El ser humano desde que es tal, se dio cuenta que su vida dependía del sol, que la luz era su fuente de existencia y de prolongación sobre la tierra. Bajo esta comprensión, organizó todas sus formas de vida alrededor del sol pues sabía y tenía conciencia que el “astro rey” era el centro de todo (heliocentrismo o vitalismo solar). Los pueblos de Amaruka (América) sabían desde hace por lo menos 2000 años que el planeta Tierra giraba alrededor del sol y de que era redonda, como se ha demostrado ampliamente por los estudiosos serios de las culturas amarukanas. Y si otros pueblos no sabían que el sol era el centro del sistema solar y que todo giraba alrededor de él, lo intuían, pero lo principal era, que todos en general comprendían que el sol era su vida y su muerte.
No existe ninguna cultura en todo el mundo que no se
haya manejado así. Todas las sociedades y culturas del mundo entero funcionaron
dentro de la conciencia solar y lunar, la cual establecía el lado masculino
(activo) y femenino (pasivo) de la vida. Así lo entendieron y vivieron por más
de 500.000 años dentro de esa conciencia, por eso el sol era considerado dios,
padre o madre (según la cultura), espíritu, energía vital, fuente dadora de
vida, etc. Todo el accionar de vida de estos pueblos se prolongaba y se dirigía
hasta el sol, la luna, las estrellas…, por lo que su conciencia era cósmica y
por tanto vibraba en la cuarta dimensión o tetraconciencia, como mínimo.
Tetraconciencia que es diferente a una conciencia
tridimensional, la cual percibe la realidad en la dimensión física o corporal
(largo, ancho y altura) del objeto en particular. La triconciencia gradualmente
fue inventando una serie de nuevas creencias y nuevas ciencias (principio de identidad,
principio del tercero excluido, geometría euclidiana, etc.) que diferían de los
principios del milenario vitalismo solar. La triléctica organizó lentamente un nuevo mundo social, económico,
reproductivo, educativo… dentro de esas tres dimensiones. Es decir, recreo una
nueva concepción de la vida, la cual se detenía en el objeto (objetivismo) y no
en la totalidad (holismo), en el texto y no en el contexto (geocentrismo). En
otras palabras, dejó de comprender que hay un aura (campo energético o espiritual) que
sostiene y contiene lo material (a lo cual lo calificaron de idolatría y
promulgaron el dios antropomorfo y único). O en palabras científicas que hay
una curvatura del espacio/tiempo que guarda la memoria universal de la
materia/energía. Los astrofísicos modernos lo explican más claramente,
señalando que hay una materia oscura (95%) que envuelve a lo atómico (5%).
Pero la triconciencia o triléctica no se quedó
contenta y siguió avanzando hasta activar la conciencia de dos dimensiones o
dialéctica y finalmente de una dimensión o monoconciencia. Proceso en el que se
fue estrechando el marco de percepción de la realidad para entrar cada vez más
en la especificidad o especialidad (reduccionismo), y paralelamente construyendo
sistemas y modos de vida dentro de esas características. Nano-concepción que
llegó a la conclusión de que todo es mecánico, separado e independiente uno del
otro (física newtoniana-cartesiana). Cada una de estas percepciones o
conciencias fue creando un mundo o una realidad que ha sido justificada por
cada una de ellas, a través de distintas teorías y creencias. Dogmas que se han
ido cayendo paulatinamente o que han sido modas de cierto tiempo, pues no
tenían ninguna solidez real.
La ciencia relativa (física de grandes cuerpos) y
quántica (mecánica de cuerpos subatómicos) de hoy en día lo explica claramente.
Y no solo sabe que en la vida hay cuatro dimensiones sino que señala que hay
otras dimensiones mayores, unos hablan de 11 y otros hasta de 26 dimensiones.
Todas las cuales están empatadas o emparentadas como una cebolla y en la que la
de afuera contiene a la del interior y así sucesivamente. Posición que coincide
con la de las culturas vitales ancestrales, solo diferenciándose entre unas y
otras por la cantidad de dimensiones descubiertas, y por los métodos utilizados
entre la ciencia moderna y la con-ciencia ancestral.
De esto podemos llegar a la conclusión que la cuarta
dimensión es el punto de inflexión o de quiebre entre dos tipos de conciencias
generales: una conciencia integral y una conciencia reductiva. Quien comprende
la vida en 4 dimensiones puede hacerlo cada vez en mayores dimensiones y por el
contrario quien no la enraíza en su conciencia se acerca cada vez a dimensiones
más estrechas. Los tres primeros estados de conciencia son los estados más
básicos, y quienes activan el cuarto estado de conciencia, entran al estado
holístico y van expandiendo su conciencia cada vez a niveles más sutiles o
refinados, y cuyo propósito es fusionarse conscientemente con el Todo, a través
de activar al 100% las capacidades cerebrales. Dicho de otra forma, los tres
primeros niveles reflejan la conciencia densa o pesada (principalmente el miedo
que es la falta de amor), la cual activa la violencia, la guerra, el dominio,
la extinción del otro. Conciencia básica -que justamente- es la que hemos
vivido los 500 últimos años como humanidad en su conjunto, llegando al tope actual
cuando se ha reactivado la conciencia de cuarto estado con el aparecimiento de
filosofías como el biocentrismo, la tetraléctica, el heliocentrismo, el
vitalismo, etc.
Del heliocentrismo al geocentrismo
¿Es que en algún momento de la conciencia humana hubo
una “involución” o pérdida o adormecimiento de la cuarta dimensión?. Esta
ruptura o quiebre se empieza a producir hace unos 5000 años y madura hace unos
2500 años y alcanza su clímax y tope hace 100 años. Límite que surge cuando se
replantea o se cuestiona a la visión mecanicista por una serie de personajes
que trastocan todo el sistema tri-bi-unidimensional: Einstein (Teoría de la
Relatividad), Max Planck (Teoría Quántica), James Lovelock (Teoría Gaia),
Heisenberg (Teoría de la Incertidumbre), Dominique Temple (Teoría de la
Reciprocidad), etc. Todos ellos desarman a la teoría geocéntrica (antropo-andro-occidocéntrica)
que fuera sistematizada y configurada hace 2500 años en Grecia (Aristóteles) y
que ha gobernado el mundo entero en estos últimos 500 años. Dogma que sigue
vigente en el fondo o en su estructura, a pesar de la muerte de Giordano Bruno
y de millones de personas por la Santa Inquisición que desmitificaron a la
teoría geocéntrica.
Este tránsito se dio en un proceso paulatino, en la
que el milenario vitalismo heliocéntrico (no confundir con el heliocentrismo de Aristarco de Samos o de Heráclides de
Ponto) fue perdiendo terreno -no solo metafóricamente hablando sino
literalmente- hasta que terminó imponiéndose plenamente el geocentrismo en un
período de 2200 años desde Aristóteles hasta Copérnico y Galileo. Momento en el
cual se empieza el proceso de reversión y decretándose su extinción, y que le
ha tomado a la humanidad más de 300 años para su desaparición con el actual
proceso de renacimiento tetraléctico que estamos viviendo.
Las sociedades luni-solares estuvieron comandadas y
organizadas en una forma circular, horizontal, complementaria y armónica, siguiendo
una “lógica” natural y matricial. Las dinastías se estructuraban y las
proyecciones de organización familiar, económica, cultural, ritual… eran
reproducidas en forma femenina, aun cuando en ciertos casos eran hombres los
que aparecían como cabezas visibles en la dirección social. Comprendieron que
si la vida se reproduce a partir de la mujer, todo debía seguir el mismo curso
(matrilinajes). No existen vestigios de violencia excesiva, ni de creación de
armas sofisticadas de muerte durante esta etapa de más de 100.000 años (por
decir lo menos) de convivencia tetraléctica.
En este período de armonía entre lo sensitivo (femenino)
y lo racional (masculino), las relaciones fueron relativamente estables en
todos los niveles de la vida humana. Los vestigios solo aparecen desde hace
5000 años en Eurasia central (Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma), que coinciden
con otros fenómenos como el arribo del sedentarismo que conduciría al
aparecimiento progresivo del comercio y del mercado. Y como prolongación de
este nuevo fenómeno de transacción, al nacimiento de la moneda, la matemática y
la escritura. Todos ellos productos o efectos realizados por los varones
(cerebro lógico, analítico). En cambio en la época matricial se activó la
agricultura, la medicina, la astronomía, la ritualidad, la artesanía, etc.
Mientras el varón vagaba de un lado a otro buscando alimentos, la mujer
asentada en un lugar se dedicaba a la observación, la experimentación, el
estudio de su entorno, y de esta manera inventando la ciencia en varios niveles.
Por lo que ellas eran más respetadas por los varones debido al gran nivel de
cosmocimiento (no: conocimiento) y sabiduría que ellas poseían. Y de ahí, la
organización colectiva y el funcionamiento cosmunitario de las antiguas
sociedades. Sistema que sigue un modelo femenino de vida, y que difiere del
modelo masculino que es vertical y piramidal, el cual surgirá en contraposición
a éste en un período subsecuente.
Posteriormente, los varones que antes se dedicaban exclusivamente
a recolectar los productos, -ahora un grupo de ellos- pasa a la actividad exclusiva
de intercambiar los productos entre regiones. Grupo que además comienza a
llevar y traer nuevas costumbres, tecnologías, creencias… por lo que pausadamente
van adquiriendo un gran poder económico, el cual despertará en ellos la
ambición de tener más ventajas que los otros. Los hombres que dirigían ciertos
grupos de cultura matricial en alianza con esta nueva élite (los comerciantes),
van acumulando y apropiándose de esas ventajas y del excedente de la cosmunidad
(no: comunidad). Consecuentemente irán alcanzando más poder material,
especialmente bélico y productivo, todo lo cual conducirá al surgimiento del
patriarcalismo (triconciencia) y que confluirá en el geocentrismo
(biconciencia) y a la formación de su sistema social denominado civilización
(monoconciencia).
En el patriarcalismo se empieza una guerra contra todo
lo femenino o todo lo que representa la feminidad de la vida: diosas, mujeres,
naturaleza, corporalidad, afectividad, sexualidad, intuición, sensitividad… Y
las primeras atacadas serán las diosas, las que terminarán transformadas en
creencias paganas e idolátricas, luego las mujeres que pasarán a ser brujas, la
naturaleza en salvajismo, el cuerpo en debilidad, la afectividad en
romanticismo, la sexualidad en pecado, la intuición en irracionalismo, la
sensitividad en primitivismo, etc., etc. Así hasta el día de hoy en que se
comienza a replantear todo, aunque todavía sigue imperante y lucha por
mantenerse y perpetuarse aún más la teoría geocéntrica. A pesar de que la
ciencia moderna ha demostrado el heliocentrismo, las instituciones creadas y
surgidas en el geocentrismo siguen latentes, todavía.
De la tetraléctica a la dialéctica
Hasta hace 5000 años la tetraconciencia estaba vigente
en toda la humanidad, pero en el oeste de Asia (Mesopotamia) hace unos 4000
años se comienza a desarrollar (ó subdesarrollar) la triconciencia, que a su
vez hace 3000 años conducirá a la biconciencia, y desde hace 2000 años a la
monoconciencia. Esta última, que es una conciencia de claustro que ha alcanzado
su punto máximo en la conciencia miope o posmoderna, en donde todo gira en y
alrededor de sí mismo (libertad individual). Los estudiosos han comprobado que
cada nuevo descubrimiento, invento, difusión e imposición le ha tomado 1000
años a cada humanidad.
La
teoría geocéntrica se consolidó y se estructuró más claramente en la Grecia
clásica, cuyos máximos representantes y padres de este nuevo mundo serán
Sócrates, Platón y Aristóteles. Este último incluso dará una nueva ruptura
(“involutiva”) mucho más grave, al consolidar intelectual y teóricamente el
paso de la tridimensionalidad o triconciencia a la bidimensionalidad con su
conciencia dual o lógica dialéctica. De acuerdo a su etimología, el concepto
remite a dos términos griegos: dia (de
lo uno a lo otro) y legein (razonar,
determinar, definir); por lo que su sentido más ordinario equivaldría a una
contraposición o lucha entre dos o más lógoi
o razones.
Aristóteles es el que mejor precisa esta categoría
dicotómica que sería más claramente definida como dialéctica. Visión en la
cual, la vida funciona por la lucha de dos fuerzas, en la que una de ellas
tiene la verdad y debe ganar, que es el bien contra el mal, la sabiduría contra
la ignorancia, el logos contra el mito, la razón contra la sensorialidad, la
ciencia contra la religión, lo civilizado contra lo bárbaro… Así ha seguido su
recorrido hasta sus últimos inventos de nuestros tiempos: lo avanzado contra lo
atrasado, lo desarrollado contra lo subdesarrollado, lo moderno contra lo
antiguo, el primer mundo contra el tercer mundo, el futuro contra el pasado,
etc., etc.
Aunque es Heráclito el que le da un poco más de
cuerpo, pero quienes le darán más empuje será Hegel (idealismo), pero su gran
sostén será Marx (materialismo). Entre todos ellos se inscriben una serie de
intelectuales y científicos (todos hombres, no existe ninguna mujer) que seguirán
los mismos presupuestos a nivel de la economía, la medicina, la filosofía, la
ciencia, la organización social, la religión… Los cuales a su vez crearán todo
un sistema o mundo que la defenderán y la impondrán con la muerte (guerra,
conquista, explotación). Todas las creencias inventadas por la biconciencia se
estructuraron más ampliamente y se consolidaron en forma total (cual era su rumbo)
en la monoconciencia, con una serie de instituciones monárquicas, monoteístas,
monopólicas, monogámicas, monoculares, monomaníacas, etc., etc. Monolectismo
que ha alcanzado su máximo “esplendor” en la sociedad individualista,
existencialista, libertina, anoréxica, bulímica, hikikomori, de hoy en día.
La élite androcéntrica (jefes y mercantilistas ricos) que
creó el esclavismo patriarcal (patriarcalismo), simplemente se ha ido
desarrollando y perfeccionando -a medida de los descubrimientos armamentísticos
y productivos- hasta la actualidad, de ahí que sigue vigente el patriarcocentrismo
en esencia. El máximo patriarca de la autodenominada civilización occidental es
Abraham (4000 años) con su teoría del dios antropocéntrico, luego tenemos a
Moisés (3000 años) y el dios único, posteriormente a Platón (2000 años) y su
inferioridad de la naturaleza, hasta los escolásticos (Tomás de Aquino) y su
monocultura cristiana (1000 años), para finalmente terminar con Marx y su
materialismo histórico. Estas son las máximas figuras que han logrado
representar al pensamiento de cada época, pues cada sociedad fue modificándose
y encontrando a sus expositores más claros, al menos dentro de la línea oficial
en que hoy se cuenta la historia de occidente.
En otras palabras, la identidad occidental
(occidentalidad) se iría perfeccionando gradualmente, en la que una élite toma
el control de Europa y parte de Asia e irá consolidándose en distintos períodos,
llamados en occidente: esclavismo, feudalismo, mercantilismo, capitalismo,
socialismo. Es decir, es el proceso en que una etho se irá reduciendo y
alcanzando cada vez más poder económico, político, ideológico y militar, para
dominar primeramente a su pueblo y finalmente desde hace 500 años al mundo
entero. Proceso en el que van imponiendo su sistema dialéctico que a la final
es monoléctico o monista, y consecuentemente el adormecimiento total de la
conciencia tetraléctica.
La identidad occidentalista que se inició en la
antigua Mesopotamia-Persia y que se perfeccionó en el imperio greco, dando
lugar a la fusión del semitismo con el helenismo. Para después con la adopción
del cristianismo por el emperador romano Constantino y ratificada por Teodosio,
consolidar plenamente la autodenominada civilización occidental, tal como la
conocemos hasta el presente. Proyecto civilizatorio que a su vez empezó su
expansión hace unos 1700 años con la conquista, colonización y evangelización
del mundo. El primer territorio conquistado por la occidentalidad fue toda la
Europa imponiendo el monismo cristiano y de esta manera terminando con las
culturas milenarias vitalistas solares, bajo el mismo argumento de salvarles de
la idolatría. Y a su vez los europeos ya occidentalizados en un período de 1200
años, con los mismos argumentos de la extirpación de idolatrías empezaron la conquista
del África, de Amaruka, de Oceanía y del resto de Asia en estos últimos 500
años.
El vitalismo tetraléctico de Amaruka
Las monarquías europeas se lanzaron a la
occidentalización o civilización de nuevos territorios en el afán desaforado de
nuevas riquezas. Llegaron a Amaruka y se encontraron con pueblos que seguían
viviendo en una conciencia tetraléctica o vitalista solar, lo cual para la
conciencia bi-monista (dialéctica) resultaba salvaje, primitiva, arcaica,
bárbara, atrasada… Es decir se repetía la historia, antes la élite
occidentalista del imperio greco-latino pensaba lo mismo de los pueblos
europeos en general (los llamaban bárbaros), y luego los europeos ya
civilizacionados pensaban lo mismo de los pueblos del resto del mundo, y ahora
la mayoría de la población del mundo piensa igual (civilización versus
salvajismo).
Según la historia de la occidentalidad, su proceso
histórico ha sido la evolución o desarrollo desde el mito (herejía,
superstición, paganismo) hasta la razón (lógica, intelecto, raciocinio). Pero
ahora sabemos, que lo que sucedió fue la separación e imposición de la razón
sobre el mito, lo que les llevó al reduccionismo paulatino hasta llegar al
objetivismo miope de hoy en día. Del vitalismo solar al geocentrismo, de la
conciencia vitalista a la conciencia mecanicista, de la tetraléctica
a la dialéctica.
Dicho de otra forma, hace 2500 años se impone
definitivamente en Grecia el sistema de lucha de contrarios (dialéctica) sobre
el sistema de armonía de complementarios (tetraléctica). Esta concepción de
disputa de opuestos en todo su proceso de existencia ha tenido diferentes acepciones
o expresiones: ley de superiores sobre inferiores, ley de la síntesis, ley de
unión y lucha de contrarios, ley del tercero excluido, ley de la identidad, ley
de la negación de la negación, lucha de clases, ley de la competencia, ley de
la eficiencia, etc., etc. Leyes que hoy se encuentran seriamente cuestionadas
por la ciencia moderna realtivista-quántica y por la con-ciencia ancestral que
vive en ciertas cosmunidades alejadas de la civilización, pero principalmente
en nuestra memoria genética (ADN) y en el inconsciente colectivo de toda la
humanidad.
Visiones que actualmente se conjugan en el denominado
biocentrismo, que todavía tiene rezagos del geocentrismo (pues surge desde
allí) pero que está muy cercano al vitalismo solar ancestral. En todo caso el
biocentrismo nos da herramientas necesarias para comprender que la vida es la
que ha creado el universo y no al revés como creían las teorías mecanicistas
newtonianas-cartesianas y las evolucionistas darwinianas. Ninguna de las dos
han sido capaces de explicar el origen de la vida, y el biocentrismo apoyado
por el relativismo y la quántica, explica que la energía vital es la
autogeneradora de vida. Lovelock se dio en cuenta de algo bien simple: la vida,
al propagarse tiende a modificar su entorno. Hoy parece algo obvio, pero en ese
tiempo, el Darwinismo más ortodoxo proclamaba que las especies sólo debían
adaptarse a los cambios ambientales o morir. Nadie parecía pensar que quizás
una forma de adaptarse a esos cambios ambientales era a su vez convertirse en
una fuerza capaz de modelar el entorno.
Teorías del Biocentrismo que no están “inventando la
pólvora” o “descubriendo el agua tibia”, sino que están confirmando a las
visiones de la con-ciencia tetraléctica ancestral, que ya había comprendido y
tomado conciencia de todo ello. Así lo demuestran los investigadores de los
antiguos Tiwanakus e Inkas, como por ejemplo el boliviano Javier Amaru Ruiz
quien ha demostrado científicamente a través del denominado “Cuadrado Mágico de
Tiwanaku” ubicado en la famosa Puerta del Sol, que los Tiwanakus vivían y se
manejaban por una conciencia tetraléctica.
Ruiz dice en su libro La Delusión Dialéctica: “La
unificación teórica de modelos dialécticos es imposible debido a la constante
manifestación del principio del tercero excluido. Sin embargo, la realidad
demuestra ser una tetraléctica incluyente, porque en el espacio/tiempo los tres
campos de fuerza de la materia/energía funcionan simétricamente unificados y
perfectamente sincronizados con la gravedad… (Es decir) la realidad
tetradimensional está totalmente unificada, en otras palabras, el conflicto es
de razonamiento o de conciencia porque simplemente no comprendemos los
mecanismos de esa unificación… De acuerdo al biocentrismo, el tiempo no existe
independientemente de la vida que lo siente, en otras palabras, la vida hace y
condiciona al tiempo… (Pero) cuando los físicos mencionan el tiempo,
inevitablemente mencionan el cambio y de acuerdo a los teóricos del biocentrismo,
cambio no es lo mismo que tiempo… En consecuencia, para el biocentrismo, la
vida -particularmente la conciencia- fue quien creó el universo y éste no
podría existir sin los seres vivientes. En otras palabras, pretenden demostrar
experimentalmente que las distancias son ilusorias y que el espacio es ideal.”
Ruiz García para apoyarse y fundamentar su teoría del “Cuadrado
Mágico de Tiwanaku”, nos hace referencia a la yupana un antiguo sistema de conteo que puede hacer operaciones
matemáticas de más de 5000 dígitos. Al respecto dice: “Este sistema, fue
re-descubierto en 2002 por los investigadores italianos, Nicolino de Pascuale y
Mauricio Orlando, de la Universidad de Pescara. Quienes finalmente, encuentran
las claves del sistema operativo de la Yupana (Quipus) demostrando en su tesis,
que el poder matemático de este ábaco andino es ilimitado. Con la Yupana, se
resuelven todo tipo de cálculos astronómicos, se realizan operaciones
matemáticas complejas e inclusive postulan a la Yupana para la arquitectura de
un moderno microprocesador, cuya aplicación redundaría en uno mucho más
poderoso que los diseños actuales de arquitectura binaria. En otras palabras,
Europa descubre que una herramienta pre-hispánica, no tiene nada que envidiar a
las sofisticadas computadoras modernas…”
Finalmente Ruiz llega a la siguiente conclusión: “El
Cuadrado Mágico de Tiwanaku, cuyos coeficientes numéricos sumados son igual a 9
y en él se manifiestan los códigos tetralécticos de la asimetría 3+1 y de la
simetría 2+2… El código Tetraléctico 3+1, también conocido como el código de la
veracidad, está demostrado con algunas propiedades físicas del universo y de la
naturaleza, por ejemplos: el cuerpo humano está conformado de 3 partes liquido
una parte sólido, la tierra es 3 partes liquido una parte sólido, el universo
es 3 partes hidrogeno una parte Helio, también 3 partes energía una parte
materia es decir un promedio exacto de 75% sobre 25%.”
Esta conciencia tetraléctica (tawantin en lengua
quechua – tiwanaku en aymara) se tradujo en todos los niveles de la vida de los
pueblos andinos, cuyo sistema se expresa en el principio de Vivir en Armonía
Plena o Vitalidad (Sumak Kawsay en kichwa (quechua) o Suma Qamaña en Aymara).
Este vitalismo andino se expresaba desde la denominación de su nación:
Tawantinsuyu, que quiere decir Reunión de las Cuatro Partes (elementos,
regiones, poderes, direcciones, conciencias...). El cuatro marca toda la realidad andina -en correspondencia con la
tetralidad de la vida- generando todo un sistema de vida dentro de esas
categorías y condiciones. Es decir, toda la organización productiva,
distributiva, espiritual, social, etc., funcionaba en base a la denominada
“cruz andina”, que está sustentada o configurada bajo la concepción de la
cuadratura de la circunferencia, como lo ha demostrado Carlos Milla Villena.
Valga anotar que muchos otros pueblos también fueron
conscientes de ello, incluso los propios griegos con la tetractis lo sabían,
pero como dice Amaru Ruiz García por la delusión dialéctica de los denominados
griegos clásicos se perdió todo ello. Al respecto también señala: “En la
antigua Grecia, los filósofos postulaban que los cuatro elementos, el tetractis
numérico, los cuatro estadios espirituales, la medicina de los cuatro humores,
etc. eran tetralidades sagradas. A partir del año 387 a de C. Sócrates y Platón
divulgaron los métodos de la dialéctica con sus famosos diálogos… En
consecuencia, suponemos que Platón transmitió ese conocimiento desde su
Academia en la cual enseñó durante 20 años y con esas enseñanzas, demolieron
los cimientos del razonamiento tetradimensional que se estaba gestando (más
bien rescatando del pasado) en la antigua Grecia.”
La tetraléctica (término acuñado por J. Emilio Molina)
o tetraconciencia andina -como yo prefiero llamarla-, hoy se convierte en una
respuesta o si prefieren, en una alter-nativa al método dialéctico o conciencia
monista que ha generado el monarquismo-monoteísta y que modernamente se llama
monorepública cristiana con sus dos vertientes, autodenominadas de derecha y de
izquierda. Socialistas que hasta hace unos 30 años eran ateos pero que ahora se
han vuelto cristianos, especialmente los autodenominados socialistas del siglo
XXI, quienes han “logrado” la
reunificación del cristianismo y del marxismo -las dos caras de la misma
moneda-, y así consolidando el occidocentrismo. Sistema que se desenvuelve
entre contradictorios dialécticos: el capitalismo y el socialismo, o el
positivismo y el materialismo; muy diferente a la oposición tetraléctica que es
complementaria e integral.
El vitalismo tetraléctico del Sumakawsay
Los autodenominados socialistas del siglo XXI han reactivado
al Sumak Kawsay (de acuerdo a la filosofía del Kichwa habría que unificar las
dos palabras: sumakawsay) de los pueblos ancestrales andinos, pero solamente
han incorporado su membrete y el estribillo general en las Constituciones Políticas
de Bolivia y Ecuador. Por lo que ahora se hace necesario el incorporar los
principios, estructuras, metodologías, instituciones… del milenario vitalismo
tetraléctico andino, pues por el momento es tan solo una dialéctica sincrética
que corroe y que no permite la fluidez. Siendo urgente el que se hagan los
cambios pertinentes o se reencauce el camino, caso contrario nos podemos
encaminar a una nueva desilusión (delusión) dialéctica o a un nuevo desencantamiento
en palabras de Max Weber. Situación que ya se viene dando con algunas prácticas
neo-desarrollistas de los gobiernos de Morales y de Correa, bajo el logotipo de
Vivir Bien/Buen Vivir. En estas circunstancias es necesario que los vitalistas
andinos consoliden la conciencia tetraléctica en su vida cotidiana, retomando
las cosmunidades y sean un ejemplo para despertar el vitalismo solar que pervive
en todos los seres humanos de la Madre Tierra.
Si bien, la mente actual está funcionando en una
bidimensionalidad nuestro cuerpo físico que está nutrido por la biosfera está
funcionando en una tetradimensionalidad. Es decir, necesitamos salir de una
conciencia individualista a una conciencia colectiva, lo que implica no ser
solamente ser humano sino ser humanidad
y ser tierra. Necesitamos remontar a
nuestra conciencia personal la conciencia biosférica para funcionar en
correspondencia y reciprocidad con la realidad de un solo organismo que somos
todo el planeta y toda la vida en su conjunto. Es nuestra oportunidad sino la
vida (biosfera) que es más fuerte que nosotros nos llevará dentro de su cauce.
No es posible irse en contra de la vida por más tiempo, pues la vida tiene
mayor conciencia y terminará enrumbando el camino a pesar de la tenaz
resistencia del monismo de estos 2000 años. Lo hacemos conscientemente o la
crisis, el cambio climático, la enfermedad, el sufrimiento se encargarán de
ello. Debemos entender que la humanidad es la misma y que todos estamos en la
misma nave y que podemos colapsar unas veces como onda y otras veces como
partícula. Cada uno decidimos el camino total: geocentrismo (Idealismo Platónico -
Racionalismo Kantiano e Idealismo Dialéctico Hegeliano -Materialismo Histórico Marxista) ó cosmocentrismo
(vitalismo tetraléctico-sumakawsay andino).
Atawallpa Oviedo Freire
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