martes, 28 de agosto de 2012

EL DESAHUCIO DE LOS PARTIDOS POLITICOS, DE LA MONOREPUBLICA Y DE LA DEMOCRACIA



La crisis electoral de Ecuador, en la que todos los partidos y movimientos políticos -sin excepción alguna- tienen problemas de alteración o de manipulación de las firmas de supuestos afiliados o simpatizantes a dichas tiendas políticas, ha destapado la debacle de la partidocracia que ha gobernado este país, como también en el mundo entero desde mediados del siglo XIX. Pero no solo ha dejado ver la podredumbre del sistema de partidos políticos sino de la democracia y de todo el sistema político republicano de los tres poderes de la occidentalidad (identidad occidental). Es decir, esto va mucho más allá, a la raíz de todo este sistema que es el paradigma civilizatorio erigido hace 2000 años en Grecia y propagado mediante la conquista al mundo entero, para así cumplir su fundamento de existencia el cual está concebido en dominar y evangelizar la Tierra como lo manda el Génesis.
En este sentido, el asunto de fondo no sería simplemente el de mejorar el sistema de partidos y el sistema democrático sino el de cuestionar su existencia como tal. El mundo se ha convencido de la necesidad imperiosa de que el destino de los pueblos deba estar en manos de los políticos, los cuales se han convertido en “profesionales” que hacen una carrera y que deciden a nombre de toda la población la vida de las naciones. La creencia aristotélica que indica que el hombre es político por naturaleza, ha calado profundamente en la población mundial, dándose por absoluto la ideología de que la política es el único y mejor camino. La política y todas sus instituciones como el centro y fin de todo. Sin embargo, la mayoría de la gente no se siente identificada y representada por la “clase política” por lo que se han marcado distancia con todos ellos, fenómeno que se da a nivel mundial. Sin embargo muy pocos se han atrevido a cuestionarlo, y casi nadie a buscar un método alternativo que implique una verdadera representación y acción directa en la administración de las diferentes instancias de los Estados nacionales, los cuales a su vez deben ser reconfigurados dentro de otras instituciones, totalmente diferentes al modelo vigente.
Por tanto, a este momento se hace importante el desahuciar a los partidos políticos y consecuentemente a toda la artificialidad que dirige el mundo entero, llamada democracia. Particularmente de la monorepública presidencialista, que es solo un disfraz del sistema monarquiteísta, y que configura el paradigma civilizatorio contranatura que ha dirigido el mundo y que ha conducido a la crisis más aguda en toda la historia humana.  Ante ello, -entre varios elementos- se hace necesario un sistema electoral directo que implique una real, auténtica y profunda participación de las más claras y sabias personas de cada pueblo. La forma sería simplemente el nombrar a representantes desde las formas e instancias más pequeñas de organización sectorial de la población. Por ejemplo en el caso del Ecuador, la forma más primaria –especialmente a nivel urbano- es la manzana, que es la unión de varias viviendas familiares que la constituyen, y a su vez de la unión de manzanas se forman los barrios, y así sucesivamente las denominadas parroquias, cantones, provincias, regiones, en ese orden.  Esto quiere decir, que cada manzana elegiría un representante, y de la unión de esos representantes  saldría otro representante del barrio y así cíclicamente con las parroquias, cantones, provincias, regiones hasta llegar a los representantes nacionales, en donde un gran consejo sería el eje de comando principal.
Un cuerpo colegiado que dirigiría en forma mancomunada y no como actualmente ocurre en que una sola persona llamada Presidente decide el destino de millones de seres humanos, sistema republicano que no tiene mayor diferencia con el sistema monárquico en donde un rey decide por todos. Del rey al presidente solo hay un paso, tanto es así, que algunos no se han declarado reyes pero si se han convertido en dictadores. No es posible seguir entregando la vida de las naciones y del mundo a personas en particular, sino a un cuerpo de varias cabezas, quienes decidan siguiendo la cadena de representación hasta llegar a las bases sociales primarias, que son las familias.
También puede tomarse como ejemplo al sistema de los Incas que cuenta el Inca Garcilazo de la Vega y también valorizado por Pedro Cieza de León. Este sistema era muy sencillo y por ello profundo, el cual consistía en generar representantes de grupos de 50 personas, de la unión de 50 representantes otro representante y así sucesivamente hasta llegar en una forma cíclica al Gran Consejo de Representantes. Sistema que se aplicaba a todos los ámbitos del quehacer humano, lo que permitió generar una sociedad con un altísimo nivel de vida, y que admiró tanto a los conquistadores que incluso mantuvieron algunas instituciones (por ejemplo la minga) pero tan solo para su beneficio personal y real. Es más, sirvió de inspiración para que algunos intelectuales hicieran propuestas similares para Europa, como los  socialistas utópicos basándose en el libro el Imperio Colectivista de los Incas de Pedro Cieza de León. Inclusive el propio Marx, que al formular su propuesta comunista se inspira en estas organizaciones ancestrales de varias regiones del mundo y que él denominó como “comunismo primitivo”.
De esta manera también se rebasaría la democracia, que es el sistema de las mayorías contra las minorías para generar un nuevo-antiguo sistema  en el que no haya la superioridad de unos mediante la dictadura del voto sino que sea el consenso la fórmula de ejercicio coparticipativo de vida. De esta manera se generaría realmente un mundo nuevo, dentro de otras características en que no sea el poder del dogma partidista y del dinero el que ponga a determinados personajes en la pódium de los gobiernos. Los cuales, a lo único que se dedican es a mantener y reproducir el sistema que encumbra a unos pocos y esclaviza a las inmensas mayorías, al cual le denominan eufemísticamente como democracia. Y por otro lado, bombardeando a mansalva con el discurso de que este es el mejor sistema del mundo de todos los tiempos, y de que los partidos políticos son los únicos que pueden dirigir los destinos de la humanidad. Amén.
Este es el momento para desde el Ecuador lanzar al mundo entero el destierro de la partidocracia, de la monorepública y de la democracia que nos han conducido a la grave crisis global que vivimos en todos los órdenes de la vida.  Este sería el punto de partida para lesionar seriamente al sistema caduco civilizatorio, para replantear y conducir a recrear un sistema que reproduzca a la naturaleza como sistema de vida humana. El cual esté sustentado en el principio de armonía de complementarios para que cada acto de la vida humana esté enfocado en encontrar el equilibrio entre todos los agentes y elementos de la vida, y no la derecha (capitalismo) o la izquierda (socialismo) como nos han querido convencer como única fórmula de existencia y bamboleo social. Es decir, que el sustento de cualquier expresión social humana tenga como fundamento el encontrar el punto de balance como mecanismo de acuerdo y de conciliación. Esto sería un método no solo político o social, sino familiar, educativo, económico, jurídico, etc., con lo cual estaríamos hablando de un trastrocamiento de todo lo que hemos vivido en el mecanicismo monárquicoteista de estos últimos 2000 años. Y de esta manera reinaugurar el sistema vitalista de comunidades que gobernó el mundo por más de 10.000 años, que en el caso andino se denomina Sumakawsay o Sistema Vitalista Armónico. Evidentemente dentro de un nuevo salto y en otras condiciones, pero inscribiéndonos en el tejido social milenario elaborado por millones de generaciones y no lanzarnos a nuevas aventuras y frustraciones. Esa sería la humildad  y sabiduría de una nueva humanidad que ha aprendido algo de estos 2000 años de civilizamiento para un nuevo reencuentro con la naturaleza y su armonía plena.

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