EL MOVIMIENTO ALDEISTA (aldeas o comunidades ancestrales y nuevas) no hace referencia a un grupo en particular sino a todos los colectivos o asociaciones que tienen como centro a la vida, y que están más allá del capital y del hombre. Ahí están: el sumak kawsay, el bien común, el decrecimiento, los autonomistas, las cooperativas integrales, las ecoaldeas, y todos aquellos que ya vienen recreando y viviendo el nuevo mundo. ATAWALLPA OVIEDO FREIRE yuyarina@yahoo.es
martes, 29 de enero de 2013
DE LA PLUTOCRACIA NEOLIBERAL A LA ARISTOCRACIA DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
El Ecuador y en general el mundo entero ha está gobernado por “los ricos” o la plutocracia, como decían los griegos clásicos. Habiendo épocas en que gobernaron los más ricos de los ricos, denominado por los sofistas como la oligarquía o gobierno de los “pocos”. Los ricos siendo una minoría -poblacionalmente hablando- ya que económicamente tienen la mayoría, se han turnado sucesivamente la dirección de las naciones. También se han llamado conservadores, luego liberales, y actualmente se denominan neoliberales.
Con la llegada al poder de Rafael Correa y del socialismo del siglo XXI, se creía que llegaban los pobres por primera vez al gobierno, a través de un personaje que provenía de los sectores medios. Pero paulatinamente se vio que éste en realidad era un gobierno de la meritocracia, como se autodefine el mismo gobierno, y que en terminología griega antigua se denomina aristocracia o gobierno de los más “capacitados”. En la antigua Grecia, donde se configuraría el sistema civilizatorio mecanicista en detrimento del sistema cultural vitalista, personajes como Platón o Cicerón veían en la república aristocrática al mejor sistema de gobierno. Para ellos este poder debía ser liderado por una élite intelectual, que basada en sus conocimientos y estudios, eran los más capacitados para gobernar adecuadamente el mundo. A este sistema también se lo llamó sofocracia.
Es decir que hoy, ni la plutocracia ni la oligarquía están en el gobierno del Ecuador, pero tampoco está el pueblo o las mayorías pobres, sino los sectores medios intelectuales o tecnócratas que creen tener la “barita mágica” de la dialéctica aristotélica y marxista para salvar al pueblo. Y esto se puede ver claramente en quienes son los funcionarios de mandos altos y medios de este gobierno, donde todos provienen de sectores de la “clase media” y con una formación académica primermundista. Aunque por ahí han aparecido ciertos personajes muy cercanos al presidente que han deshonrado a la meritocracia o aristocracia que tanto admira y enorgullece al presidente Correa.
Pero más allá de estos casos, lo resaltable y principal, es la propuesta y visión de Correa de que sean los más capacitados los que deban dirigir el Ecuador a nivel público y privado. Claro que para ellos, los más capacitados son aquellos formados en el tecnicismo primermundista aunque con una ideología izquierdista pero también proveniente del mundo desarrollado. Si antes la plutocracia neoliberal era también tecnomórfica pero con un matiz de derecha, la izquierda también es tecnocrática. Es decir, tanto la plutocracia neoliberal como la aristocracia del socialismo del siglo XXI son tecnócratas cientificistas, productivistas y economicistas, tan solo diferenciándose en la utilización y distribución de los recursos. La plutocracia ha estado habituada a dirigir los recursos nacionales principalmente a la oligarquía o al mercado, la aristocracia del siglo XXI lo divide entre el Estado y la oligarquía, con algunas migajas (bono y servicios sociales) para el pueblo o el demo, como dirían los sofistas griegos.
La democracia o gobierno del pueblo, entendida como mayorías pobres, hasta ahora solo ha sido el gobierno representativo del pueblo pero dirigido por los ricos o plutócratas, y ahora por los más capacitados o aristócratas. Por tanto y en última instancia, lo único cierto es que hasta ahora, en el Ecuador y en el mundo entero, ni la plutocracia, ni la oligarquía, ni la aristocracia, ni el estatismo, ni la democracia representativa han resuelto los problemas humanos sino que más bien lo has ido ahondando. Es que hay alguna excepción? Hay algún país que no haya pasado por crisis periódicas? Hay algún país en equilibrio y armonía con la naturaleza?
Por ende la pregunta es, cuando advendrá una democracia auténtica, directa y participativa; y en la que los miembros dirigentes provengan de los sectores pobres? Ahí habrá un cambio verdadero y profundo? En las actuales elecciones, de los 8 candidatos, 1 proviene y/o representa en sus concepciones y modelos, a la plutocracia intelectual (Rodas), 2 a la plutocracia populista (Gutiérrez y Zavala), 2 a la oligarquía (Noboa y Lasso), 2 a la aristocracia (Correa y Wray), 1 a la democracia (Acosta), y sin que haya representante de la holocracia o de la armonocracia (complementaria, inclusiva, holística, equilibradora y estabilizadora).
Por otro lado, es resaltable que de los candidatos a vicepresidente la única persona que proviene auténticamente de los pobres es Marcia Caicedo. Siendo éste un caso inédito en toda la historia del Ecuador, y que nos habla de que si es posible un gobierno verdadero del pueblo. En este sentido, es qué esta vez llegará a Carondelet la nueva democracia, o será nuevamente la moderna aristocracia, o se reeditará la vieja plutocracia y la oligarquía de siempre?
viernes, 18 de enero de 2013
REVOLUCION CIUDADANA TECNOMORFICA
"http://www.youtube.com/embed/DF0RflHgZ58"
El tecnomorfismo es un fenómeno de la civilización del
claustro, donde las emociones, los deseos, los sueños, las reflexiones… no
vienen de la relación directa con la realidad de la naturaleza, es decir, con
la vida, sino con la realidad de una pantalla a través de la cual se siente a
la vida en forma 2D y últimamente en 3D.
El caso más extremo son los denominados hikikomori, palabra japonesa que hace
referencia a jóvenes -principalmente varones- que pasan casi las 24 horas del
día frente a la pantalla. Solo descansan de rato en rato para dormir y para ir
al baño, pero comen, juegan, investigan, conversan… frente a la pantalla, que
es el único nexo que tienen con la vida y con la realidad que presenta cada
programa.
Realidad virtual en la que casi todo lo que observan
está mimetizado en la lucha del bien contra el mal o de los buenos contra los
malos. Así están configurados los juegos electrónicos, los noticieros, los
deportes, las telenovelas, las películas, la farándula, la crónica roja, los
programas religiosos, etc. Todos los cuales guían y van delimitando un tipo de
realidad y de ideología, que en su mayoría está llena de fantasía, de ilusión,
de idealismo, de paternalismo, de enajenación, de idolatría, etc. En otras palabras,
un mundo banal, superficial, frívolo, racista, antropocéntrico, utilitario,
consumista, materialista, miserable. A todo lo cual podemos llamarle:
tecnomorfismo “popular”
Por el otro extremo, tenemos a un tecnoformismo
“culto”, que también se mueve en la pantalla pero que busca información de
primera, avanzada, primermundista, desarrollada, civilizada, moderna,
competitiva, etc. Aunque como es parte de la “aldea global”, también cae en las
tentaciones del mercado popular y consume más “finamente” lo que ofrecen los
medios de comunicación masiva. Sin embargo, no descuidan sus estudios
superiores, su formación de punta, sus aprendizajes de última generación, y
obtienen varios títulos, incluidos masterados y hasta PHDs. Siendo los más
reputados los que vienen estudiando en las universidades del primer mundo, con
los conocimientos de los más grandes avances tecnológicos. Tienen un currículo
amplio y con calificaciones de alto promedio, que demuestra que “se han quemado
las pestañas estudiando”. Regresan al Ecuador y obtienen relativamente fácil un
puesto de trabajo, en la empresa privada y ahora en el Estado que gracias a la “revolución
ciudadana” son mejor pagados y mejor reconocidos, por lo que aceptan entrar en
la burocracia, algo que no lo hubieran hecho en otra época.
Todos ellos en su gran mayoría son técnicos,
especialistas, que creen que la tecnología y la ciencia positivista es lo más
avanzado y lo máximo que ha producido el mundo. Son hábiles y expertos en su
especialidad, reproducen en forma excelente los métodos, técnicas, tablas,
códigos en los cuales han sido formados o mejor sería decir adoctrinados por
los postulados, visiones y creencias del primer mundo. Su concepto de vida es
la técnica por la técnica, la ciencia por la ciencia, el primer mundo por el
primer mundo, el desarrollo por el desarrollo. Ninguno de ellos pondría en duda
lo que vienen aprendiendo, dan por sentado que saben y conocen lo más avanzado
a lo que ha llegado el pensamiento humano, que según ellos es el tecnomorfismo.
Incluso los que van a estudiar ciencias sociales,
económicas, o políticas, lo único que hacen es reproducir los postulados de los
grandes pensadores de occidente, hacen copia de sus frases, y hasta hacen sus
tesis con una pormenorizada cita de escritores del mundo académico occidental.
Incluso si hay críticos al sistema, repiten las directrices que marcan los
progresistas, las izquierdas o los revolucionarios del primer mundo. Son expertos
en teorías mecanicistas o materialistas, y hacen gala nombrando frases
textuales de cada uno de los pensadores del mundo ultra-desarrollado y sueñan con
así convertir al Ecuador. Se sienten primermundistas de derecha o de izquierda,
y están seguros de que se han desarrollado y de que están aportando con sus
grandes conocimientos de punta al crecimiento
del país.
Esa es la excelencia académica que está ahora en la
burocracia estatal y en la empresa privada, defendiendo a capa y espada las
teorías desarrollistas del primer mundo, y a quien dice lo contrario
simplemente lo catalogan de atrasado, de folclórico, de romántico, de infantil,
de enemigo del pueblo, etc. Y como tienen un buen discurso aprendido, con
referencias interesadas pero convincentes, con un gran manejo de datos, con teorías
novísimas y marcos sugestivos, y acompañados de una gran tecnología, el pueblo
llano les cree y se deja convencer, aunque los “indignados” de Europa y EEUU
digan todo lo contrario, que todo es solo una simple ilusión burda.
Las mayorías absortas por la tecnología creen en ella per
se, ya que es lo más moderno y por su presencia determinante aparece como la
verdad absoluta. La tecnología es el moderno dios, hemos pasado de la idolatría
de crucifijos a la idolatría de la tecnología y el cientificismo. Basta que
toda esa parafernalia moderna y multicolor así lo sentencie para que todo ello sea
correcto y bueno. Y si alguien se atreve a cuestionar a la ciencia mecanicista y
técnica mórfica es aplacado bajo el logotipo de terrorista, amargado, vende
patria… Es simplemente condenado y sentenciado por el Gran Técnico que lo sabe
todo (presidente Correa).
Esa es la revolución que estamos viviendo, la
revolución cartesiana, la revolución de la miopía, la revolución tecnocrática,
la revolución racionalista, la revolución mecanicista, la revolución zombi. La
izquierda ingenuamente se dejó atrapar por un técnico carismático con un discurso
progresista. Creyó que eso era suficiente, que lo importante era llegar al
poder y abrir la puerta para que luego entren los “verdaderos”. Lo ha
reconocido el propio Alberto Acosta, que en el gobierno recién se dieron cuenta
de quién era Rafael Correa. Ese el error de la izquierda y no de Correa (igual
con Lucio), quien supo hábilmente pescar a río revuelto, y llevarse todo el
trabajo de la izquierda. Pero han reaccionado, no sé si a tiempo y cuánto lo han
hecho. Es importante que ahora estén unidos, pero por cuánto tiempo y qué
intereses hay por detrás? Ya lo veremos. No me creo todavía el cuento de la
cenicienta de izquierda que ha encontrado la horma de sus zapatos. Pero habrá
que darles la oportunidad, apoyarles con la una mano adelante y la otra atrás,
para no caer en nuevas trampas.
Lo cierto de todo esto, es que el tecnoformismo se ha
impuesto al intelectualismo, la tecnocracia al pensamiento social, el
cono-cimiento al co-razonamiento
(pensamiento y sentimiento). La forma ahora es el método, el concepto, la
teoría, la epsitemología. La forma se ha superpuesto al contenido, son las
computadoras y las técnicas las que dirigen al ser humano. Esa es la famosa
revolución científico-tecnológica que alababa la izquierda hace unos 20 años,
bajo el dogma de que el desarrollo de los medios de producción conduciría a una
nueva sociedad, de que la ciencia objetiva acabaría con el idealismo burgués.
Incluso muchos siguen repitiendo que el cambio vendrá cuando todos tengan
computadoras y accedan a la información. Pero cual es esta información, hacia
dónde se dirige. Van a controlar la información. Van a hacer como en China
prohibir ciertas paginas o ilusoriamente van a creer que el pueblo va a saber
elegir qué páginas son las adecuadas, que van a tener la conciencia suficiente
para no dejarse atrapar por las “paginas dañinas”.
Ya sabemos que el problema no está solo en la
tecnología en sí mismo, (aunque sin embargo vuelve dependiente) sino en el contenido.
Pero quien va a tamizar el contenido, quien se va a autofiltrar para no caer en
las tentaciones del consumismo primermundista? Por algún lado habrá que
empezar, para armonizar la cantidad y calidad de tecnología e información. En
resumen, el tecnologicismo, el cientificismo, la globalización mediática, la
información subliminal, la economía consumista, nos están conduciendo -no solo a
la “civilización del espectáculo” como dice Vargas Llosa- sino a la civilización
zombi, donde todos se arrodillan y hacen su venia a la tecnolatría depredadora
en su afán desaforado de riqueza, a pretexto de que no podemos ser pobres en
medio de sacos de oro (película Avatar).
La invasión de Amaruka se produjo hace 500 años por la
monarquía occidentalizadora y hoy se está produciendo su conquista por el
tecnoformismo primermundista, si es que lo permitimos. Y a eso apunta la “revolución
ciudadana”, no apunta al sumak kawsay sino a un “socialismo” estilo sueco o
belga, en definitiva occidentalista, donde se formó el presidente Correa. Es
decir, avanzamos y nos desarrollamos a más calentamiento global y progresamos a
una robotización humana. ¡Viva la revolución ciudadana tecnomórfica¡
martes, 1 de enero de 2013
LO QUE EL MUNDO NO SABE DEL PRESIDENTE CORREA
El mundo
se sorprende de que el presidente Rafael Correa haya tenido durante sus 6 años
de gestión el apoyo de más del 50% de los ecuatorianos. Pero la pregunta
importante es: quiénes son los que le apoyan, cuáles son los que le han quitado
su apoyo, y cuántos son los que le han rechazado siempre. Si bien alcanzó a
tener hasta un 80% de popularidad, el apoyo básico ha sido del pueblo llano.
Pero paulatinamente ha ido perdiendo respaldo de muchos sectores, siendo el
pueblo no politizado ni organizado su principal sostén, lo cual ha sido posible
gracias a la campaña publicitaria del gobierno. Si no hubieran esas millonarias
campañas el respaldo sería menor, ya que el pueblo no ve directamente los
grandes beneficios que el gobierno dice haber hecho. Pudiendo aquí aplicarse la
frase: una mentira mil veces repetida parece verdad. El pueblo cree en el
gobierno por la repetitiva y estruendosa publicidad estatista, más que por las
obras en sí mismas que ha ejecutado el gobierno. Algunas de las cuales son
meritorias pero la mayoría son una extensión de tipo izquierdista del
neoliberalismo que dice combatir.
Pero,
quienes son los que le respaldan y quienes están en contra del presidente
Correa? Desde el principio, tanto los sectores de centro como de la derecha no
le brindaron su respaldo, especialmente los sectores políticos interesados y
los grandes grupos de poder económico. Los que constituirían el 20% que permanentemente
estuvo en su contra. ¿Y quienes conforman el otro 30% que ahora está en su
contra? Una gran parte del pueblo en general que representaría un 15%. Y el 15
% restante vendría de la sociedad civil organizada y de los sectores
analíticos, de la siguiente manera:
1. El ala izquierda del Movimiento Alianza
País que ha abandonado en casi su totalidad a la organización política, y en la
que estaban los “infantiles” ecologistas, las feministas, los intelectuales,
los académicos, los antiguos activistas sociales...; de los cuales han quedado
muy pocos actualmente. Siendo el ala
derecha de este movimiento el que más se ha consolidado, conformado básicamente
por técnicos, burócratas, profesionales, especialistas, que son los que han
estado dirigiendo los ministerios y demás dependencias del Estado. Hay muy
pocos personajes en el gobierno que provienen de los sectores populares y de
quienes han sido activistas sociales de antaño. Primero porque el gobierno pone
mayor énfasis en técnicos especialistas que en pensadores sociales. Lo que le
interesa al gobierno es que hayan profesionales que cumplan eficaz y
rápidamente con los mandatos del presidente Correa, y que no hayan personajes
con criterios sociales y políticos que comiencen a cuestionar o desviar sus
directrices.
La gente que conforma la nueva e inmensa
burocracia que hoy tiene el Estado ecuatoriano es gente que viene de la
“excelencia académica” nacional e internacional, y cuyo propósito es
inscribirle al Ecuador dentro del proyecto desarrollista del primer mundo.
Personas que en un alto porcentaje provienen de estratos medios, siendo muy
pocos de sectores bajos, de ahí la condición social y política de este
gobierno. El cual dice representar a los sectores populares (pues no proviene
de ahí) ya que en su condición de vida diaria y de formación profesional son de
pro-derecha antes que de pro-izquierda.
2. Casi todos los partidos políticos de
izquierda y los movimientos sociales históricos del Ecuador (obreros,
profesores, estudiantes, campesinos, etc.), le han quitado todo su apoyo y
confianza al gobierno de la “revolución ciudadana”. Partidos y movimientos que
con su lucha, con sus aciertos y errores, abrieron el camino por décadas para
que sea posible la llegada a la presidencia del señor Rafael Correa. Sin todo
ese proceso él no sería lo que es hoy. Situación de la que parece que no es
consciente, de que gracias a ellos hoy está en el Palacio de Gobierno, y él
cree que es simplemente su mérito personal el que lo ha llevado hasta ese
sitial, de ahí su total menosprecio y ahora persecución política a todos ellos.
Si tuviera humildad y sencillez (algo que no es su mejor atributo), lo mínimo
que tendría hacia ellos es respeto por todo su proceso, (a pesar de que
nosotros tampoco compartamos todo lo que han hecho), reconociendo su intención
y su tesón. Vale aclarar, que hoy tiene el apoyo de ciertos movimientos
sociales, pero que han sido autocreados por el mismo gobierno o que han surgido
durante su ejercicio, con el propósito de dividir, o de superponer al
movimiento tradicional, o de buscar un respaldo organizado pues ni su movimiento político ni su gobierno tiene un
ente organizado y consciente. En todo caso, el ejemplo más claro, es que en las
elecciones que se avecinan el candidato de los partidos de izquierda y
movimientos sociales, no es Rafael Correa, sino el primero que rompió filas con
el gobierno y ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta. Eso
lo dice todo.
3.
Todos los grupos ecologistas están en total desacuerdo con sus políticas
ambientales, siendo en este nivel el más claro ejemplo de una total
ambivalencia, pues hacia afuera aparece como un gran paladín de la ecología y
de los derechos de la naturaleza, pero al interior del Ecuador todos los grupos
ecologistas saben de su doble discurso y de sus chantajes con respecto al
proyecto Yasuní ITT. Siempre vive amenazando con explotar los inmensos
yacimientos si no obtiene el dinero solicitado para dejar bajo tierra el
petróleo. Solo hoy, que algunos candidatos a la presidencia dicen abiertamente
que no toparan nada del Yasuní, es que también el presidente Correa dice que se
dejará intocable a ese territorio y que ya no hay plan B. Incluso ahora ya
cuestiona a algunos de los derechos de la naturaleza y dice que se equivocaron
en algunos capítulos de la nueva Constitución Política, especialmente con los
proyectos mineros, la consulta previa a las comunidades, y los transgénicos.
4.
Todo el movimiento indígena tradicional y que pregona el Sumak kawsay o
Buen Vivir. Los cuales califican de falso y tergiversado a lo que el gobierno
señala como Sumak kawsay, paradigma que ha sido alabado internacionalmente por
muchos sectores llamados progresistas, especialmente en Europa. Nadie en el
movimiento indígena puede señalar que lo que entiende el gobierno por Buen
Vivir sea Sumak Kawsay, todos señalan que ese Buen Vivir puede ser un Buen
Vivir Socialista del siglo XXI pero no el ancestral Sumak Kawsay. Incluso el
frente más combativo contra Correa ha sido el movimiento indígena, que es uno
de los que más ha luchado por cambios estructurales en el Ecuador. De esta
manera reflejando, quienes en su condición de vida no han visto mayores
cambios, siendo el sector agrícola el más desatendido por este gobierno. Como
todos los gobiernos que solo miran a la ciudad, a las industrias, y al consumo.
5. La mayoría (por no decir la totalidad)
de quienes han conformado desde hace varios años la “intelectualidad
ecuatoriana” son reacios y críticos con la “revolución ciudadana”. Prácticamente
el gobierno de Correa se ha quedado sin el apoyo de escritores, artistas,
periodistas, pensadores, cientistas sociales, trabajadores de la cultura,
profesores, que hoy en su inmensa mayoría escriben y hablan de los espejismos
del denominado socialismo del siglo XXI. ¿Cuántos son los intelectuales o
creadores que le siguen apoyando? Pues muy pocos. Los que quedan son aquellos
que reciben canonjías del gobierno y temen perderlas. Y entre ellos muchos
desaprueban su gestión pero no lo dicen abiertamente por temor a perder ciertos
privilegios.
Siendo este el caso más original y patético,
el de haberse quedado sin el respaldo de todos quienes hacen el “pensamiento
ecuatoriano” en sus variadas posiciones. Los cuales serán los que vayan a
escribir la historia de este gobierno para las futuras generaciones. Quizás
podrían escribir algo así: Rafael Correa fue un presidente que hizo algunas
obras materiales para modernizar el país y el Estado, inscribiéndolo dentro del
desarrollo capitalista aunque su discurso era del socialismo del siglo XXI.
Consolidó a los grandes grupos económicos nacionales en desmedro de los grupos
pro-internacionales que antes controlaban la economía a todo nivel. Los grupos
monopólicos y oligopólicos nacionales se fortalecieron, evitando que se vayan
todos los capitales hacia afuera, pero estos grupos se volvieron tan poderosos,
que a pesar de los impuestos establecidos por el gobierno, su presencia
económica, social y política siguió siendo fuerte y determinante en la vida
futura del país.
Fue una sustitución de la burguesía
pro-imperialista por la burguesía nacional, en las que las empresas grandes
pasaron a tomar el control de la economía y de la vida social. Las empresas
pequeñas y el sistema cooperativo, si bien crecieron, nada en comparación al
crecimiento que lograron los sectores privilegiados, pero el pueblo en general
solo recibió un poco más de migajas pero su situación se mantuvo relativamente
igual. En otras palabras, el país entró en un nivel de crecimiento, pero los
que más crecieron fueron los grupos de poder, lo cual ocasionó que se disminuya
la pobreza, pero que a su vez aumentó la brecha entre ricos y pobres. Los ricos
quedaron inmensamente más ricos y los pobres poquísimo menos pobres. Nada más.
Lo más destacado del gobierno fue el aumento
de las recaudaciones tributarias por concepto de impuestos y aranceles. Dinero
que en su gran mayoría salió del mismo Estado (petróleo) y que regresó en una
mínima parte hacia el fisco, por lo que el Estado recuperó muy poco. La mayoría
del presupuesto del Estado se fue en obra vial y en edificios blancos para la
burocracia, pero que básicamente sirvieron para consolidar el capitalismo
social, el cual fue uno de los propósitos del presidente Correa, pero que no le
sirvió para sentar las bases de su socialismo, como él lo pregonaba. En el
fondo no hubo ninguna revolución estructural sino un simple reformismo
modernizante, que hizo del país otro ente del consumismo mundial, participe del
calentamiento global y de la destrucción de la naturaleza, sin que la pobreza
se haya eliminado ni el país haya entrado a ser un país en vías de desarrollo,
como era su propósito. Solo fue otra revolución traicionada como las tantas que
han vivido los ecuatorianos desde hace 500 años o desde las guerras de
independencia de España, o muy particularmente de los últimos 20 años.
Atawallpa Oviedo Freire
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