RESPUESTA A ALIANZA PAIS
POR ATAWALLPA OVIEDO FREIRE
“Las
causas indígenas han sido atendidas y concretadas como nunca antes por la
Revolución Ciudadana: la superación de la pobreza, educación de calidad, salud,
becas, vivienda, agua, tierra, vialidad, empleo digno, radios comunitarias,
comunidades del milenio, etc., tienen y seguirán teniendo a la población
indígena como su prioridad.” Alianza País
A
propósito de la orden de desalojo de la sede de la CONAIE, el reconocido
académico Boaventura de Souza Santos dirigió una carta abierta a Rafael Correa,
la misma que ha sido respondida por Alianza País, y que ahora nosotros nos
permitimos comentarla.
Seguramente
la gente de Alianza País cree sinceramente que lo que viene haciendo el
correismo es lo que necesitan los indígenas, que les está favoreciendo y no
perjudicando, que realmente son “su prioridad” y que les está trayendo
desarrollo, progreso, adelanto. Pues lo mismo pensaban los primeros
conquistadores y también creían que les estaban trayendo una superior y
diferente forma de vida, que les estaban haciendo un favor al traerles cultura,
religión, civilización a pueblos salvajes, primitivos, paganos que desconocían
todo ello. Ese ha sido siempre el discurso y la creencia de todos quienes han
querido y quieren “ayudarles” a los indígenas (y a los pobres en general) sin
que hayan logrado ayudarles sino por el contrario volverles más dependientes.
Esa la trampa.
Todos,
llámense ONGs, fundaciones, corporaciones, empresarios, gobiernos de derecha o
de izquierda, académicos, intelectuales, han actuado y siguen actuando
salvadoramente, creyendo que son ellos los que tienen las salidas y los caminos
para su transformación, la misma que implica que dejen de ser indígenas dentro de
sus propias epistemologías y se civilicen en los paradigmas eurocéntricos o
primermundistas, es decir, coloniales. Y ello viene de que los consideran y
están convencidos de que sus conocimientos son inferiores, menores, limitados,
o como prefieren llamarlos modernamente: subdesarrollados, atrasados,
tercermundistas. Por ende creen que los necesitan obligatoriamente a ellos para
salir adelante y encontrar un mejor futuro. Ellos son los que guían y los otros
deben ser guiados, la típica visión salvadora cristianocéntrica.
Nadie
de ellos, hasta ahora se han interesado en sus propias epistemologías y han
buscado desde ahí hacer sus cambios, mas por el contrario todos se creen
predestinados a protegerles y mandarlos. Ese el menosprecio de 500 años, sin
que hasta ahora sean capaces de descubrir Amerindia y peor aprender de ellos, o
al menos de ser humildes y ser capaces de respetarlos, permitiéndoles seguir su
propio proceso con sus propias ontologías y axiologías. Por el contrario, todos
quieren y saben cómo cambiarlos y mejorarlos, es decir, como colonizarlos para
que dejen de ser indígenas y se conviertan en mestizos, y así mejoren su raza,
su cultura, sus concepciones, sus estilos de vida.
Y
así mismo como hace 500 años hubieron algunos felipillos que colaboraron con el
invasor, hoy existen muchos, que han sido formados, capacitados,
profesionalizados en las epistemologías del Norte, es decir, que han sido
colonizados y que están a su servicio, por ende en contra de sus hermanos que
resisten el neo-coloniaje. Estos neo-felipillos han llegado a convencerse y
creer que el conquistador ha cambiado en estos 500 años, que ha dejado de ser
colonialista por sí mismo, o que ha dejado de serlo por obra divina, y que
ahora son realmente sus amigos y aliados. El conquistador siempre será
conquistador y se presentará de distintas maneras, y solo cambiará cuando el
conquistado camine por sí mismo, con sus propios zapatos y deje de estar guiado
por salvadores de todo tipo. Seguramente muchos conquistadores no se dan cuenta
de ello o no son conscientes de que son neo-conquistadores y se presentan como
nuevos mesías, cuando realmente son las fichas y los alfiles de los nuevos
reyes de este tiempo. Todo esto implica comprender que el colonizamiento no ha
terminado, mas por el contrario se ha afirmado mucho más.
Ni
los gobiernos de derecha más recalcitrantes como el de Febres Cordero ni los
demás gobiernos de centro izquierda, se atrevieron ninguno de ellos a una
acción tan férrea y tan sostenida de ataque furibundo a los indígenas, como lo
ha hecho el gobierno autodenominado de izquierda de Alianza País. Algunos
ejemplos: eliminación de la Universidad Amawtay Wasi, cierre de la
Subsecretaría de Educación Intercultural Bilingüe, cierre del Departamento de
Medicina Andina en el Ministerio de Salud, cierre del CODEMPE, cierre de las
escuelas comunitarias, desviación de la justicia indígena, etc. Todas ellas las
mayores instituciones ganadas por los indígenas en los últimos 40 años al
Estado criollo, y que ahora han sido eliminadas de un solo plumazo por el
autodenominado gobierno de la revolución ciudadana.
De
otra parte, nunca en la historia del Ecuador republicano los indígenas han
estado tan divididos y enfrentados unos a otros como en este período del
correismo. Siempre ha habido y habrán divergencias entre los indígenas, pero
nunca han estado tan distantes ni han sido tan estigmatizados, causando ondas
fracturas y divisiones entre sus organizaciones y sus poblaciones ancestrales,
y cuyo centro de disputa es en contra o a favor de un solo individuo llamado
Rafael Correa Delgado. La población indígena -y en general toda la población
ecuatoriana- ha sido conducida al escenario creado por el correismo y cuyo lema
es: “los que no están conmigo son mis enemigos”, típico en los caudillos
autoritarios que han existido en toda la historia mundial. Obviamente ninguno
de ellos aceptó ser considerado caudillo y todos murieron creyendo que hicieron
una gran obra, pero solo el tiempo demostró que fue todo lo contrario.
En
este sentido, todas las obras que ha hecho el correismo tienen dos propósitos
de fondo: la división y la neocolonización, aunque algunos no sean conscientes
de ello pues han sido educados en los paradigmas del invasor. Es decir, la
misma táctica que emplearon los primeros conquistadores, así, para ganar tiempo
y territorio se presentaban como aliados y amigos de unos, o metían cizaña en
otros haciéndoles que se enfrenten entre ellos. Táctica muy vieja y muy
utilizada por los invasores europeos en sus conquistas interiores y luego
exteriores (Julio César: Divide y vencerás). Y ésta la misma lógica o el
resultado de las obras de la revolución ciudadana, en las que unos indígenas
han terminado cayendo en la tentaciones presentadas por el correismo para
acabar enfrentándose con aquellos que no han sucumbido a los cantos de sirena
del progreso y el desarrollo occidental.
Obras
–que en todo caso- no han alterado las estructuras ni las relaciones de poder
del Estado criollo, sino que tan solo han convertido a los indígenas en mano de
obra menos explotada para que pueda reproducirse más rápido y recuperar de
mejor manera su fuerza de trabajo. Tal como lo hicieron los reyes católicos
hace 500 años cuando dictaron las “capitulaciones de la reina” para evitar que mueran
los indígenas que eran sobre explotados por los conquistadores más
conservadores, lo que implicaba a futuro quedarse sin mano de obra para
continuar con el saqueo de los recursos naturales. Y esas son las
capitulaciones de Correa para evitar que “la triste y noche neoliberal” termine
acabando con el mayor saco de oro que es la fuerza de trabajo, pues sin ella no
podrían seguir llevándose al primer mundo el oro negro y demás oros, en su
saqueo moderno. Esa la supremacía del trabajo humano sobre el capital de la que
habla el correismo, pero lo único cierto es que en estos 500 años no ha parado
el extractivismo de una u otra forma, con uno y otro argumento de derecha y de
izquierda.
En
este sentido, la educación de calidad consiste en ofrecer una alta educación
eurocéntrica que potencializa los saberes de los países coloniales en
detrimento de los saberes propios de los indígenas. Con las técnicas y
tecnologías del primer mundo, no solo llegan sus fórmulas y ciencias sino una
serie de valores, principios, culturas, paradigmas, creencias, etc. Los mismos
que son totalmente diferentes a las filosofías indígenas, que son parte de las
filosofías de la vida y que por el contrario las eurocéntricas son filosofías
mecanicistas, antropocéntricas y monoteístas, desde el dios varón cristiano
hasta el dios mercado.
Su
educación del desarrollo y del progreso no está dirigida a potenciar y
profundizar las ciencias indígenas sino a olvidarlas o dejarlas en formas
museográficas. Ahora más que nunca todo viene desde afuera, por ejemplo, los
académicos importados por el correismo provienen de los países imperiales y
coloniales. Profesionales que no han cuestionado a las epistemologías del
Norte, como por ejemplo si lo ha hecho Boaventura de Souza Santos, sino que por
el contrario son fieles representantes de ella. Las epistemologías del Sur
siguen siendo despreciadas por el correismo, al mismo nivel que la derecha
monárquica y conservadora. Por el contrario algunos gobiernos de centro
izquierda fueron más nacionalistas y más sensibles, por ejemplo el gobierno del
socialdemócrata Rodrigo Borja en donde se consiguieron algunas de las
instituciones indígenas arriba nombradas.
Esa
la certeza que tiene el movimiento indígena, el indianismo y Boaventura de
Souza Santos (como miles de intelectuales más) de que el Ecuador está
“desperdiciando su oportunidad de construir una sociedad justa, equitativa,
intercultural y el anhelado SUMAK KAWSAY!”. Esa la convicción de que no se está
produciendo la “segunda y definitiva independencia” sino la segunda y
definitiva colonización. Si los primeros conquistadores lograron la
independencia política de España, mas no la independencia gnoseológica,
axiológica y ontológica del monarquismo, los modernos conquistadores se
esfuerzan con meritocracia por terminar de colonizar el corazón y el
pensamiento de aquellos indígenas que todavía no han sido domesticados al
pensamiento colonial imperial primermundista. Esa la revolución cosmética del
correismo que cambia todo formalmente para que a la final no cambie nada
estructuralmente.
El
conquistador de antaño se apoderó de todo el territorio indígena, luego de lo
cual el indígena ha logrado recuperar algo del mismo, pero el conquistador de
hogaño se esfuerza con calidad y calidez en volver a quitarles lo que habían
logrado conseguir. Si los indígenas lograron ciertas autonomías ahora deben
volver a ser sumisos, obedientes y dependientes de la nueva gran hacienda
moderna: el Estado disciplinario con su nuevo capataz Rafael Correa Delgado.
Ese el cambio que se ha producido, los indígenas y los pobres en general,
nuevamente controlados y sometidos al capataz moderno que les dice qué hacer y
cómo pensar, para que el patrón del capital esté contento. Si antes estaban
divididos en varias haciendas y con la reforma agraria fueron parcelados, ahora
deben ser reunificados y vigilados por el capataz Estado que se encarga de
defender la moderna gran hacienda llamada Ecuador y cuyos patrones siguen
siendo el mismo 10% de la población, como lo han sido todos estos años de
colonialismo.
La
casa de la CONAIE representa todo ello y si logran quitarles será un paso más
en la neocolonización en marcha. La casa de la CONAIE es el símbolo del
territorio indígena y si se las roban será la consumación de un nuevo acto de
apropiación por los conquistadores modernos que no terminan de saciar sus
voraces apetitos.