FEMINIZAR
LA POLITICA, LA ECONOMIA, LA RELIGION…
¿Quién inventó la medicina, la astronomía, la matemática, la
agricultura, etc.? ¿Fueron los varones, las mujeres, o ambos en igual
proporción y medida? En la historia oficial se nombra a una serie de varones como
los inventores de una serie de ciencias y técnicas, de las que casi ninguna
mujer ha sido reconocida. Pero en las tradiciones de Amaruka o Atlántida (nombres
antiguos de América) y de otros pueblos en el mundo entero, se habla de que fue
la mujer la que primero y quien más ha aportado a la vida humana una serie de
técnicas, tecnologías, conocimientos, y sapiencias.
La vida del ser humano -en diferentes períodos- ha discurrido
por largos trechos en base a la
recolección y a la caza. El varón tenía esa función mientras la mujer se encargaba
de organizar la vida tribal, distribuir los productos, preparar los alimentos,
cuidar de los hijos, sostener el grupo familiar y demás actividades. Mientras
estaban parcialmente sedentarios en algún lugar, las mujeres agrupadas y
curiosas de su medio investigaban y estudiaban las posibilidades del entorno
para que la sobrevivencia sea más segura y aligerada. Mientras los varones
hacían de su vida el buscar alimentos de un lado para otro, las mujeres preocupadas
de las enfermedades que aparecían buscaban formas de sanación para lo cual
investigaban las propiedades de ciertas plantas, de la tierra, del sol y así
surgió la medicina. Mientras los varones buscaban nuevos métodos y mejores
armas para matar, las mujeres esperaban en el recinto y observaban el cielo,
contabilizaban los ciclos de la luna, los equinoccios y solsticios del sol, y
surgió la matemática y la astronomía. Mientras los varones seguían peleándose
con otras tribus por más alimentos, las mujeres encontraban raíces, tubérculos,
semillas y hacían injertos entre ellos, y nació la agricultura. Y así
sucesivamente.
Como consecuencia de estos saberes y de su función como
organizadoras y reproductoras de la vida, tenían el reconocimiento de los varones.
Por tanto, ellas establecían y delimitaban el tipo de organización,
distribución y funcionamiento social, el cual era de tipo horizontal, circular,
gregario, complementario. Sistema que no era más que un acoplamiento a lo que
habían estudiado y asimilado de cómo funcionaba la naturaleza, el cosmos, es
decir, la vida. Sistema femenino o matricial que venía engendrado desde su
condición de madre dadora de vida, y en conjunción con todas las formas
parturientas de vida: la madre tierra, la madre cósmica.
Pero este sistema y tipo de relación con la naturaleza daría
un gran giro “coperniquiano” con el florecimiento acelerado y la transformación
de la agricultura, lo que provocó una gran producción y en muchos casos un
exceso. Este fenómeno productivo desencadenaría en un gran cambio que
repercutiría en todos los órdenes de la vida humana, y que irónicamente se iría
en contra de sus inventoras, como también de ciertos hombres. Si bien la recreación
de la agricultura y demás ciencias fue obra de la mujer, el aprovechamiento y la
ventaja lo sacarían los varones, y dentro de ellos un pequeño puñado sería el
más privilegiado.
Y desde ahí, hace 8000 años hasta ahora la relación entre
varones y mujeres no ha cambiado en nada, como dentro de los seres humanos en
general. El pequeño grupo que surgió hace 8000 años sigue heredando y
reproduciendo uno tras otro el mismo esquema y la misma situación, tan solo
cambiándose las formas, los medios y ciertas familias, pero guardándose la
misma estructura fundacional.
La domesticación de las plantas y de los animales, es el gran
punto de inflexión o de quiebre entre dos mundos no complementarios que se
generaron, y que ha terminado paradójicamente con la domesticación extrema de casi
toda la humanidad en su conjunto. Al perfeccionar las mujeres los métodos y las
técnicas agrícolas, se generó una mayor producción, la misma que abastecía más
de lo suficiente a la población y lo cual provocó un gran cambio en la situación
de vida de muchas puesonas.
En ciertas épocas y lugares se genera un excedente, el cual inicialmente
es guardado para épocas de bajo rendimiento, pero luego sería aprovechado para
sacar ventaja con otros grupos tribales que tenían menos o que padecían alguna
situación desfavorable. Los que tenían más producción, lograban posteriormente mejor
calidad de herramientas, más calidad y cantidad de tierras, más poder, más
control, a todo nivel. A partir de aquí surge el aprovechamiento de los más
aventajados que después provocará la sumisión de los otros, lo cual conduciría
a terminar con el milenario sistema matricial (500.00 años como mínimo) e
instaurar uno nuevo y totalmente diferente (5000 años), el cual se mantiene
hasta estos momentos.
LA SOCIEDAD PATRIARCAL
Los varones siempre preocupados de inventar armas más
mortíferas y herramientas de
producción más sofisticadas, en un momento se aprovecharán de esa ventaja y
paulatinamente irán tomando una mayor posición y asumiendo más privilegios dentro
de las tribus. Especialmente cuando el excedente se lo comienza a vender y
aparece el comercio de una forma más elaborada. Actividad creada y efectivizada
por los varones, especialmente cuando se trataba de trasladarse hacia otros
lugares. Antes era el trueque de tipo femenino, pero con el comercio de carga
masculina surge paralelamente la moneda y la escritura, las cuales tienen una
impronta masculina y que dará inicio al negocio como forma de acumulación de
riqueza.
Estos comerciantes se irán enriqueciendo y adquiriendo más canonjías,
lo que se traducirá en un poder desmesurado de ciertos varones. Estos van
tomando el control de las tribus y entran en competencia con las mujeres, pero
más que todo con el sistema matricial de vida, por ejemplo el trueque que no
generaba mayor ventaja. La actividad comercial irá tomando impulso y los
varones irán controlando y centralizando la organización y economía tribal
hasta alcanzar el dominio pleno. El personaje más rico y poderoso asumirá el
rol concentrador y centralizador de “padre de la tribu” y denominándose Patriarca.
Los cuales se encargarán paulatinamente de trastrocar toda la matriz del sistema matricial de
organización y de concepción de vida, para establecer una “patriz” de lo que sería el nuevo sistema patriarcal o
patriarcalismo.
Este nuevo sistema vendrá a convertirse en un modelo
piramidal, vertical, centralizado, jerárquico, y de lucha por el poder
económico, político y militar entre los diferentes Patriarcas que compiten por
tener más territorio. El que va ganando se va convirtiendo en semi-dios y
constituyéndose en el representante religioso, militar, administrativo,
direccional… todo. Y de esta manera, dándose inicio a la etapa de guerras de
conquista y de domino de unos pueblos hacia otros, y que no ha parado hasta
nuestros días.
No se han encontrado vestigios de grandes guerras y de armas
sofisticadas en la época matricial. Solo se ha encontrado referencias de
guerras crueles y de violencia extrema a partir del patriarcalismo. Actividad
militar y lucrativa controlada y manejada exclusivamente por los varones, en el
que últimamente se han integrado algunas mujeres -por ejemplo- a los ejércitos nacionales y
así en otras actividades, demostrándose la carga masculina de este proceso.
Algo parecido sucedió a nivel religioso, pero contrariamente
a lo militar o en otras profesiones no han logrado cambios significativos hasta
el día de hoy, siendo el sector más retardatario el religioso. Y ello obedece a
que la religión fue (y es) el origen y el sostén principal utilizado por los
patriarcas en todo este proceso: su supuesto “carácter divino”, en el que Dios
mismo es un varón y no una mujer. Cabe anotar, que en la misma Biblia se hace
referencia a que el Patriarca Abraham practicaba los sacrificios humanos y mostraba
una actitud discriminatoria hacia la mujer. Lo mismo sucede con el Corán
islamista y la Torá judía que son líneas que toman como referencia fundamental
al patriarca Abraham. En realidad, no hay gran diferencia entre cristianos,
musulmanes y judíos, su origen patriarcal los delata y con el mismo personaje
que les envuelve: el patriarca Abraham.
LA DESFEMINIZACION
Los patriarcas fueron un fenómeno exclusivo de lo que hoy se
llama Oriente Medio. Los cuales alcanzaron un gran poder y un inmenso
territorio como fue la antigua Mesopotamia, desde lo que hoy es Afganistán
hasta más allá de Siria y Turquía. Los patriarcas irían alcanzando cada vez más
poder y privilegios hasta autoconsiderarse elegidos por dios, a medida que
acumulaban más prebendas e iban desmembrando al sistema matricial, para hacerlo
más centralizado y estratificado.
Para ello, tuvieron que anular a la mujer y a todo lo
femenino o que sea asociado con la feminidad. Las primeras descabezadas fueron
las diosas (Hera, Inanna, Pasifae, etc.) para solo dejar a los dioses
masculinos. Luego las propias mujeres, a quienes se les impuso una serie de
privaciones y obligaciones, como por ejemplo la ablución del clítoris, el
matrimonio forzado, y el código de honor, por medio del cual los hombres
estaban facultados hasta matarlas, acusándolas de traición, adulterio,
desobediencia, etc. Reglas que se mantienen hasta la actualidad en buena parte
de la Madre Tierra, es decir son más de 3000 años de “castigo” a la mujer.
Posteriormente les impondrían vestidos que les cubrirían
totalmente, solo dejando una ranura para poder mirar. Y así cada vez, nuevas y
más crueles formas de vejación contra la mujer, como en la época de la
inquisición en que muchas sabias mujeres fueron exterminadas bajo el argumento
de que eran brujas. Para de esta manera, ir cortando todo su poder y su
presencia, y finalmente queden tan solo como un objeto de reproducción, de
placer y de quehaceres domésticos. Algo que continúa hasta nuestros días,
aunque con ligeros cambios.
En la Biblia se dice que la mujer es la culpable de que el
hombre haya sido expulsado del paraíso, siendo ella y la serpiente (la
naturaleza) las responsables de los males del hombre. En base a ello, la mujer
debe ser sumisa al varón, y por otro lado, en el génesis se decretó el dominio
de la naturaleza, que era otra expresión arquetípica de la feminidad conocida
como la Madre Tierra en todas las culturas. Desde ahí se empezó el exhaustivo
proceso de depredación de la naturaleza hasta los extremos en que hemos llegado
actualmente. Y paralelamente se desdibujo a la sexualidad como un acto de
pecado, bajo el argumento de que representaba la tentación del diablo hacia los
hombres débiles. La corporalidad fue minimizada como una forma de fragilidad a
quienes respondían a la vida con su cuerpo (sensaciones) y no utilizaban
solamente la cabeza (racionalismo). Todo ello sigue vigente.
Pero lo que también se exterminó en los hombres y no solo en
las mujeres, fue la expresión intuitiva y perceptiva bajo el argumento de que éstas
eran expresiones de irracionalidad y sentimentalismo. De esta manera
amputándose el cerebro derecho: analógico, creativo, integrativo, espiritual,
etc.; para dar exclusividad a un cerebro compartimentado, logicista, analítico,
divisorio, y generar una sociedad dentro
de las mismas categorías: mecanicista, materialista, racionalista, reductivista.
Sociedad desmembradora y aislacionista que ha terminado en los actuales días en
una sociedad banal, frívola, superficial, robótica, anoréxica y hikikomori. La
destrucción del sistema matricial (que en algunos casos también era dirigido
por varones), a estos momentos ya casi ha sido expoliada en el mundo entero. Tan
solo ha sobrevivido en ciertos grupos en “aislamiento voluntario” o “no
contactados” que todavía no se “integran a los beneficios de la civilización y
la modernidad, y que siguen en estado salvaje o primario”.
La característica fundamental del sistema matricial es la
integralidad e interrelacionalidad, propia del cerebro femenino –como ha sido
comprobado científicamente. Y de igual manera el cerebro masculino, que es de
tipo divisorio, separatista, estratificado, cuantitativo, de ahí que su modelo
de sistema social, productivo, económico, religioso siga estos mismos diseños.
Sistema patriarcal que se ha ido perfeccionando para extirpar toda forma
comunitaria, asociativa, solidaria, respetuosa; e implantar un molde
individualista, egocéntrico, egoísta, parasitario. Sistema totalmente
piramidal, de ordenamiento vertical, en que todo queda centralizado en un solo
personaje, el cual acumula todos los poderes, condiciones y capacidades.
LA MONARQUIA
El patriarcalismo a medida que se fue consolidando fue
absorbiendo todo dentro de él. Incluso los dioses masculinos que al principio
eran varios fueron desapareciendo hasta quedar uno solo, dando origen al
monoteísmo. Y concomitantemente todo lo demás, en que cada expresión de la vida
debía ser: el uno, lo único, lo uniforme, la universidad, el universo, y demás
monismos omnipotentes que fueron apareciendo y lo siguen haciendo hasta
nuestros unitarios días. Del monoteísmo vino paralelamente la monarquía, donde los
patriarcas pasaron a denominarse monarcas o reyes, bajo el argumento de que
tenían virtudes (virtud viene de viril) celestiales y eran enviados del único
Dios.
De esta manera, los patriarcas ya no eran los padres de un pequeño
pueblo sino reyes de imperios, de inmensos territorios, de millones de
esclavos, y su majestad era inamovible e irrefutable. (El Presidente Rafael
Correa, cuando hace poco llegaron los príncipes de España de visita al Ecuador,
dijo: “su visita es un honor y un privilegio para nosotros”. Y cuando estuvo él
recientemente de visita al Rey de España, al saludarlo le dijo: “como sigue
Majestad”, reconociéndose como un vasallo más).
Posteriormente vendría la instauración de la monogamia -en
ciertos lugares- pues en los otros monoteísmos como el islámico hasta ahora
existe la poligamia. Aunque sobrevive en algunos grupos judíos y cristianos,
como por ejemplo en ciertas ramas de los mormones y en la iglesia de Jesucristo
de los últimos días. Incluso esta fue una táctica de los patriarcas para tener
más control y subyugar a la mujer, procediendo a estimular a los varones para
que tengan más esposas. Pero luego el imperio romano lo prohibió, pues de
acuerdos a sus costumbres debían tener una sola pero tolerando el concubinato y
la prostitución, algo que subiste soterradamente hasta el día de hoy. Antes -al
menos- era abierto y claro, hoy es a escondidas y con engaños para la esposa. Y
así en muchas cosas se manifiesta una hipocresía dentro de un falso moralismo y
una fe prejuiciosa, en la que todo es negocio (prostitución, drogas,
alcoholismo).
La historia del patriarcalismo y del monarquismo es la
historia de la ampliación y perfeccionamiento del monismo o unicismo, a través
del monopolio, del monocultivo, de lo monocular, de lo monódico y de todos los monismos
que podamos imaginar. Diferente al paradigma matricial que era multiversal,
multipolar, pluricultural, interpersonal, transconciencial, tetraléctico. El
pensamiento monista hábilmente se ha ido ramificando frente a los cambios
sociales, adoptando ciertos nombres pero guardando el concepto primigenio. Presentándose
con una careta antimonista pero detrás de ella su verdadera presencia. Hoy se
presenta multicolor pero cuando se quita el disfraz es monocolor, especialmente
cuando está en juego su supervivencia como tal. Y todos sabemos que ese
monocolor es lo blanco, considerado
como lo más bello, inteligente, saludable, puro, pacífico, divino, sagrado...
Nada es casualidad, el racismo es otro de los matices del
patriarcalismo devenido en monarquía y en civilización, bajo el criterio de que
son la “raza elegida” por dios para gobernar el mundo. ¿Cuáles son los
prototipos del “individuo ideal” de hoy en día? Blanco, hombre, adulto, varonil,
delgado, católico, racional, universitario, empresario. Y todo aquel que no
responda a este molde simplemente es inferior, subdesarrollado, tercermundista,
atrasado, homosexual, ateo, indígena, rebelde, terrorista, comunista, desviado,
paria… Si viajamos por el mundo entero, las vallas propagandísticas y los spots
publicitarios en la televisión están personificados por hombres y mujeres de
características arias. Todo cumple una función, nada es ingenuidad.
LA MONOREPUBLICA
La monarquía (gobierno de uno) en esencia se mantiene en las
denominadas repúblicas, que en realidad son monorepúblicas. En las cuales, un
solo personaje llamado presidente decide la vida de millones de seres humanos y
de la naturaleza. (¿No es inverosímil que un solo personaje decida el presente
y futuro de 14 millones de ecuatorianos y de cerca de 260.000 km2?). La
división del Estado en tres poderes, solo ha sido la manera de generar nuevos
aparatos de represión y de control para seguir sosteniendo y consolidando el
mismo sistema, que antes tenía una pata y ahora tres, por lo que se volvió más
sólido después de la caída de los reyes. Aunque sus “libertarios” buscaban lo
contrario, creyendo que solo había que cortar las cabezas de los reyes, cuando
había que cortar las raíces de toda la institucionalidad geocéntrica creada por
el patriarcalismo y la monarquía.
De ahí el fracaso de todas las experiencias libertarias,
independentistas, emancipatorias, revolucionarias, guerrilleras en todo el
mundo, que solo se han quedado en cortar arriba y no han cortado abajo. Es
decir, no han sembrado en el mismo pueblo sino que solo han querido generar los
cambios desde arriba. Pero lo irónico es que no aprenden y siguen soñando desde
arriba, desde las ideas (racionalismo) y las leyes (dogmatismo) bonitas de un
monocerebro (cerebro izquierdo masculino) que no tiene pies con los cuales
caminar y expandirse. Así por ejemplo, no se entiende que no hay camino hacia
el poscapitalismo sino que el poscapitalismo es el camino (Presidente Correa: “hay
que mejorar el capitalismo”). O en palabras de la izquierda, que no hay camino
al socialismo sino que el socialismo es el camino, que no hay un modelo hacia
el sumakawsay sino que el sumakawsay es el camino, el modelo, la técnica, el
medio, todo. Mientras no entiendan esto, se darán una y otra vez con la misma
piedra.
Mientras no entiendan que el poder monopólico y oligopólico
viene de la estructura monoléctica, se quedarán solo en combatir a las ramas
pero luego el tronco y las raíces monoteístas o geocéntricas recrearán nuevas y
más sofisticadas formas de perpetuación. Mientras no entiendan que sus modernas
ramas se llaman democracia, libertad, desarrollo, crecimiento, justicia, paz,
partidos políticos… seguirán en el mismo juego creado por el patriarcalismo.
Solo revistiéndose de nuevas y coloridas imágenes pero que en el fondo será lo
mismo, y hasta aparecerán en ciertos casos roja como el rábano pero adentro
seguirá siendo blanca, patriarcal, monárquica, civilizatoria, racional,
material y mecanicista.
MAS ALLA DE LA DEMOCRACIA
Nuestra historia moderna es la historia de ciertos
presidentes que han hecho y deshecho a sus antojos personales, y a lo cual lo
llaman democracia. Y se contentan con pasarse la pelotita de vez en cuando para
hacerle creer al pueblo que hay cambio. Y los demás cómplices del mismo jueguito,
como espectadores aplaudiendo a quienes imponen las reglas y a quienes juegan
para entretenerlos. Tal como es el futbol -que tampoco es una casualidad más-
sino que cumple esa misma función, entretener y desviar la atención del pueblo
para que no se frustren tanto y puedan desahogar sus amarguras. Y hay
izquierdistas que lo celebran y ensalzan, poniendo al futbol (otro deporte
inventado por el hombre) como modelo de fiesta popular, y no pueden ver lo que
hay detrás de esta trampa. Lo cual es una manipulación de la conciencia, la
forma más sutil de adormecer a los pueblos, como lo es la religión, y otros
jueguitos inventados por el patriarcalismo. Aunque algunos dirán que ahora las
mujeres también ya juegan al fútbol, y que en algunas iglesias ya hay mujeres
sacerdotes y obispas.
En este sentido, la izquierda sigue siendo patriarcalista,
androcentrista, antropocentrista, materialista dialéctica, verticalista,
piramidalista. ¿Acaso sus organizaciones (incluso la de los movimientos
indígenas) son horizontales, circulares, comunitarias, cíclicas,
complementarias, vitalistas, integrales, holísticas?. Ninguna de esas izquierdas cuestionan estos
elementos, máximo se quedan en el problema de clase, del capital y hasta de la
colonialidad, pero de ahí no pasan.
Incluso el mismo concepto de lucha de clases es un concepto
patriarcal, al creer que la vida se mueve por la lucha de dos fuerzas o
posiciones. En la visión matricial, la vida y todo funciona por la armonía de
contrarios, su accionar está guiado por los equilibrios y no por la
confrontación de posiciones. Lo matricial respeta la diferencia, la variedad,
la contradicción, lo antagónico, y lo complementa a todo nivel. Lo patriarcal
lo combate y busca la homogenización, la cuadratura, la linealidad, la
uniformidad, la exclusividad, es decir, la anulación del otro, la muerte de lo
opuesto, todo lo cual nos ha conducido al suicidio colectivo en que hoy
vivimos.
Qué izquierda ha reivindicado lo matricial que no es el
feminismo, el cual es el otro lado del machismo, pues su propósito es igualarse
a los hombres, ser como los hombres, tener los mismos derechos que los hombres,
trabajar como los hombres, vestirse como los hombres... El “feminismo” en su
raíz es el replanteamiento de toda la carga y estructura patriarcal,
cuestionando de fondo a los postulados y patrones reductores de todo el
androcentrismo subyacente. Llegándose al caso -en que hoy- muchas mujeres
(Tatcher, Merkel) son más hombres que mujeres, y muchos hombres son más mujeres
que hombres. Todo alrevesado.
Un cambio verdadero y estructural implica cambiar desde su
raíz todas las instituciones creadas por el patriarcalismo geocentrista, el
cual sigue imperante con nuevas formas y medios. Tan solo nuevos ropajes, cada
vez más sutiles pero guardando la misma
“patriz” que la provocó y en ablación de toda la matriz y matricialidad
de la vida, de la naturaleza y de los seres humanos. Creyendo que el problema
es simplemente de pasar a la izquierda, cuando nuestro cuerpo tiene 2 manos, 2
piernas, 2 cerebros, 2 ojos, y funciona armónicamente cuando hay equilibrio
entre ellas. Si hoy solo funciona un cerebro, qué mundo puede crearse desde un
cerebro a medias, amputado y debilitado. Solo la patria y no la matria.
FEMINIZACION DE LA VIDA
La mujer debe volver a recuperar su poder femenino, a
despertar su feminidad, a limpiar toda la carga masculina que porta, para
recrear una ciencia femenina, una tecnología femenina, una organización
femenina, un pensamiento femenino, una filosofía femenina. Es la ley de la vida
que todo acto de recreación y procreación debe venir de la mujer y de lo
femenino. Todo acto de invención tiene que tener la impronta femenina (cerebro derecho).
La mujer debe volver a dirigir la familia, la comunidad, la sociedad, la
economía, las ciencias. Para ello debe sanar todo el machismo impuesto, sanar a
la Eva maltrecha, a la puta en la que le convirtió el hombre, a la doméstica
que cría a los hijos, etc.
Debe rehacer un nuevo hogar, pero no como sostienen las
feministas, reclamando simplemente igualdad de derechos dentro del hogar
patriarcal. Lo que hay que generar es un hogar matricial, en el que la mujer recupere
para el hogar y la comunidad la mayoría de actividades humanas: la educación,
la recreación, la investigación, la producción, la espiritualidad, etc. No es
salir y dividirse en el mundo de los varones sino que los varones deben
regresar a la familia, a la casa, al hogar, a la cosmunidad. Sino seguiremos
dividiéndonos más y cada vez más, a través de hogares fragmentados, con hijos
abandonados, con una la familia ampliada descuartizada, con una comunidad
solitaria y desguarnecida.
Esto implica otro mundo, con otra organización territorial,
administrativa, arquitectónica, educativa, económica, todo. Evidentemente en
equilibrio y armonía con los hombres sino sería dar la vuelta y seguiríamos en
lo mismo, tal como es la disputa entre la izquierda y la derecha, que son las
dos caras de la misma moneda sistémica. Necesitamos feminizar cada una de las
expresiones de la vida, para poder pensar, sentir, intuir desde otra perspectiva.
Para que lo femenino tenga su expresión económica, política, artística,
científica, y solo en esa medida nuestro cerebro integrado se activará y se
abrirá a cumplir su misión en este mundo.
La mujer debe volver a ser mujer, reactivando la intuición,
la percepción, la creatividad, la sensibilidad, la sacralidad, para que
renazcan las maestras, las sabias, las chamanas, las sacerdotisas, las
sanadoras, y sea posible una otra humanidad. Las abuelas de tradición dicen que
ha llegado ese tiempo, que ya están dadas las condiciones para que renazcan,
solo tienen que tomarlo, asumirlo e irrigarlo hasta que estén frondosas en el
nuevo jardín de la Madre Tierra.
Todo está listo para que las mujeres se feminicen y
reencaucen el mundo patriarcal para poder dar un salto a un mundo en armonía,
respeto y amor con la madre naturaleza. Y eso empieza reconociendo a nuestra
madre la tierra para sanar la idea de que fuimos expulsados de un puntapié del
Jardín del Edén. Para darnos cuenta que la Tierra es el paraíso, que siempre
estuvimos en ella, que nunca nos votaron y así volver a mimarla como la diosa
Gea, Gaia, Tonatzin, Pachamama.
Es el retorno de la feminidad, de lo sagrado, de lo fecundo,
de la fertilidad, de la belleza, de la majestuosidad. Ese es el desafío de
todos, pero principalmente de las mujeres, ellas tienen que rehacerse para
criar nuevos niños desde su vientre, con otra carga energética y conciencial,
con otros principios y categorías, los cuales deben estar guiados por una
conciencia multidimensional. Es decir, una conciencia integral, sistémica,
vital, de armonía de los opuestos complementarios. Esa es la conciencia del
nuevo tiempo, de una otra humanidad, de un otro mundo.
Atawallpa Oviedo Freire
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