martes, 4 de diciembre de 2012

4ta. PARTE: LOS REPETITVOS ERRORES DE LA IZQUIERDA



EDUCACION PARA LA MUERTE y EDUCACION DE LA VIDA

La medicina convencional o alopática es la medicina de la muerte, pues su propósito fundamental es matar o eliminar las bacterias, los virus, los microorganismos, los síntomas, las enfermedades, etc. La agricultura moderna de igual manera pone su razón de existir en matar las malas hierbas, los hongos, las plagas, etc. Y así sucesivamente, el objetivo de la ciencia moderna es matar a ciertas formas de vida en ventaja de otras formas de vida, bajo el criterio darwiniano de favorecer a los más evolucionados o más fuertes; como de igual manera se lo aplica a nivel social (darwinismo social).

Cuando el asunto de fondo está en el exceso o en la disminución de las bacterias, (y en cualquier expresión de la vida) lo que ocasiona que se pierda la armonía y el equilibrio normal de vida. Si hay un exceso de bacterias de un tipo irá en detrimento de todo el sistema, y si falta otro tipo de bacterias no habrá quienes mantengan el equilibrio del organismo. Es decir, que las bacterias en un nivel adecuado, proporcional, correspondiente, representan la defensa y la continuidad de la especie y por ende de la vida.

No es posible matar la vida, y cuando intentan matar ciertas bacterias lo único que están haciendo es mutar los virus, los cuales cada vez se hacen más fuertes. Ningún científico ha logrado matar a ninguna bacteria, pues ésta simplemente ha cambiado de forma, haciéndose más resistentes y desde otras condiciones. De ahí que cada vez aparecen más enfermedades, mucho más malignas y más mortales, lo que revela el gran fracaso de la medicina para la muerte. Hoy en el mundo entero, especialmente en los países industrializados o alopáticos (EEUU y Europa) la gente está buscando otras medicinas, siendo las naturales las más buscadas.

Es más, se ha comprobado ampliamente que una persona cuando pierde ciertas bacterias de cierta enfermedad, su sistema inmunológico se debilita quedando indefenso frente a otro tipo de enfermedades. De ahí los efectos secundarios de esta medicina y la cronicidad de las enfermedades. Cuando el asunto es tan simple: la vida funciona porque unos seres se comen a otros, y las bacterias en balance son necesarias para mantener el equilibrio de la vida. Así como los animales en la selva que se comen unos a otros pero siempre guardando el equilibrio natural. Nosotros estamos constituidos de bacterias y nosotros en síntesis somos una gran bacteria o un microorganismo del gran organismo que es la Tierra, y la Tierra un microorganismo de nuestra Galaxia…

A nivel de la agricultura y la ganadería pasa exactamente lo mismo, cuando se utiliza una serie de “maticidas” (pesticidas, bactericidas, herbicidas, insecticidas, plaguicidas, etc.),  que lo único que hacen es debilitar el equilibrio natural. Si bien unas bacterias se mueren otras sacan ventaja por otro lado, y lo más lamentable es que paulatinamente se debilita la tierra. Después lo único que tenemos como alimento, es una serie de vegetales que tienen una apariencia de “grandes” y “bonitos” por fuera, pero que al interior están constituidos de una serie de “maticidas” y de productos químicos recesivos para los seres humanos, con la consecuente cantidad de enfermedades de la modernidad que han surgido (1500 nuevas enfermedades).

Pero lo más grave, es que el suelo se va debilitando paulatinamente y a la larga va perdiendo su fuerza reproductiva, lo que lleva al campesino mal informado a meter nuevos “maticidas”, productos químicos y artificiales (por ejemplo luz eléctrica) para que crezcan rápidamente las plantas. Y en algunos casos a eso le llaman agricultura biológica como es el caso de la agricultura hidropónica que está llena de productos químicos. Así de anacrónico y degenerador todo esto.

Y lo mismo sucede con los animales para consumo humano, en que les meten cantidad de hormonas para que engorden rápidamente, para matarles y enviarles al mercado. Eso mismo sucede con los huevos que se venden ampliamente en los mercados y que están llenos de químicos. La prueba más clara es que hay total diferencia entre una gallina y huevos de campo con los criados en forma antinatural, que tienen otro sabor, color, y principalmente capacidad nutricional. Algún científico puede decir lo contrario: ¿lo elaborado es mejor que lo silvestre, lo civilizado es mejor a lo natural?

Todo esto viene de una visión reductiva o especialista impuesta por la civilización de la muerte (no hay cultura de la muerte), la cual funciona dentro de las categorías de: competencia, rentabilidad, conquista, triunfo, ganancia, éxito, poder, fama, etc. La civilización se maneja dentro del paradigma de que la naturaleza está en estado salvaje y hay que desarrollarla o evolucionarla, para lo cual han generado un mundo de domesticación para domar, uniformar y homogenizar a todo cuanto hay en la vida, tal como es la producción en serie que es más rentable.

Empezaron con los animales y las plantas “salvajes”, para luego lanzarse con las sociedades humanas “bárbaras y salvajes”, y finalmente con los “pobres ignorantes” del mundo entero. Todos los cuales como zombis, deben dedicarse a profundizar y perfeccionar la ciencia y estilo de vida de la matanza. Incluso las formas de diversión siguen esos mismos esquemas, desde las corridas de toros, las peleas de gallos, la pesca deportiva, hasta las modernas formas electrónicas en que los chicos se divierten matando a salvajes, indios, comunistas, homosexuales, delincuentes, guerrilleros, musulmanes, monstruos, hechiceros, etc.  Algunos de los cuales se toman tan en serio, que luego salen y matan a sus compañeros de clase y a sus profesores. Hecho que se da frecuentemente en los países “desarrollados”. Y así por el estilo.

En consecuencia todo el sistema en su conjunto funciona dentro de los mismos patrones: la justicia, la economía, la política, la familia, la escuela, la religión, todo. Su fundamento de vida es el miedo, la violencia, la guerra, la culpabilidad, la crítica, la sentencia, la prisión, la represión, el pecado, el temor a dios, el castigo divino, la manipulación, la caridad, la lucha de clases, etc., etc. Si una parte del sistema funciona así quiere decir que todo el sistema sigue los mismos lineamientos, desde su origen o raíz. Por lo que no se trata de ajustar o mejorar el sistema, pues lo único que se conseguirá es profundizar el mismo sistema y no cambiar al sistema, que es lo que viene sucediendo desde hace 4000 años y no hay ningún cambio real.

LA LEX Y EL LOGOS

Este sistema tiene sus pilares en los preceptos romanos (normas y leyes) y en las ideas o pensamientos griegos (teorías y creencias). En el uso de la razón (racionalismo) como principio regulador de vida, bajo lo cual, los cambios se realizan a través de ajustar las leyes punitivas. Y por otro lado, de modificar las ideas o técnicas (tecnocentrismo) por unas nuevas, consideradas cada vez más avanzadas y desarrolladas, y en las que el futuro o lo nuevo es lo mejor y el pasado o lo antiguo es lo peor. Sistema jurídico y político enmarañado que pretende regular o sojuzgar a todos quienes reclaman y protestan por ese estilo de vida, -o más bien dicho- por ese estilo y modo de destrucción, de suicidio, de venganza, de sufrimiento.

Paradigma que tiene su estructura, solidificación y consolidación desde la visión normativista de los romanos y la intelectualista de los griegos clásicos. Los primeros creían que la solución a los males de la humanidad estaba en establecer normas y reglas, las que debían ser obedecidas por los esclavos y dirigidas por los elegidos por dios para gobernarles. El derecho moderno tiene sus raíces en el derecho romano, quienes tenían como modus operandi de acción social a las leyes como centro de su sistema de funcionamiento y convivencia. Los romanos creían que cuando se logre perfeccionar las normas, la sociedad funcionará de la misma manera.

Por su parte, los griegos no creían en los preceptos sino en los conceptos, y creían que el problema era de métodos, técnicas, teorías, ideas. Si se lograban ideas brillantes, iluminadas, divinas, se encontrarían las respuestas a la irracionalidad, ignorancia y debilidad humana que existe por naturaleza. Es decir, en la vida había ciertas mentes excepcionales, las cuales debían crear los valores, axiomas, y formas bajo las cuales el pueblo ignorante debía dirigirse (iluminados). El perfeccionamiento se conseguiría cuando surjan más hombres (no: mujeres) capaces de inventar las soluciones más grandiosas para acabar con las formas primarias, elementales e instintivas del ser humano. Todo simplemente se resolvía en la cabeza, y todo dependía de las ideas, y las ideas eran producto de genios o enviados de dios, los que se encargarían de conducir al rebaño de infieles e ignorantes. Ya lo decía Aristóteles, el esclavismo es necesario e imprescindible de que unos sirvan a otros. Y desde ahí (2500 años) no ha cambiado nada.

Todos los cambios que se han dado han sido formales pues la raíz se ha mantenido intacta. Todo el proceso histórico ha estado determinado por los mismos esquemas estructurales que la diseñaron, y que lo único que nos han conducido es a pasar de dogma en dogma, de ley en ley, de fe en fe, de creencia en creencia, de filosofía en filosofía, de método en método, de ciencia en ciencia, etc. y en 2500 años no han logrado resolver los asuntos fundamentales del ser humano, sino mas bien los han ahondado. Llegando al límite de la crisis actual en la que la sobrevivencia de la especie humana está en peligro por actos del mismo hombre, algo que no se había visto nunca en toda la historia humana. Hoy hay tal cantidad de bombas que podríamos desaparecer casi todos.

REVOLUCION EDUCATIVA

En este sentido, de que sirve que el socialismo del siglo XXI venga haciendo una “revolución educativa” construyendo establecimientos educativos, con moderna tecnología, integrando a muchos sectores olvidados a la educación, de incorporar a pueblos siempre marginados; pero cuya educación es la educación de la matanza, de la discriminación, de la división, de la especialización. Lo que significa que el remedio es peor que la enfermedad, y en ese caso es mejor que sigan olvidados hasta que haya otra educación.

Máximo creen que hay que cambiar la metodología, los pensum, las evaluaciones, sin que se den por enterados que el asunto central está en el tipo y clase de conocimientos. Los cuales obedecen a los fundamentos filosóficos fundacionales y estructurales que las configuran. Siendo ese el asunto de fondo, en el que el dilema está entre una educación para la muerte y una educación de la vida, en otras palabras entre la civilización para la muerte y la cultura de la vida.

La izquierda al igual que la derecha cree en la civilización de la muerte y quiere seguir destruyendo y contaminando la naturaleza. Y por otro lado, todavía la sigue considerando medio de producción o valor de cambio, lo que nos demuestra una visión cosificadora de la vida. Los primeros a pretexto de salir de la pobreza y los otros para generar riqueza. En todo caso, ambos coinciden en última instancia que eso es desarrollo, progreso, mejoramiento, evolución, y solo se diferencian en lo que van a hacer con los dineros de los recursos naturales. Y contentan a los ecologistas, diciendo que no van a ser tanto daño a través de políticas sustentables y sostenibles. O que después de que destruyan con ese dinero que obtengan van a volver a arreglar lo que han dañado, pero luego de arreglar a los pobres (presidente Correa). Es decir, nunca. 

Si no lo creen, pregunten a Greenpeace, Care Internacional, American Forest, Anima Naturis, etc. si alguien ha hecho algo verdaderamente en el mundo. Pregunten cuantos de los países industrializados han sido capaces de firmar el protocolo de Kyoto, y los que han firmado cuantos han cumplido con los convenios y solo vienen diciendo que algún rato lo harán. O cuando hacen algo, es para decir que algo están haciendo y que poco a poco irán haciendo más. Pero quien se cree todavía ese cuento. Entonces, cuál es la diferencia de fondo que establece el socialismo con el capitalismo? En el fondo, ninguna, solo a nivel formal. Además, ese fue el mismo discurso hace 500 años cuando decían que venían a culturizarnos y evangelizarnos para sacarnos del oscurantismo y de la miseria

Los socialistas del siglo XXI argumentan que necesitan dinero para sus obras sociales (educación, salud, bono), es decir, más recursos para aumentar la dependencia, el paternalismo, el clientelismo, el mesianismo. Pero supongamos que es loable esa idea del extractivismo. ¿Quiénes son los que van a comprar todos esos metales? Las grandes transnacionales, las cuales a su vez nos traerán nuevos productos o renovarán los mismos productos, conduciéndonos a aumentar la dependencia y el consumismo. Todo ello a pretexto de insertarnos al desarrollo y a las ventajas de la modernidad, pero que a la final toda la plata de nuestros recursos naturales se irán a los bolsillos del gran capital.

Por otra parte, esa plata se irá en obra social que no es rentable, pero la gran mayoría se irá en beneficio de quienes proveen esa obra social, es decir, las empresas nacionales y las grandes transnacionales. Las que a su vez recuperaran los dineros entregados a los Estados por las compras de las materias primas, con lo que habremos perdido nuestras recursos y no se habrá acabado la pobreza y seguirá el circulo vicioso. Tal como ha pasado con el petróleo, bajo el mismo discurso del desarrollo y del progreso.

Otros dirán que van a generar materia elaborada o productos finales para exportar. Pero, quienes pueden invertir en algo así? El gran capital nacional y el transnacional, los cuales tendrán ganancias fabulosas para ellos, migajas para el pueblo trabajador y bonos para los miserables. Y así nuestros recursos naturales pasaran a la larga a hacerse capital de un pequeño grupo que controla el mercado mundial, y no se habrá acabado la pobreza. Simplemente el dinero para pagar la megaminería salió del gran capital, se dio la vuelta y regreso a ellos mismos, y nosotros con una mano adelante y otra mano atrás. ¡Viva la revolución ciudadana!

Por otro lado, ¿quiénes van a comprar esos productos? Los países y personas ricas, con lo cual se sigue fomentando el consumismo y por ende el efecto invernadero, y así un torbellino de nunca acabar. Ese el mismo cuento de siempre, como el cuento del nuevo traje del emperador. Nos harán creer que traen el capitalismo verde, el desarrollo local, el crecimiento sostenible, y las nuevas teorías que se inventarán a medida que la situación se complique más. Nos querrán poner nuevos trajes, cuando en el fondo estamos desnudos pero nos harán creer que tenemos nuevos y más lindos trajes, y muchos les creerán.

Es el pensamiento de la depredación, de la mecanización, de reducción de las cabezas, el que nos ha conducido a la gran crisis total que estamos viviendo. Todo esto no es producto solo del capitalismo o de una clase, sino de toda una serie de principios, conceptos, métodos, tecnologías, que están enmarcadas dentro de una misma ontología que es el estereotipo racionalista, materialista, antropocentrista civilizatorio. 

Ese es el gran embrollo para la humanidad, si es capaz de dar un salto quántico o bosónico o algo más profundo para redirigirse desde otros fundamentos y posiciones, para producir un verdadero cambio estructural a un nuevo sistema y no un cambio dentro del mismo sistema primigenio civilizatorio. No es solo cuestión de salir del capitalismo y pasar al socialismo sino de saltar todos los parámetros monistas (monoteísmo, monarquía, monopolio, monocultivo, monogamia, monoléctica, etc.) bajo los cuales se asienta la civilización o la occidentalidad.

Para de esta manera acabar con el juego de pasar de un modelo de derecha a uno de izquierda y viceversa. Así desde el esclavismo hasta nuestros días, en que ahora le llaman capitalismo cuando es el moderno esclavismo. No ha habido ninguna emancipación, ni liberación, ni cambio, solo ha sido el paso a un nivel más sutil de esclavismo, con nuevos elementos, tecnologías y categorías. Y nos hacen creer que ahora estamos más libres, cuando por el contrario estamos mucho más dependientes, mimetizados, robotizados, anoréxicos, bulímicos, etc.

OTRO PARADIGMA: ARMONÍA DE COMPLEMENTARIOS

Cuál sería la respuesta global para una salida a la crisis total? Sencillamente la Cultura de la Vida, o Sumakawsay en Kichwa, o Ayurveda en sánscrito, o Tao en Chino, o Filosofía en el griego presocrático, etc. Es decir, una serie de diseños y principios comprobados, experimentados, y vividos por miles de años por todos los pueblos de la Madre Tierra. Y cuáles son esos principios? Sencillamente el principio de las armonías y de los equilibrios. Eso es todo, así de simple y por ende de profundo. La armonía de complementarios es la sencilla, concreta y práctica realidad de cómo vive la naturaleza, es decir, la vida. Al entenderlo así, todo cambia. Cambia la ciencia, la tecnología, la educación, la epistemología, la hermenéutica, la axiología, todo. Al cambiar el tipo de relación con la naturaleza, se cambia la medicina, la agricultura, la justicia, la economía, la política. Las cuales ahora se estructuran y funcionan desde otros fundamentos y dan origen a otro sistema, desde su raíz.

Pero para ello, no se trata solo de cambiar las normas y/o los pensamientos “revolucionarios”, sino seguiríamos en lo mismo o nos equivocaríamos en nuestro proceso de transición o de salto. El asunto de fondo es un cambio de conciencia, el cual es mucho más allá que ideas o pensamientos o normas, sino un hecho integral y sistémico que significa transformar la vida desde sus raíces. No es cuestión de llegar al gobierno y desde arriba hacer las revoluciones socialistas-redistributivas (izquierda) o tecnológicas-productivas capitalistas (derecha), sino de remover desde los cimientos, permitiendo que el pueblo se sane y se transforme a sí mismo en todos los órdenes.

Por ejemplo, si seguimos creyendo que alguien desde afuera y desde arriba, llámese médico, psicólogo, curandero, terapeuta, va a sanarlos, será seguir en lo mismo. Habrán algunas curaciones pero no sanaciones, la curación es parcial y no va a la raíz, en consecuencia resurgirá de una nueva manera. La sanación es en la fuente y ésta en el modo de vida. En este sentido, de qué sirve la gran cantidad de infraestructura médica que está construyendo la “revolución ciudadana”, si seguimos en la medicina para la muerte, y no pasamos a una medicina de la vida.

Una medicina que se preocupa de fortalecer el sistema inmunológico, de fortalecer las defensas, de cambiar la alimentación, de modificar las creencias, de despertar la conciencia, etc. Dando prioridad a una medicina natural, homeopática, bioenergética, osteopática, conciencial, etc., para enfocar la curación y la sanación desde otros lineamientos. Es decir, necesitamos cambiar el paradigma de combatir (matar) el síntoma o la enfermedad por el de ocuparse del enfermo y su tipo de vida. Esa la gran diferencia. Una medicina preventiva de la vida y no una medicina sintomática para la muerte.

Un pueblo es más sano, no porque más se cura sino porque menos se enferma. Cuando en una sociedad hay necesidad de más hospitales es porque es más enferma. Y a eso le llaman desarrollo, a la cantidad de hospitales que tiene un país. Cuando debería ser al contrario, medir por que la población necesita menos atención médica porque está más saludable. Entonces, ¿dónde está la salud? No en los medicamentos sino en el estilo de vida. Los millones de dólares que viene invirtiendo este gobierno los podría destinar a educar e incentivar otra vida, pero lo que hace este gobierno –a todo nivel-, es la política de perfeccionamiento del sistema, no quiere cambiar el sistema sino hacerlo más eficiente. La excelencia de ese sistema, será en que cada vez haya más enfermos a quien atender y no en que disminuyan los enfermos. Y consecuentemente habrá necesidad de construir más hospitales y así sucesivamente.

Y lo mismo sucede en la justicia, una gran modernización del aparato de justicia, una justicia ágil, pero una justicia que sigue discriminando. Una justicia eficiente para seguir fraccionando a la sociedad. No se está cambiando la justicia se está haciéndola más excelente, pero los delincuentes seguirán aumentando, los casos de divorcio serán cada vez más el pan de cada día, etc. Se resolverán los casos más rápido pero seguiremos en lo mismo. Más justicia para unos pero que es injusticia para otros, al extremo de que los socialistas del siglo XXI persiguen a los activistas sociales, al igual como hacen los de la derecha. Tanto dinero para hacer una justicia de “edificios bonitos” cuando la injusticia social sigue latente. Más abogados, más causas, más sentencias, y a eso dicen “nuevo país”. Es decir, seguimos en lo mismo en atacar (matar) el síntoma y no resolver la causa que origina todo. Y como consecuencia será necesario más policías, más cárceles, más vehículos, más armas, etc., ya que seguirán apareciendo más delincuentes y más problemas de todo tipo.

Y la Asamblea seguirá haciendo nuevas leyes, seguirá creyendo que así se resuelve los males de la sociedad, y no pasará nada, o es que en algún lugar del mundo ha cambiado, hay algún ejemplo en el mundo. Lo único es que han perfeccionado el sistema de control y de subsidios en Europa, para que la gente esté relativamente tranquila y no proteste. Y un poco de migajas para la clase media para que siga manteniendo y reproduciendo el capital. Y eso ahora lo quieren hacer en el Ecuador y los demás socialistas en el mundo entero. A eso le llaman desarrollo y modernidad, de izquierda o de derecha.

Necesitamos provocar un trastrocamiento total, una revolución vital, que lleve a reordenar todo: otro ordenamiento territorial, otra arquitectura, otra producción, otra tecnología, otra ciencia, otra familia… Es decir, otra y diferente manera de pensar, de ser, de estar, de existir, frente a la actual. Y para ello lo básico será una nueva educación, una educación de la vida, una educación que despierta la conciencia, no para repetir teorías, dogmas, creencias, de izquierda o de derecha. Una educación de autoeducación, de activación de las potencialidades, de alumbramiento de los talentos ya existentes, con un formato de características sinestésicas. Es decir, de partir de que el conocimiento ya está en nosotros, de que nosotros somos el conocimiento, que la sabiduría está en la vida. Todo lo contrario a la visión actual en que se cree que el conocimiento está fuera de nosotros, en los libros, en los otros países, en las teorías (visión dialéctica).

Todos los grandes maestros de todas las culturas del mundo lo han repetido tantas veces pero no lo entendemos. Todos han señalado que ya lo tenemos todo, que somos el todo y solo tenemos que reconocerlo, activarlo y vivirlo. Si no somos capaces de comprender esto, no habrá cambio, no habrá otro mundo, un nuevo sistema. Y eso se llama despertar de la conciencia, guiada por la armonía como ley de vida. Y esto es el Sumakawsay, que no es el Buen Vivir de los socialistas del siglo XXI sino el milenario Arte de Vivir en Plenitud o Vitalismo Armónico.

ATAWALLPA OVIEDO

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