Una lectura de la Izquierda
desde la Filosofía Tetrádica Andina
desde la Filosofía Tetrádica Andina
Atawallpa
Oviedo Freire
“Ya no es posible construir un
diseño global a través de una sola epistemología como la “única solución” de
los problemas del mundo, sea desde la izquierda occidentalizada (socialismo,
comunismo, anarquismo, pos-estructuralismo, etc.) o desde la derecha
(desarrollismo, neoliberalismo, democracia liberal, etc.).”
Ramón Grosfoguel
Introducción
El posmoderno Buen Vivir como
teoría en construcción, en estos 7 años de debate tiene ya diversos matices
desde diferentes corrientes ideológicas, incluso llegando a extremos
excluyentes. Y como práctica tiene ya un cierto camino recorrido,
principalmente a través de los gobiernos de Rafael Correa y de Evo Morales, siendo
esto lo principal y fundamental a tomarse en cuenta para cualquier análisis.
En el discurso inicial de
estos gobiernos se dijo que eran lo mismo el Buen Vivir y el sistema andino de
vida -denominado modernamente- como sumak kawsay. El Buen Vivir aparecía como
una continuación o un despertar a nivel oficial del ancestral sumak kawsay.
Pero con la práctica gubernamental vivida como así mismo por la reacción de la
mayoría de intelectualidad -tanto a favor o en contra-, a estas alturas estamos
convencidos de que no son lo mismo. Quizás es Buen Vivir lo que se ha venido
manifestado, y no vamos a meternos demasiado a defender o a criticar aquello,
pero lo que si vamos a cuestionar y manifestar ampliamente, es que eso que se
ha desovillado por los gobiernos y la gran parte de sus detractores,
definitivamente no es sumak kawsay. Lo que hemos visto en estos 7 años, no es
lo que hemos vivenciado e interiorizado en toda nuestra vida de camino en la
tradición, filosofía y cultura andina.
En este sentido, la crítica
que se viene haciendo por ciertos sectores a la gestión estatal es a ese
posmoderno Buen Vivir en el poder político, mas no al sumak kawsay de la
cotidianeidad de las comunidades. Si bien compartimos muchos de los
cuestionamientos que se hacen del Buen Vivir, no significa que lo sea del sumak
kawsay, ni necesariamente que lo que se alabe del Buen Vivir sea sumak kawsay. Por
tanto, lo que debe quedar muy en claro es que el Buen Vivir que está siendo
empujado por los gobiernos autodenominados “progresistas” no es el sumak kawsay
de los milenarios pueblos andinos. El Buen Vivir es un proyecto posmoderno de
la “Nueva Izquierda” y el sumak kawsay es una vivencia antiquísima en las
comunidades por parte de las naciones originarias de los Andes.
En estas circunstancias, hay
voces que apuntan a luchar por recuperar en el Buen Vivir todos los fundamentos
originarios y que estarían en concordancia con el sumak kawsay; y por otro
lado, para quienes resulta utópico, irreal, forzado e ilusorio esta conjunción.
En todo caso, lo concreto a este momento (2013) es que el posmoderno Buen Vivir
no es igual ni siquiera similar al anciano sumak kawsay. A pesar de las
intenciones de algunos intelectuales de no separarlos pero esa es la realidad
que se ha dado, por la forma de intervención que han hecho los diferentes
actores de la sociedad criolla u occidentalizada, y de otro lado, por la
cooptación por parte de organismos internacionales del Buen Vivir a las teorías
eurocéntricas del Desarrollo y la Modernidad.
Es decir, en la teoría les
quisieron unificar pero la experiencia y vivencia ha demostrado que son dos
paradigmas diferentes en cuanto sus ontologías y bases epistemológicas son excluyentes.
Siendo eso lo fundamental a discutirse y no solo -y principalmente- si hay que
unir o separar el Buen Vivir del sumak kawsay, ya sea como alternativa de/al
desarrollo. No se trata de quedarse en los nombres o en las traducciones
idiomáticas o en las categorías sociales, sino en los contenidos de los
paradigmas estructurales constitutivos.
No es dable de que se meta a
todos en el mismo costal, centrados básicamente en las aspiraciones de ambos
proyectos, sin ver sus diferencias raigales y fundacionales. Las mismas que
están a nivel de la occidentalidad (identidad occidental) y la andinidad
(identidad andina), que configuran dos sistemas de vida radicalmente
desencontrados. Y esto es lo principal -a la hora de ver en lo concreto- que
hay dos caminos diferentes producto de dos ontologías totalmente dispares. Es
como pretender la unión del agua con el aceite, las mismas que están
constituidas en forma radicalmente diferente, a pesar de que sean líquidos
siendo es la única similitud y no por ello hay que confundirlas, como igual
entre el sumak kawsay y el Buen Vivir.
De la antigua disputa de cuál
es la “verdadera Izquierda y el socialismo” –de la que hasta ahora no han
logrado un encausamiento integrador- estamos pasando a cuál es el “verdadero
Buen Vivir”. Algo típico en la Izquierda y en la occidentalidad en general, producto
de su filosofía constitutiva que está organizada en base al dualismo de “lucha
de contrarios” y su síntesis del tercero excluido. En el caso del sumak kawsay
no existe esta situación, pues parte de la filosofía interrelacional con su
armonía de complementarios y el tercero incluido. De otra parte, en cuanto es
una vivencia específica aunque hayan varias interpretaciones por parte de los intelectuales,
pero que en todo caso no son excluyentes como se da a nivel de la teoría del
Buen Vivir.
En este sentido, no creemos
que debamos entrar a disputar cuál es el “verdadero y auténtico”, sino en simplemente
precisar que hay dos caminos: uno llamado Buen Vivir y otro sumak kawsay. Y lo
básico a no confundir, es que el sumak kawsay es un camino formado en centurias
y el Buen Vivir ni siquiera es ya un camino sino que está en construcción con
el aporte de varias vertientes, incluida la andina. Los intelectuales podremos
decir cantidad de cosas sobre el sumak kawsay pero la vivencia es una sola, y
habrá que intentar mirar desde adentro y no desde afuera (exterioridad) como se
ha hecho desde hace 500 años, es decir, seguir mirando colonialmente para
continuar actuando invasoramente.
La vivencia del sumak kawsay
está dada consuetudinariamente por sus prácticas tradicionales, pero desde la
invasión española se ha pretendido -tanto por la Derecha como por la Izquierda-
de que las naciones andinas salgan de sus propias formas naturales y se
incorporaren al monarquismo, al monoteísmo, al conservadurismo, al liberalismo,
a la modernidad, al desarrollo, al socialismo, al marxismo, a la dialéctica,
etc. Muy pocos han sido capaces de respetar, valorizar y acentuar sus
concepciones y filosofías, habiendo actualmente voces que les dicen que deben
dejar su milenario sumak kawsay e integrarse al novísimo Buen Vivir que están
diseñando y construyendo “salvadores” de nuevo cuño.
Está bien que el Buen Vivir
sea un proyecto para Occidente y los occidentalizados, aunque lo interesante
sería que se inscriban dentro de los postulados y principios de las culturas
matriciales de Europa y no en las visiones patriarcales, racionalistas y
civilizatorias de Occidente, como ha venido actuando la Izquierda. Por lo que en
la práctica, el Buen Vivir está resultando una versión posmoderna de
neo-conquistadores para la colonización completa de aquellos pueblos que todavía
no han sido colonizados. Así, a pretexto de “salir de la pobreza” están
saliendo de su cultura natural, para a su vez entrar a la modernidad y al
desarrollo occidental. Y consecuentemente pasen a ser parte de la explotación a
mansalva de la vida, es decir de la naturaleza extra-humana. Todo ello a nombre
del progreso y la riqueza, como en la época de la monarquía en que fueron
asesinados a nombre de dios y de la civilización.
De otra parte, concienciamos
que no hay que asustarse de la diferencia, de la contradicción, de la
diversidad, pues son principios asertivos. Todavía más que así funciona o está
constituida la vida, como lo ha venido a reconfirmar la ciencia quántica y la
relativista. De lo que hay que poner distancia es del irrespeto, la procacidad
e intolerancia hacia la heterogeneidad, como ha sucedido en estos 500 años de
pretendida uniformización y “piramidalización”. Es obvio que es difícil
convivir dentro de un mismo territorio entre dos formas de vida diferentes, por
lo que un solo sistema deberá expresarse para que haya comunión entre sus
miembros. Esa es la historia de los Andes, la imposición del eurocentrismo y la
resistencia del indianismo, siendo imposible un hibridismo o un mestizaje como
pretenden los colonizados, que mas bien se constituye en una trampa que conduce
a la occidentalización total de los Andes, antes que a afirmar la identidad
cultural andina. El Buen Vivir, el desarrollo y el mestizaje, son las modernas
formas de neo-colonialismo.
La correlación Buen Vivir -
sumak kawsay se inscribe dentro de este proceso, pues todavía no se han
resuelto las exclusiones constitutivas, ya que no estamos viviendo inclusiones
sino solo cooptaciones e integraciones al paradigma dominante. Por lo que
resulta natural ese dualismo que se presenta actualmente entre Buen Vivir y
sumak kawsay, pues son hijos de dos padres y madres totalmente diferentes.
Podría cambiar esta situación en la medida que la fuente matricial de ambas
filosofías originarias se reencuentren en el milenario “saber amar”. Sino serán
solo simples formalidades, que mas bien por el contrario tienden a consolidar
la piramidalización patriarcal y civilizatoria que se viene ejecutando a todo
nivel en el mundo entero (globalización uniformizante).
Cabe también precisar que el
sumak kawsay tampoco es uno solo u homogéneo, es diferente de acuerdo a la
región (no son lo mismo las tierras altas que los valles interandinos o la
amazonia y la costa). Es más, en la tradición andina se valora la
heterogeneidad y se recrea intencionalmente la diferencia y la oposición como
medio para encontrar el equilibrio y la armonía a través del consenso o de los
“caracoles” como llaman los zapatistas a su auto-gobierno, y no por la
dominación de la mayoría hacia la minoría como sucede en la democracia
occidental. En este sentido hay dos caminos posibles a expresarse: que los
colonizadores se impongan definitivamente y todos queden occidentalizados -como
la mayoría de los Andes colonizados-, o que haya una revolución alter-nativa (Pachakutik) y todos los Andes vuelvan a
vivir dentro de los principios y categorías andinas, vitales, y matriciales. Y
lo mismo, en el mundo entero.
Con esto no queremos caer en
un purismo ni en un idealismo, diciendo que uno es bueno y otro es malo, o que
el uno es mejor o peor, sino simplemente que son dos caminos diferentes desde
dos mitos fundantes: la dialéctica eurocéntrica y la tetrádica tawantinsuyana.
Y si bien hay intenciones positivas por hacer un proceso de interculturalidad,
pero mientras haya una dominación epistémica y política evidente, no será
posible la comunión de aspiraciones. Tampoco queremos decir que el sumak kawsay
esté intacto e inmaculado, pues sobrevive
en diferentes partes, niveles y proporciones en lo que Occidente ha llegado a
llamar el tercer mundo, tan solo está
puro y vive plenamente en los pueblos
mal llamados “aislados” o “no contactados”, y que nosotros le llamamos el cuarto mundo. Incluso hay pueblos del quinto mundo, que son aquellas
“cosmunidades” que todavía no han sido ubicadas por la oficialidad, y que muy
pocos sabemos de su existencia.
También aclaramos, que no
queremos dividir al sumak kawsay del Buen Vivir, simplemente constatamos que
así se ha dado la situación en estos 7 años. Si bien quisiéramos que sean lo
mismo o aspiraríamos a que en algún momento se junten -si fuera necesario-, hay
que partir de la realidad de que ahora son opuestos para proponerse justamente
aquello. Sin dejar de mencionar que podría ser ingenuo e iluso que pase algo
así, al menos en el corto plazo. Pues hasta ahora no ha sucedido en ningún
ámbito entre estos dos pueblos, las diferencias entre lo occidental y lo andino
se han mantenido y en muchos casos se han ahondando aún más, a pesar de los
engaños y los disfraces del hibridismo y del sincretismo por parte de los
occidentalizados.
En consecuencia, consideramos
que la academia no debe confundir los dos procesos ni perderse en los tiempos
históricos. El posmoderno Buen Vivir es un proyecto en ciernes por las
Izquierdas (y afines) desde sus propias contradicciones internas, y el sumak kawsay
es un proyecto cultivado en cientos de generaciones por los pueblos andinos.
Camino este último, del que hay que tener tino y prudencia para no menoscabarlo
y que mas bien se termine colonizándolo a pretexto de interculturalidad cuando
en el fondo es integrismo al status quo. Si bien, todo esto es nuevo para
Occidente y los occidentalizados, no quiere decir que lo sea para los pueblos
ancestrales de los Andes. Actualmente hay un gran interés en el extranjero
-particularmente en Europa-, los cuales por el momento se orientan por lo que
especialmente dice el Correismo y el Garcialinerismo, lo cual es un posmoderno
Buen Vivir/Vivir Bien Socialista (teóricamente), pero todavía no conocen -o muy
poco- del viejo y profundo sumak kawsay/suma qamaña.
El Buen Vivir aparece
actualmente como una opción de la Izquierda, dentro de la dicotomía
eurocéntrica dividida en Izquierda y Derecha, y cuyo marco teórico es la
filosofía dialéctica monoica (dualismo). En cambio, el sumak kawsay se enmarca
dentro de la filosofía tetrádica vitalista (Tawantin),
la misma que busca la armonía y el equilibrio entre fuerzas complementarias
(relacionalidad). Por ende el sumak kawsay no es una posición de Izquierda,
pues no se inclina por ningún extremo dualista: materialismo-idealismo,
mente-cuerpo, cultura-salvaje, civilización-naturaleza, etc. Su actitud de vida
es la armonización entre arriba-abajo, masculino-femenino, lado derecho-lado
izquierdo, pasado-presente, a nivel de dimensiones horizontales y verticales (Chakana o Cruz Andina), de tipo natural
y humano, en tanto que el runa andino
(ser humano) se siente y se sabe parte de la naturaleza. Muy diferente al
exclusivismo occidental, con posiciones económicas, sociales, políticas, que
tienen al hombre como centro y medida de la vida (ego-andro-antropocentrismo).
Es más, a nivel idiomático en
las lenguas indoeuropeas tiene predominancia el sustantivo y su construcción
desde el sujeto y el predicado, lo que determina un carácter de sustancialidad en su concepción y
actitud de vida. En cambio en las lenguas andinas – si bien hay diferentes
idiomas según la región- en todas ellas el verbo funciona como eje y al cual se
le añaden sufijos, “Lingüísticamente hablando: el verbo es el “relacionador” por excelencia, reforzado
por los muchos sufijos en las dos lenguas (Kichwa y Aymara) que tienen
estructura relacional.” (1) Por todo lo señalado y por mucho más, no es lo
mismo el Sumak kawsay de matriz tawantinsuyana y el Buen Vivir de “patriz”
occidental. El Buen Vivir es Izquierda, el Sumak kawsay es Armonía.
Finalmente, es importante
precisar y aclarar que el sumak kawsay es una “hoja de ruta”, una guía, una
utopía (en el buen sentido de la palabra) para los pueblos andinos. Esto no
quiere decir que no hayan problemas, deficiencias, combates, disputas entre los
pueblos, comunidades, personas, y/o con la naturaleza. Quiere decir, que todas
estas diferencias y antagonismos se compaginan dentro de un sistema de
conciliación y reposición, sistema muy diferente y excluyente del método
represivo occidental. La situación antes de la invasión española no era de
armonía y equilibrio total, inmaculado, romántico, paradisíaco… peor después,
pero había un modelo de vida en el cual se zanjaban las contradicciones y diferencias
logrando una relativa estabilidad. Sus proezas arquitectónicas no tenían el
mismo nivel que las armas de combate, lo que ejemplifica que su interés estaba
más en la conciliación que en la guerra.
No eran pueblos perfectos pues
la armonía y el equilibrio no están dados en forma mecánica o automática, son
propósitos dinámicos a activarse o despertarse en el caminar diario de la vida.
Ojo, no decimos a conseguirse o lograrse en un futuro -como lo diría el
paradigma eurocéntrico del desarrollo (sistema
piramidal)-, que mira al después, especialmente al lejano y desconocido,
además de supuestamente mejor que el anterior; todo lo cual para el paradigma
andino es incomprensible pues mira a la vida en forma relativa y cíclica (sistema espiralado).
En otras palabras, el hombre
andino se concibe como un fruto de la
vida y no el producto de la evolución
de la materia o de un dios omnipotente. Consecuentemente no trata de enseñar a
vivir sino de reaprender a vivir. Reaprender por cuanto cada ser humano es
parte del todo, por ende tiene en forma inmanente el conocimiento del Todo, y
no necesita llegar a “ser alguien” sino reconocerse en esa plenitud o completud
para caminar en sintonía al ritmo de la vida. Siendo ese el misterio de vivir
para los pueblos andinos, de ahí que una de las definiciones más cercanas para
sumak kawsay es “Vida Plena”, mucho más profundo que Buen Vivir.
La vida es inteligente, más
vieja y más sabia que los seres humanos individualmente, por lo que el trajinar
o misión humana para el runa es tomar
conciencia de esa armonía y equilibrio constitutivo para convivir
conscientemente en esas mismas dimensiones, a nivel humano personal y
“cosmunitario”. Para el mundo andino, no se trata de hacer a la vida sino de
dejar que la vida le haga, esto no significa pasividad sino co-creación con la
vida. En Occidente el hombre hace la vida a su capricho o libertad, en los
Andes el ser humano se deja fluir por la vida hecha y establecida por la misma
conciencia viviente. En la concepción de que todo es uno, o todo es el todo, y
no hay separación entre el ser humano y la vida, o el hombre y la naturaleza, o
la naturaleza y el cosmos, o la vida y la divinidad... (relacionalidad)
A partir de ello existen dos
“mundos-sistemas”, un mundo nacido del logos y del ego, y otro inserto en la
vida, esto último es vivir en armonía.
Un mundo que no respeta a los principios y modelos de la naturaleza, y otro que
en humildad se siente hijo o parte de ella (“armonicidad”), y no su rey que le
domina y le explota a su libre albedrío (libertad). En definitiva el sumak
kawsay es un conjunto de principios, modelos, formas para guiarse dentro de una
vida sabia consigo mismo, con la comunidad, los ancestros, las futuras
generaciones, los espíritus tutelares, la naturaleza, el multiverso; pero todo
eso depende y es responsabilidad de cada persona, familia, grupo.
Por último, no se está
planteando “volver al pasado” porque el sumak kawsay es presente, pues vive y
resiste en los “Andes profundos” -a diferentes niveles y grados-, y está
latente aunque dormido en los “Andes colonizados” (inconsciente colectivo),
como también en toda la humanidad. Jung demostró desde la psicología analítica
que la historia antigua de la humanidad -especialmente en su época matricial-
está constituida de arquetipos en un equilibrio relativo y de largo tiempo,
solo habiendo pequeñas y pausadas épocas de crisis.
Todo esto no significa
rechazar a todas las actuales condiciones y situaciones técnicas y materiales
de vida. No es un rechazo a la tecnología y la ciencia per se sino al sistema patriarcalista-civilizatorio-materialista-desarrollista-consumista
(piramidalismo) impuesto y mantenido por 500 años. Y que todavía está inmerso
en este Buen Vivir en construcción, siendo eso lo que vamos a intentar
demostrar a continuación.
Valle de los Chillos, Quito,
solsticio de diciembre 2013
El “Retorno” del Sumak Kawsay
Después de la llegada de los
europeos a Amaruka (nombre iniciático antiguo de América) y del sometimiento de
sus habitantes, se escucharon muchos “mitos
de retorno” por todo el continente: El regreso de Wirakocha, Inkarrí,
Ketsalcoalt, Kukulkan, Bochika, Komizawal, Iberogun, Gukumetz, Mama Grande,
Sumé, etc. ¿Será casualidad que existan tantos mitos en toda Amaruka que hablan
de “un retorno” y de que todos ellos coincidan en lo mismo? ¿Se comunicaban y
se reunían estos pueblos? ¿Son simples mitos o leyendas que hay que tomarlos
como parte de la mitología, o son guías dejadas para que se vayan ejecutándose
de generación en generación? ¿Habrá que darles importancia y profundizar en sus
mensajes, o solo fueron sueños e ideales de un pueblo en rebeldía y que
actualmente ya todo está olvidado? ¿Habrá un proyecto planificado, delineado y
ejecutado desde hace más de 500 años por los pueblos originarios de Amaruka
para defender sus tradiciones y que éstas se realcen después de un período de
tiempo? ¿Habrá un gobierno continental de todos los pueblos originarios que se
formó hace más de 500 años y que ha venido dirigiendo sucesivamente el proceso
de regreso amplio de su cultura milenaria? ¿El sumak kawsay/suma qamaña es
parte de todo ello o es simplemente una acción reivindicativa actual?
En muchas partes de Amaruka,
cronistas e investigadores han recogido muchas versiones que hablan de que los
pueblos originarios ya sabían de que llegaría el “hombre barbudo”, de que se
produciría una catástrofe en todo el continente, y a lo cual le dieron
diferentes denominaciones: “vuelco total de la vida” (Pachakutik), “anochecer en la mitad del día”, etc. Por ejemplo, el
cronista de Indias, padre Gerónimo de Mendieta en su obra “Historia
Eclesiástica Indiana” (el contenido de esta obra es tal, que la Casa Real
impidió su publicación y solo se publicó 300 años después en México), relata :
"Los caciques, que eran los señores, y los bohiques (que llamaban a los
sacerdotes) en quien estaba la memoria de sus antigüedades, contaron por muy
cierto a Cristóbal Colón y a los españoles que con él pasaron, que algunos años
antes de su venida lo habían ellos sabido por oráculo de su Dios. (…), vendrían
(…) unos hombres barbudos (…), que hundiesen de un golpe un hombre por medio
con las espadas relucientes que traían ceñidas, (…) haciéndose señores de ellos
y de su tierra."
A esto podríamos añadir lo que
señalan algunos investigadores de que en el siglo 8 de nuestra era se realizó
en Copán- Guatemala un congreso internacional de astrónomos provenientes de
varias regiones del continente. Y como éstas, múltiples referencias por toda
Amaruka pero que todavía no han sido suficientemente investigadas ni divulgadas
ampliamente.
¿Todo esto, será una
coincidencia, una adivinación, o el conocimiento de una cultura sabia? ¿Son
simples mitos a los que hay que seguir minimizando o a los que ha llegado el
tiempo de darles todo su valor e importancia?
En la historia oficial de
Latinoamérica se señala a los “criollos” como los abanderados de las luchas de
Independencia de España, y que la misma fue posible por el proceso emancipatorio
liderado y empujado por “hombres libérrimos blancos”. Pero en la otra historia,
la historia de los pueblos indígenas o indianos
-que todavía no ha sido escrita profunda y ampliamente-, estas acciones
independentistas forman parte de su proyecto de retorno. Y que fue ejecutada
por ciertos personajes intermedios, los cuales fueron formados -directa o
indirectamente- por sabios indígenas, quienes influenciaron en los reconocidos
oficialmente. Por ejemplo, el General San Martín fue hijo de la india guaraní
Rosa Guaru, como lo ha demostrado Hugo Chumbita. El general José de Artigas fue
nieto de una hermana del inca Tupac Yupanqui, según estudios del historiador
Efraín Quesada. Muchos investigadores anotan que Simón Bolívar tenía
ascendencia india y negra, es más, quién le amamantó fue la Negra Hipólita y
que como nodriza influyó en él. Etc., etc.
¿Puras coincidencias? ¿Será
que todo ello no tiene nada que ver con las acciones contra la monarquía
española?
Si lo señalado no convence a
la academia y la intelectualidad: ¿Quiénes fueron los que encendieron la mecha
independentista? En 1780 José Gabriel Condorcangui, más conocido por su nombre
iniciático de Tupak Amaru, y simultáneamente en Bolivia por Julián Apaza o Tupak
Katari, se rebelaron conjuntamente y por primera vez en forma masiva contra la
realeza. Todo lo cual dio pábulo para que los criollos se envalentonaran y
siguiendo “este mal ejemplo” se animaran a enfrentarse a la Corona Española.
Etc., etc.
¿Todos ellos son eventos
aislados y situaciones separadas una de la otra, o hay una guía y acción por
detrás?
Hay una serie de libros, en
donde ciertos personajes relatan cómo fueron llevados a lugares desconocidos, o
tomados de niños y transportados a ciertos parajes aislados para ser educados
en determinadas prácticas y conocimientos especiales, para luego ser enviados a
cumplir con misiones específicas. Por ejemplo: Antón Ponce de León en su libro
“Y el Anciano Habló”, explica cómo fue
llevado por varios días con los ojos vendados hasta un lugar desconocido, en
donde fue formado en ciertos saberes y luego regresado a su ciudad de Urubamba
para cumplir con tareas encomendadas. Elard Fernández en el libro “El Iniciado
de los Andes” habla con un iniciado que nació en una gruta de una montaña de
Bolivia, donde fue formado en ciertos sapiencias y a cierta edad enviado al
mundo colonizado con una misión que ejecutar, actualmente es parte del gobierno
de Evo Morales. Y así otros niños en igual sentido. Etc., etc.
De la misma manera hay muchos
libros que relatan experiencias espectaculares que les sucedieron a importantes
figuras del mundo en sitios sagrados de Amaruka y que les cambió su vida. Por
ejemplo: David Icke, famoso escritor británico que ha removido las ideas a
través de la historia de los illuminati y los anunaki, cuenta que su vida
cambió luego de una descarga energética que recibió cerca de Sillustani en
Perú. La galardonada actriz Shirley Mac Laine anota como su vida tomo otro giro
luego de una vivencia extracorporal en Perú cuando filmaba “El secreto de los
Incas”, posteriormente escribió muchos libros sobre espiritualidad. Nosotros
también tuvimos una experiencia especial y está escrito en nuestro libro
“Caminantes del Arcoíris”, de ahí que conocemos muchas cosas que la mayoría de
personas desconoce y son calificadas de esoterismo.
Pero lo que sí es conocido y
medianamente aceptado por la academia, es el caso de muchos profesionales
formados en universidades eurocéntricas, que posteriormente cambiaron sus
visiones y posiciones, luego de que fueron educados por maestros guardianes de
las tradiciones ancestrales de Amaruka. Alberto Villoldo, PHD psicólogo y
antropólogo médico cubano cuenta en sus 10 libros como fue formado por los
chamanes queros de Perú. El suizo Jeremy Narby, doctor en antropología por la
Universidad de Stanford y autor del libro “La serpiente cósmica, el ADN y los
orígenes del saber”. Claudio Naranjo Doctor en Medicina por la Universidad de
Chile, ha escrito más de 20 libros y relata sus experiencias con chamanes
amazónicos. En el mismo sentido Josep Maria Fericgla, Doctor en Antropología y
Psicología de España. Y como ellos, centenares de antropólogos, médicos,
astrónomos, abogados… que han cambiado su visión y la misión de su vida y su
trabajo.
¿Es que ya se ha producido su regreso
como lo pronosticaron que lo harían después de 500 años? ¿Cómo y de qué forman
están regresando? ¿La expresión y manifestación del EZLN en la arena política,
ejerciendo la resistencia popular desde otros parámetros a la convencional de
las Izquierdas, es algo aislado o es la acción de guías sabios para acelerar el
retorno?
El EZLN ha trastocado la
acción política que han venido comandado las Izquierdas eurocéntricas, delimitando
nuevos y diferentes principios y formas de participación y activación socio-cultural:
“mandar obedeciendo, una revolución que
haga posible la revolución, la revocabilidad y rotatividad”. Muy diferente
a los valores occidentales para quienes es “mandar mandando” (sin desconocer a
los movimientos heréticos y heterodoxos), cuyo “antecedente conceptual se
encuentra en la teoría de la "esclavitud natural” de Aristóteles. De
acuerdo con esta teoría, la naturaleza creó dos partes, una superior, destinada
a mandar, y otra inferior, destinada a obedecer.” (2)
Así mismo, el Subcomandante
Marcos establece la diferencia entre rebelde (indianismo) y revolucionario
(Izquierda): “El revolucionario tiende a convertirse en un político y el
rebelde social no deja de ser un rebelde social. En el momento en que Marcos o
el zapatismo se conviertan en un proyecto revolucionario, es decir, en algo que
devenga en un actor político dentro de la clase política, el zapatismo va a
fracasar como propuesta alternativa.” (Entrevista de Scherer a Marcos, 2001). O
dicho de otra forma por él mismo: “No se trata de la conquista del Poder o de
la implantación (por vías pacíficas o violentas) de un nuevo sistema social,
sino de algo anterior a una y a otra. Se trata de lograr construir la antesala
del mundo nuevo, un espacio donde, con igualdad de derechos y obligaciones, las
distintas fuerzas políticas se «disputen» el apoyo de la mayoría de la
sociedad. (…). Nosotros sólo señalamos que una revolución «impuesta», sin el
aval de las mayorías, termina por volverse contra sí misma”. (Durito, 05/95) O
cuando se habla de otra forma de democracia, no una democracia eurocéntrica de
izquierda sino una indiana, con características y formas propias, como lo
explica Ramón Grosfoguel: “El zapatismo parte de la cosmología Tojolabal para
redefinir la democracia como “mandar obedeciendo” y su práctica institucional
constituye los espacios comunitarios conocidos como los “caracoles”. Dichos
conceptos son muy diferentes a aquellos de la democracia occidental en los
cuales “aquellos que mandan no obedecen y los que obedecen no mandan” y en los
que las prácticas institucionales se realizan a través de parlamentos y no
asambleas nacionales.” (3)
La academia y la
intelectualidad no han creído -ni creerán- que los pueblos originarios
indígenas hayan sido capaces de liderar un proyecto de 500 años, como tampoco
le creen al subcomandante Marcos. Pero él lo sabe, por eso él es el
subcomandante pues los comandantes son otros, son los sabios espirituales que
guían subrepticiamente: “Los que mandan en el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional son los jefes indígenas. Ésa es la verdad. Pero la percepción que
tienes tú y los que nos están viendo ahorita, es que estoy yo y atrás de mí
debe estar Tacho cuidándome (...) Pero del lado de las comunidades las cosas
son al revés: están ellos primero, y nosotros detrás...” (Entrevista de Julio
Scherer García). Incluso, los que aparecen como comandantes hacia afuera de la
palestra pública no son los “comandantes-maestros” que hay adentro del
movimiento indígena. Ni siquiera el subcomandante Marcos ni los comandantes
visibles conocen personalmente a los maestros y maestras, o si los conocen no
saben que son ellos. Marcos solo sabe que hay sabios que vienen dirigiendo todo
esto desde hace más de 500 años y él ha tenido la lucidez de escucharlos y
aceptarlos, algo que otros no lo han tenido y no han podido aceptar sus
directrices. Cuyo propósito es también reinstalar el sistema de vida maya denominado
utz k’aslemal, y que es hermana del sumak kawsay andino o del guaraní ñande
reko, o
del mapuche küme mogen, o del ñawi ollin de los aztekas, etc.
¿La presencia de Evo Morales,
es la puerta de entrada para iniciar profundas transformaciones y provocar el
regreso amplio de la cultura atávica andina?
Para la intelligenstia seguramente será solo otra coincidencia o un azar,
principalmente porque es difícil de demostrarlo. La ascensión de Evo Morales no
es fruto solamente de la lucha reivindicativa que él ha empujado o del
movimiento obrero y campesino de Bolivia sino que es parte de un proceso
anterior, el mismo que ha tenido la guía y la acción de los maestros sabios (amawtas) en todas las acciones
precedentes. Son ellos los que han ido empujando a diferentes niveles y formas
este proceso, y encontraron en Morales a la persona que podía abrir este
proceso en las condiciones concretas y particulares de la Bolivia actual. Hecho
que ya se ha dado y que ahora implica pasar de la puerta de entrada para seguir
caminando hacia la fuente y así restablecer o producir el “gran vuelco” (pachakutik), que es la misión
fundamental a realizarse en los Andes y en todo el mundo.
Encontrándonos en este momento
en un punto crucial de continuación o de estancamiento, pues hay varias fuerzas
al interior del gobierno de Evo Morales que pugnan con distintas visiones y
propuestas de profundización. La situación es tensa, pues el ala “desarrollista”
(García Linera) va ganando a la “culturalista” (David Choquehuanca), que de
sobreponerse definitivamente provocaría un estancamiento con la imposición de
visiones eurocéntricas de Izquierda, que en el fondo tergiversan y desvían al
milenario sistema andino de su proyecto de vida. Sin que creamos que
Choquehuanca sea el más claro representante de la cultura andina, pero al
interior del partido de gobierno (MAS) es uno de los más profundos, habiendo
otros, pero que mas bien han preferido retirarse como por ejemplo Raúl Prada
Alcoreza.
Sabemos que Evo Morales no es
un fiel representante de la cultura ancestral ni ha sido formado por los
maestros, pero era la figura que podía aglutinar a varias tendencias en Bolivia
y provocar un salto importantísimo como el que ha sucedido con la creación del
Estado Plurinacional y la presencia oficial del suma qamaña. Siendo ese un paso
básico, aunque por el momento no se ha avanzado mucho más allá y el suma qamaña
esté quedando tan solo como un membrete al que se le ha vaciado de contenido
propio, a través de la acción del socialista García Linera. En este sentido, la
barrera o la traba para la profundización del suma qamaña / sumak kawsay está
siendo una parte de la Izquierda representada principalmente por García Linera.
Quien tiene mucha influencia sobre el Presidente Izquierdista -como Morales
mismo se autocalifica-, lo que significa que es el vicepresidente quien en la
práctica viene dirigiendo el destino de Bolivia. No es Evo Morales el
intelectual que dirige lo que está pasando en Bolivia, sino muy sutilmente el
académico Álvaro García Linera con su elocuente discurso cientificista y
productivista que obnubila al ex-sindicalista cocalero. Quien básicamente ha
sacado provecho de su ascendencia indígena para hablar de un “gobierno indígena”,
cuando realmente es anti-indígena por la acción político-social de una
Izquierda occidentalizada que funciona
contrariamente a la epistemología andina, es decir, del suma qamaña.
De ahí la imperiosa necesidad
de marcar con claridad las diferencias teóricas y prácticas entre el “marxismo dialéctico
neo-indigenista” y la sabiduría tetrádica andina. Evidentemente los maestros
andinos no se dirigen por el marxismo ni sus progresiones o reajustes hechos
por los neo-marxistas, sino por sus propias formas de conocimiento y de
construcción de su mundo. Siendo fundamental en este instante establecer las
rupturas, para no confundir dos paradigmas que ontológica y epistemológicamente
son diferentes, siendo en muchos casos excluyentes o constituyen un dualismo,
aunque hayan algunas complementariedades teóricas. ¿Que quizás luego converjan
por la acción de una Izquierda consciente? Es posible pero muy difícil, peor
con la experiencia y herencia que nos ha dejada la Izquierda a nivel mundial.
En todo caso, hasta este
momento lo importante y lo más valioso de este proceso vivido, es que por
primera vez se ha abierto en forma concreta y a nivel mundial, otra vía a las
convencionales y ortodoxas visiones de la bipolaridad eurocéntrica: capitalismo
y socialismo, con la aparición oficial del sumak kawsay / suma qamaña.
Situación que ha nacido en los Andes, y que tampoco es casualidad pues los
maestros señalaron en sus mitos que después de 500 años habría un renacer
espiritual, intelectual, social en el mundo entero y que éste tendría su
epicentro en los Andes. Hecho que así ha sucedido. ¿Otra coincidencia? Es más,
otras tradiciones de la humanidad también lo sabían y lo han reconocido en ese
sentido, tanto es así, que algunos maestros del mundo han ido a los Andes para
ofrecer su beneplácito y dejarse guiar por sus sapiencias. Todo esto para la
intelectualidad ha sido y es esoterismo new
age, pero les preguntamos: ¿Cómo explicarían que los mitos señalados hace
500 años se han ido cumpliendo? ¿Cómo ellos hicieron para visualizar un
proyecto a futuro de más de 500 años? ¿Cómo sabían que debía durar 500 años
este proceso hasta su retorno pleno?
En todo caso, lo meritorio es
que se ha trastocado la dicotomía eurocéntrica considerada como el único modelo
de vida y de interpretación de la realidad, para abrirnos a un concepto
complementario en el que se anuncia “el surgimiento de la relacionalidad como
hecho epistémico, social, político y cultural de gran importancia en el inicio
del milenio.(4) “El principio subyacente (o axioma) de la “relacionalidad” dice
que todo está conectado con todo y que no existen entidades completamente
separadas (ab-solutas).” (1) Lo que en el caso de la europeidad (no confundir
con occidentalidad u occidente patriarcal) implicaría retomar la “unión de
opuestos” (filosofía tetrádica) que tuviera como último defensor a Heráclito
dentro de la filosofía vitalista (panzoísmo).
Para después de él, se imponga Parménides con su diástasis separatista de
“lucha de contrarios” (dialéctica de la síntesis), dentro de la logocracia
mecanicista y en desarmonía con los principios de la naturaleza y la
“matrilidad”, es decir, de la vida.
De esta manera, ahora sí se
produciría un reencuentro de culturas y no el encubrimiento como lo vivido en
estos 500 años. La interculturalidad o la “ecología de saberes” o el “diálogo
de saberes”, solo será posible dentro de una nueva cancha de tipo relacional,
con jugadores que se respeten mutuamente dentro de la diversidad y la variedad.
Y de esta manera “salir” del juego del progresismo unicientífico y del
desarrollismo monocultural, en que nos hemos manejado especialmente estos
últimos 200 años desde la Ilustración, cuyos resultados han sido nefastos con
mayor confrontación y desigualdad.
Ontología del Buen Vivir
¿Sumak kawsay es lo mismo que
Buen Vivir?
Para la oficialidad y la gran
mayoría de la intelectualidad -a nivel local e internacional-, son sinónimos.
Incluso hay quienes prefieren ya obviar el término en kichwa y solo utilizar la
traducción en castellano: “Así, podemos utilizar Buen Vivir para evocar un
concepto en construcción y no tanto para señalar la autoría del mismo. Por otro
lado, preferimos utilizar la traducción al español en la medida que nos permite
alejarnos de una visión que insistiría en la exclusividad de los pueblos
indígenas en la autoría de dicho concepto. Por el contrario, creemos que el
Buen Vivir es un concepto en construcción en el que participan no solo los
pueblos indígenas.” (5)
Estamos de acuerdo en que el
Buen Vivir es un concepto en construcción, lo cual nos parece válido, es más,
lo apoyamos para que así hayan más alternativas –que solo el socialismo
histórico- al capitalismo. Incluso para que actúe como complementario del sumak
kawsay, pero no creemos en integraciones entre paradigmas disonantes, peor en
la forma en que se han venido haciendo las equiparaciones entre uno y otro
sistema paradigmático. Sin embargo, lo que debe quedar totalmente claro -una
vez más- es que el Buen Vivir es una propuesta y un proyecto de 7 años de existencia,
por el contrario el sumak kawsay es un proceso latente, vivo, construido,
delineado, encarnado, fluyente por los pueblos andinos desde hace más de 5.000
años.
El Buen Vivir es actualmente
una utopía teórica, el sumak kawsay es una utopía experimentada -con virtudes y
defectos- pero con un camino ya recorrido. Al sumak kawsay se le pueden hacer
las observaciones necesarias pues es un proyecto manifiesto por cientos de años
hasta la actualidad, y en el caso del Buen Vivir es todavía difícil decir todo
con precisión y completud, pues apenas está naciendo y no se sabe si saldrá
vivo o morirá en el proceso de parto. El Buen Vivir podría terminar siendo una
nueva moda o aventura -entre las tantas que ha experimentado la Izquierda- y
que al poco tiempo han desaparecido o han sido integradas por la Derecha, como
de hecho ya lo han hecho ciertas ONGs desarrollistas y organismos
internacionales de ayuda al tercer mundo. El sumak kawsay es algo concreto y
específico -del que pueden o no estar de acuerdo Occidente y los
occidentalizados-, pero es un camino ya expresado y cuya autoría son los
pueblos milenarios andinos.
Mientras unos están pensando y
delineando crear el Buen Vivir, otros viven y practican el sumak kawsay desde
hace milenios, y eso hay que respetar pues todo ello está vivo -aunque
disminuido y disperso- pero no muerto ni desaparecido. Cada ser humano tiene la
opción de continuar tejiendo el camino delineado por cientos de generaciones o
puede hacer uno posmoderno. Una cosa es construir algo nuevo y otra situación
es continuar con lo ya construido, lo que no quiere decir que ya esté acabado o
terminado sino que sigue caminando con cada generación y con nuevas
experiencias, por ejemplo antes con el colonialismo y modernamente con la
colonialidad.
Siendo esa la realidad en la
que se desenvuelve el pueblo andino, sin que quepa estancarse en lamentaciones
o en revanchismos, sino como un nuevo elemento para afirmar y concienciar aún
más su camino de vida. Cada nueva generación tiene el derecho de recrearlo a su
medida y forma, pero lo que no es plausible -es que a pretexto de ello- se
menoscabe su estructura ontológica básica. El propósito será siempre
consolidarlo y no resquebrajarle, como cierta intelectualidad y políticos lo
vienen haciendo actualmente. Peor con algo que desconocen de su filosofía y
ancestralidad propia, para mas bien actuar como nuevos “Sepúlvedas” de nueva
estampa.
El Buen Vivir contemporáneo
tiene varios autores, pues el antiguo Buen Vivir en Occidente viene básicamente
desde el mito bíblico del Jardín del Edén y de la polis de Aristóteles (buena
vida o eubios). Y a partir de ellos, los otros que se han ido desovillado son
“un pie de página” a la idea inicial, y cuyo nivel máximo es denominado
actualmente la “sociedad del bienestar” (american
way of life) dentro del capitalismo. En el Buen Vivir aristotélico todo
estaba centralizado en el varón (patriarcalismo), ni siquiera en las mujeres
ricas o las esposas del “gran señor”, peor en los esclavos, los niños, los
ancianos, la naturaleza, pues solo aquel que tenía propiedades y que vivía en
la ciudad podía tener derechos y merecer una “buena vida”. Es decir, en su
origen el Buen Vivir es androcéntrico y civilcéntrico (anti-campesino), sin que
haya mayor diferencia al día de hoy.
“En el patriarcado bíblico se
plasma el predominio del “ser humano” masculino (Adam) sobre la “naturaleza”
femenina (Eva), y la sublevación de ésta (en el sentido del mito de la
seducción) lleva a que el ser humano (es decir: el varón) pierde este ideal de
“buena vida” en el Jardín del Edén. Con esta pérdida se inicia la continua
lucha contra la Naturaleza (mater, materia) que debe ser dominada y formada,
además empieza el trabajo –sobre todo el trabajo físico– que es considerado
“maldición” y “castigo”. La polis aristotélica es el espacio de la
autorrealización de los varones –y aun así restringido a los varones adultos
libres– por medio del ejercicio intelectual. El trabajo físico se deja a los
sub-humanos o esclavos que pertenecen al reino de la “naturaleza” o de las
fuerzas indominables e irracionales, mientras que el verdadero “lugar” de la
“buena vida” es la ciudad (civis), y la civilización resultante (civitas).” (1)
Este Buen Vivir que surge en
la Grecia patriarcal, logista (cogito)
y dualista (no relacional), lo hace en ruptura con el Saber Amar (pensar y
sentir) de la Grecia de los jonios, milesios y demás pueblos matriciales de la
vieja Europa, pero principalmente con los egipcios pues la filosofía o “amor a
la sabiduría” surge en Egipto como bien lo anotan Platón y Aristóteles. El
sumak kawsay surge en los Andes pero se inscribe dentro de las prácticas de los
pueblos vitales y matriciales del “saber amar” (philos-sophia) que han existido
y existen en el mundo entero.
En este sentido, el posmoderno
Buen Vivir -en el fondo- es una vicaría del Buen Vivir aristotélico y
epicuriano, que del “Vivir en la Sabiduría del Amor” de Heráclito y demás
pre-socráticos, en tanto que su propuesta sigue concentrada o filtrada
principalmente en el bienestar material del ser humano, algo que por cierto
también lo pregona teóricamente el capitalismo. En consecuencia el sumak kawsay
no es lo mismo que el Buen Vivir -antiguo y moderno-, aunque si similar al “Amar
Sabiendo” de los pueblos ancestrales de Egipto, Europa, y demás culturas
correspondientes de toda la Madre Tierra.
La diferencia en la
occidentalidad está ahora dada, entre la sociedad del Bienestar o Vivir Mejor (wellfare) de la Derecha y el posmoderno
Buen Vivir de la Izquierda. Ambos totalmente excluyentes del milenario Saber
Amar de los pueblos vitalistas europeos y en general de todo el mundo animista.
La Izquierda lo único que ha hecho es tomar como punto de entrada a los pueblos
andinos, para en el camino ir incorporando elementos provenientes desde el
marxismo, el socialismo, el ecologismo, el feminismo, todas ellas corrientes
nacidas en occidente y dentro de parámetros eurocéntricos. Siendo esto, el
punto de quiebre y de caída para que esta visión no vaya a cuajar, al igual que
pasó con las otras experiencias socialistas que seguían siendo occidocéntricas,
pues nunca salieron del piramidalismo patriarcalista. Estamos de acuerdo con Le
Quanq, cuando dice: “El Buen Vivir no corresponde a una «categoría ancestral»
sino más bien a una «invención epistemológica que se alimenta de las luchas
ecológicas que preocupan a un mundo en crisis y nombra un conjunto de prácticas
constitutivas de los modos de vida andinos.” (5).
En todo caso, nos parece
válido que la autodenominada “nueva izquierda” pueda presentar y crear su
utopía, tomando elementos de varias tradiciones e ideologías. Pero lo que nos
parece inadecuado es diluir al sumak kawsay dentro de ello, con lo cual el
mundo andino milenario pierde su especificidad, su camino propio y su propuesta
particular, para quedar tan solo como un brazalete o una costilla de la
Izquierda y del socialismo (“socialismo del sumak kawsay”). Lo que implicaría,
que si este proyecto fracasa quede en el imaginario que la propuesta indígena
es inviable, cuando lo que en realidad fracasaría sería el Buen Vivir
occidental. De hecho, muchos intelectuales ya se burlan del Buen Vivir, por lo
que se está desgastando poco a poco, especialmente con la práctica que se viene
ejecutando por los gobiernos de Correa en Ecuador y de Morales en Bolivia. O en
otra situación, que el sumak kawsay quede domesticado como se ha ido haciendo
con todo lo indianista (costumbres, espiritualidad, economía, música, danza), y
a la final termine como un acto folclórico más del eurocentrismo liberal o del
marxista, que algo estructural y vivencial.
Si se mira el proceso
histórico de la Izquierda, observamos que la mayoría de sus propuestas en el mundo
entero han fracasado, y por otro lado, que ha habido un menosprecio indirecto
hacia los pueblos originarios al minimizar sus ontologías y epistemologías
(utilizando terminología occidental), ya que la única verdad la tenía el
materialismo histórico y dialéctico. (Es indudable y valioso la crítica de Marx
del capitalismo, siendo eso lo más rescatable y salvable de este gran pensador
occidental). Hoy, unos cuantos marxistas se han abierto a lo indígena aunque
muy superficialmente, más por el despertar del movimiento indígena que por la
propia conciencia de la Izquierda. Es el movimiento indígena el que ahora se
codea con la Izquierda, pues anteriormente eran tan solo llevados como masa por
los “marxistas” (no habría también que confundir necesariamente a Marx con los
marxistas). Es más, en la experiencia histórica -tanto en las luchas
independentistas como en las rebeliones- lo indígena tan solo fue utilizado
como carne de cañón.
En la teoría política, para la
“Izquierda proletaria” el campesino y el indígena representan un atraso dentro
de las fuerzas productivas, de ahí su aspiración de convertirlos en obreros
para que sean parte del proletariado, es decir, que dejen de ser “pueblos
atrasados” para que se integren al capitalismo pleno y desde ahí construir el
socialismo proletario (revolución democrático-burguesa).
Según el marxismo, el
proletariado es la clase más “avanzada” pero actualmente resulta ser la más
“atrasada”, siendo éste otro de los dogmas de la Izquierda, a más del
evolucionismo social, el progresismo productivo y el desarrollo lineal. “Sea
marxista o no, el movimiento obrero tradicional en Europa —los sindicatos,
partidos socialdemócratas y
comunistas— sigue profundamente marcado
aún por la ideología del «progreso» y por el productivismo y, en ciertos casos,
defiende, sin mayor cuestionamiento, la energía nuclear o la industria del
automóvil. Es verdad que un principio de sensibilización ecologista está en proceso de desarrollarse, principalmente
en los sindicatos y partidos de izquierda en los países nórdicos, en el Estado
español, en Alemania, etc.” (6)
La tendencia ecologista en la
Izquierda, renace en estos tiempos por acción del movimiento ambientalista ante
la situación alarmante del cambio climático. Caso contrario seguirían con el
discurso marxista de que existe oposición entre el desarrollo de las fuerzas
productivas con las relaciones de producción, y por ende alabando la
mecanización de la producción y concibiendo a la industrialización y a la
ciencia como el desarrollo en sí mismo (progresismo). Pero la experiencia ha venido
a demostrar que “la industrialización no es el motor del progreso ni tampoco la
partera del desarrollo. De una parte, la industrialización presupone una
concepción retrógrada de la naturaleza, ya que desconoce la relación entre la
degradación de la naturaleza y la degradación de la sociedad protegida por
dicha naturaleza. De otra parte, para las dos terceras partes de la humanidad
la industrialización no ha representado desarrollo alguno.” (7)
En este sentido, resulta
difícil creer que la Izquierda se haya dejado tocar profundamente por el
indigenismo y el ecologismo, como anteriormente por el feminismo y el
culturalismo. Estas tan solo aparecen como un nuevo frente de lucha, antes que
una toma de conciencia real y profunda al interior de la Izquierda,
especialmente en la vida cotidiana de sus adherentes. De ahí que la Izquierda
en general siga siendo patriarcalista no se diga civilizacionista (al igual que
la Derecha) aunque se digan anti-capitalistas y anti-imperialistas. Es decir,
una Izquierda que no vive como predica sino que su máxima aspiración es la
“toma del poder” para desde ahí empujar sus anhelados cambios, pero en la
práctica diaria su modo de vida personal sigue siendo eurocéntrico -como la de
los ricos- pero con menos recursos. De ahí la sabiduría del EZLN de no
plantearse la “toma del poder” sino de construir el poder en las bases y en la
cotidianeidad, para que haya un cambio verdadero.
Por tanto, el sumak kawsay no
puede ser una nueva aventura de la Izquierda ni de ningún intelectual, muchos
de los cuales -ahora- se han vuelto expertos en esta tradición milenaria sin
conocer su marco filosófico, que es la conciencia tetrádica de índole
relacional y no la conciencia monódica sustancialista de la filosofía
occidental. Pretender hablar desde el paraguas teórico del eurocentrismo
patriarcal (cosmovisión monárquica), es manipular y deformar un conocimiento y
un modo de vida propio, lo que implica un etno-epistemicidio. Todo lo cual
lleva a hibridar o mestizar algo que tiene su raíz particular y que ha sido
desovillado en un camino milenario de compenetración con la naturaleza. El
sumak kawsay o Arte de Vivir en Complemento (como sería una traducción aún más
precisa) no es una nueva fantasía ni puede ser una nueva novelería de la
Izquierda ni de nadie, pues tiene un recorrido propio, fecundo, largo y
compenetrado. Hacer un experimento o un juego del sumak kawsay por la Izquierda
sería el camino que nos lleve a un despeñadero y no a cambiar el mundo.
Es más, históricamente la
Izquierda ha sido más contraproducente para los pueblos originarios que la
Derecha –aunque no intencionalmente-. Por un lado, su actitud mesiánica,
salvadora, paternalista, heroica, y por otro, su visión laicista y seglar, lo que
les ha llevado a combatir a la cultura y espiritualidad andinas acusándolas de
“pre-modernas”, “retrógradas” y “supercherías”. En el mismo sentido que ha
habido subestimación hacia la arquitectura, matemática, medicina y demás
sapiencias ancestrales andinas. Es decir, el logocratismo de la Izquierda -que
en eso no se diferencia con la Derecha que es también racionalista- ha servido
para que a pretexto de modernidad y de pobreza, vaya menoscabando la cultura
milenaria andina.
Por ejemplo, ambas visiones
creen en el desarrollo como modelo de vida y propenden a que los indígenas sean
nuevos agentes del desarrollo, de tipo derechista o izquierdista. Estos
desarrollismos –especialmente economicistas- buscan la integración al proyecto
civilizatorio, en la que el indígena deja de ser medianamente pobre en su
materialidad pero al mismo tiempo pierde su riqueza cultural al convertirse en
recurso de trabajo o mano de obra barata para el capitalismo liberal o el
estatista, respectivamente. Pero también y “a semejanza de lo que ocurrió en
los albores del sistema capitalista mundial, las empresas transnacionales de la
farmacéutica, la biotecnología y la ingeniería genética procuran transformar a
los indios en recursos pero no de trabajo sino en recursos genéticos, en instrumentos
de acceso no ya al oro y la plata sino, a través del conocimiento tradicional,
a la flora y la fauna bajo la forma de biodiversidad.” (2)
Asimismo, para la mayoría de
Izquierdas y de Derechas la pobreza en la que se han desenvuelto los indígenas
desde la llegada de los europeos a Amaruka (también llamado Abya Yala) no ha
sido impuesta por el conquistador, sino que el pensamiento, la cultura, la
economía, la medicina… de los pueblos originarios es pobre en sí mismo. Son
pobres por naturaleza propia y lo han sido eternamente, y su destino es ser
elevados material, cognoscitiva y espiritualmente por el civilizado liberal
(“campo de autorrealización” del espíritu - Hegel) o el civilizado socialista
(“la religión es el opio de los pueblos” - Marx).
Para la intelectualidad y la
academia, el occidental de Izquierda o de Derecha es el portador de lo más fino
y de lo más adelantado de la mayor cultura que hay sobre el planeta, y
consideran al indígena una traba cognoscitiva (“el problema indio”) en cuanto
no tienen el nivel social y científico de la occidentalidad ilustrada o de la
marxista. Es decir, para el cientificismo reduccionista de Derecha y de
Izquierda todo lo indígena o ancestralidad como ontologías y epistemologías
están en estado inferior, y el asunto tan solo radica en cómo integrarlos al
desarrollo ilimitado o sostenible del paradigma occidental, y no el
fortalecimiento y ampliación del paradigma indianista.
En definitiva, desde la Junta
de Valladolid -entre 1550 y 1551- que fuera el escenario del debate entre Juan
Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas hasta ahora, se viene discutiendo
sobre los sujetos colonizados con parámetros establecidos por los colonizadores,
desde “seres sin alma” que no merecían vivir hasta seres que podían ser
salvados (hoy sacados de la pobreza) para que trabajen para sus benefactores.
“Para Sepúlveda, sustentado en Aristóteles, es justa la guerra contra los
indios porque son los «esclavos naturales», seres inferiores, homúnculos,
pecadores inveterados, que deben ser integrados en la comunidad cristiana por
la fuerza, al grado de llegar a la eliminación, si fuera necesario. El amor al
prójimo, dictado por una moral superior, puede llegar así, sin contradicción, a
justificar la destrucción de los pueblos indios: en la medida en que se
resisten a la dominación «natural y justa» de los seres superiores, los indios
son culpables de su propia destrucción. Son integrados o destruidos por su
propio beneficio. A este paradigma del descubrimiento imperial, basado en la
violencia civilizatoria de Occidente, contrapone Las Casas su lucha por la
liberación y la emancipación de los pueblos indios, a quienes consideraba seres
racionales y libres, dotados de cultura e instituciones propias, con quienes la
única relación legitima era el diálogo constructivo sustentado en razones
persuasivas “suavemente atractivas y exhortativas de la voluntad”... Pero aún
con el brillo de Las Casas fue el paradigma de Sepúlveda el que prevaleció
porque era el único compatible con las necesidades del nuevo sistema mundial
capitalista centrado en Europa.” (2)
Y desde ellos hasta hoy sigue
el mismo debate, ahora entre la Izquierda “inteligente y racional” y la Izquierda
de los “tontos e infantiles”, en palabras de Rafael Correa. Todo esto nos lleva
a la conclusión de que los pueblos ancestrales vivientes (“Andes Profundos” o
cuarto mundo) y sobrevivientes (“Andes colonizados” o tercer mundo) deben
manejarse prudentemente con las Izquierdas, que podrían disminuir su pobreza
económica pero al mismo tiempo con sus propias formas culturales (“comunidades
y escuelas del milenio”), para terminar como parias del eurocentrismo piramidal
como lo son actualmente los “indios civilizados” (mestizos) y demás pobladores.
Siendo ese el momento crucial que vive los Andes, en particular Ecuador y
Bolivia con sus gobiernos “progresistas”, en que utilizando parafernalias
indígenas están desnaturalizando todo lo originario.
En resumen, “Si con la
modernidad podemos hablar de la progresiva conquista semiótica de la vida
social y cultural, hoy esta conquista se ha extendido al corazón mismo de la
naturaleza y la vida” (8) en todas sus facetas.
Piramidalismo eurocentrista y
espiralidad andina
Para tener mayor claridad es
importante saber si existen o no diferencias entre el sumak kawsay y el
socialismo, o en palabras de García Linera: “Indianismo y marxismo, el
desencuentro de dos razones revolucionarias”. Para ello es fundamental ir al marco
conceptual o paraguas en el que están sostenidos uno y otro, esto es la
Conciencia Andina y la Cosmovisión Occidental, respectivamente. No decimos
“cosmovisión andina” como se ha dicho en varios círculos, pues consideramos que
la cultura y filosofía andina están abrazadas en la correlación entre la razón
(sophia) y el sentir (philo), muy diferente a Occidente sostenida únicamente en
el logos, y en la que el cosmos es un ente rígido y mecánico. Por lo que
cosmovisión es una visión mecanicista y materialista de la vida, y por ende
contradictorio con la filosofía andina que es multiversa, transdimensional y
vitalista, es decir, conciencial.
Desde el arquetipo andino
estamos en un mundo inteligente, vivo y consciente (hilozoísmo), y no en un
mundo inerte, causal, progresista y evolucionista como plantea la visión
occidental (mecanicista – materialista). O en un mundo quántico – relativista y
no en uno newtoniano-cartesiano, de ahí que preferimos hablar de Conciencia
Andina. Y cuando hablamos de filosofía, nos inscribimos en las visiones
primigenias cuando filosofía era “amar sabiendo” pero que luego devendría en logos puro desde Parménides hasta el
clímax fundamentalista del racionalismo de nuestros días.
El reductivismo del
pensamiento racionalista tiene sus primeros brotes hace 5000 años a partir de
la revolución patriarcal que se produce en la antigua Mesopotamia por parte de los
patriarcas, y que conducirá a la extinción paulatina del milenario sistema matricial
de por lo menos 40.000 años de existencia en Europa y el Cercano Oriente.
Proceso en el cual se fue perfeccionando la ablación del hemisferio derecho y
de todo lo femenino representado en todo aquello ligado a las diosas, la mujer,
la naturaleza, la sexualidad, la corporalidad, la afectividad, la sensibilidad,
lo heterogéneo, la vida, etc. (espiralidad). Y que implicó el
sobredimensionamiento de lo masculino, la razón, la verticalidad, la
separación, la jerarquización, la homogenización, etc. (piramidalismo).
Alcanzando su plena
estructuración en Grecia hace 2500 años a través de los denominados “clásicos”
Sócrates, Platón y Aristóteles. Ellos serían los personajes más importantes y
que darían fundamento a lo que posteriormente se llamaría la civilización. Calificado
éste como un estadio superior a la barbarie y al salvajismo que representaba
todo lo matricial de Europa y de los “otros”, es decir, del resto del mundo.
“Esta es una construcción eurocéntrica, que piensa y organiza la totalidad del
tiempo y el espacio, a toda la humanidad, a partir de su propia experiencia,
colocando su especificidad histórico-cultural como patrón de referencia
superior y universal.” (8)
Todos aquellos pueblos que
funcionaban armónicamente con sus dos hemisferios cerebrales, con el pensar y
el sentir o el “emocionar” (como dice H. Maturana) en el continuum de la naturaleza y teniendo como principio base a la
“unión de los opuestos”, pasaron a ser considerados primitivos, atrasados,
arcaicos… modernamente devenidos en subdesarrollados, tercermundistas, lentos,
etc. Este proceso que tiene un pequeño punto de partida en el cercano oriente
lograría imponerse en el mundo entero, y a la fecha actual logrando casi exterminar
a los pueblos matriciales vivientes (cuarto mundo). Pero al mismo tiempo,
encontrándonos frente a una revolución alter-nativa con el despertar en el
mundo entero (incluido Occidente) de la filosofía relacional o la
interrelacionalidad entre el principio masculino y femenino de vida. Todavía
más, cuando “los conocimientos “modérnicos” son limitados para iluminar caminos
ante la crisis social, ecológica, y cultural actual y, por el otro, que los
conocimientos “pachamámicos” son vitales para ello.” (4)
Gerda Lerner en su libro “La
Creación del Patriarcado” y Marija Gimbutas en el “Lenguaje de la Diosa”, son
las más claras exponentes de cómo se dio el proceso de fragmentación y
amputación del sistema matricial en Europa. Anotan que hasta hace 5000 años los
pueblos europeos todavía funcionaban dentro del arquetipo matrístico y que en
un proceso de 2000 años se produjo paulatinamente su transformación. En este
sentido, los Jonios hace 3000 años en la antigua Turquía y Grecia serían los
últimos guardianes del “saber-amar”, hasta que el extremismo patriarcal
racionalista con el Buen Vivir aristotélico terminó de imponerse y con ello
separarse aún más de la naturaleza, es decir de la vida, para posteriormente
expandirlo a toda Europa y de ahí a todo el mundo. “La ruptura ontológica entre
la razón y el mundo quiere decir que el mundo ya no es un orden significativo,
está expresamente muerto. La comprensión del mundo ya no es un asunto de estar
en sintonía con el cosmos, como lo era para los pensadores griegos clásicos… El
mundo se convirtió en lo que es para los ciudadanos el mundo moderno, un
mecanismo despiritualizado que puede ser captado por los conceptos y
representaciones construidas por la razón” (8)
En otras palabras, será el
monismo (el dios único de Abraham) el que se impondrá en todo el planeta y
gobernará estos últimos 2500 años hasta casi exterminar la concepción animista de
relacionalidad complementaria. Se produce el adormecimiento de la milenaria
tetrádica griega (tetractis) por la
dialéctica aristotélica, en la que ya no es la realidad de la naturaleza y la
naturaleza de la realidad lo que marca la manera de concebir la vida y de
construir el mundo, sino son las ideas y las teorías de la mente dictatorial
las que establecen cuál es la “realidad”. Teoría que alcanza su clímax a través
de su máxima: pienso luego existo (cogito
ergo sum), muy diferente al principio andino de vivimos luego existimos (vivimus ergo sumus). Descartes vendra a
ser el máximo exponente de este proceso de 3000 años, con su cúspide en el
renacimiento. “Esta total separación entre mente y cuerpo dejó al mundo y al
cuerpo vacío de significado y subjetivizó radicalmente a la mente. Esta
subjetivación de la mente, esta radical separación entre mente y mundo, colocó
a los seres humanos en una posición externa al cuerpo y al mundo, con una postura
instrumental hacia ellos.” (8)
Desde Parménides, pasando por
Hegel hasta Marx, la incansable e insaciable lucha entre dos fuerzas, desde la
metáfora de la parábola platónica de la “carroza alada” hasta la “lucha como
motor de la historia” (Izquierda) y del mercado competitivo (Derecha). Será esta
concepción dicotómica con sus dos variables pero dentro del mismo sistema
monoico de nacimiento, las que se impondrán en el mundo con la globalización
eurocentrista, y su proyecto de construir el “sistema-mundo-nación”. Ya no se
trata solamente de construir un solo “sistema-mundo” económico, sino de
construir una sola nación universal con un solo gobierno (Club Bilderberg) aunque
con diferentes Estados pero todos ellos de tipo occidental.
Desde aquellos mitos fundantes
se conducira la civilización occidental y su deseo de piramidalización mundial,
a través de la invasión, la conquista y la imposición abierta (dictadura) o la
solapada (democracia). “En este campo puede decirse que Occidente no ha
carecido de imaginación. Entre estas estrategias podemos mencionar la guerra,
la esclavitud, el genocidio, el racismo, la descalificación, la transformación
del otro en objeto o recurso natural y una vasta sucesión de mecanismos de
imposición económica (tributos, colonialismo, neocolonialismo y por último
globalización neoliberal), de imposición política (cruzadas, imperio, estado
colonial, dictadura y por último democracia) y de imposición cultural
(epistemicidio, misiones, asimilación y finalmente industrias culturales y
cultura de masas).” (2)
En resumen, de la inclusión
como forma de vida por miles de años, a la exclusión entre lo patriarcal y lo
matricial por 2000 años, y de ahí a la exclusión en sí mismo como modo de vida
en estos últimos 3000 años. A medida que se fue consolidando el sistema de
exclusión, se produjeron al interior diferentes y nuevos subsistemas dualistas,
envueltos en distintas variaciones dialécticas desde el mecanicismo y el
vitalismo hasta las denominaciones de Derecha e Izquierda en nuestro tiempo. La
resistencia dentro del nuevo sistema de exclusión se dará, ya no entre la razón
(masculino-piramidal-separatista) y lo sensitivo
(femenino-espiralado-complementariedad) sino entre la razón de Derecha
(liberalismo-positivismo) y la razón de Izquierda (materialismo-cientificismo),
y en la que el sentir-feminidad-afecto-naturaleza-etnias quedan relegados a
segundo plano y más bien, se convierten en asiento o base para la
piramidalización del sistema patriarcal. O en las cuatro razones que identifica
Boaventura de Sousa Santos: “la razón impotente, aquella que no se ejerce
porque piensa que nada puede hacer contra una necesidad concebida como exterior
a ella misma; la razón arrogante, que no siente la necesidad de ejercerse
porque se imagina incondicionalmente libre y, por consiguiente, libre de la
necesidad de demostrar su propia libertad; la razón metonímica, que se
reivindica como la única forma de racionalidad y, por consiguiente, no se
dedica a descubrir otros tipos de racionalidad o, si lo hace, es sólo para
convertirlas en materia prima; y la razón proléptica, que no tiende a pensar el
futuro porque juzga que lo sabe todo de él y lo concibe como una superación
lineal, automática e infinita del presente.” (2)
Así hasta nuestros días,
cuando se da un “giro copernicano” con el ecologismo, el feminismo, el
culturalismo, pero fundamentalmente con el etnicismo -en particular el andino-
al cuestionar profundamente al dualismo sustantivista y su teoría universal
para todos los pueblos del planeta. Si bien, algunas de estas posiciones son
anti-patriarcalistas y anti-eurocéntricas, pero no van más allá de lo
civilizatorio y del primermundismo. Siendo el “vitalismo complementario” la ruptura mayor, en que además de lo
señalado cuestionan al laicismo, al antropocentrismo y al reduccionismo, pues
tiene una concepción relacional, holística y espiritual aunque no religiosa, en
la que al mismo tiempo reivindica al mito y a la magia desde una conciencia
arquetípica jungniana y quántica-relativista.
La mayoría de estas nuevas
tendencias cuestionan al dualismo político pero no al dualismo en sí mismo,
ponen distancia con la explotación pero no con el capitalismo como tal,
quedando en algunos casos en un “capitalismo verde”. Lo cual ha provocado el
surgimiento de un eco-socialismo, entre quienes crean una mixtura roja y verde
-aunque sigue siendo dualista y sustantivista-, y cuyo propósito es renovarse y
actualizarse para mantenerse en la acción política. Tendencia ésta, que
cuestiona al capitalismo y se declaran ecologista pero que tampoco rebasan los
valores civilizatorios y lineales, por eso abogan por una nueva civilización.
Así dicen: “Las reformas parciales son completamente insuficientes: es
necesario reemplazar la micro-racionalidad de la ganancia por una
macroracionalidad social y ecológica, lo que requiere un cambio real de
civilización.”(6)
De ahí, que algunos hablan de
crisis civilizatoria (Lander) o de civilización (Houtart), cuando es la crisis
de la civilización como tal, y la
única civilización es la occidental (pleonasmo) pues la logocracia es
exclusivamente eurocéntrica. (Para diferenciarlo estamos utilizando los
términos civilcéntrica y/o civilizacionista, que tienen como centro a lo urbano
y al ciudadano). Ni siquiera Japón o China, que son países capitalistas son
logolátricos, pues sigue subsistiendo el animismo y el culturalismo dentro de
estos pueblos. La civilización -como así mismo el feudalismo- son un fenómeno
exclusivo de Europa, ya que no surgieron en ninguna otra parte del mundo. Por
lo que no se trata de crear otra civilización, ni siquiera anti-logolátrica
sino de una trans-civilización (más allá), la misma que debería ser un sistema vital cultural en el sentido de
crianza de la vida (matricial).
Occidente no solo que se ha
transformado en fundamentalista del logos sino que ha devenido en acultural
(unkultur) por su extremismo racionalista. Lo único que sobrevive como cultural
en el “norte” son ciertas expresiones artísticas, pero la cultura como sistema
de vida ha desaparecido para ser pura civilis
y polis, es decir, total urbanismo
mecanicista jerarquizado. Entendiendo a la cultura en el continuum de la naturaleza, y a la civilización en la separación y
división con la naturaleza (modernidad). Para esta última, “La premisa
organizadora era la creencia en el papel de la modernidad como la única fuerza
capaz de destruir las supersticiones y relaciones arcaicas, a cualquier costo
social, cultural o político. La industrialización y la urbanización eran vistas
como inevitables y necesarias rutas progresivas a la modernización.” (8)
El paradigma eurocéntrico -se
llame Derecha o Izquierda-se sigue auto-considerando como el punto de
referencia de lo adelantado, mejor, superior, eficiente, y todo paradigma de
fuera del “norte” es valorado en cuánto se acerque o se aleje a sus valores de
vida, y de acuerdo a ello sus cánones de aceptación y estimación. Los
paradigmas y arquetipos no-occidentales deben guardar una rigurosa razón
instrumental para que les sea dado un pequeño gesto de apertura, por quienes
tienen las medidas y las categorías de lo correcto, racional, justo, real... en
la misma dimensión como lo decía Hegel: «todo lo que es real es racional, y
todo lo que es racional es real».
El pensamiento del “sur” sigue
siendo visto despectivamente por la academia bipolar -a pesar de la decadencia
y el agotamiento del primer mundo-, en cuanto sigue considerándolos postulados
románticos, idealistas, folclóricos, idílicos, incompletos, empíricos. Incluso
calificándolos de retrógrados, en la supuesta idea de que estos planteamientos
están proponiendo “regresar al atraso” o la “edad de piedra”, como señalaba un
despistado de mala fe. Pero lo cierto, es que muchas voces del primer mundo
hablan de “regresar a la naturaleza”.
El haberse salido Occidente de
la forma de vida en el continuum de
la naturaleza o conciencia interrelacional para generar la crisis total de hoy
en día, y el planteamiento de retomar aquel estilo no dualista ni hegemónico
para sanar la descomposición creada por el primer mundo, no significa regresar
al pasado social como una especie de apocatástasis, sino que se vuelva a vivir
en el presente dentro de los principios y modelos de la naturaleza si queremos
sobrevivir como especie. Haber perdido la brújula natural para caminar a
tientas según los designios del ego dictatorial y de la mente empírica, para
ahora plantear caminar con la sabiduría de la naturaleza, es decir
conscientemente con la vida, no significa “volver al atraso” (además de que el
atraso fue otro) sino recuperar el camino de la naturaleza inteligente para en
humildad y en respeto re-aprender a convivir con ella, en una forma armónica y
complementaria. La diferencia está en que “La muerte de la naturaleza es
suicidio colectivo de la humanidad, y sin embargo la cultura moderna que se
globaliza nada aprende del respeto a la Naturaleza de las otras culturas,
aparentemente más “primitivas” o “atrasadas”, según parámetros desarrollistas”.
(9)
Posición y actitud de la que
la Izquierda del “sur” no está exenta, pues se maneja dentro de las mismas
categorías cartesianas del “norte”. Es decir, hay una Izquierda que cuestiona a
la Derecha pero que sigue jugando en la misma cancha logocrática, y que no le
interesa abrirse a otras canchas que juegan dentro de otros parámetros,
conciencias y modalidades. En este sentido, la Izquierda -en general- sigue
siendo empírica, reductivista, extremista, por ende patriarcalista y civilizacionista
hasta los tuétanos, y que sigue despreciando lo sensitivo, lo femenino, lo
vital, lo espiritual, lo afectivo, lo ritual, y toda expresión multiversa y
relacional. Han perdido todo lo matricial, por eso solo ven dinero, economía,
eficiencia, excelencia (actitud “anal” diría Jung), y no se dan cuenta del
costo ambiental, cultural, étnico, humano. El valor es la bolsa de valores y la
naturaleza es solo mecanismo para elevar las virtudes (vir=varón) y los valores
consumistas del hombre desarrollado y progresado, es decir, primer mundista.
“Primero está el hombre y
luego la naturaleza” -dicen la mayoría de Izquierdas-, pero de qué va a vivir
el hombre cuando se acabe la naturaleza. ¿Quién sostiene al ser humano: la
naturaleza o el hombre? Para la visión ego-antropocéntrica el hombre es medida
de todas las cosas (Kant), y para los tecnócratas y cientificistas modernos es
lo mismo (antropomorfismo). Creer que la ciencia y la tecnología es la
salvación, es la actitud necrófila de la modernidad que ha llegado a la
decadencia senil, creyendo que el problema humano es tecnológico cuando es
conciencial.
En España el 30% de la
población son esclavos del twiter y hacen el amor junto a ella para “no
perderse nada”. En Japón un 46% de las mujeres entre 16 y 24 años no están
interesadas en, o detestan, el contacto sexual. Muchas mujeres consideran el
contacto físico repugnante. Más del 25% de los hombres se sienten igual. El
Instituto de Población y Seguro Social de Japón informa que 90% de las mujeres
jóvenes piensan que seguir solteras es preferible a lo que se imaginan será el
matrimonio. Las relaciones a largo plazo y el contacto humano están siendo
reemplazados por una gratificación instantánea como el sexo casual o
apareamiento corto, la pornografía en internet, las "novias"
virtuales y las caricaturas anime. Esta abstinencia puede también llegar a
extremos patológicos de reclusión como son los hikikomori o
"encerrados" que casi no ponen un pie afuera, los otaku o
"geeks-desadaptados" y los shingurus o "solteros parásitos"
- la mayoría de quienes entran en esta categoría son hombres mayores de 30 años
que aún viven con sus padres.
En Australia, según NSW se establece que los
niños carecen de las habilidades fundamentales de movilidad debido a la vida
sedentaria que tienen. Apenas un 2 % de alumnos son capaces de cumplir con
carreras, saltos verticales y horizontales. En Gran Bretaña, la mitad de los
menores de 7 años no llega a los mínimos recomendados de movimientos de 1 hora,
los pequeños pasan 7 horas al día en actividades sedentarias, según la revista
BMJ Open. “El excesivo sedentarismo de los niños occidentales trae de cabeza a
los especialistas en salud, que ven cada vez más cerca un futuro ligado
estrechamente a las enfermedades cardiovasculares”. (Revista La familia
27-10-13)
¿Cuál y dónde está la pobreza?
La pobreza es la idiotez? Lo cierto, es que ya ha llegado la generación de
idiotas de la que hablaba Einstein, cuando decía: “Temo el día en que la
tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de
idiotas.”
Como vemos, lo que gobierna
este mundo es la miopía terrorista del consumismo hedonista (homo consumus), lo que les ha llevado a
perder la conciencia total, integral, sensible, amorosa para quedar esclavos de
la parte y del extremismo materialista. Las Izquierdas deberían escuchar a
Leonardo Boff, cuando dice que la “visión holística y sistémica necesitamos
hacerla hoy hegemónica en nuestra lectura de la realidad. En caso contrario,
quedamos rehenes de visiones fragmentadas que pierden el horizonte del todo. En
esta diligencia Jung es un interlocutor privilegiado, particularmente en el
rescate de la razón sensible.” Como vemos la Izquierda no propende a un cambio
estructural y fundacional sino a un cambio dentro del mismo paradigma
logocrático, es decir, pasar de un lado (Derecha) al otro (Izquierda). Eso es
todo, por ende el piramidalismo sigue intacto y no hay un cambio de matriz
constitutiva y fundacional sino solo un cambio de “matriz productiva”, como
ahora quiere la Izquierda y está de acuerdo la Derecha.
Si bien los eco-socialistas
ponen distancia con el productivismo de Marx y con el anticapitalismo
ecologista, se esfuerzan por recrear un marxismo ecológico por demás
inexistente en Marx y su visión de oposición entre el desarrollo de las fuerzas
de la producción con las relaciones de producción. Argumentan que el
cuestionamiento de Marx al capitalismo y su acumulación progresiva e
indefinida, es ya una actitud ecologista. Estos eco-marxistas bajo el argumento
de que los ecologistas no cuestionan al capitalismo o de que sus alternativas
no son reales y prácticas para salir del capitalismo, se esfuerzan por hacer de
Marx un rojo con lentes verdes. Lo cual, de alguna manera es meritorio aunque
nada raigal, que sería lo deseable. Se han dejado tocar por el ecologismo
aunque obligados ante las reacciones de la naturaleza, sino seguirían con su
mismo discurso productivista del desarrollo de los medios de producción.
Pero en lo que si no han
cambiado para nada es en su posición materialista (recursos naturales) y
economicista (crecimiento económico). En esto, tanto el positivismo y el
liberalismo como el marxismo aúnan por un mundo objetivista, materialista,
hedonista y consumista. Por otra parte, el ecologismo se ha convertido hoy en
un gran negocio y es aceptado dependiendo de los réditos económicos
(crecimiento privado o estatal) que hayan de por medio. Todo ello en relación
al beneficio que obtiene y gana el hombre y no la naturaleza en sí mismo
(antropo-androcentrismo de Derecha e Izquierda). El hombre es el fin, no es la
naturaleza el principio y el todo, siguen sin entender que el ser humano es
naturaleza y una parte de ella.
Pero habrá que tener esperanza
de que están cambiando, así cuando señalan: “En otros términos, una economía de
transición al socialismo, «re-ajustada» (como diría Karl Polanyi) en el medio
ambiente social y natural, porque está fundada en la opción democrática de
prioridades e inversiones decididas por la población —y no por leyes del
mercado o por un politburó omnisciente.” (6) Sin embargo el camino todavía es
largo, ya que su posición ecologista no es de conciencia sino más bien
coyuntural, más como un nuevo elemento de acción política contra el capitalismo
que por ir más allá del piramidalismo antropocéntrico. Simplemente el
ecologismo les ha dado más elementos para tratar de resucitar al marxismo, ya
que por sí mismo no podía sostenerse ante el fracaso de la teoría “progresista”
de las fuerzas productivas y de la historia “evolucionista” de Marx, todas las
cuales tienen un marcado carácter antropocéntrico.
Es decir, han devenido en
marxistas verdes pero siguen interpretando únicamente desde el materialismo
dialéctico o racionalidad sustantiva, pero nada desde las ontologías
relacionales como el biocentrismo o el vitalismo. En el fondo, los
materialistas dialécticos siguen mirando de arriba hacia abajo a los otros
conocimientos, no pueden mirar al mismo nivel y peor ser capaces de ponerse
abajo para en humildad dejarse tocar por el “sur” y ver si es posible guiarse
por las epistemologías del cuarto mundo. El primer mundo es lo más alto y lo
más desarrollado que hay en la humanidad, todo lo que representa al cuarto
mundo es atraso, descontextualizado, local, simplista, esencialista, etc.
En este sentido, Izquierdas y
Derechas no se oponen, pues consideran que todos deben avanzar al primer mundo
para ser y tener como ellos, solo tratando de no reproducir sus errores. Ellos
son el punto de llegada, aunque evitando no caer en sus excesos. “Las
sociedades occidentales modernas constituyen la imagen de futuro para el resto
del mundo, el modo de vida al cual éste llegaría naturalmente si no fuese por
los obstáculos representados por su composición racial inadecuada, su cultura
arcaica o tradicional, sus prejuicios mágico religiosos.” (8)
La apertura que ha tenido
cierta Izquierda hacia lo indígena lo llaman últimamente interculturalidad,
cuando en el fondo es el mismo multiculturalismo que utiliza la cooptación de
las “minorías atrasadas” a su proyecto civilizatorio, o la integración al
occidentalismo entendido como único
camino de salvación y que implica la incorporación a la retaguardia del primer
mundo. La Izquierda cuando habla de “independencia” o de “segunda independencia”
tan solo se refiere a lo económico, y no hay absoluta mención a una
“independencia” filosófica y epistemológica del eurocentrismo. La Izquierda no
tiene como propósito o proyecto el “andinizar” o “indianizar” todo el
territorio, con el propósito de des-eurocentrizar los Andes. Como de igual
manera sería para la Izquierda europea el de des-occidentalizar Europa y demás
periferias, y así en todo el mundo. Cuando hablan de descolonización la
Izquierda progresista es tan solo a nivel cultural-artístico, cuando lo
fundamental es a nivel ontológico y axiológico para generar un equilibrio
cognoscitivo con la occidentalidad.
En palabras ligeras, los
marxistas tan solo quieren ser nuevos ricos, que todos vivamos como el primer
mundo, solo que más sustentablemente, nada más. Sin entender que a la final es
la misma trampa, en la que “El desarrollo sustentable es el mayor logro en este
arte del rejuvenecimiento de las viejas lunas. Se trata de un bricolaje
conceptual que quiere cambiar las palabras a falta de cambiar las cosas, una
monstruosidad verbal por su antinomia mistificadora. Lo “sustentable” es lo que
permite que sobreviva el concepto.” (10) Si al menos fuera sustentable, en el
sentido de reposición, retribución, compensación -a nivel material y
ritual-simbólico (energético)- sería más aceptable. “Todo esto implica para los
marxistas una revisión crítica profunda de su concepción tradicional de las
«fuerzas productivas», así como una ruptura radical con la ideología del
progreso lineal y con el paradigma tecnológico y económico de la civilización
industrial moderna.” (6)
El fracaso del “socialismo
real”
De lo anotado hasta aquí, nos
viene la pregunta: ¿Las izquierdas habrán aprendido del fracaso del “socialismo
real”? Esa es la gran pregunta que todos deberíamos hacernos, especialmente
quienes siguen enarbolando al socialismo como sistema a construir. Del
capitalismo no hay nada qué preguntar, pues su fracaso está demostrado
ampliamente aunque haya quienes quieran salvarlo con capitalismos verdes,
humanistas, populares, cristianos…, sin que falten los que siguen sosteniendo
el “fin de la historia”.
En todo caso, hasta ahora todos
los experimentos socialistas en el mundo entero han quedado en utopías
teóricas. El último fracaso ha sido el de los países comunistas de capitalismo
de Estado o estatistas (China, Cuba), hecho que lo reconoce una buena parte de
las Izquierdas. Y ahora estamos viviendo la experiencia de los gobiernos
“progresistas” de América Latina y sus experimentos: “socialismo del siglo
XXI”, “socialismo del buen vivir”, “socialismo comunitario”, “socialismo
democrático”. Y de otra parte, el resurgimiento teórico de marxistas verdes y
socialistas ecologistas, mas obligados por las circunstancias ambientales
alarmantes que por convicciones políticas legendarias. En el caso de las
corrientes “progresistas” actualmente en el poder, de lo que podemos constatar
hasta este momento será otro nuevo fracaso, lo que nos lleva a la conclusión de
que las Izquierdas no han aprendido de sus tropiezos y se siguen dando con la
misma piedra.
Y por qué está fracasando
actualmente la “nueva izquierda”? Ante todo por su continua posición
eurocentrista, civilcéntrica y patriarcalista, es decir por su permanente
“exterioridad” a pesar de estar “adentro” de los Andes. Si la Izquierda europea
ha fracasado por su repetido dualismo, no se diga la Izquierda andina. Mientras
la Izquierda en todo el mundo no se desprenda del piramidalismo inmanente
fracasará rotundamente, como lo ha demostrado la experiencia mundial de todos
los gobiernos de Izquierda. Si solo quieren salir del capitalismo y no de la
“violencia epistemológica” del primermundismo, solo será darse golpes de pecho
para continuar en la misma raíz, que luego recreará nuevas ramas -en apariencia
diferentes- pero que tan solo son modernas representaciones de la misma
occidentalidad antropocentrista y desarrollista.
“Las sociedades animistas, por
ejemplo, no comparten la creencia sobre el dominio de la naturaleza. La idea de
desarrollo carece completamente de sentido y las prácticas que la acompañan son
totalmente imposibles de pensar y de llevar a cabo por impensables y
prohibidas. Esos valores occidentales son justamente los que hay que cuestionar
para encontrar una solución a los problemas del mundo contemporáneo y evitar
las catástrofes a que nos va a llevar la economía mundial. El desarrollo ha
sido una gran empresa paternalista (“los países ricos garantizan el despegue de
los menos avanzados”) que ha ocupado aproximadamente el período de los “treinta
años gloriosos” (1945-1975). Conjugado transitivamente, el concepto forma parte
de la ingeniería social de los expertos internacionales. Siempre eran los otros
a quienes había que desarrollar. Y todo esto ha fallado.” (10)
En el fondo, la mayoría de las
Izquierdas siguen con la misma visión materialista, economicista, productivista
y cientificista del “socialismo real”, es decir del piramidalismo como tal,
cuando continúan vanagloriando al cientificismo a través de la actual
“revolución digital” como antes Marx alababa la “revolución industrial”. Siguen
sin darse cuenta de los costos ambientales que ello traería, y que con la
tecnociencia de nuestro tiempo la situación se ha vuelto alarmante, pero a
pesar de ello siguen en el mismo propósito bajo el argumento de “salir de la
pobreza”. “Por su dinámica expansiva, el capital pone en peligro o destruye sus
propias condiciones, empezando por el medioambiente natural —una posibilidad
que Marx no había tenido suficientemente en consideración”. (6)
Reconocemos que era muy
difícil para la época de Marx darse cuenta del costo ambiental pero para la Izquierda
actual es inadmisible. Es increíble –por decir lo menos- que sigan creyendo que
la tecnología y la ciencia objetivista “no nos va a resolver todos los
problemas, pero sí nos va resolver muchos de ellos” (Correa). En Marx es
justificable pero en los marxistas actuales es aberrante. Definitivamente estas
Izquierdas no han aprendido de los fracasos del “socialismo burocrático” y más
bien ahora están perfeccionado el
capitalismo de izquierda del siglo XXI.
En cuanto al economicismo, las
Izquierdas –en general- solo ponen énfasis con el capitalismo en cuanto sistema
económico, sin tomar en consideración que vivimos en un “sistema-mundo”
piramidalista: patriarcalista – eurocéntrico – civilizatorio – antropocéntrico
– capitalista - desarrollista, uno de cuyos ejes es la economía y no
necesariamente el principal, y para que haya un cambio profundo éste debe ser
integral, aplicando acciones interseccionales e intersectoriales. Todo esto
obedece a que la Izquierda surge en Europa y se inscribe dentro de los mismos
mitos fundantes de la denominada civilización occidental, cuestionando tan solo
al capitalismo pero no al arquetipo que la ha creado y que le sostiene. Ese
paradigma es el patriarcalismo, que a su vez creó la monarquía, para luego
solidificarse en la civilización, y para finalmente consolidarse con el
capitalismo, todo lo cual constituye el actual primer mundismo o eurocentrismo.
Es decir, el capitalismo es la
máxima expresión del patriarcalismo subyacente, o dicho de otra manera, el
patriarcalismo se ha ido perfeccionando y consolidando en un proceso de 5000
años hasta denominarse actualmente capitalismo primer mundista. Por ende, el
actual paradigma del desarrollo es una rama del capitalismo, cuyo tronco es la
civilización y su raíz es el patriarcalismo. A estas partes y proceso
configurativo, es que nosotros le denominamos piramidalismo. Fenómeno que ha
sido obviado y minimizado por la casi totalidad de la intelectualidad, tan solo
cuestionando al capitalismo y muy superficialmente a las anteriores etapas y en
forma separada o aislada. De ahí que la Izquierda no se ha constituido en una
ruptura profunda con la Derecha, solo superficialmente.
Combatir a una de las ramas u
hojas, es seguir dentro del mismo esquema del sistema monoico y por ende que no
existan transformaciones totales e integrales. Como dice Ramón Grosfoguel: “El
socialismo del siglo XX entendía que resolviendo lo económico se resolvía lo
demás, y no resolvieron lo demás ni lo económico, porque organizarse o luchar
contra el capital reproduciendo racismo, sexismo, eurocentrismo,
cristianocentrismo, cartesianismo y todos los problemas de esta civilización,
es terminar corrompiendo la lucha contra el capital, y haciendo capitalismo de
Estado. Incluso se produjo la construcción de un imperio, el imperio soviético,
que practicó un imperialismo hacia su periferia y terminó al final con los
obreros levantándose contra el supuesto Estado obrero.” (Periódico Diagonal
01/04/13)
En cuanto al productivismo, la
creencia de que el desarrollo de la tecnología, el crecimiento de los
servicios, y el desarrollo ilimitado de los recursos, conducen a salir del
capitalismo es otro eufemismo. Cualquier forma de crecimiento y de progreso no
conducen a debilitar al capitalismo sino a fortalecerlo, además de que por otro
lado estamos dentro de un planeta finito y limitado. Todo crecimiento tenderá a
ser concentrado por los grupos de poder o por el Partido único o el Estado
distribuidor y cuyos recursos en última instancia terminan en su gran mayoría
en los mismos grupos de poder constituidos.
Algunos modernos
eco-socialistas argumentan que al marxismo solo hay que quitarle el componente
del productivismo y agregarle el ecológico para que sea una vía alternativa al
capitalismo. Así, según Michael Löwy, “el ecosocialismo es una corriente de
pensamiento y de acción ecológica que hace suyos los logros fundamentales del
marxismo, mientras que se deshace de su escoria productivista. Para los
ecosocialistas, la lógica del mercado y de la ganancia […] es incompatible con
las exigencias de salvaguardia del ambiente natural.” (6) Pero como acabamos de
ver no es suficiente el ingrediente ecológico sino una acción interseccional en
todo el piramidalismo configurado. No por partes ni en forma progresiva sino en
forma integral y ampliatoria.
Si bien, en el discurso de los
eco-socialistas es importante el ambientalismo, para la “Nueva Izquierda”
actualmente en el poder la ecología es pura retórica. Así por ejemplo, dicen:
“Entonces la cuestión fundamental no es saber si se debe seguir o no explotando
estos recursos naturales, sino intentar conciliar las exigencias ambientales
con el crecimiento económico necesario para garantizar la cobertura de los
servicios públicos básicos en el territorio y para transformar el país.” (5) O
en palabras de Álvaro García Linera, “Vivir Bien” es “manejar la tensión entre
la protección de la naturaleza y el desarrollo productivo” (explotación y
extracción de recursos naturales y materias primas destinadas a la exportación)
con el fin de “generar recursos públicos que garanticen a la población las
condiciones básicas mínimas”. (11)
En estos ejemplos podemos ver
más claramente que el ecologismo en esta Izquierda es algo superficial
(“cosmético”) y por ende no está interiorizado. No se han zafado de su deriva
instrumentalista y solo le han coloreado de verde al productivismo objetivista.
Es decir, es el continuum retórico
materialista y escatológico de la vida, y su visión cosificadora (res extensa) y necrófila de la
naturaleza. Los socialistas se siguen sintiendo fuera de la naturaleza, no entienden
que son parte de ella. Y por otro lado, siguen concibiendo a la naturaleza solo
como un objeto a explotar sosteniblemente al servicio del hombre con el
propósito de distribuirlo más equitativamente. Por ejemplo: “Si el capitalismo
tiene como principios de base la producción y el consumo para llegar a la
felicidad, el socialismo se diferencia de él tomando en cuenta la distribución
equitativa de estas riquezas.” (5) Como
vemos, el asunto para la Izquierda instrumentalista es solo cuestión de
distribución o redistribución de la riqueza, por tanto siguen distanciados y alejados
de la integralidad de la vida, al menospreciar la sacralidad de la naturaleza,
su condición de ser inteligente, y su cualidad de conciencia de vida, que no
son “solo atributo de los humanos como nos lo dicen algunos biólogos de la
complejidad” (4).
Es decir, los neo-marxistas en
general se han vuelto teóricamente verdes pero siguen siendo
ego-antropocentristas, desarrollistas unidireccionales y des-vitalistas, con lo
cual no hay un cambio en el tipo de concepción de la naturaleza y por ende en
su relación con ella. Sigue siendo una relación económica y política, mas no
familiar, biológica, emocional, espiritual, homeostática, como la tiene el
mundo indígena en toda la Madre Tierra, incluida la antigua Europa matricial. Concepción,
que implica otra forma de relacionalidad, de correlación, de mutualidad, de
sinergias, de entropías, de simbiosis, para desembocar en otro tipo de vida y
por ende de política, economía, sociedad, etc. Una eco-nomía de tipo mutualista
(ayuda mutua) al servicio de mantener la armonía y el equilibrio entre todas
las variables constituyentes de la vida humana y natural, que a la final son lo
mismo. Para el mundo andino no puede haber una diástasis entre eco-nomía y
eco-logía, “Así, el “vivir bien” en el sentido andino (en contraste a la “buena
vida” occidental) no puede ser separado de las dimensiones de la
espiritualidad, religión, ecología, economía, política, ética y ritualidad y
restringido a la Lebenswelt de cada
individuo y su “calidad de vida” personal.” (1)
A este momento, tómese en
cuenta la diferencia que hay entre el léxico del sumak kawsay y el de la
Izquierda, y por el contrario las terminologías similares de la Derecha e
Izquierda, en que tan solo se diferencian por los apellidos: desarrollo
nacional-desarrollo local comunitario, crecimiento ilimitado-crecimiento
sostenible, democracia representativa-democracia participativa, libertad de
mercado-libertad de expresión, etc. “Ponerle un adjetivo no significa
cuestionar realmente la acumulación capitalista sino, como mucho, añadir un
aspecto social o una componente ecológica al crecimiento económico, como se le
pudo añadir antaño una dimensión cultural.” (10)
Entonces, lo que se hace
necesario es otra forma de relacionalidad en la que las relaciones con la
naturaleza no sean vistas como relaciones de producción, de fuerzas
productivas, de recursos naturales, sino de relaciones inter-vitales (fuentes
de vida) entre seres sistémicos con equitativas constituciones y equivalentes
coparticipaciones. Tanto para Smith como para Marx la naturaleza es solo “medio
de producción”, pues solo el “trabajo” genera valor y es posible la
“humanización” de la naturaleza para su servicio. No tiene valor en sí mismo la
naturaleza, solo es valor el producto que se extrae de la naturaleza. Así “Transformada
en recurso, la naturaleza no tiene otra lógica que la de ser explotada hasta la
extenuación. Separada del hombre y de la sociedad, no es posible pensar en
interacciones mutuas. Esa segregación no permite formular equilibrios ni
límites y por eso la ecología sólo puede afirmarse a través de la crisis
ecológica… No es casualidad que al final del milenio buena parte de la
biodiversidad del planeta se encuentre en los territorios de los pueblos
indios. Para ellos, la naturaleza nunca fue un recurso natural, fue siempre
parte de su propia naturaleza como pueblos indios y, en consecuencia, la
preservaron preservándose siempre que pudieron escapar de la destrucción
occidental.” (2)
Esto debe llevarnos a entender
que estamos y somos parte de un gran organismo vivo, que cada ser humano es una
célula de ese Gran Ser y que si re-aprendemos a ser parte de ella, podremos
convivir en un mundo de seres inteligentes dentro de un sistema
armónico-complementario. Con lo cual hablaríamos del renacimiento de Heráclito,
los jonios, los egipcios y demás pueblos vitalistas y matriciales de Occidente,
en complementación con las culturas animistas y vitalistas vivientes y
sobrevivientes del mundo entero.
Por otra parte, para los
socialistas democráticos “El Buen Vivir implica también un nuevo modelo de
civilización en el cual el ocio o los sentimientos, aspectos invaluables,
tendría un espacio importante. Presupone también tener tiempo para la
participación política, la emancipación, la contemplación, las relaciones
interpersonales, etc.” (5) Pero para la Conciencia Andina, no se trata tan solo
de trabajar menos horas para tener más ocio y descanso, sino de entender que no
existe separación entre trabajo y vacaciones, que la vida no es trabajar de
joven para disfrutar de viejo, sino que el trabajo es diversión, aprendizaje,
sabiduría, etc.
El ideal del sumak kawsay “no
es el ideal del dolce far niente o de
una vida en la que el trabajo fuera cosa del pasado. El trabajo físico no es ni
una “maldición” (tradición semita) ni algo “indigno” para el ser humano
(tradición helenística), sino un modo de “comunión con el secreto de la vida y
del universo. En y a través del trabajo, el ser humano coadyuva a la vida (en un
sentido cósmico) a desenvolverse y posibilitar nueva vida. El trabajo es
igualmente reproductivo como el ritual (espiritual), y por lo tanto un esfuerzo
cultural. En sentido estricto, sólo la pachamama (madre tierra) –y con ella las
demás fuerzas naturales– es productiva; el ser humano es meramente su
“cultivador” (agri-cultor) y abogado.” (1)
Desde que los occidentales
fueran expulsados del paraíso por su dios patriarcal y obligados a trabajar por
el resto de su vida con el “sudor de su frente”, el trabajo es una maldición.
En cambio para los pueblos andinos el trabajo es la vida misma y es un regalo
precioso de ella, por lo que aman el trabajo como un medio de co-creación con
la existencia para activar su conocimiento interior. En este sentido, en el sumak
kawsay no se trata de emanciparse del trabajo como quieren los marxistas sino
de hacer del trabajo una forma de vida para despertar la conciencia y no para
llenarse de cosas materiales. No se trata de pasar por la vida trabajando y
vacacionando, teniendo como destino la muerte. Solo haber comprendido las leyes
del mercado (Derecha) y las leyes de la materialidad (Izquierda), sin haber
re-aprendido los principios psico-espirituales de la vida (sumak kawsay).
“Un tema fundamental que
merece reflexión es el de la gratuidad, en particular la de los servicios
públicos básicos que constituyen necesidades sociales: agua, energía, salud,
educación, etc.”. (5) En la filosofía andina toda forma de gratuidad pone en
peligro al sistema complementario, pues directa e indirectamente crea formas de
dependencia que conducen al paternalismo y a la formación de medios sutiles de
sumisión de unos por la superposición de otros (politburó). Lo que tampoco
implica entregar estos servicios al gran capital como propone la Derecha, para
el Sumak kawsay estos servicios deben estar en manos de las propias
comunidades. Son ellas mismas las que se sostienen y no están sujetas a la
voluntad del “Papá Estado” ni a la benevolencia del mercado competitivo.
Sólo lo que tiene que ver con
energía podría quedar en manos del Estado, pero la mayoría de la economía sostenido
en lo comunitario. “El sujeto de las iniciativas y decisiones políticas y
económicas no es el individuo (“ciudadano” o “consumidor”), sino la comunidad.
Por lo tanto, portador de derechos no es en primera instancia la persona
individual, sino el colectivo, la nación, el pueblo, pero también la tierra
(pachamama) y el agua, el aire y los recursos naturales.” (1) Incluso desde el
sumak kawsay no se buscaría la eliminación de lo individual privado como
pretendería cierta izquierda fundamentalista o estatista, sino su participación
en forma proporcional y complementaria. La preponderancia la tiene lo
comunitario y secundariamente lo privado y lo estatal.
Todo lo anotado es muy difícil
que sea aceptado por la Izquierda, que tiene básicamente una visión
materialista e inmediatista de la vida. Su lucha política de siempre ha sido
porque el pobre alcance estándares de dignidad económica y ahora con una cierta
una actitud ecológica. Así, su visión de que a partir del desarrollo material
viene lo espiritual es otra contradicción con el sumak kawsay que lo concibe al
revés, pero no como algo separado ni progresivo sino en paralelo y
complementariamente. Incluso, para el sumak kawsay la cuestión es mucho más de
fondo y tiene que ver con una dimensión mágico-mítica, o de encantamiento (en
palabras de Weber) para tomar conciencia de que estamos en un mundo sintiente o
de sentipensantes, en la que todos estamos integrados dentro de un mismo campo
unificado o interrelacional, bajo el cual, todo lo que hacemos contra la
naturaleza lo hacemos contra nosotros mismos, de ahí la gran cantidad de
enfermedades nuevas que han ido surgiendo (teoría de la complejidad).
Hoy la física quántica nos
explica de mejor manera, cuando señalan que la energía se mueve a dónde va la
intención humana, y si la intención es de explotación sutil (Izquierda) o
despiadada (Derecha) la reacción o refracción de la biosfera (pachamama) es en ese mismo sentido. Lo
que conlleva la alteración de todo el sistema natural de equilibrio y armonía
para generar un desorden general, que es lo que la ciencia llama efecto
invernadero -en el caso del planeta- y enfermedades en cuanto a los seres
humanos. Si la humanidad está muy enferma es que la biosfera también lo está,
es decir, el hombre del crecimiento ilimitado se está convirtiendo en la célula
cancerígena ilimitada que nos está llevando a la muerte de todos. La Madre
Tierra está enferma y eso no entienden sus hijos enfermos de extractivismo
(efecto mariposa o teoría del caos).
En un sistema enfermo -como es
el capitalismo y el piramidalismo en general- seguirán habiendo nuevas
enfermedades y más enfermos, lo que implica la necesidad de más
infraestructura, ese es el crecimiento ilimitado que no soluciona el asunto de
fondo. Mientras más enfermos más hospitales, cuando lo que necesitamos es que
hayan menos enfermos y no más medicamentos para más enfermos. “En otras
palabras, el crecimiento desenfrenado impulsado por el capitalismo –en términos
de bienes y servicios, capital y consumo– puede ser comparado en la perspectiva
andina con el desarrollo desmedido y totalmente irracional del cáncer, que en
su codicia de devorar todas las células sanas, lleva al organismo al borde de
la muerte. En cambio, el “crecimiento”
en sentido andino puede ser comparado con el desarrollo orgánico de una planta
o de un niño porque obedece a las leyes de los ciclos vitales, la dialéctica de
la vida y la muerte, la asimilación gradual y cuidadosa de los nutrientes,
respetando la ley cósmica de la conservación de la masa y la energía.” (1)
Algunos investigadores, como
el psiquiatra Claudio Naranjo (Chile) o el psicólogo José María Fericla
(España) que han estudiado a la gente de la Amazonía -con poco contacto con la
civilización-, señalan que no encontraron ni una sola enfermedad psicológica en
la población, pero sí, en aquellos con más o mucha relación con el mundo
civilizatorio (http://www.youtube.com/watch?v=Qc8O2Z06LUg).
Por lo tanto, a mayor desarrollismo mayor enfermedad, a más materialismo más
desigualdad social, a más extractivismo más pobreza, a más desarrollo más
subdesarrollo, en síntesis, a más piramidalismo más crisis y desestructuración
de todo tipo.
Esto que ahora lo entiende la
quántica y la ciencia holística, ya lo comprendían los pueblos vitalistas de
toda la Madre Tierra. Ellos sabían que la tierra responde a toda acción humana
por lo que guardaban correspondencia en cada acto de su vida, a partir del
entendimiento de “la relacionalidad constitutiva que existe entre los mundos
biofísicos, humanos, y sobrenaturales o espirituales”. (4). A este conocimiento
de la naturaleza, los conquistadores y la academia le han llamado formas de
culto y adoración, cuando es un asunto de simbiosis energética y homeostasis
conciencial entre ser humano y naturaleza, como partes de un solo organismo
vivo.
Entonces, el asunto de fondo
es la visión dualista entre naturaleza y hombre, naturaleza y cultura, mente y
cuerpo, inteligencia y sentir... que ha guiado el pensamiento cientificista
eurocéntrico. “Bien es sabido que entre las condiciones de posibilidad más importantes
para la consolidación de estas ciencias se encuentran la secularización de la
sociedad y la separación de naturaleza y cultura; en otras palabras, las
ciencias modernas (incluidas las sociales) requirieron la expulsión de dios (la
espiritualidad) y de los seres no humanos como actores del conocimiento
objetivo, y a la magia y el mito como sus prácticas –todos estos precisamente
ingredientes claves de muchas de las posiciones “pachamámicas”. (4)
Dualismo existente en el
“pensamiento único”, ya que la naturaleza y por ende el ser humano funcionan en
la relacionalidad -a todo nivel y forma- (unión de opuestos). Pues todo tiene
que ver con todo (principio holístico) y no existe vida fuera de la red de
relaciones que determina la vida misma. Siendo ésta la revolución de estos
tiempos y de esta humanidad, el de continuar en una visión
mecanicista-materialista-racionalista o el de dar un salto a una conciencia
relacional-holística-vital (pachakutik).
Es decir, un cambio epistémico total para salir del reduccionismo y la miopía
de esta sociedad hikikimori y
anoréxica, por una conciencia plena y heterogénea. Este el asunto central y
fundacional, no tan solo el problema de lucha de clases o de sistemas
económicos, sino a un nivel ontológico, sistémico y orgánico estructural.
Por tanto, estamos frente a
dos formas de conocimiento y de construcción de mundos, y para que sea posible
“otro mundo” es necesario comprender que “Ya no son los modérnicos o
intelectuales de siempre los únicos poseedores de conocimiento válido y de la
verdad, los únicos dueños del balón; más aún, ya no hay un solo balón, ni una
sola cancha, ni un solo conjunto de reglas de juego. Ya no cabe en estos
tiempos y al nivel en que ha llegado las ciencias de la complejidad que sigan
defendiendo sus privilegios a partir de descalificar a los ancestrales “como
locales, románticos, equivocados, simplistas, esencialistas, etc.” (4) . “En
efecto, el conocimiento en cierto punto se convierte en una pregunta ética
porque, ya que no existe una ética universal, no existe un conocimiento
universal. Existen diversos tipos de conocimientos, diferentes maneras de
conocer.” (2) Entonces, si realmente quieren otro mundo y creen que este es
posible, solo será si el mundo piramidalista de Derecha e Izquierda “se abre a
nuevos mundos; al encuentro con otros mundos de vida y otros saberes”, como
dice Enrique Leff.
Posmodernismo y
transmodernismo
La mayoría de Izquierdas (y
también las Derechas) con suma facilidad y de la noche a la mañana suelen
integrar cualquier componente a su discurso, sin previamente haberlo digerido y
más que todo de haberlo asimilado en su ser. Lo que hace ver su desesperado
afán de protagonismo o de ansiedad por el poder, pero nada de una
interiorización real. Tan solo la incorporación de teorías que no salen de la
experiencia vivencial sino de nuevos moldes mentales o de visiones iluminadas
de ciertos intelectuales (Ilustración del siglo XXI). La mayoría de estas
teorías provienen de las universidades del “Norte” de la cual reproducen
mecánicamente la intelectualidad del “Sur”. De la teoría a la práctica y no de
la vivencia a la concienciación. De ahí que cuando asumen posiciones de poder,
las teorías se caen fácilmente y su práctica formada en la cotidianeidad de su
vida dentro del capitalismo piramidalista, supera sus sueños y quedan atrapados
dentro de la codicia del poder y en el status
quo del sistema estructurado. Esa es la historia de la Izquierda en todo el
mundo, de ahí la pregunta: si el asunto central es la “toma del poder” o el
enraizamiento del poder en la cotidianeidad.
De otra parte, las antiguas “Izquierdas
ortodoxas” y ahora las autodenominadas “Izquierdas progresistas” en el poder,
siguen con el mismo argumento de que necesitan más recursos económicos para los
grandes cambios y para salir de la pobreza -algo que también lo dice la Derecha-.
A mayores recursos menos pobreza, es la teoría economicista. Es decir, resolver
la pobreza a partir de la riqueza, cuando se ha demostrado hasta la saciedad
que no es asunto de riqueza, pues a la final la riqueza que se crea -termina a
corto o largo plazo- concentrándose en los mismos grupos de poder, y principalmente
porque genera nuevas formas de dependencia. Es como creer que los ricos van a
resolver el problema de los pobres, o que la causante de la pobreza es la
pobreza misma, cuando lo que genera la pobreza es la riqueza concentrada.
Esto también nos lleva a entender
que la pobreza no es solo económica sino integral y por ende los ricos también
son pobres en otros sentidos y elementos. Esto significa que el sistema en sí
mismo es pobre y por ende el sistema eurocéntrico capitalista/socialista nunca
acabará con la pobreza. No puede acabar el mismo sistema que la ha generado y
que está constituido piramidalmente. Si el sistema es pobre en sí mismo, solo
generará crisis cíclicas como lo demuestra toda la historia patriarcal. Por lo
que no se trata de “acabar con la pobreza” o “salir de la pobreza” como propone la
Izquierda, sino cambiar el sistema piramidalista que genera pobrezas múltiples
para toda la sociedad y la naturaleza.
Por ende, si de algo hay que
salir, es de la riqueza como sistema de generación de recursos o de crecimiento
económico ilimitado, por un sistema espiral de apoyo mutuo entre ser humano y
naturaleza, y consecuentemente entre los seres humanos (mutualidad). Cualquier
barnizada del eurocentrismo será solo para mantener el mismo esquema con
ligeros retoques de tiempo en tiempo, para presentarla como nueva o renovada
cuando en el fondo es más reencauchamiento del mismo sistema civilizatorio. En
este sentido, la acción no es solo ni principalmente sobre el capitalismo sino
sobre las epistemologías y ontologías que la sostienen y que es todo el
constructo sintetizado en lo que actualmente se denomina primer mundo, que es
la gran ilusión y novelería de nuestro tiempo.
Primer mundo con sus
categorías de “modernidad”, “progreso” y “desarrollo” que son presentados como
la salvación de nuestro tiempo. Discurso que pega fácilmente en un pueblo
hambriento y que se acoge a cualquier canto de sirena, como ha sucedido tantas
veces en los gobiernos de Derecha, como en los populistas y clientelares, y
ahora con la Izquierda autosuficiente y paternalista que ofrece el nuevo
milagro. Así señalan: “En eso consiste el Vivir Bien: en utilizar la ciencia,
la tecnología y la industria para generar riqueza, de otra manera, con qué se
podrían construir carreteras, levantar postas sanitarias, escuelas, producir
alimentos, satisfacer las necesidades básicas y crecientes de la sociedad. Pero
a la vez necesitamos preservar la estructura fundamental de nuestro entorno
natural para nosotros y las generaciones que vendrán, que tendrán en la
naturaleza la realización de sus infinitas capacidades para satisfacer sus
necesidades sociales” (5)
Recursos, que obviamente para
estos modernos eco-etno-culturo-socialistas deben salir de explotar mucho más a
la naturaleza y no de la riqueza ya explotada y que está en pocas manos.
Quieren explotar más, cuando la explotación ha llegado a un límite de
sobrevivencia y de lo que se trata es de no explotar más sino de equilibrar lo
ya explotado. Si se sigue explotando más se sigue aumentando el cambio
climático, en la que perdemos todos. De otra parte, los recursos económicos que
se explotan ganan mayoritariamente unos pocos, por ende otros pierden ya que no
les toca casi nada de las fuentes de vida que corresponden a todos los hijos de
la Madre Tierra. Y eso pasa a todo nivel en el juego de este sistema, en la que
siempre unos tienen jugosas ganancias mientras que otros tienen enormes
pérdidas, ya que no existe el win/win
de que ambos ganan, a pesar del discurso de que a largo plazo todos saldrán
beneficiados (“el goteo de las finanzas”). En el sistema eurocéntrico es
imposible que todos ganen y peor equitativamente, algo que sí es posible en un
sistema espiralado-mutualista, tal como funcionan las “cosmunidades” vivientes
del cuarto mundo.
Por ejemplo, “Un estudio de la
Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus
siglas en inglés) revela que casi un tercio de la producción de alimentos
destinados al terrorismo del consumo se desecha. El costo económico de este
despilfarro suma USD 750.000 millones, solo en gastos por productos agrícolas.
Son recursos perdidos, emisiones de gases de efecto invernadero lanzados a la
atmósfera en vano. Y lo más grave: la FAO reporta que a diario "una de
cada siete personas en el planeta va a la cama sin haber comido nada". (EL
COMERCIO, 29-09-13). Este simple dato demuestra que no hay falta de producción o
de riqueza sino todo lo contrario pero que está concentrado en pocas manos. No
hay que generar más riqueza sino equilibrar, la Pachamama es abundante y solo
hay que desconcentrarla. Pero no en una forma paternalista (bonos) ni siquiera
con distribución o redistribución como pretende la Izquierda, sino generando
proyectos colectivos o comunitarios de auto-sustentación. Pues lo fundamental
es eliminar la dependencia y no que simplemente tengan mayores ingresos dentro
de su dependencia, con el Estado protector o como mano de obra de las empresas
capitalistas. En otras palabras, que la mayoría de la población trabaje para sí
mismo y no para el Estado o lo privado.
En este sentido, para la
“Izquierda Pragmática” no se trata de limitar el crecimiento de los grupos
monopólicos sino de seguir sacrificando a la naturaleza, tal como lo hace la
Derecha, y solo diferenciándose con el discurso de que van a distribuir más
equitativamente. A esta Izquierda no le interesa enfrentarse al gran capital,
sino acelerar la explotación “sostenible y sustentable” de la naturaleza en su
supuesto proyecto de que así se saldrá de la pobreza. Al menos si fuera verdad
cuando todo es un eufemismo, pues como se ha demostrado la renta termina yendo
en su gran mayoría a los mismos grupos de poder, incluso la pobreza disminuye
más cuando hay menos gasto público, esto quiere decir, que la renta en el caso
del gasto público va más a las clases medias y altas que a los pobres.
Según esta Izquierda, ésta es
una táctica y estrategia de la “revolución por etapas”, a través de construir
una sociedad posneoliberal, la misma que conducirá a un “capitalismo popular” o
“socialismo de mercado” para finalmente generar un “biosocialismo republicano”,
en palabras de René Ramírez uno de los principales ideólogos de la “Revolución
Ciudadana”. Algo parecido al fracaso del “socialismo burocrático” con su famosa
“revolución democrático burguesa”, por lo que no hay cambio de fondo entre la
antigua y la moderna Izquierda. Por lo tanto, de lo que hay que salir no es de
la pobreza sino de la riqueza expoliadora del primer mundo y del derroche
hedonista del consumismo tecnocrático (ambos en crisis y descomposición).
Desde el sumak kawsay no se
trata de crear un “capitalismo popular” para construir el “socialismo del Buen
Vivir” (¿revolución por parches?), como plantea la Izquierda. El camino al
sumak kawsay es el sumak kawsay, como para el socialismo sería el socialismo, pero
lo que hace la Izquierda marxista es seguir con las mismas políticas
capitalistas en su proyecto de consolidación económica estatal. Lo hizo Lenin,
Mao, y demás Izquierdas en el poder y no han logrado ningún cambio. De ahí que
resulta incomprensible lo que vienen haciendo los gobiernos “progresistas” de
la América Latina, que ni siquiera se están acercando a la propuesta teórica de
su socialismo peor al sumak kawsay / suma qamaña.
En todo caso, lo cierto es que
hasta ahora no hay ninguna sociedad posneoliberal como vienen pregonando dichos
gobiernos pues las estructuras económicas siguen intactas y más bien ha crecido
el poderío económico de los mismos grupos monopólicos. Por tanto, no hay un
posneoliberalismo sino un “neoliberalismo estatal” que sigue en la misma lógica
de acumulación y de goteo para el pueblo, ahora por parte del Estado benefactor
y la creencia -que viene desde el neoliberalismo- de “que a la larga todos se
mojaran”, pero dicho de otra manera: disminución de la pobreza.
Es decir, en el neoliberalismo
de Derecha hubo la desmantelación del Estado para entregar los recursos al
capital privado, ahora es la consolidación del Estado para entregar los
recursos a ese mismo Gran Capital (neoliberalismo de Izquierda), y un poco más
de migajas para los pobres a través del paternalismo educativo y del altruismo
sanitario. Esa es la única diferencia, todo lo cual no está conduciendo a un
“capitalismo popular” sino a un capitalismo puro y renovado. Es otras palabras,
el neoliberalismo provocó la aparición de lo que algunos llaman el “capitalismo
salvaje”, que nos ha conducido a una crisis general y con lo cual se avizoraba
el fin del capitalismo. Estaban dadas las condiciones para un cambio
estructural, pero la “Izquierda Progresista” con políticas socialdemócratas se
está encargando de reajustar y reacomodar el capitalismo. En vez de aprovechar
la situación para trastrocar el Estado colonial, están intentando salvarle al
solidificar ese mismo Estado.
Todas las políticas estatistas y nacionalistas
no están conduciendo a recrear un nuevo Estado sino simplemente a que el Estado
colonial sea más eficiente, suficiente, diligente, cálido, etc. Así es, el
Estado colonial está más prolijo y eficaz, pero consecuentemente evitándose su
caída y la oportunidad de una revolución alter-nativa para estructurar un nuevo
sistema desde sus raíces. Una prueba más de que a la Izquierda no le interesa
des-occidentalizar los Andes sino tan solo corregir o reestructurar el mismo
sistema colonial. Por ende, queda confirmado que no se está abriendo el sumak kawsay,
sino lo que se intenta es la incorporación definitiva del cuarto mundo
(subdesarrollados) a un modernizado y retocado Estado colonial a través del
eufemismo del Buen Vivir.
Por lo que la gran pregunta
es: ¿se puede ser posneoliberal y anticapitalista?. En algunos círculos se
sostiene que los actuales “gobiernos progresistas” son antineoliberales pero no
anticapitalistas. Lo cual nos parece un contrasentido, pues el neoliberalismo
ha calado en todos los ámbitos, que ya no solo es una corriente económica sino
un paradigma inmerso en toda la sociedad, por lo que ahora no solo es una
expresión de lo privado sino del Estado. Así por ejemplo, todo el discurso de
la eficiencia, la eficacia, la excelencia, la meritocracia… que fuera parte de
la Derecha ahora ha sido integrado por las Izquierdas. El neoliberalismo está
enclavado en todo el sistema, que para desmembrar al neoliberalismo hay que
hacerlo en conjunto con todo el sistema
capitalista-civilizatorio-patriarcalista.
De otra parte, desde que China
optó por el neoliberalismo, todo el mundo funciona en última instancia de esa
manera. Por más que este país se siga declarando como país comunista, sus
políticas son neoliberales por lo que sí es posible la existencia de un
neoliberalismo estatal. El sistema piramidalista es uno solo y cada vez se ha
ido mimetizando a todo nivel, y si el neoliberalismo ya está posesionado lo
está hasta la médula de todo el sistema. De ahí que no se puede ser anti-neoliberal
y capitalista o viceversa. Se es antineoliberal y anticapitalista, y no uno de
los dos. Para hablar de posneoliberalismo al mismo tiempo tiene que ser
pos-capitalista y trans-piramidalista para que sea real y profundo.
La prueba, es que a pesar de
los cambios que vienen ejecutando los “gobiernos progresistas”, los ricos son
cada vez más ricos y los pobres un poquito menos pobres, como lo señalan los
datos del mismo gobierno de Correa: “según las estadísticas más actualizadas
del SRI, los ingresos totales de los grupos económicos crecieron en un 12%
entre el 2010 y 2011, hasta ubicarse en USD 35 874 millones”. (El Comercio,
13-09-12). Y en el año siguiente, casi igual: “Los 110 grupos recibieron
ingresos en el 2012 por $ 40.048,6 millones, cifra superior en 9,11% a los $
36.703,9 millones que recibieron en el 2011.” (El Universo). Y algo parecido a
nivel mundial, “Las tres personas más ricas del mundo tienen una fortuna
superior al PIB de los 48 países más pobres. El patrimonio de los 15 individuos
más afortunados sobrepasa el PIB de toda el África subsahariana. Finalmente,
los haberes de las 84 personas más ricas rebasan el PIB de China con sus mil
200 millones de habitantes.” (10)
Entonces, el asunto no es solo
tener más recursos económicos a través de la explotación indiscriminada de la
naturaleza sino a dónde van a parar esos recursos. Si al menos tuviera como
destino al pueblo organizado en cooperativas, comunidades, asociaciones, sería
medianamente aceptable, pero como vemos la gran mayoría de la renta estatal va
en última instancia al gran capital, nacional e internacional. Dice García
Linera: “Si bien el Estado Plurinacional “privilegia lo comunitario” porque el
“sujeto principal de la revolución democrática cultural” en Bolivia es la
comunidad indígena campesina, “necesitaremos un tiempo para aprender a
gestionar lo comunitario productivo… y para demostrar en la práctica que lo
colectivo es mejor que lo individual (…) Nosotros quisiéramos impulsar sobre
todo lo comunitario, pero de momento tenemos que impulsar el fortalecimiento
económico del Estado como medio para generar excedentes que nos permitan apoyar
a la producción comunitaria”. Esto porque “el Vivir Bien no se sostiene sobre
la miseria”. (11)
Lo mismo dijeron sobre los
soviets en la ex URSS pero a la final terminaron construyendo un estatismo que
no dio paso al socialismo y más bien terminaron fortaleciendo al capitalismo,
el cual tuvo más argumentos para hablar del fracaso del socialismo. Y por otro
lado, siempre hay un después de algo, cuando de lo que se trata es iniciar ese
algo, ese después siempre resulta tarde, y peor querer pasar del estatismo a lo
comunitario, ese el más grande absurdo. La Izquierda tiene que aprender a
gestionar lo comunitario, pero cuándo, si está aprendiendo a gestionar y
perfeccionar el Estado colonial.
En cambio, si hubiera un
gobierno comunitario sería simplemente cuestión de ejercerlo. Esto demuestra
que Evo Morales no es un dirigente comunitario, siempre fue un dirigente
sindical y lo que ahora se necesita es uno comunitario. Hoy se hace urgente un
gobierno comunitario para que sea posible el sumak kawsay/suma qamaña, caso
contrario se seguirá con el mismo esquema que llevó al fracaso al socialismo
del siglo XX y ahora al socialismo del siglo XXI. Consolidar el estatismo para
luego dizque pasar a lo comunitario, es el gran sofismo de esta Izquierda y su
“socialismo comunitario”. El mismo error de la progresividad evolucionista, y
no la del aquí y el ahora. Una Izquierda en el futuro y no en el presente y en
la realidad histórica y geográfica de los Andes.
En consecuencia, seguimos con
el esquema del Estado salvador o “compensador”, del Estado que hace justicia,
del Estado que pone orden, del Estado desde donde se construye la nueva
sociedad; cuando el Estado -que justamente se consolida en el capitalismo como
órgano de represión- tiene sus propias virtudes y falencias, y en la
experiencia mundial tiene más debilidades que alabanzas debido justamente a su
condición enajenante, de ahí la idea marxista de desaparecerlo en el comunismo.
Por otro lado, los Andes antiguos nunca funcionaron en base a un Estado sino
dentro de otro sistema organizativo que no se le puede llamar Estado y peor
dentro de un Estado de tipo occidental (Estado-nación), por lo que es un
absurdo principalizar al Estado dentro de un sistema comunitario. La Izquierda
en general, no entiende que los Andes han funcionado milenariamente por el
sistema de comunidades, siendo esa su estructura y su condición natural propia.
Para qué construir un gran Estado ni siquiera pos- colonial, cuando los Andes
profundos no lo han construido nunca en su proceso. Incluso el actual Estado
burgués no ha logrado imponerse totalmente dentro de él.
Gracias al sistema de
nacionalidades comunitarias se ha mantenido -a pesar de todo-, la población y
la cultura indígena en estos 500 años, especialmente el cuarto mundo.
Consecuentemente por ahí mismo es por donde deberá salir fortalecida y no por
obra de un Estado generador de excedentes. Esto es lo que no puede entender la
Izquierda colonizada de que Amaruka es otra realdad, quizás el Estado como
creación eurocéntrica cuadre para el “norte” (aunque ya vemos el fracaso) pero
no en tierras que funcionan desde otras categorías y variables. El
comunitarismo no tiene que ver con una ideología estatista piramidal y
antropocéntrica, sino con un sistema colectivo espiral, matricial y vitalista.
Como vemos una vez más, la
Izquierda sigue sintiendo y actuando desde una “exterioridad” aun cuando está
“adentro”, es decir, físicamente está en el Sur pero sigue pensando desde el
Norte. Cuándo la Izquierda latinoamericana se va a dar cuenta de que vive y es
nutrida a todo nivel por Amaruka, y no va a seguir copiando los moldes
eurocéntricos para pretender construir totalmente la América Occidental, como
ya lo es la América anglo-sajona. Hasta cuándo van a pensar y actuar como
andinos, y no como desterrados de Occidente en los Andes como se sienten desde
hace más de 480 años. Ya lo decía el argentino H. Murema en los años 20 del
siglo pasado: “somos europeos exiliados en estas pampas salvajes”. Ya es
suficiente, y como dice Aníbal Quijano “es tiempo de aprender a liberarnos del
espejo eurocéntrico donde nuestra imagen es siempre, necesariamente,
distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos.”
Por 500 años los pueblos ancestrales
andinos han estado sin escuelas ni hospitales y se han mantenido relativamente
estables, y lo que necesitan ahora es ser protagonistas de la profundización y
florecimiento del comunitarismo viviente y no pasar a ser dependientes del
Estado colonial reencauchado, ni ser parte de un nuevo experimento llamado Buen
Vivir. No entienden que “El verdadero "sujeto" y portador de la
“vida” es la comunidad (ayllu), que se constituye como un microcosmos y que,
por consiguiente, se preocupa colectivamente por la salud, el bienestar y la
armonía ritual y religiosa.” (1)
Fortaleciendo lo comunitario
se fortalece al Estado Plurinacional, y no al revés consolidando al Estado
neo-colonial. Cuando lo comunitario tenga su rol principal en la vida oficial
-tanto política y económica- ellos mismos en inter-gestión se darán sus propias
escuelas y hospitales comunitarios, con sus propios conocimientos, metodologías
y medicinas. Tal como lo vienen haciendo los zapatistas en Chiapas y sin estar
en el gobierno colonial. Mucho más justificable sería en un gobierno indígena -como
el que se auto-califica Morales-, pero lo que se sigue fomentando son escuelas
y hospitales occidentales, cuando ya hay demasiados y lo que interesa es
activar escuelas y hospitales andinos, para que haya un equilibrio entre estas
dos formas de conocimiento y de vivir la vida. “El desarrollo realmente
existente no es otra cosa que la colonización del mundo por Occidente, la
guerra económica y el saqueo de la naturaleza. Todo desarrollo “alternativo” es
una mistificación. Cabe proponerse un posdesarrollo, necesariamente plural,
síntesis entre la tradición perdida de los excluidos por el desarrollo y la
modernidad que les es inaccesible. El “desarrollo” se parece a una estrella
muerta cuya luz se distingue todavía, aunque esté apagada desde hace mucho
tiempo y para siempre. Gilbert Rist.” (10)
En este sentido hay que tener
bien en claro, que toda la plata que obtienen los gobiernos lo destinan a pagar
las obras estatales (carreteras, hospitales, escuelas) y a la inmensa
burocracia. ¿Quiénes hacen las obras? Los grupos monopólicos, porque los pequeños
no pueden ganar los concursos. ¿Qué hace la burocracia con la plata? Lo entrega
principalmente a los centros comerciales. ¿A dónde ha ido a parar la plata? A
los mismos grupos de siempre, los cuales están muy contentos con el correismo
en el Ecuador. Y en Bolivia sucede lo
mismo y lo dice el propio García Linera: “Somos una economía que no rompimos el
vínculo con el mundo, como se decía; más bien es más abierta y estamos más
vinculados que en tiempos neoliberales, con la diferencia de que la riqueza
generada se queda en manos del Estado y éste lo redistribuye en el mercado
interno”. (11) ¿Y a dónde va el dinero en el mercado interno, señor García
Linera? Pues, la gran mayoría a los mismos grupos de poder que pueden ofrecer
los servicios y los bienes, y de ello una partecita para el pueblo a través del
Estado protector.
Esa la pequeña diferencia entre
el neoliberalismo de Derecha y el neoliberalismo de Izquierda. El mismo García
Linera lo dice y por tanto se contradice “en Bolivia actúan varios sectores
productivos: las empresas grandes, medianas y pequeñas que acumulan capital; la
pequeña producción que simplemente se reproduce; la producción comunitaria y el
Estado. El tipo de desarrollo que alcancemos dependerá de la correlación de
fuerzas.” (11) Y en el fondo la correlación es casi la misma, solo que ahora el
capitalismo de Estado es más fuerte, pero las comunidades deben todavía seguir
esperando a que García Linera construya su Estado excedentario para que sea
posible el cambio en la correlación de fuerzas. Es decir, nunca.
El pueblo deberá seguir
esperando a que les resuelvan los males creados por el mismo eurocentrismo a
través de políticas estatales coloniales, y no por la acción directa del poder
comunitario y sus miles de años de experiencia. Y mientras García Linera sigue
construyendo su Estado excedentario, las comunidades se siguen fraccionando,
individualizando, y cada vez hay más indígenas ricos que explotan a sus otros
hermanos. Es decir, el comunitarismo se sigue desinflando y cuando dizque
quieran comunitarizar la sociedad, los indígenas colonizados y occidentalizados
ya no querrán dar marcha atrás -como algunos actualmente- y seguiremos en lo
mismo.
Sin embargo, al menos en la
teoría para García Linera es importante lo comunitario aunque a largo plazo, en
cambio Correa ni siquiera habla de lo comunitario. En el Ecuador, a nivel
oficial e intelectual, el debate está entre lo privado y lo estatal, entre
Derecha e Izquierda; y lo comunitario-comunidad está totalmente en segundo
plano y en la mayoría de los casos subestimado, cuando es lo más importante
para el mundo andino en donde está asentado este país. En todo caso, con esto
demostramos, que para la Izquierda el Estado es lo primero y para el sumak
kawsay es lo comunitario, de ahí dos paradigmas y propuestas diferentes, por lo
que no es lo mismo sumak kawsay/suma qamaña que Buen Vivir/Vivir Bien.
En consecuencia, el asunto de
fondo es cómo y para qué se están invirtiendo esos recursos, y lo que vemos es
que no se están dirigiendo a fortalecer y ampliar las formas ancestrales de
vida (sumak kawsay) sino a introducir más del modernismo desarrollista del
primer mundo con parafernalias indígenas, ecologistas y culturales. No se está
buscando utilizar las tecnologías y metodologías andinas sino introducir más
del tecnomorfismo por una serie de tecnócratas (homo faber) formados en Occidente, “que como escribía Jean Paul
Sartre en la introducción a Los condenados de la tierra de Franz Fanon, repiten
como eco lo aprendido en París o Londres. Elites ilustradas neocoloniales,
fieles a los imperios de turno que se distancian de su propio “pueblo” y que lo
utilizan como rehén de su política dependiente.” (9).
¿Cuántos técnicos están
trabajando con epistemologías, ciencias y filosofías andinas? La respuesta es
casi nada, por no decir cero. Por ejemplo, el correismo viene construyendo una
serie de “escuelas del milenio” y “universidades del bioconocimiento” (Yachay,
Artes, Educación), con una gran infraestructura y una gran tecnología. Lo cual
a primera vista parece plausible pero el problema está en que estos institutos
siguen respondiendo a la lógica lineal, estructura sustantiva y pensamiento
dualista. Todo está diseñado y sigue la misma pauta curricular y pedagógica racionalista
de la diástasis del primer mundo. Es decir, es neocolonialismo puro.
Fácilmente se puede reconocer
desde el tipo de construcción de los establecimientos hasta lo que se enseña y
quienes lo enseñan, los cuales son al 100% formados en universidades del
piramidalismo monárquico-monoteísta, que presumen de maestrías y de PHDs del
cientificismo cartesiano. Si bien “la ciencia moderna ha desarrollado una
capacidad enorme para la acción pero no una capacidad análoga para la
predicción, las consecuencias de la acción científica tienden a ser menos
científicas que la acción científica misma”. (2) Algo –que en cambio- para los
pueblos primarios u originarios es parte fundamental en su manera de percibir y
de construir su realidad (mitos de retorno).
Estos nuevos centros de
adoctrinamiento no tienen ninguna diferencia con los más altos centros de la
epistemología primer mundista, en crisis y agotada. Lo único que tienen de
andino es el nombre y con eso quieren convencer de que están caminando por el
sumak kawsay. Por ejemplo, le ponen el nombre de yachay sin entender la connotación que esta palabra imprime. La cual
comprende que el conocimiento es inter-relacional, como así sugiere la palabra yachay que puede ser leída de izquierda
a derecha y viceversa. Típico folclorismo de Izquierda, cuando les sale algo
del indio que llevan en su ser -ya que están alimentados por la energía andina-,
aunque su mente siga en el Norte (“exterioridad”).
Si querían hacer otra
universidad, dentro de otras características y con epistemologías del “sur”,
simplemente debían haber destinado los millones de dólares que están
derrochando en la Yachay,
entregársela a la ya existente Universidad indígena Amawtay Wasi. Centro que fue creado con mucho esfuerzo, dentro de
un largo período y en medio de un gran proceso de estudio y de reconstrucción
de la sabiduría milenaria de los pueblos andinos. Pero para esta “Izquierda
progresista”, en vista de que dicho centro de educación superior no se ajusta
al esquema del conocimiento occidental ha procedido a eliminarla, demostrando
claramente su proyección neo-colonialista y anti-andina. Por tanto, la
utilización y manipulación de la palabra Yachay
es otro aprovechamiento utilitario por parte de esta Izquierda colonizada y
subalterna.
Todo esto ejemplifica
claramente que el discurso del sumak kawsay es un membrete que funciona como
carnada para que los peces mueran por su propia boca, es decir, los indígenas
se colonicen de una vez por todas. Aquí vale reflexionar con Boaventura de
Sousa Santos: "La universidad se centra exclusivamente en el saber
científico. Hay que traer el saber popular para dentro de la universidad. Esto
lo llamo extensión al revés. No es llevar la universidad para afuera, es traer
lo que está fuera para adentro. Y eso obviamente es muy complejo porque
nuestros programas de estudio fueron organizados en contra de la ecología del saber.
Por eso de alguna manera tendremos durante algún periodo transicional que crear
la contra-universidad dentro de la universidad". (Boaventura de Sousa
Santos, conferencia Descolonización Epistemológica del Sur, UACM, 11 de octubre
de 2013)
Y algo parecido está
sucediendo con las denominadas “comunidades del milenio”, en que no se está
consolidando a las “cosmunidades” vivientes dentro de sus propias formas
culturales, históricas y naturales de vida, sino construyendo nuevas reservas
como las que hicieron los ingleses con los indios norteamericanos. Es decir, se
están destruyendo las formas ancestrales y haciendo un experimento con ellos –como
también se hicieron en los campos de concentración nazi-, aunque no a un nivel
de genocidio pero si de etnocidio y epistemicidio. Los habitantes de la
amazonia fueron los últimos en ser colonizados y son el vivo ejemplo de lo que
sucedió hace 500 años en toda Amaruka, por lo que es claro que estas nuevas
reservas son la extinción de las verdaderas “cosmunidades” y su sistema “cosmunitario”
de vida en acción directa e interrelacional con el cosmos viviente.
Ahora encerrados en cuatro
paredes, en medio de computadoras y libros fríos para una experiencia desértica.
Tal como acertadamente reflexiona Josef Estermann: “La necrofilia del
androcentrismo occidental moderno y contemporáneo se plasma en la exaltación de
la tecnología, incluso respecto a los problemas ecológicos, en la fascinación
del varón por los objetos muertos (automóviles; computadoras; aviones; etc.) y
en los intentos de reemplazar procesos orgánicos por procesos mecánicos
(bio-medicina; manipulación genética; robótica), la sexualidad por el
cibersexo, la afectividad por el consumo de bienes, y el origen de vida en el
encuentro de pareja por la fecundación in vitro.”
Los pueblos originarios ni
siquiera son consultados si quieren vivir en “cárceles de cemento”, y
simplemente les dicen que eso es desarrollo y progreso, de lo cual se convencen
algunos. En dichas reservas no se guarda nada de su conocimiento y de sus
formas propias, pues para esta Izquierda vivir en armonía con la naturaleza es
vivir pobremente. La Izquierda siempre los ha visto a los indígenas “como
requiriendo la acción civilizadora o modernizadora por parte de quienes son
portadores de una cultura superior para salir de su primitivismo o atraso. Aniquilación o civilización impuesta definen así los únicos destinos posibles de
los otros. (8)
Las “escuelas y universidades
del milenio” son para silenciar y terminar con el conocimiento de la selva, una
sabiduría almacenada de miles de años que está extinguiéndose y que la
autodenominada “nueva izquierda” pretende dar la estocada final. Los abuelos lo
saben pues los jóvenes ya no creen que sirva su propio conocimiento, él único
válido es el occidental, es más, algunos prefieren ya no hablar sus idiomas
nativos. Todo ello bajo “el supuesto de la existencia de un metarrelato
universal que lleva a todas las culturas y a los pueblos desde lo primitivo, lo
tradicional, a lo moderno. La sociedad industrial liberal es la expresión más
avanzada de ese proceso histórico, es por ello el modelo que define la sociedad moderna. La sociedad liberal,
como norma universal, señala el único futuro posible de todas las otras
culturas o pueblos. Aquéllos que no logran incorporarse a esa marcha inexorable
de la historia, están destinados a desaparecer.” (8)
Paradójicamente la Derecha
prefería mantener a los indígenas “ignorantes” y como consecuencia se mantenían
sus conocimientos ancestrales. Irónicamente la Izquierda y la Centro Izquierda
les han querido “educar” y han terminado sucumbiendo sus sabidurías y por ende
sus formas de vida. ¿Quiénes han sido más nefastos para los indígenas, la
Derecha o la Izquierda? Siempre se ha visto, que los que intentan ayudar son más peligrosos que los que apoyan a enraizar en sus propios
procesos. La Izquierda salvadora, paternalista, mesiánica, heroica es la peor
de todas, por más que sus intenciones sean otras. Lamentablemente es la mayoría
de la Izquierda, por no decir toda ella.
Y lo mismo podemos decir de
los indígenas marxistas al interior del movimiento indígena. La Izquierda que
habla de interculturalidad debería hacerse la siguiente pregunta: “¿de qué
forma resulta posible construir un diálogo multicultural, cuando diversas
culturas fueron reducidas al silencio y sus formas de concebir y conocer el
mundo se han vuelto impronunciables? En otras palabras, ¿de qué manera se puede
lograr que el silencio hable sin que necesariamente sea el lenguaje hegemónico
el que hable o el que le permita hablar?” (2)
Vemos una vez más, que lo
único que está haciendo esta Izquierda es intentar introducirle al Ecuador a lo
más avanzado del pensamiento logocrático, tecnomórfico, hedonista y bulímico
del piramidalismo decadente que nos ha conducido al cambio climático. Sin
comprender que es el primer mundo el que ha generado la crisis y quieren resolverla
con otras formas de primermundismo, cuando las respuestas están en las
epistemologías del sur y del cuarto mundo. O como decía Einstein: “No podemos
resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.”
En los mismos EEUU y Europa
hay quienes cuestionan a todo el posmodernismo cartesiano y abogan por otra
ciencia y tecnología menos positivista y reduccionista, por “ej., la
fenomenología y la ecología, (…), la agroecología, algunas teorías de
complejidad, la biología relacional de Maturana y Varela, la etnografía de
modelos locales de naturaleza, el Budismo, algunas corrientes filosóficas de la
inmanencia/diferencia, como la obra de Deleuze y Guattari, algunas teorías de
redes auto-organizadas, algunos enfoques decoloniales, y quizás algunas
perspectivas anarquistas, entre otras.” (4)
Mientras algunos científicos
del primer mundo ponen como ejemplo de vida, sabiduría, ciencia, y tecnología a
las culturas ancestrales vivientes, otros buscan eliminarlas. Mientras unos van
a aprender humildemente (aunque no faltan quienes quieren patentarla), la
“Izquierda progresista” quiere ponerse a la cola del cientificismo dualista y
sustantivista que ya viene siendo cuestionado por las ciencias relacionales y
las ciencias de la complejidad. En eso, los primeros conquistadores fueron más
inteligentes ya que conservaron y siguieron utilizando las técnicas y
metodologías productivas andinas, además de la “avanzada” tecnología de los
pueblos indígenas, especialmente en minería y agricultura y que a la época era
más profunda que la europea. Todo lo cual les otorgaba grandes beneficios, pero
los actuales colonizadores de Izquierda son más papistas que el Papa, cuando
pudieran utilizar todos esos conocimientos ya no para beneficio exclusivo de
Europa sino de todo el mundo. Hoy en día, solo ciertos científicos,
antropólogos, médicos, ambientalistas… se esfuerzan por aprenderlos y
registrarlos (por ej. PRATEC), antes de que esos saberes sean aniquilados por
el desarrollo y el progreso del primermundismo.
El mismo Correa lo dice:
"Ojalá muy pronto tengamos centenas de chicos de nuestro pueblo shuar
estudiando en las mejores universidades del mundo, para que sin perder su
identidad vengan a sacar adelante a sus comunidades", (Telégrafo
04-09-13). Pero en esos institutos, de aquí y de allá, los alumnos indígenas no
solo que van a perder su identidad sino que también van a ser domesticados,
como la mayoría de ecuatorianos que han sido -y son- enajenados en las escuelas
repetitivas, memorísticas, alienantes del Ecuador colonial y republicano. Como
de igual manera los miles de profesionales que se han formado en Occidente y
que han dirigido nuestros países, los cuales han ahondado aún más la pobreza
cultural y económica en que vivimos desde la invasión española.
El correismo y el
garcialinerismo no llegan a comprender que “los conocimientos modérnicos son
limitados para iluminar caminos ante la crisis social, ecológica, y cultural
actual y, por el otro, que los conocimientos pachamámicos son vitales para
ello. Esto también es una condición histórica. Una forma intuitiva de entrarle
a esta proposición nos la da Boaventura de Sousa Santos al afirmar en una de
sus obras que estamos enfrentando problemas modernos para los cuales ya no hay
soluciones modernas.” (4) No hay soluciones
modernas desde el eurocentrismo sino desde los pueblos milenarios que son
poseedores de conocimientos profundos sobre los ciclos de la naturaleza. Ellos
están preparados, el hombre civilizado está en indefensión frente a la crisis
ecológica.
Todo esto, también implica
acabar con el presidencialismo, expresión republicana del monarquismo
civilizatorio. No es posible que un solo personaje maneje a su libre arbitrio todo
un país con millones de habitantes. Tenemos que recuperar los “Consejos de Visiones”,
desde las formas unicelulares (manzanas, barrios, comunidades, etc.) hasta
llegar a lo regional y nacional, en cuya máxima instancia “mande obedeciendo”
el Gran Consejo de Sabios. El pueblo organizado decide desde abajo y monta en
forma espiral, y no verticalmente descendiendo desde arriba. Para que de esta
manera haya una verdadera democracia, o mejor dicho una profunda pluricracia o
consensocracia, pues actualmente ya no vivimos ni siquiera una democracia sino
una nanocracia.
Sumak Kawsay vs Buen Vivir
En el discurso hacia fuera
esta “Nueva Izquierda” se presenta como anti-imperialista pero hacia adentro
son pro-imperialistas chinos y pro-grupos hegemónicos (banca). En el exterior
hablan del sumak kawsay y de los derechos de la naturaleza, pero casa adentro
la siguen minando poco a poco. Ante la intelectualidad y el academicismo hablan
de que están rescatando el sumak kawsay como una vía para salir del capitalismo
y para construir el nuevo socialismo, pero en la práctica se puede ver que el
sumak kawsay es solo un medio y no un fin para esta Izquierda. Ingenua o
intencionadamente dejan ver con claridad que su propósito de vida no es el
sumak kawsay y peor que sea su meta, es decir, es tan solo la utilización del
indigenismo para llegar con más facilidad a sus propósitos particulares con su
socialismo del siglo XXI.
En esto casi todas las
izquierdas coinciden en lo mismo, así por ejemplo lo dice Edgar Isch una de las
figuras del marxismo leninismo en el Ecuador y opositor del correismo:
“Queremos resaltar que a pesar de los aspectos de justicia social involucrados
en la concepción del ‘buen vivir’, y que son un avance para superar el
neoliberalismo, ello no puede reducir la lucha por la implantación del
socialismo y sus propias estrategias de desarrollo y distribución de la
riqueza, así como de la restitución del metabolismo entre sociedad y naturaleza
indispensable para mantener la producción y la vida misma. El eje de la
economía socialista va más allá al plantearse la eliminación de las diferencias
de clase social y de otro tipo, solo alcanzables mediante la socialización de
la propiedad productiva y de la riqueza producida por el trabajo de la mayoría,
pero que hoy es apropiada por pocos.”
Vemos una vez más que el
indigenismo tampoco es algo de conciencia en la Izquierda en general -como la
ecología-, sino el instrumentalismo de otra y nueva variable. En apariencia una
revalorización de lo étnico pero en última instancia un aprovechamiento
folclórico de carácter táctico-político coyuntural. En el discurso, la
“Izquierda progresista” primero hablaba de construir el Buen Vivir/sumak
kawsay, luego el socialismo del siglo XXI, posteriormente el biosocialismo
republicano, ahora el socialismo del buen vivir, mañana qué otro nombre será.
Todo lo cual configura un desorden de teorías y políticas de todo tipo, que a
la final no se sabe hacia dónde van, tanto que ni siquiera ellos mismos están
claros (populismo de Izquierda). Lo único que queda claro es la manipulación de
la palabra sumak kawsay, una maniobra folclórica en vista de que está de moda
ser indigenista, pero nada raigal y vivencial. Lo único nuevo, es que a las
epistemologías socialistas eurocéntricas las han envuelto con adornos
indigenistas, ecologistas, feministas, culturalistas, pero sigue la misma
fuente de pensamiento y de acción política de la eterna Izquierda dualista,
paternalista, economicista, cortoplacista. Ayer con la hoz y el martillo, luego
con el Che, ahora con la cruz andina, ¿mañana?
Solo puras teorías que
utilizan ciertas simbologías y principios andinos, con lo cual se abren paso en
ciertas comunidades indígenas, que ingenuamente se dejan enceguecer con ciertas
insignias ancestrales y hasta con palabritas en Kichwa. Todo lo cual se repite insistentemente
y con lo cual aspiran convencer a todos de sus bondades, mas no por la propia
conciencia de la gente. Como dice: Aldous Huxley "En su propaganda, los
dictadores de hoy confían principalmente en la repetición, la supresión y la
racionalización: la repetición de las consignas que desean que sean aceptadas
como verdades, la supresión de hechos que desean que sean ignorados y el
fomento y la racionalización de las pasiones que puedan ser utilizadas en
interés del Partido o del Estado".
Por otro lado, al sumak kawsay
no hay que rescatarlo o recuperarlo como señalan algunos intelectuales, sino de
expandirlo y florecerlo desde donde todavía resiste. Si los Andes centrales
hubieran sido colonizados y/o exterminados, nadie hubiera lanzado la teoría del
sumak kawsay. Quién se hubiera atrevido a proponerlo si no habría el soporte
para legitimarlo y ejemplificarlo. Si Bolivia, Perú y el Ecuador Profundos ya
hubieran sido colonizados, civilizados, modernizados y desarrollados totalmente,
hubiera sido imposible atreverse a lanzar esta propuesta. Gracias a estos
pueblos vivientes y sobrevivientes –en diferentes proporciones- es que es
posible soñar en reverdecer y ampliar nuevamente este sistema para todos los
Andes, y que sea una guía para el mundo entero.
En otras palabras, ha sido su
subdesarrollo, su cuartomundismo, es decir, su retraso a la colonización extrema
y a la civilización severa, lo que ha sostenido su permanencia cultural y
vital. “Ese desprecio, sin embargo, ha permitido que ellas sobrevivieran en el
silencio, en la oscuridad, en el desprecio simultáneo de sus propias élites
modernizadas y occidentalizadas. Esa “exterioridad” negada, esa alteridad
siempre existente y latente indica la existencia de una riqueza cultural
insospechada, que lentamente renace como las llamas del fuego de las brazas
sepultadas por el mar de cenizas centenarias del colonialismo. (9)
De ahí, que todas las
políticas de modernización, progreso y desarrollo, lo que han hecho es ir
terminando poco a poco con el sistema comunitario. A pesar de ello -y
cínicamente- todavía hay algunos que siguen hablando de desarrollo, cuando “ya
no tiene adeptos en los recintos internacionales “serios”: Fondo Monetario
Internacional (FMI), Banco Mundial, Organización Mundial de Comercio (OMC),
etc. En el último foro de Davos ni siquiera se habló de eso. Y en el Sur ya no
lo reivindican sino algunas de sus víctimas y sus buenos samaritanos: las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que viven de él. Y tampoco todas. La
nueva generación de las “ONG sin fronteras” hace girar la ‘charity business’
alrededor del aspecto humanitario y la intervención de urgencia más que del
despegue económico.” (10)
Por lo que la pregunta que
debemos hacernos es: ¿el Socialismo del Buen Vivir u otro, está destinado a
consolidar el ancestral sistema andino de vida o a exterminarlo completamente?
En dicha propuesta, el sumak kawsay terminará siendo solo un ingrediente más
del Buen Vivir, como ya reclaman algunas izquierdas y algunos intelectuales. El
sumak kawsay deja de ser lo que es, para pasar a ser una rama más de la
Izquierda. Es decir, el mismo desprecio de siempre, el irrespeto para pueblos
milenarios. Cuando debería ser al revés o por lo menos paralelamente, estamos
en tierras del sumak kawsay y ese debería ser el paraguas que sostenga a todo
lo demás, y no al revés, pero la prepotencia occidental y de los subalternos
occidentalizados sigue manifestándose. Lo indígena siempre a segundo plano,
solo relleno de los avanzados e ilustrados meritocráticos del siglo XXI (la moderna intelligentsia).
Pobreza, primer mundo,
ciencia… son eufemismos que tienen el propósito de colonizar los “Andes
Profundos”, ya que en estos casi 500 años no han logrado hacerlo con todo el
territorio, al no lograr a todos ellos todavía integrarlos a los “beneficios”
de la civilización y la modernidad. Algo que el mismo J.J. Rousseau criticaba
para Europa hace 240 años, a través de la artificialidad de la vida social y de la civilización, y que fuera interpretada
-sobre todo por la Ilustración- como progreso, cuando lo que ha hecho el
“estado social” es afectar y dañar el “estado de naturaleza”. Y todo ello no ha
cambiado hasta el día de hoy, “Seguimos asistiendo a la occidentalización del mundo
con la colonización del imaginario mediante el progreso, la ciencia y la
técnica. El economicismo y la tecnificación son llevados a sus últimas
consecuencias. La crítica teórica y filosófica radical, valientemente ejercida
por unos pocos intelectuales marginales, contribuyó al deslizamiento retórico
pero no desembocó en un cuestionamiento de los valores y prácticas de la
modernidad.” (10)
En otras palabras, con el
desarrollo y el progreso todavía no han podido someterlos al piramidalismo
eurocéntrico, para así esclavizados dentro del capitalismo/socialismo como mano
de obra que produce más para los grupos de poder privado o estatal. O educados
y civilizados para que no sean una traba o una piedra en el camino para sus
desaforados deseos de forrarse con el “oro negro”. Todo conocimiento para
modernizarlos es para que dejen de ser indígenas y se conviertan en mestizos o
en “felipillos” de sus otros hermanos que resisten la colonización (cuarto
mundo).
Incluso, posteriormente llegan
a matarse entre ellos mismos. Ya no lo hace directamente el colonizador sino el
propio indígena desarrollado, que ha caído en las trampas de la materialidad y
el cientificismo. Antes, sabios en los laboratorios de la naturaleza ahora, empíricos
frente a un computador. De una relación directa con la inmensidad del cosmos a
la pequeñez y miopía del aula. Para esta izquierda occidentalizada “Su
diferencia es la medida de su inferioridad. Por eso, lejos de constituir una
amenaza civilizatoria, es tan sólo la amenaza de lo irracional. Su valor es el
de su utilidad. Sólo vale la pena confrontarlo en la medida en que es un
recurso o una vía de acceso a un recurso. La incondicionalidad de los fines -la
acumulación de metales preciosos, la expansión de la fe- justifica el total
pragmatismo de los medios: esclavitud, genocidio, apropiación, conversión,
asimilación.” (12)
Los pueblos ancestrales por
500 años han resistido al colonialismo exterior e interior, y los
neo-colonizadores lanzan sus últimas estrategias con el fin de “sacarlos de la
pobreza”, para amoldarlos y cooptarlos al sistema de explotación capitalista,
bajo el argumento de generación de empleo. Si hace 500 años superpusieron sobre
los templos andinos las iglesias católicas, utilizando algunas simbologías
propias, y con el argumento de “extirpación de idolatrías”; hoy bajo el
concepto de progreso se pretende dar el último asalto a la invasión iniciada
hace 5 siglos, y así proceder a la conquista total por el piramidalismo de toda
Amaruka. Todo ello con el auspicio y el apoyo de algunos neo-colonialistas y
neo-felipillos, pues “el éxito del sistema mundo moderno/colonial consiste en
hacer que sujetos socialmente ubicados en el lado oprimido de la diferencia
colonial, piensen sistemáticamente como los que se encuentran en las posiciones
dominantes.”(3)
Lo que no terminan de entender
los actuales “felipillos” -indígenas y no-indígenas- es que la pobreza actual
fue traída e impuesta por los colonizadores. Europa vivía en una pobreza
extrema, como consecuencia de guerras cruentas, de conquistas internas, de
inquisiciones genocidas, y esas mismas políticas las implantaron en Amaruka y
en 500 años la han ido perfeccionando. Algo que ha sucedido también en la
propia Europa con los pobres que mantienen con su trabajo al piramidalismo
monárquico, y ahora a los grupos transnacionales. Durante este tiempo los
colonizadores han tratado de convencer a los indígenas de que siempre han sido
pobres, atrasados, inferiores, y que ellos han venido a salvarles del pecado,
de la ignorancia, de la enfermedad.
Y hoy en día repiten lo mismo
solo que con otras palabras y con nuevas teorías redentoras, como derechos
humanos, solidaridad, integración, participación. “Con matices, es el paradigma
de Sepúlveda el que prevalece todavía hoy marcando la posición occidental sobre
los pueblos amerindios y africanos. Expulsada de las declaraciones universales
y de los discursos oficiales es, sin embargo, la posición que domina las
conversaciones privadas de los agentes de Occidente en el Tercer Mundo, ya sean
embajadores, funcionarios de la ONU, del Banco Mundial o del Fondo Monetario
Internacional, empresarios, etc. Es ese discurso privado sobre negros e indios
lo que moviliza subterráneamente los proyectos de desarrollo después
embellecidos públicamente con declaraciones de solidaridad y derechos humanos.”
(12)
Ningún cronista dice que en
Amaruka encontraron pobreza, todo lo contrario, se quedaron admirados de cuánta
riqueza había. Es más, se la fueron llevando para Europa y ahora presumen de
ella, cuando todo el grueso del financiamiento del capitalismo naciente
proviene de Amaruka. Hasta finales del siglo 18, “la China y la región
indostánica tenían un peso productivo-económico en el “sistema-mundo”
(produciendo las mercaderías más importantes del mercado-mundo tales como
porcelana, la tela de seda, etc.) que Europa no podía de ninguna manera
igualar. Europa no podía vender nada en el mercado extremo oriental. Sólo había
podido comprar en el mercado chino durante tres siglos con la plata de América
Latina (del Perú y México).” (9). En 500 años las élites occidentales (no el pueblo)
han traído más destrucción, sufrimiento y muerte -en diferentes niveles y
formas-, que beneficios a las tierras de Amaruka y a sus habitantes milenarios.
Los colonizadores de antaño, al menos eran más más claros cuando hablaban de
extirpación de idolatrías, los conquistadores de hogaño son una “hipocresía
global” (Correa) y engañan con palabras como: carreteras, educación,
hospitales...
Por lo tanto, la salida a la
pobreza impuesta no puede ser con el mismo colonialismo eurocentrista, con
posmodernas teorías primermundistas de Izquierda, peor de Derecha. Teorías que
son la continuación y el perfeccionamiento de más de 500 años de expoliación,
las cuales solo han traído pobreza y han empobrecido al mundo entero, ahora
incluido Occidente. Si los pueblos ancestrales fueron capaces de generar
riqueza respetando a la Pachamama, tendrá que ser con esas mismas metodologías,
pedagogías, hermeneúticasas, las que harán posible un cambio armonizador y
complementario.
Si algo habrá que exportar al
primermundismo que ha llegado a su límite, son las ontologías, axiologías, epistemologías
andinas. Más importante que exportar materias primas y valores agregados, hoy
es fundamental llevar las concepciones simbióticas, homeostáticas, heterogéneas
de la filosofía andina. Salir de la pobreza traída, no será con más y nuevas
teorías competitivas, autosuficientes, meritocráticas, desarrollistas… sino con
las milenarias y comprobadas sapiencias de complementariedad, armonía,
reciprocidad, estabilidad, mutualidad, espiralidad, proporcionalidad,
polaridad, etc. Palabras todas estas desconocidas para la Izquierda y la
Derecha.
Las políticas de desarrollo, modernidad,
participación, integración, interculturalidad, pluriculturalidad… con las
mismas formas, medidas y cánones eurocéntricos de Derecha o de Izquierda, lo
que harán es conducir a los Andes Profundos a insertarse en la globalización
decadente del piramidalismo uniformizante. “Si el desarrollo no ha sido más que
la continuación de la colonización por otros medios, la nueva mundialización, a
su vez, no es más que la continuación del desarrollo por otros medios.” (10)
Las políticas de desarrollo primermundista son las modernas formas de
civilización para exterminar con las culturas matriciales vivientes. “El
desarrollo obró creando anormalidades (los “pobres”, los “desnutridos”, los
“analfabetos”, las “mujeres embarazadas”, los “sin tierra”), anormalidades que
entonces procedía a tratar de reformar. Buscando eliminar todos los problemas
de la faz de la tierra, del Tercer Mundo, lo que realmente logró fue
multiplicarlos hasta el infinito.” (8)
Entonces la “nueva izquierda”
no pretende florecer al sumak kawsay, sino que siguiendo la misma táctica de
traición con que mataron al Inca-Shyri Atawallpa, ahora quieren matar al sumak
kawsay viviente en el cuarto mundo y sobreviviente en el tercer mundo. Habrá
que salir de la pobreza impuesta pero no con más desarrollismo, sino siguiendo
y continuando con el propio camino ancestral, que demostró ser eficiente y que
logró terminar totalmente con la pobreza, hecho reconocido por los mismos
conquistadores. Se deberá construir una modernidad, pero no un modernismo
eurocéntrico sino uno dentro de las formas, modelos y conocimientos andinos. Se
deberá recrear una “ciencia de punta” pero dentro de las categorías, principios
y formas relacionales. Eso es lo que tiene que entender la Izquierda
colonizada.
Esa es la trampa que está
conduciendo el correismo y el garcialinerismo, si el pueblo no se da cuenta y
reacciona a tiempo. De ahí, que una vez más remarcamos que no hay que confundir
al Buen Vivir/Vivir Bien con el sumak kawsay/suma qamaña. Está claro que ahora
no lo son, quizás con el tiempo lleguen a serlo, pero para ello implica
descubrir al Buen Vivir para ver si es sumak kawsay o solo un disfraz, si es un
proyecto ingenuo o programado directamente para terminar la colonización
empezada y dar la estocada final. Es decir, darse cuenta si con el Buen Vivir
estamos viviendo la terminación de la invasión y conquista de América, o el
reflorecimiento y masificación de Amaruka. En todo caso, estamos viviendo esos
dos procesos y cada cual está en marcha, por un lado, el ataque de los Andes
Colonizados con la batuta de la tecnocracia economicista (homo economicus), y por otro, la resistencia de los Andes Profundos
con la guía de los maestros. Tecnocratismo versus sabiduría.
Concretizando, el indigenismo
en la Izquierda es tan solo un brazalete o un slogan a incorporarlo dentro del
marxismo. Han tomado simbologías, principios, formas étnicas para remozarse y
refrescarse pero por adentro son lo mismo. Solo son nuevos vestidos pero en el
fondo las mismas estructuras eurocentristas. Parecen diferentes, para quien no
puede mirar profundo y se deja engatusar por modas, y la Izquierda dicotómica
es experta en crear nuevas modas intelectuales, como la Derecha del terrorista
mercado consumista.
Un sector de la academia
occidental se ha dejado tocar por el etnicismo y se ha mostrado abierta al
nuevo ensayo de la Izquierda latinoamericana: El Buen Vivir. La cual ha surgido
como una esperanza luego del fracaso del “socialismo real” y de las
experiencias de los estatismos o capitalismos de Estado. Pero para otra
academia, el sumak kawsay no es algo objetivo ni racional, pues no se encuadra
dentro de los moldes de las ciencias sociales occidentales. Ante ello, los
cartesianos nacionales se han dedicado a acomodar al ancestral sistema andino,
para que se acople al academicismo y pueda ser incorporado dentro de los moldes
cientificistas primermundistas. Este es el neo-colonialismo que ahora envuelve
al “Socialismo del Buen Vivir” de Rafael Correa y al “Socialismo Comunitario”
de García Linera, presentados como sumak kawsay y suma qamaña, respectivamente,
cuando solo tienen el nombre y ciertas características generales. En el intento
de codearse con el cientificismo y sus categorías epistémicas, han terminado
desdibujando y tergiversando la propia naturaleza del milenario modo andino de
vida.
El acercamiento e
interpretación de la intelectualidad y del academicismo sobre el sumak kawsay
sigue siendo antropológica, de objeto de estudio por parte del sujeto
científico, como ha sido toda la historia analítica del eurocentrismo. Muy
diferente a lo que H. Maturana llama la “ontología del observador”, en la que
reconoce al observador como constitutivo de lo observado, y que le permite
explicar todos los fenómenos relacionados de la vida. Nuestra condición humana
toma lugar en nuestra manera de relacionarnos con los otros y con el mundo en
que vivimos. Todo ello muy diferente al materialismo y al cientificismo con su
“manera objetiva de ver el mundo”, y su proclamación de propiedad de la verdad
única, trascendente y universal. “A un mundo único corresponde un pensamiento
único.” (10)
En este sentido, la Izquierda
no supera el colonialismo cognoscitivo que “es la concepción que ve al otro
como objeto, no como sujeto. (2) Y lo que hacen los avanzados, desarrollados y
civilizados del tercer mundo, es llanamente copiar al primer mundo o acomodar
los elementos originarios para que sean calificados por el piramidalismo como
formas altas de pensamiento social. Pero lo que terminan construyendo es una
nueva versión o progresión del posmodernismo, más no un transmodernismo
(Russel) ni una nueva “visibilización de formas no dualistas de conocimiento y
de vida” (4). Tan solo un nuevo elemento de consumo para la academia, para
abrir nuevos cursos y maestrías de estudio del folclorismo social del tercer
mundo subdesarrollado.
Ese es el Buen Vivir que se
desovilla actualmente en Ecuador y Bolivia, que en el fondo es un
neo-aristotelismo del siglo XXI, ya que sigue siendo el hombre el centro de
todo, y la naturaleza tan solo un botín sin fin para el hombre “en vías de
desarrollo”. De ahí que es un anacronismo el confundir y dejarse engañar en que
es lo mismo Buen Vivir y sumak kawsay. En realidad -como hemos visto- el sumak
kawsay tiene muy poco en común con el socialismo y el aristotelismo, más a
nivel de ideales y aspiraciones humanas, que en epistemologías, ontologías,
axiologías, metodologías... El socialismo histórico y el sumak kawsay son más
inversos o “desencontrados” (García Linera) que complementarios, por más
intenciones humanitarias que hayan de por medio. De ahí que es importante que
cada cual marche por su camino, el “socialismo del buen vivir y el comunitario”
como otra variante del socialismo y de las izquierdas, y el sumak kawsay como
una corriente andina de los pueblos matriciales y vitales del mundo entero.
Ello no implica una total
oposición política o un rechazo mutuo, sino la posibilidad de caminar
complementariamente para reflejarse uno en el otro, como medio de
identificación de lo opuesto para encontrar el equilibrio y la armonía. Se
puede caminar paralelos pero cada cual en su vía, así el sumak kawsay puede
continuar y consolidarse, caso contrario podría terminar maquillado y
paulatinamente deformado, para ser cooptado por el piramidalismo como otra
variable folclórica dentro del posmoderno ecumenismo étnico.
No nos oponemos ni rechacemos
la construcción de un Buen Vivir con todas las voces disidentes del capitalismo
y del eurocentrismo. En todo caso, nos gustaría que este Buen Vivir se acerque
más a un Saber Amar heraclitano que a un Buen Vivir aristotélico, a un Buen
Vivir de corte matricial vitalista que a uno patriarcal mecanicista, sino, será
otro fracaso más de las Izquierdas. Incluso un nombre más preciso -que el de sumak
kawsay- para el modo de vivir andino, sería similar al griego pre-socrático con
philo-sophia o sabiduría de la relacionalidad, que al pos-platonismo con el
Vivir Mejor/Buen Vivir. En Kichwa sería munay-yachay y que está más acorde con
la filosofía de los abuelos andinos. Es decir, el saber-amar europeo y andino
son bastante similares, como con todas las
naturas (pre-culturas) y culturas matriciales del mundo entero, pero excluyente
de la civilización y de su piramidalismo patriarcal, reduccionista, causalista,
mecanicista.
En todo caso, lo importante
será salir del eurocentrismo y del dualismo para que las Izquierdas aprendan a
caminar en formas relacionales, vitales y matriciales. Partir de la experiencia
milenaria del vitalismo-animismo, y del fracaso de 5000 años del
patriarcalismo, de 2000 años del mecanicismo, y de 100 años del socialismo,
sería un camino para empatarse con los pueblos vivientes u originarios del
mundo entero. Y así dar un salto de conciencia -a un nivel o estadio más
profundo- en el proceso humano de re-activación de la conciencia total.
NOTAS:
(1)
Josef Estermann, “Vivir bien” como utopía política
(2)
Boaventura de Souza Santos, El fin de los
descubrimientos imperiales
(3)
Ramón
Grosfoguel, "La descolonización de la economía política y los estudios
poscoloniales"
(4)
Arturo
Escobar, ¿”Pachamámicos” vs “Modérnicos”?
(5)
Matthieu
Le Quang y Tamia Vercoutère, Ecosocialismo y Buen Vivir, Diálogo entre dos
alternativas al capitalismo.
(6)
Michael
Lowy, ¿Qué es el ecosocialismo?
(7)
Boaventura
de Sousa Santos, La caída del Angelus Novus
(8)
Edgar
Lander, Ciencias Sociales, Saberes coloniales y eurocéntricos
(9)
Enrique
Dussel, Transmodernidad e Interculturalidad
(10)
Serge Latouche, Contra el desarrollo: ni duradero ni
alternativo, octubre 27, 2013
(12) Boaventura de Sousa Santos, Una
epistemología del Sur