Señorita Correa, estoy de acuerdo en su crítica al
occidentalo-centrismo, pero en desacuerdo en utilizar a su conveniencia a las
fuentes del occidentalo-centrismo que usted mismo critica. La EIUD y la FH no
son válidas porque están en contra de su padre, pero a las conclusiones de las
IDD - LAT si las acepta, en cuánto le posicionan en una mejor situación al
“progresismo”.
Si se rechaza el occidentalo-centrismo, se debe rechazar plenamente y no
solo a las partes que le interesan o le favorecen. La “doble moral”, como
llamaría su padre.
Otro ejemplo de la doble moral. Para usted la Freedom House es
criticable o cuestionable cuando …“apoyó incondicionalmente la política
extranjera de los Estados Unidos, no solo justificándola, sino incluso
haciéndola parecer como ‘noble’. Por ejemplo, en 1982 se encargó de
desacreditar a los medios que denunciaban los asesinatos sistemáticos en El
Salvador. ¿Cómo entonces confiar en su objetividad o en su cientificidad?”
Pero, cuando se trata de su padre no vale la denuncia sistemática de los
medios y para usted todo es un supuesto inventado. Por lo que como se puede
confiar en su “objetividad”, “cientificidad” e imparcialidad: “Ecuador
incluso recibió un downward trend arrow en 2012 por una supuesta
“intensificación de la campaña del Gobierno en contra de los líderes de
oposición e intimidación de periodistas, recursos públicos excesivos para
influenciar un referéndum y la inconstitucionalidad de la reestructuración
judicial”.
O cuando usted señala, de que “Al igual que el The Economist
Intelligence Unit of Democracy (EIUD), el FH ignora a la democracia social y
descalifica principalmente a las democracias de los gobiernos progresistas
latinoamericanos, particularmente a aquellos que crearon nuevas legislaciones
para luchar en contra de la monopolización de los medios de
comunicación por parte de unas cuantas familias.”
Cuando lo único que ha sucedido, es que se ha pasado a una nueva
monopolización, ahora por parte del gobierno que maneja más medios que los que
tienen ciertos dueños en particular. Cuál es el cambio? Pasar del privatismo al
estatismo, es más de lo mismo. Quién lucha contra el monopolio, lucha en todas
sus formas. No se trata de luchar contra la hegemonía para imponer un nuevo
hegemonismo, se trata de deshegemonizar a todo nivel y forma.
Por ello la crítica al correismo, ya que hemos pasado de un monopolio a
otro, de los viejos ricos a los nuevos ricos. De ahí, que la “vieja derecha” y
la “nueva derecha” son los dos lados de la misma moneda. Votar por Creo/PSC o
por Alianza País, sería continuar en los monopolios o hegemonismos de distinto
matiz.
Y que consecuentemente sigamos casi igual, como ha sucedido en estos 10
años de gobierno de su padre, pues si él hubiera sido honesto criticando el
occidentalo-centrismo o imperialismo, se hubiera dedicado a construir el
buen-vivir andino y no a modernizar el capitalismo, como bien lo dijo en el
enlace 431: “Los empresarios nunca han ganado tanto como con este Gobierno.”
Dice usted, que los medios de comunicación son “relativos” e
“ideológicos”, pero solo aquellos que critican a su padre y al progresismo
latinoamericano. Esa es otra conveniencia de su parte, ya que todos los medios
son relativos e ideológicos, no solo contra su padre sino a su favor, al igual
que con Obama o Castro o cualquier otro. Todos los medios tienen sus intereses.
Sin embargo, si critica a los medios “ideológicos” por qué no critica a
El Telégrafo que es un periódico “ideológico” del gobierno y ahora de la
familia del Presidente. Y si critica a la monarquía, cómo es que permitió su
padre o usted aceptó que se publique su trabajo escolar en este periódico,
cuando otros estudiantes no tienen el mismo derecho ni tampoco otros articulistas
que escriben desde hace tiempo pueden hacerlo. Sin embargo, usted con su corta
edad y sin ninguna experiencia, ya aparece publicando en un medio que es
financiado por todos los ecuatorianos.
En definitiva, lo que vemos es que los progresistas y los neoliberales
nos quieren seguir manteniendo en la disputa de la guerra fría, entre la
democracia de EEUU-UE y la democracia Chino-Cubana, y que elijamos entre ellas
a la menos mala. Ese es su juego, y el pueblo pasa de un lado al otro. No,
señorita Correa, ambas democracias son pésimas. Ni la privatista ni la estatista,
sirven. Necesitamos otra democracia, por ejemplo, la biocracia o la sociocracia
que están experimentando las comunidades intencionales y los movimientos en
transición.
Aunque existen también las ya probadas en cientos de años, como la de
los pueblos indígenas con una larga experiencia y que están basadas en una
amplia participación consensual y en una acción directa de la población. Tal
como se encuentran actualmente empujando las comunidades autónomas de los
zapatistas y las de Oaxaca en México, o ciertas comunidades kurdas en Turquía,
o la comunidad de Sarayacu en Ecuador.
Estas experiencias si son de politización y de participación de las
masas, no el populismo trasnochado de Laclau, que lamentablemente como murió no
puede ser testigo de la corrupción escalofriante del kischnerismo y de otros
gobiernos progresistas.
Empujar proyectos así sería verdaderamente revolucionario, pues no se
trata de pasar de la monarquía a la monorepública, de la democracia burguesa a
la democracia burocrática, del Estado pequeño neoliberal al Estado grande progresista,
etc. Se trata de salir de todo tipo de occidentalo-centrismo, es decir, de todo
neo-colonialismo que provenga de cualquier parte, sea de la derecha o de la
izquierda. Se trata de construir el buen-vivir, y no quedarnos en el vaivén
occidentalo-céntrico de capitalismo privado y capitalismo de estado
(socialismo). Hay que salir de toda dependencia epistémica e intelectual del occidentalo-centrismo.
En este sentido, estoy de acuerdo con usted que las democracias del
norte no son un ejemplo para el mundo, pero esas democracias también hay en el
sur y forman parte del “norte global” (Boaventura de Souza) ya que funcionan en
la misma lógica del occidentalo-centrismo.
Las democracias “progresistas” son otras formas de democracia en el
“norte global”, y lo que necesitamos son sistemas que se nutran de las
epistemologías del “sur global” para hacer algo alternativo y alterativo. El
neoliberalismo y el progresismo son una respuesta que surge desde el
occidentalo-centrismo liberal y marxista, y no desde la otredad del “sur
global”. La diferencia no es entre Norte y Sur, sino entre el “Norte Global” y
el “Sur Global”.
Por tanto, señorita Correa, estoy de acuerdo en criticar el occidentalo-centrismo,
pero tiene que ser completo. Como otros, que en el mismo occidente plantean el
decrecimiento, el bien común, la democracia horizontal, la democracia radical,
el pos-desarrollo, la trans-modernidad, etc. Pero su padre y todos los
progresistas siguen hablando de crecimiento, desarrollo, progreso, democracia
vertical (arriba hacia abajo), extractivismo, etc. Y resaltan que han bajado la
pobreza, pero resulta que los gobiernos de derecha de Colombia, Panamá,
Paraguay, Perú, también lo han bajado y en algunos casos hasta más que los
gobiernos progresistas.
El problema no es disminuir la pobreza sino eliminar la dependencia al
occidentalo-centrismo para que haya un cambio verdadero, pero su padre más bien
lo ha consolidado con el extractivismo primario-exportador y con la abultada
deuda externa. Y ahora se ha dedicado a vender algunas de las infraestructuras
que construyó.
Los alternativos en occidente o en el norte son más profundos y
revolucionarios que los progresistas del sur. Los progresistas del sur están
más cerca de los neo-desarrollistas del norte que de los alternativos del
norte, por eso el fracaso de todos sus experimentos. Tanto el “socialismo real”
y el “progresismo” han demostrado que por ahí no es el cambio, pero siguen
dándose con la misma piedra. Es decir, hay que construir el "poder social" para que sea evidente el "poder político" y con ello sea posible el "poder popular", y no al revés.
Ha fracasado el occidentalo-centrismo de derecha e izquierda, por lo que
si usted quiere ser coherente tiene que cuestionar todas las expresiones
provenientes desde el occidentalo-centrismo, y tiene que ser de raíz sino todo
se queda en algo folclórico o epidérmico o de bonitas intenciones.
Con el neoliberalismo y el progresismo seguimos en el
occidentalo-centrismo, por ende, la crisis ambiental va a seguir y la especie
humana seguirá en peligro de extinción.
Irónicamente, en occidente hay quienes ya están construyendo el buen
vivir (ecoaldeas, cooperativas integrales), y quienes son los herederos de los
Andes siguen soñando en que las epistemologías del norte, neoliberales o
progresistas, los van a salvar.
Los occidentalo-céntricos de uno y otro lado siguen sin entender a
Einstein, de que no se pueden resolver los problemas desde el mismo nivel en
que fueron creados.
Entonces, señorita Correa, le apoyo en su crítica al
occidentalo-centrismo, pero sea coherente a todo nivel y profundice plenamente.
Espero que usted puede dar un salto más allá que su padre. Si usted se queda en
el mismo nivel, simplemente se ha dado la vuelta en lo mismo, es decir, en un
típico gatopardismo que es la experiencia del progresismo, o mejor sería decir
del regresismo.
Confío en que usted pronto será integralmente occidentalo-céntrica, para
creer que sus palabras de "izquierda infantil y/o adolescente" puedan
un día rebasar a las de su progenitor que ha fracasado ruidosamente.
Atawallpa Oviedo Freire