Si buscas resultados
distintos, no hagas siempre lo mismo.
Albert Einstein
Albert Einstein
En entrevista realizada por la revista Plan V al General
Paco Moncayo, ex alcalde de Quito, y ante la pregunta de cuál es la salida a la
situación actual, responde: “Una tercera vía. (…) Aquí, entre estas utopías, la
única esperanza que puedo plantear es la de un sistema que recogiendo lo mejor
de las revoluciones del siglo dieciocho y o mejor de las revoluciones del siglo
veinte nos permita, como humanidad -porque lo que estamos hablando del Ecuador
es un problema del mundo- encontrar un camino.”
Si bien compartimos mucho de la visión y análisis de la
realidad nacional que hace el general Moncayo, además de que guardamos un gran
respeto a su persona pero creemos que su salida o sus proyecciones de la
tercera vía son más de lo mismo, a pesar de que es consciente de que “no
podemos seguir haciendo más de lo mismo con los mismos, porque los resultados
serán los mismos.”
En su discurso y concepción de la vida solo existe y solo habla
desde el paradigma occidental y lo que éste ha generado o experimentado en sus
utopías de cambio, para nada está en su imaginario los pueblos indígenas y sus
levantamientos, todos ellos siguen invisibilizados. Solo rescata las
revoluciones en occidente y sus propuestas de cambio socialistas y neoliberales,
pero no está en su mente lo hecho y dicho por los indígenas, como seguramente
también debe desconocer sus epistemes y filosofías. Y esto se debe a que tanto
él -como la mayoría de ecuatorianos- desconocen al indio que llevan dentro, y
solo se preocupan de estudiar y reflexionar desde el pensamiento y lógicas
occidentales. Hay un racismo consciente e inconsciente, el cual no solo quiere
decir el respeto a los indígenas como seres humanos, sino aquel de desconocer
sus paradigmas, ontologías, axiologías...
Todo el discurso -incluso en la mayoría de intelectuales de
renombre- parte solo desde categorías occidentales. Así sea lo más revolucionario
o avanzado, su óptica parte exclusivamente desde prismas y lógicas provenientes
del ilustrismo y del positivismo creados en Occidente. Por eso todos sus
experimentos han fracasado, por eso ya no tienen más alternativas, por eso sus
perspectivas no son claras y contundentes.
Occidente ha discutido hasta la saciedad por una nueva
sociedad de izquierda o de derecha, pero no han logrado dar respuestas precisas
y reales, a la final todas sus producciones han sido nuevas formas de la misma
matriz de pensamiento. Casi nadie se ha propuesto salir de los parámetros
occidentales, puesto que los consideran los únicos, o en el mejor de los casos,
el más grande pensamiento que haya creado la humanidad en toda su historia.
Todavía no entienden a un propio representante de Occidente,
que decía: “No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamientos
que cuando los creamos.” (A. Einstein). Es decir, quienes han generado la
crisis no pueden traer las soluciones, sino que tiene que venir de afuera de
ese pensamiento. No se dan cuenta, que es el pensamiento antropocentrista,
racionalista, patriarcalista de occidente, el que ha conducido a las mayores
catástrofes mundiales contra el ser humano y contra la naturaleza en toda su
historia, aunque hayan algunos logros rescatables.
Para la mayoría de occidentales sería una vergüenza buscar
alternativas en aquellas culturas a las cuales les han tildado de inferiores,
primitivas, atrasadas, subdesarrollados… Dicho de otra forma: sería reconocer
que eran ellos, lo que decían de los demás. Y ese es el problema de fondo. La
arrogancia y prepotencia occidental que les quiere hacer creer que ellos son lo
mejor del mundo, y en la que algún día serán capaces de encontrar las
soluciones para ellos y para todos los demás pueblos del mundo.
Afortunadamente no todos piensan lo mismo en occidente, y
así como Einstein, hay otros que comienzan a mirar a lo que el portugués Boaventura
de Souza Santos llama “las epistemologías del Sur”. Lo cual es un punto inicial,
pero falta mucho para que Occidente se abra más allá de su prisma. Y eso se
llama humildad. Cuando llegue a Occidente la sencillez podremos pensar en un
cambio de paradigmas. En todo caso hay un buen avance en Europa, incluso mucho más
que en la propia América Latina, pero todavía falta bastante para que Occidente
en su conjunto pueda mirar más allá de su razón.
La gente alter-nativa en Occidente tiene mucho más claro ese
nuevo sistema, y de hecho ya lo vienen construyendo. Se han inspirado en los
pueblos indígenas comunitarios para activar su propia esencia indígena,
particularmente la céltica. Y desde ahí han surgido bio-comunidades y eco-aldeas,
las que se están convirtiendo en los primeros embriones de ese nuevo mundo. Valga
precisar, que cuando hablamos de indígena nos referimos al indígena profundo,
no al indígena colonizado y occidentalizado con miles de taras adquiridas.
Ese tercer sistema, que surge frente al capitalismo y el
socialismo -con todas sus variantes y mixturas-, se inspira en la conciencia
indígena o natural de todos los pueblos del mundo. Para occidente se recrea en
la Europa indígena, en la Europa pre-patriarcal, en la Europa de la Diosa Madre.
Desde ahí estas nuevas comunidades o “comunidades en transición” vienen
recreando este tercer sistema. No tiene nombre todavía definido, ni tampoco lo
tienen claro cómo será exactamente, pero lo intuyen con todo aquello que vive y
sobrevive de lo indígena, y desde ahí lo empiezan a recrear.
Todos aquellos que hablan de decrecimiento, maldesarrollo,
economías pacíficas, bien común, comercio justo, comercio equitable… son
quienes están buscando y recreando este tercer sistema, que está más allá del
privatismo y el estatismo. El mismo que no se trata de regresar al pasado ni de
destruir la tecnología y ciencia actual, sino que con la experiencia acumulada
podamos caminar con certezas y no queriendo inventar -cada vez y cuando- el
agua tibia, como lo ha hecho occidente en estos últimos 2000 años de “pecado
venial”.
Lo importante -y eso lo han comprendido algunos
occidentales-, es que hay ir más allá de los estereotipos del “norte” para
pensar desde otras vivencias y sentires. Por otro lado, ellos han comprendido
que para caminar al futuro, hay que sostenerse en el pasado. Han tenido la
humildad para valorar a todos los abuelos de toda la humanidad, entendiendo que
no fueron más atrasados e ignorantes que nosotros, sino que todo es relativo y
cíclico. En ese sentido, es importante el abordaje hasta nuestro inconsciente
colectivo para que vayamos en la búsqueda de la mujer u hombre milenario o
indígena que habita en nosotros, para desde ahí buscar las alter-nativas. Los
caminos pueden ser muchos pero lo importante es no desperdiciar los más de 100.000
años recorridos en este planeta, como lo viene haciendo el hombre civilizado
que desprecia y somete a la naturaleza y a los pueblos mal llamados primitivos.
No creemos en seguir experimentando nuevos métodos de nuevos
demiurgos sino en tomar asiento en lo primario y silvestre de nuestra esencia,
para desde ahí y con lo positivo de este mundo, seamos capaces de rebasar toda
esta civilización devoradora antes de que sea demasiado tarde y desaparezcamos
como especie. Pero así sea exagerada esta posibilidad, ser capaces de ir a
nuestra raíces para desde allí levantarnos, sino todo intento desde solamente
las hojas será más de lo mismo. Creemos que hay que ir a las fuentes humanas más
antiguas, para desde ahí ponernos erectos y caminar erguidos a un nuevo mundo.
En ese sentido, el asunto es más paradigmático que solo
sistémico. Lo que implica cambiar la visión y noción de la naturaleza, por
ende, de la vida. Si cambia esa noción, cambia todo. Y esa noción la guardan y
resisten los pueblos originarios a diferentes niveles y formas. Un cambio de
paradigmas, de percepciones, de sentires, de amares, de racionalidades, para
con otra mentalidad -como dice Einstein- podamos encontrar las salidas. Seguir
solo desde los presupuestos, categorías y modelos occidentales, será darse con
la piedra el zapato una y otra vez. Ya es suficiente de caerse tanto. Solo se
necesita humildad para encontrar la sabiduría. “Hay que aprender de la historia,
la historia es una maestra” -como dice el general Moncayo- pero no solo de la
historia de Occidente.