viernes, 23 de septiembre de 2016

Respuesta a Anne-Dominique Correa


Señorita Correa, estoy de acuerdo en su crítica al occidentalo-centrismo, pero en desacuerdo en utilizar a su conveniencia a las fuentes del occidentalo-centrismo que usted mismo critica. La EIUD y la FH no son válidas porque están en contra de su padre, pero a las conclusiones de las IDD - LAT si las acepta, en cuánto le posicionan en una mejor situación al “progresismo”.
Si se rechaza el occidentalo-centrismo, se debe rechazar plenamente y no solo a las partes que le interesan o le favorecen. La “doble moral”, como llamaría su padre.
Otro ejemplo de la doble moral. Para usted la Freedom House es criticable o cuestionable cuando …“apoyó incondicionalmente la política extranjera de los Estados Unidos, no solo justificándola, sino incluso haciéndola parecer como ‘noble’. Por ejemplo, en 1982 se encargó de desacreditar a los medios que denunciaban los asesinatos sistemáticos en El Salvador. ¿Cómo entonces confiar en su objetividad o en su cientificidad?” 
Pero, cuando se trata de su padre no vale la denuncia sistemática de los medios y para usted todo es un supuesto inventado. Por lo que como se puede confiar en su “objetividad”, “cientificidad” e imparcialidad: “Ecuador incluso recibió un downward trend arrow en 2012 por una supuesta “intensificación de la campaña del Gobierno en contra de los líderes de oposición e intimidación de periodistas, recursos públicos excesivos para influenciar un referéndum y la inconstitucionalidad de la reestructuración judicial”.
O cuando usted señala, de que “Al igual que el The Economist Intelligence Unit of Democracy (EIUD), el FH ignora a la democracia social y descalifica principalmente a las democracias de los gobiernos progresistas latinoamericanos, particularmente a aquellos que crearon nuevas legislaciones para luchar en contra de la monopolización de los medios de comunicación por parte de unas cuantas familias.”  
Cuando lo único que ha sucedido, es que se ha pasado a una nueva monopolización, ahora por parte del gobierno que maneja más medios que los que tienen ciertos dueños en particular. Cuál es el cambio? Pasar del privatismo al estatismo, es más de lo mismo. Quién lucha contra el monopolio, lucha en todas sus formas. No se trata de luchar contra la hegemonía para imponer un nuevo hegemonismo, se trata de deshegemonizar a todo nivel y forma.
Por ello la crítica al correismo, ya que hemos pasado de un monopolio a otro, de los viejos ricos a los nuevos ricos. De ahí, que la “vieja derecha” y la “nueva derecha” son los dos lados de la misma moneda. Votar por Creo/PSC o por Alianza País, sería continuar en los monopolios o hegemonismos de distinto matiz.
Y que consecuentemente sigamos casi igual, como ha sucedido en estos 10 años de gobierno de su padre, pues si él hubiera sido honesto criticando el occidentalo-centrismo o imperialismo, se hubiera dedicado a construir el buen-vivir andino y no a modernizar el capitalismo, como bien lo dijo en el enlace 431: “Los empresarios nunca han ganado tanto como con este Gobierno.”
Dice usted, que los medios de comunicación son “relativos” e “ideológicos”, pero solo aquellos que critican a su padre y al progresismo latinoamericano. Esa es otra conveniencia de su parte, ya que todos los medios son relativos e ideológicos, no solo contra su padre sino a su favor, al igual que con Obama o Castro o cualquier otro. Todos los medios tienen sus intereses.
Sin embargo, si critica a los medios “ideológicos” por qué no critica a El Telégrafo que es un periódico “ideológico” del gobierno y ahora de la familia del Presidente. Y si critica a la monarquía, cómo es que permitió su padre o usted aceptó que se publique su trabajo escolar en este periódico, cuando otros estudiantes no tienen el mismo derecho ni tampoco otros articulistas que escriben desde hace tiempo pueden hacerlo. Sin embargo, usted con su corta edad y sin ninguna experiencia, ya aparece publicando en un medio que es financiado por todos los ecuatorianos.
En definitiva, lo que vemos es que los progresistas y los neoliberales nos quieren seguir manteniendo en la disputa de la guerra fría, entre la democracia de EEUU-UE y la democracia Chino-Cubana, y que elijamos entre ellas a la menos mala. Ese es su juego, y el pueblo pasa de un lado al otro. No, señorita Correa, ambas democracias son pésimas. Ni la privatista ni la estatista, sirven. Necesitamos otra democracia, por ejemplo, la biocracia o la sociocracia que están experimentando las comunidades intencionales y los movimientos en transición.
Aunque existen también las ya probadas en cientos de años, como la de los pueblos indígenas con una larga experiencia y que están basadas en una amplia participación consensual y en una acción directa de la población. Tal como se encuentran actualmente empujando las comunidades autónomas de los zapatistas y las de Oaxaca en México, o ciertas comunidades kurdas en Turquía, o la comunidad de Sarayacu en Ecuador.
Estas experiencias si son de politización y de participación de las masas, no el populismo trasnochado de Laclau, que lamentablemente como murió no puede ser testigo de la corrupción escalofriante del kischnerismo y de otros gobiernos progresistas.
Empujar proyectos así sería verdaderamente revolucionario, pues no se trata de pasar de la monarquía a la monorepública, de la democracia burguesa a la democracia burocrática, del Estado pequeño neoliberal al Estado grande progresista, etc. Se trata de salir de todo tipo de occidentalo-centrismo, es decir, de todo neo-colonialismo que provenga de cualquier parte, sea de la derecha o de la izquierda. Se trata de construir el buen-vivir, y no quedarnos en el vaivén occidentalo-céntrico de capitalismo privado y capitalismo de estado (socialismo). Hay que salir de toda dependencia epistémica e intelectual del occidentalo-centrismo.
En este sentido, estoy de acuerdo con usted que las democracias del norte no son un ejemplo para el mundo, pero esas democracias también hay en el sur y forman parte del “norte global” (Boaventura de Souza) ya que funcionan en la misma lógica del occidentalo-centrismo.
Las democracias “progresistas” son otras formas de democracia en el “norte global”, y lo que necesitamos son sistemas que se nutran de las epistemologías del “sur global” para hacer algo alternativo y alterativo. El neoliberalismo y el progresismo son una respuesta que surge desde el occidentalo-centrismo liberal y marxista, y no desde la otredad del “sur global”. La diferencia no es entre Norte y Sur, sino entre el “Norte Global” y el “Sur Global”.
Por tanto, señorita Correa, estoy de acuerdo en criticar el occidentalo-centrismo, pero tiene que ser completo. Como otros, que en el mismo occidente plantean el decrecimiento, el bien común, la democracia horizontal, la democracia radical, el pos-desarrollo, la trans-modernidad, etc. Pero su padre y todos los progresistas siguen hablando de crecimiento, desarrollo, progreso, democracia vertical (arriba hacia abajo), extractivismo, etc. Y resaltan que han bajado la pobreza, pero resulta que los gobiernos de derecha de Colombia, Panamá, Paraguay, Perú, también lo han bajado y en algunos casos hasta más que los gobiernos progresistas.
El problema no es disminuir la pobreza sino eliminar la dependencia al occidentalo-centrismo para que haya un cambio verdadero, pero su padre más bien lo ha consolidado con el extractivismo primario-exportador y con la abultada deuda externa. Y ahora se ha dedicado a vender algunas de las infraestructuras que construyó.
Los alternativos en occidente o en el norte son más profundos y revolucionarios que los progresistas del sur. Los progresistas del sur están más cerca de los neo-desarrollistas del norte que de los alternativos del norte, por eso el fracaso de todos sus experimentos. Tanto el “socialismo real” y el “progresismo” han demostrado que por ahí no es el cambio, pero siguen dándose con la misma piedra. Es decir, hay que construir el "poder social" para que sea evidente el "poder político" y con ello sea posible el "poder popular", y no al revés.
Ha fracasado el occidentalo-centrismo de derecha e izquierda, por lo que si usted quiere ser coherente tiene que cuestionar todas las expresiones provenientes desde el occidentalo-centrismo, y tiene que ser de raíz sino todo se queda en algo folclórico o epidérmico o de bonitas intenciones.
Con el neoliberalismo y el progresismo seguimos en el occidentalo-centrismo, por ende, la crisis ambiental va a seguir y la especie humana seguirá en peligro de extinción.
Irónicamente, en occidente hay quienes ya están construyendo el buen vivir (ecoaldeas, cooperativas integrales), y quienes son los herederos de los Andes siguen soñando en que las epistemologías del norte, neoliberales o progresistas, los van a salvar.
Los occidentalo-céntricos de uno y otro lado siguen sin entender a Einstein, de que no se pueden resolver los problemas desde el mismo nivel en que fueron creados.
Entonces, señorita Correa, le apoyo en su crítica al occidentalo-centrismo, pero sea coherente a todo nivel y profundice plenamente. Espero que usted puede dar un salto más allá que su padre. Si usted se queda en el mismo nivel, simplemente se ha dado la vuelta en lo mismo, es decir, en un típico gatopardismo que es la experiencia del progresismo, o mejor sería decir del regresismo.
Confío en que usted pronto será integralmente occidentalo-céntrica, para creer que sus palabras de "izquierda infantil y/o adolescente" puedan un día rebasar a las de su progenitor que ha fracasado ruidosamente.

Atawallpa Oviedo Freire


miércoles, 14 de septiembre de 2016

ECUADOR: ¿PAIS DE FASCISTAS?


Rafael Correa: 'Tenemos fascismo al interior de nuestras Fuerzas Armadas'
El correismo ha hecho reflotar y/o vislumbrar los diferentes fascismos que habitan en el Ecuador. Frente al fascismo de Correa proponen otros fascismos, o tienen reacciones y respuestas fascistas. Las derechas se han vuelto aún más extremistas y virulentas frente a todo lo que ha hecho el progresismo, en especial, el chavismo; y ahora aplauden y vitorean al fascismo de Macri en Argentina y el de Temer en Brasil. Esto deja vislumbrar lo que puede pasar en el Ecuador en caso de que gane la derecha, especialmente la de Nebot-Viteri con su mensaje fundamentalista del “capitalismo salvaje”. El partido social cristiano ahora mucho más conservador con ex figuras militares de corte fascista incorporados como nuevos miembros. Esto no es una casualidad sino una coincidencia de visiones, en la que el correismo ha exacerbado y ha activado sus fascismos en la defensa de sus intereses, reuniéndolos en el seno del partido más neoliberal que tiene el Ecuador.
En la izquierda también hay fascistas, especialmente los estalinistas que siguen con su discurso del centralismo democrático y de la dictadura del proletariado, categorías que obviamente son fascistas como lo demostró la experiencia del “socialismo real” que transformó la revolución en dominación y autoritarismo, y la hizo fracasar; como igual se ha visto en ciertas prácticas locales o en direcciones sindicales. Estas izquierdas siguen sin renovarse positivamente, pues tienen miedo de verse como revisionistas que es lo que tanto han criticado de los comunistas pro-cubanos. El correismo los ha perseguido duramente y han vivido en carne propia “la dictadura del proletariado” pero igual no reaccionan. Por ejemplo, dicen que el buen vivir es un sandez[1]. Estas izquierdas son las que han alimentado con muchos miembros al correismo, algunos de los cuales se han ido retirando y otros se han quedado, pero algunos de ellos tienen el mismo espíritu fascista. En cambio, otras izquierdas han demostrado que eran falsas izquierdas, aunque no fascistas pues se han pasado a la derecha que es fascista por naturaleza sistémica.
Algunos estarán pensando que es exagerado utilizar la palabra fascista, palabra ésta a la que Correa le ha puesto últimamente sobre el tapete a propósito de las disputas con los militares y manifestando que al interior de las fuerzas armadas hay algunos miembros fascistas[2]. Pero, si no les gusta esta palabra o les parece muy fuerte, pueden reemplazarla con hegemonismo. Y si todavía sigue siendo fuerte pueden reemplazarlo con autoritarismo. Y si todavía es muy fuerte con populismo. Sin embargo, en otras latitudes, fascismo y populismo tiene la misma equivalencia o se interpreta de la misma manera. En la historia mundial se ha podido observar que la mayoría de populismos son fascistas y que todos los fascismos han sido populistas. Unos más que otros, esa es la diferencia.
Esto no se circunscribe solo a los partidos políticos sino a otros círculos, como por ejemplo, el de los periodistas. Uno puede leer o escuchar el claro tinte populista y/o autoritario y/o hegemonista y/o fascista, en un sector de periodistas, por ejemplo, ciertos comunicadores de los canales de televisión como Ecuavisa, Teleamazonas, que con descaro y desparpajo dejan ver su “odio” a Correa. O ciertos periodistas de las radios más sintonizadas, por ejemplo, Democracia, Visión y Platinum (que son la que suelo escuchar). Y lo mismo se puede decir de ciertos medios web como Fundamedios, 4 pelagatos, la República, Ubica tv, Plan V. Comunicadores que han sido atacados virulentamente por el correismo pero que han reaccionado desmedidamente, lo que les ha hecho perder credibilidad y confianza, quedando como un “periodismo de la antipatía”[3]. En estos medios escriben muchos miembros prominentes y abiertos de la derecha, muy pocos de izquierda y nadie del movimiento indígena o pensamiento andino.
Igual podemos ver a nivel de la academia, por ejemplo, en la Universidad Andina que ante el pretendido arrebato que quería hacer el correismo de esta institución, salió otro grupo tildando en el mismo nivel con expresiones como "disidentes", "minorías miserables", "traidores", etc. Grupos éstos que defienden a otros partidos de izquierda y que están alineados bajo la batuta de Enrique Ayala Mora. Todos sabemos que en las universidades, sean públicas o privadas, funcionan las camarillas o los compadrazgos y solo permiten entrar a gente de su gallada. No hay un pleno pluralismo. ¿Hay alguna excepción?
Y lo mismo se puede observar en el pueblo común. Un pulso que nos permite ver todo esto son las redes sociales, en donde abundan los discursos racistas, sexistas, machistas, homofóbicos, xenofóbicos, fundamentalistas religiosos, regionalistas, inferioristas, segregacionistas, etc., etc., todos los cuales encierran un nivel de populismo y/o autoritarismo y/o hegemonismo y/o fascismo.
Solo basta reflexionar sobre los siguientes casos: El del estudiante del Mejía que subió a su facebook una foto con el uniforme “desalineado” del “patrón” de los colegios de Quito. Como respuesta recibió todo tipo de declaraciones fascistas, lo cual provocó un artículo de Roberto Aguilar de 4 pelagatos, pero que resultó desafortunado porque también dejó entrever su “odio” al Correa, como a Fander Falconí y a otros correistas en diferentes artículos bastante desentonados, por decir lo menos. Y a su vez, Aguilar recibió una andanada de comentarios por semejante desliz, y algunos también le critican con un tinte populista y/o autoritarista y /o hegemonista y/o fascista.
Otro caso: el de los anti taurinos que han recibido todo tipo de estocadas y hasta amenazas de muerte, como lo ha denunciado Felipe Ogaz Oviedo uno de los más visibles de este movimiento animalista. Obviamente, quien guste del asesinato de toros, perros, gallos, etc., es porque lleva un sádico-masoquista por dentro, y ello es un claro populismo y/o autoritarismo y/o hegemonismo y/o fascismo.
O la foto de la chica en facebook que viste con una blusa de corte “indígena” y pantalón jean, la cual también recibió una serie de comentarios racistas pero desde el otro lado, es decir, de “indígenas” que reclaman la defensa de su “cultura y tradiciones”. Lo cual deja entrever que el fascismo también ya se ha activado en “indígenas”, negros, etc. No solo que ahora ya hay “indígenas” neoliberales, conservadores, marxistas, etc., sino que el populismo y/o autoritarismo y/o hegemonismo y/o fascismo, ha calado en algunos de ellos. Ya hay los propietarios de lo “indígena”, como lo hay de lo “blanco”, “negro”, “mestizo”, todas visiones racistas, por ende, fascistas.
Finalmente pongamos el caso de Carla Delgado y de Collaguazo, a quienes se los ha visto en un video dirigiendo entrenamientos paramilitatres a civiles. Yo mismo lo denuncié hace 1 año en un artículo en Línea de Fuego[4], e igual han recibido una serie de mensajes que son el otro lado de lo mismo que critican. Realmente Delgado y Collaguazo son fascistas, pero los que les critican son el otro lado de la misma moneda.
Entonces, es obvio que hay algunos fascistas entre los militares como denuncia Correa, pero también lo hay en Carondelet y así por todo lado. El neoliberalismo de la partidocracia de los ceniceros dejó ver claramente a los fascistas de derecha, y el correismo a los de izquierda y a los nuevos de la derecha, como a algunos del movimiento indígena. Lo que no nos da ninguna esperanza ante las próximas elecciones, y los candidatos ahora en la palestra serán más de lo mismo, pero quizás de otra forma. Tal vez, Paco Moncayo sea el “menos malo” de todos ellos.
¿Hay alternativas? Indudablemente, la mayoría de ecuatorianos no son populistas y/o autoritarismos y /o hegemonistas y/o fascistas. Y también se los puede observar en las redes sociales, aunque muy pocos, cuestionando y llamando la atención a diferentes discursos y posiciones fascistas.
La alternativa es construir y no destruir. Erigir una alternativa seria, ecuánime, responsable, autocrítica. Una propuesta que no se asiente en la destrucción del otro, del capitalismo, del socialismo, o de lo que sea; sino que principalmente se base en la creación, en la cimentación, en la proyección. No se trata de transformar el capitalismo sino de crear algo nuevo. Y el cual debe fundamentalmente respetar (no: tolerar) la diferencia, la diversidad, la heterogeneidad, la pluralidad.
Quizás de esa forma disminuirán los fascistas que pululan ahora por muchos rincones del Ecuador y en todo el mundo. El fascismo gobierna en casi todos los países. El fascismo se va abriendo cada vez más por todo el planeta, y para detenerlos hay que diferenciarse radicalmente de ellos, sino lo que surgen son otras expresiones del fascismo y de la dominación desde otras prácticas y formas.
De alguna manera, todos llevamos un fascista por dentro, como consecuencia de la crisis global generada por el fascismo materialista y consumista que nos ha conducido a la crisis ambiental, por lo que si no damos un salto a este fascismo extractivista contra la naturaleza vamos a perecer fascistas y no-fascistas.
ATAWALLPA OVIEDO FREIRE



[1] http://www.planv.com.ec/historias/politica/temporada-patos
[2] http://www.elcomercio.com/actualidad/rafaelcorrea-fascismo-fuerzasarmadas-ecuador-reformas.html
[3] http://gkillcity.com/articulos/el-mirador-politico/el-villano
[4] https://lalineadefuego.info/2015/08/25/las-celulas-guerrilleras-de-correa-por-atawallpa-oviedo-freire/

jueves, 1 de septiembre de 2016

QUÉ PASA EN EL MOVIMIENTO INDÍGENA


Luego de salir de la universidad y de pasar por la militancia marxista comprendí, que si quería conocer lo indígena verdaderamente, tenía que asimilar el “espíritu indígena” para no hablar solo desde los imaginarios intelectuales de las ciencias sociales occidentales. Por muchos años pasé por innumerables prácticas y llegué a comprender que la genética humana con sus distintos fenotipos y diversos colores no representa ninguna condición que determine el ser parte de una cultura o de una cosmovisión en particular. Que no había una genética o un fenotipo racial que le hacía ser de una determinada manera, sino que era el tipo y el nivel de conciencia el que le configuraba. Que no era una vestimenta o el vivir en el campo lo que establecía una manera de concebir el mundo, sino que era el tipo de racionalidad en el cual había sido construido integralmente el individuo el que le hacía ser parte de una cultura determinada. Y por otra parte, comprendí que no había el “espíritu indígena” en las personas en particular sino en el conjunto socio-natural, por lo que no cabía hablar antropocéntricamente sino vitalmente, el individuo como parte o miembro de la naturaleza y del cosmos.
En este sentido, veía que muchos tenían una apariencia física “indígena” pero que su pensamiento llegaba –incluso- hasta ser “anti-indígena”. Desde ahí, no me dejo llevar por el racismo que quiere identificar a los seres humanos a según su corporalidad, comprendiendo que la diferencia entre seres humanos está en sus maneras de concebir la “realidad” y de vivir la vida. Tome conciencia que éramos hijos de los Andes o andinos, y no indígenas, blanco, mestizos, negros, como se dice desde hace 500 años a según la lógica racializadora impuesta.
Desde una visión antropocéntrica y colonial la gente se mira y se clasifica por la presentación física, pero desde una racionalidad integral y natural se reconoce el ser humano desde todo lo que le constituye y le alimenta en sus múltiples interrelaciones con su medio ambiente. En occidente y los occidentalizados, el individuo se mira en el espejo y dicen: soy blanco, mestizo, negro, etc. Fuera de occidente, la gente se mira en la totalidad y se define desde su condición interrelacional. En este sentido, se sabe que es andino o hijo de la madre andina que le constituye y le construye, dentro de la pluralidad de los Andes de acuerdo a los pisos ecológicos y a la situación astronómica donde se construye holísticamente y se forma culturalmente. Por ejemplo, solo en Francia podía surgir la lengua francesa, en la China el mandarín, en los Andes el kechwa, etc. Cada lengua y por ende cada cultura ha sido construida por el espacio geográfico y astronómico que le envuelve. No es el ego del hombre el que hace la cultura, como en la modernidad se lo cree y por eso occidente ha devenido en unkultur, pues es la imbricación con el todo el que recrea los simbolismos de cada región.  
Después de la colonización y de todo el proceso criollo y republicano, existen actualmente dos tipos de andinos, los que piensan centenariamente desde el occidente colonial y los que senti-piensan milenariamente desde lo andino vital. Es decir, físicamente son formados por los Andes, pero intelectualmente por la educación y las creencias que asimilen.
La casi totalidad de la población andina es educada y formada epistémica y axiológicamente en el paradigma eurocéntrico de tipo liberal/conservador y secundariamente en el marxista, y desde allí responden a la vida en sus múltiples expresiones. Por la convivencia con los pueblos primeros, algo aprenden del paradigma andino pero que en su mayoría es minimizado, incluso por la misma mayoría de “indígenas”. Habiendo actualmente dentro de estas líneas señaladas (liberal, marxista, andina), gente de todos los colores de piel.
Y esto también se reproduce en el denominado “mundo o población indígena” a diferentes escalas, habiendo gente con fenotipo físico autóctono pero que piensa y actúa desde las diferentes lógicas que ha interiorizado de la modernidad y de la civilización con todo su patriarcalismo y colonialismo inmanente. Personas que han asimilado y enraizado en su ser los paradigmas coloniales positivistas, pudiendo pensar como el colonizador y hasta convertirse en colonizador de sus demás congéneres. En este sentido, hay quienes aprovechan de una condición física “indígena” para hablar a nombre de todos ellos, de la misma manera en que el cientista social o la izquierda occidentalizada hablan por ellos y establecen cuál es su cultura y su futuro. Asimismo, otros crean teorías “indigenistas” o “indianistas” desde sus posiciones y ambiciones personales para presentarlas como que son de todos. Todo ello partiendo de que el interlocutor tiene una apariencia física “indígena” y por ende representa a la “cultura indígena”. Hoy, detrás de lo “indígena” se esconden muchas trampas.
Y lo mismo sucede al exterior del “mundo indígena”, convenciéndose o aprobando una acción a partir de la expresión corporal del proponente, validando teorías porque es un “indígena” el que está hablando. Es decir, hay un racismo internalizado en la mayoría de seres humanos, en la que casi todos hablan desde ahí y se siguen manejando con las mismas categorías racializantes. Incluso, pensadores brillantes se siguen manejando dentro de estas categorías racializadas a pesar de que las critican y además se equivocan en su apreciación. Por ejemplo, Ramón Grosfoguel: “Incluso un intelectual indígena-amazónico en el Perú tan reconocido como Javier Lajo, que ha escrito extensamente sobre el tema del buen vivir, no es siquiera mencionado en el artículo del intelectual mestizo peruano Aníbal Quijano, reproduciendo las prácticas más nefastas del «extractivismo epistémico»[1]. Cuando Quijano tiene un fenotipo mucho más “indígena” que Lajo, o Lajo es mucho más “blanco” físicamente que Quijano. Quijano y Lajo son mestizos en su apariencia física. Por ende, Grosfoguel cae en el “racismo epistémico” que cuestiona.
Esta racialización está tan metida y arraigada en la idiosincrasia mundial, en la que casi todo se clasifica a partir de lo corporal, con lo cual se quedan atrapados en el racismo, el sexismo, el machismo, la xenofobia, el fanatismo religioso, etc., etc.
Esto mismo sucede en el organizado “movimiento indígena” en general y sus diferentes estructuras, pudiendo observarse gente de todo tipo de posición ideológica y filosófica, a según como han asimilado el pensamiento eurocentrista positivista de derecha o izquierda. La mayoría de ellos tienen una carga marxista, otros liberales, y muy poco andino. Aun cuando, muchos juegan entre todas estas categorías, especialmente en lo religioso cristiano. Es decir, la gran mayoría actúa desde la cosmovisión occidental de izquierda, conocen muy poco de la cosmovisión andina, y han perdido el “espíritu andino” (ajayu) en su ser, como en su vida común y corriente. Esto se puede ver claramente en sus discursos y acciones políticas, a partir de cómo responden a la realidad local, nacional y mundial.
Si bien el “movimiento indígena” se alineó (o alienó) desde su constitución en una corriente izquierdista, paulatinamente la racionalidad de derecha de tipo liberal y hasta neoliberal ha ido calando en muchos de ellos. Y algunos son abiertamente derechistas (Auki Tituaña), pero como tienen el fenotipo “indígena” se siguen presentando como sus representantes y sus referentes. En estos 10 años del correismo y como consecuencia de su acción autoritaria y política, han reflotado dos extremos: quienes se han radicalizado en la tendencia izquierdista y aquellos en la de derecha. Y los pocos alternativos andinos que existen, han logrado marcar distancia plena con el liberalismo y una distancia prudente con el marxismo, sabiendo que son categorías eurocéntricas y racializantes con sus intereses particulares.
Dentro del movimiento político “Pachakutik”, los que en los últimos años han encabezado la directiva y la mayoría de puestos de elección popular, son gente de tendencia que va hacia la derecha liberal y hasta neoliberal, unos cuántos hacia la izquierda (no necesariamente o exclusivamente marxista). Y eso pasa igual dentro de la militancia de Pachakutik (en la que hay gente de todos los colores de piel), como se vio en las elecciones internas en la que votaron mayoritariamente por Lourdes Tibán y Salvador Quishpe. Y ya sabemos la simpatía pública que tienen estos dos personajes por ciertos cuadros de la derecha neoliberal, simpatías que no son solo personales (Lulu y Cynthia) sino que entrañan otro tipo de empatías. Nada es casual.
Pero lo más oportunista y que demuestra la calidad de algunos de sus miembros, es que una vez que han sido despreciados por la derecha, repentinamente aparecen la Lulú, el Santi, el Acacho, diciendo que ahora ya no hay que conversar con la derecha ni hacer ninguna alianza con ellos, cuando hasta hace poco decían lo contrario. Pero si la derecha hubiera aceptado entregarles la candidatura a la vicepresidencia, estarían saltando en una sola pierna.
Y esto se debe, a que en la administración de Fanny Campos se potencializó los paradigmas de derecha dentro de Pachakutik. La prueba es que ella luego de su salida terminó en el partido más fuerte que tiene el neoliberalismo. Lo que quiere decir que al interior de Pachakutik se va instalando cada vez con más fuerza el pensamiento liberal que el marxista, y que la racionalidad andina sigue siendo más folclórica que orgánica. Valga anotar que los que se han enajenado con el correismo son de izquierda liberal, pero irónicamente son los más anti-andinos al apoyar a uno de los más grandes colonizadores de la historia ecuatoriana, como es Rafael Correa.
Al interior de la CONAIE, especialmente en la sierra, la mayoría de sus dirigentes y de sus organizados siguen una línea de izquierda, con cierta influencia andina y con ciertos influjos de la derecha liberal y la conservadora. En el caso del movimiento organizado en la amazonia ecuatoriana, se presentan tendencias simétricas entre los liberales, los marxistas y los andinos-amazónicos. Valga resaltar que el movimiento más fuerte de lo andino está en la amazonia, especialmente dentro de la comunidad de Sarayaku. En la costa es muy débil y son más liberales de derecha.
Por lo tanto, el “movimiento indígena” en su gran mayoría NO es un movimiento andino sino de izquierda occidental. Últimamente cierto sector ha querido salir de la clasificación de derechas e izquierdas, especialmente gente de tendencia liberal y hasta neoliberal. Lo cual es interesante pero peligroso, pues a partir de ello y siguiendo las concepciones neoliberales pretenden terminar con las ideologías para enmarcarse en el pensamiento oficial estatuido y naturalizado. Los andinistas también son conscientes de estas trampas ideológicas, pero también saben que todo se maneja por una racionalidad y no se puede caer en la trampa des-ideologizante que conlleve a una des-filosofización de lo andino, lo que implicaría la colonización definitiva del “indígena”, que ahora sería claramente eurocéntrico liberal y/o marxista. De esta manera, se cumpliría el objetivo del colonialismo interno de terminar con lo andino, y ahora de la mano de descendientes andinos. Esto implica comprender, que lo andino es complementario del marxismo/izquierda y alternativo de lo liberal/derecha.
Todo esto conmina, a que si el movimiento “indígena” quiere ser una alternativa y una opción a la crisis ambiental y global, a nivel nacional y mundial, tiene que andinizarse para funcionar desde las ontologías, epistemologías y axiologías andinas construidas milenariamente. Por tanto, se hace necesario el resignificar lo indígena o cambiar de nombre, para que no quede circunscrito al fenotipo y de esta manera continuar con el racismo. Resignificar lo indígena como una construcción colonial por una condición filosófica y una racionalidad que haga referencia a un estado de conciencia o un estado del espíritu, en relación a su manera de comprender la vida como una forma de ser, estar, pensar, gustar y existir. Lo que implica abrir las puertas a todos los colores de piel para disputar en su interior lo ontológico andino y rebasar el racismo eurocentrista.
Al menos, en Pachakutik es urgente y el primer paso. Hoy están más preocupados de lo electoral y de ganar puestos en el sistema colonial-burgués, que de consolidar a las comunidades existentes en sus formas de ayllus andinos, y de reorganizar epistémica y ontológicamente a sus organizaciones y a la población ecuatoriana en general. De que serviría llegar al poder si no hay una población organizada y formada en una racionalidad andina. Sería otro fracaso, como el caso de Evo Morales y quedaría deslegitimado lo “indígena”. De hecho, ya lo está con todo lo sucedido en los últimos años a nivel de lo “indígena” en toda América y será muy difícil recuperar credibilidad.
Caso contrario terminarán absorbidos por el colonialismo interno y solo veremos ropajes “indígenas” que viven eurocéntricamente (no confundir con occidental).  Desaparecería definitivamente el sumak kawsay y nos quedaríamos en una disputa entre el buen vivir de la izquierda y el bienestar de la derecha, entre el neodesarrollismo y el neoliberalismo, entre el marxismo y el liberalismo, etc. Es decir, únicamente dentro de las contradicciones al interior del eurocentrismo, y por ende, veríamos la culminación de la civilización globalizadora del “indígena” a través de la modernidad y de la posmodernidad.
No creo que así termine, siento que lo andino va a reverberar luego de la triste noche colonial de 500 años, y como dijeron nuestros abuelos: regresaremos en mitad de la noche.


[1] Grosfoguel, R. (2016) Del «extractivismo económico» al «extractivismo epistémico» y al «extractivismo ontológico»: una forma destructiva de conocer, ser y estar en el mundo. Revista tabula rasa.