámbulo
para consolidar este sistema, por los del otro lado de la misma cara: la
derecha. Esto quiere decir, que dentro de la descivilización el asunto principal no es el ser humano (socialismo) y
peor el capital o la economía
(capitalismo) sino la relación
armónica y respetuosa del
ser humano con la naturaleza, es decir de la vida en su conjunto (vitalismo).
Ahí está el asunto central, cuando cambie la posición, percepción,
relación y actitud con la
naturaleza cambiará
todo. Mientras solo quieran salir de la pobreza a costa de la naturaleza se darán otra vez con la misma piedra. La explotación del hombre por el hombre terminará cuando termine la explotación de la naturaleza y no al revés. Por lo que hoy simplemente estamos viviendo con el neo-extractivismo
y demás formas, una
reproducción a nuevos niveles de
la colonización o una recolonización moderna. Hace 500 años nos dijeron lo mismo y durante estos 500 años no ha cambiado el discurso de fondo.
Ningún pueblo que ha mantenido el mismo trato y conexión con la naturaleza ha cambiado, han logrado ciertos
paliativos económicos a cierto nivel
y a diferentes grados, pero nada profundo ni de largo plazo. No existe ninguna
experiencia en ningún
país dentro de ese mismo
esquema que haya cambiado y generado una nueva humanidad o al menos comunidad.
Pues todos ellos se han asentado en el capital o en la redistribución de la economía.
Solo cuando se deje de poner como centro a la economía y se ponga a la vida en su conjunto habrá un cambio real, práctico
y concreto. Y ese acto se llama descivilización que conducirá
a una descolonización
y una desmercantilzación,
desconsumación, desacumulación, desdesarrollo, desconcentración, deselitización,
despatriarcalización,
descosificación, desobjetivización, desdeñamiento… En síntesis
que conduzca a una naturalización
de todos los factores y variables que hacen una vida equilibrada, complementaria,
estable, recíproca y amorosa; es
decir, en nexo y en correspondencia con el sistema natural.
Es
la naturaleza la que nos hace lo que somos, pues nuestro cuerpo físico está
hecho a su medida, así
no lo quiera aceptar nuestra mente y sus ilusiones. Así se inventen otros dogmas nadie pueden evitar que demos
vueltas alrededor del sol, siendo eso lo real y verdadero. Cuando desaparezca
la visión de cosa, de objeto,
de inerte, de mercancía,
de lucro de la Madre Naturaleza, podremos creer que habrá una descolonización.
Solo cuando el hombre se dé
cuenta de que es naturaleza, igual a todos los demás seres y hermanos de la vida, lograremos un mundo sano,
sabio y sagrado. Y ese acto se llama descivilización.
La
ciencia actual ya lo señala,
la física quántica lo va comprendiendo cada vez más claramente. Científicos
de la Universidad Stanford de California anotan que el hombre es cada vez menos
inteligente. Todo lo contrario a como se nos ha hecho creer. Señalan que el ser humano antiguo tenía que recurrir más
a su mente y a su memoria por lo que su capacidad cerebral era impulsada. Todo
lo contrario a esta humanidad cada vez más dependiente de la tecnología, del confort y del placer, que hace menos esfuerzos para
despertar sus capacidades cerebrales creativas.
La
sanadora estadounidense Donna Eden señala
que mientras más civilizados son los
pueblos más desarreglados y
obtusos son sus centros de energía.
Mientras más racionales se
desarrollan, su sistema electromagnético
está más bloqueado que aquellos que viven más naturalmente. Arthur Jorés, señala
que solo existen 500 enfermedades comunes entre seres humanos y animales, y que
1500 son enfermedades solo de los hombres. Las cuales han surgido más ampliamente en los últimos 500 años.
El los llama enfermedades de civilización. ¿Necesitamos
más pruebas para
convencernos?
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