LA EGOLATRIA EN
CARONDELET
En una entrevista reciente, Tania Tinoco de Ecuavisa le
preguntaba a Alberto Acosta: por qué no se había quedado en Alianza País -como
lo había hecho Fander Falconí- y desde ahí
adentro reclamar su espacio? Y yo respondía: acaso Fander Falconí ha logrado
cambiar el rumbo de Alianza País, acaso él ha influenciado para que el
presidente corrija alguna de sus ideas. Y me preguntaba, si es que alguien en
Alianza País puede cambiar la opinión de Correa, o si alguien le puede decir
que está equivocado. Todo lo cual sería un gran atrevimiento y no creo que haya
alguien que ose en contradecir sus puntos de vista, sin que sepa lo que le
espera después, como les ha sucedido a tantos que hoy están fuera. Las pruebas
hay muchas y no es necesario estar junto a él para ver que es así.
Por ejemplo, en el mismo caso de la salida de Alberto Acosta
de la presidencia de la Asamblea Constituyente, Correa le pidió públicamente
que diera el paso al vicepresidente de la Asamblea. Si hubiera democracia en
Alianza País lo normal habría sido que al interior del buró se discuta y se
llegue a un acuerdo. Pero la prepotencia del Presidente hizo que hiciera
pública su disconformidad, y eso dejó ver cómo funcionaba Alianza País y quién
era el que manda ahí. Este ejemplo es
suficiente para entender a un personaje que es capaz de todo, incluso con su
mejor amigo (“acostista”) y quien organizara su candidatura y programa en
Alianza País. Otro caso: El Alcalde de
Quito promovió una encuesta para darle el nuevo nombre al Aeropuerto de
Tababela. La encuesta ciudadana determinó que se llame “Manuela Sáenz”, pero
bastó una simple orden de su majestad Correa, seguramente a su vez ordenado por
el emperador Chávez, para que se mantenga el nombre de Mariscal Sucre. Y así,
la lista es infinita.
Un paréntesis: Por cierto entre majestades se entienden y se
tratan así. Hace poco estuvo de visita en el Ecuador el Príncipe Felipe de
España y Correa dijo: “es un honor y un privilegio su visita”. Y cuando Correa
estuvo de visita en España, luego de que su “majestad el rey de España” tuviera
una caída en uno de sus “affaires” en el Africa, Correa al momento de saludarle
le dijo: “Cómo sigue su Majestad.” Seguramente sigue reconociendo el vasallaje.
Y algo parecido hacía con Hilary
Clinton. ¿Ese es un revolucionario? Así se habla y se expresa, con quienes han
cometido tanto genocidio, etnocidio, ecocidio, teocidio con nuestro pueblo y nuestra
cultura, a través de la conquista, la evangelización, las políticas de
desarrollo y ahora, con las salidas a la pobreza?
Si Correa ha hecho todo eso casa adentro, ya sabemos cómo es
casa afuera, con los periodistas, intelectuales, y con todo aquel que
contradiga sus sacrosantas ideas. Llegándose al extremo de que hoy se cree que
Correa es la Patria, y si alguien está en contra de Correa está en contra de la
Patria. Como dice el sociólogo Jorge León, Correa ha convertido a la política
en una religión del bien y del mal, donde él encarna el bien y todos los demás
son el mal. Tal como Reagan cuando lanzó su ataque contra el “imperio rojo” en
favor del “imperio del bien”, o George Busch contra Irak con el mismo argumento
del “imperio del bien contra el imperio del mal”. Este patriarcalismo de Correa es tan acentuado
en él, que como dice el “pájaro” Febres Cordero, se cree el segundo Cristo que
nos ha venido a salvar. Su palabra es omnipotente, omnisciente, omnipresente y
si alguien se atreve a decir algo es simplemente terrorista, vende patria,
infantil, romántico.
Entonces, quien puede creer ingenuamente que en Alianza País
(y por ende en el Ecuador) hay democracia. Ahí lo que hay es el culto a la
personalidad de Correa, quien hábilmente se ha ido creando esa imagen y desmontando
sutilmente a todo aquel que le contradiga. Solo han quedado quienes son fieles
a él, a su punto de vista, a sus criterios, a sus dogmas. (Recordemos que
Hitler estuvo 12 años en el poder y era alabado y bendecido por su pueblo.
¿Para luego qué?). Correa no quiere interlocutores sino simplemente buenos
gestores y excelentes aplicadores de sus políticas. Es un patrón de hacienda,
como Febres Cordero, solo que con políticas socialdemócratas. Correa no va a mandar a reprimir ni matar a
sus adversarios como hacía Febres Cordero, él utiliza la teoría de “baja
intensidad”, simplemente les mata acallándoles con la justicia, con el
menosprecio, con la burla, con la indiferencia. Así se mata ahora, ya no es
necesario matarles físicamente sino matar su conciencia, sus ideas, sus
creencias e imponerles unas nuevas, iluminadas y meritocráticas. Las mismas que
han sido canalizadas directamente de Dios, de Marx y hasta de la Pachamama,
como todo un gran posmodernista.
El periodista Jorge Gestoso le preguntaba a Correa si pensaba
que era arrogante y prepotente como le acusaba la oposición. A lo que respondió
con un tajante NO. Acaso Franco, Mussolini, Pinochet, y tanto dictador -legal y
no legal- ha reconocido sus acciones y sus comportamientos? Todos justifican y
dicen que era necesario y que todo eso lo hicieron por amor a la Patria. Todos
repiten lo mismo a su turno. Pero lo más triste (por decir lo menos) es la
gente de izquierda que le apoya, quienes justifican su comportamiento bajo el
argumento de que lo que importa son las obras que él está haciendo. Como que la forma y el fondo no fueran lo
mismo. Y cuando lo que simplemente vemos
es a un caudillo que ha hecho lo que cualquier socialdemócrata -con mucho o poco dinero- hace en cualquier parte del
mundo: obritas sociales y mejoras estatales (Miterrand, González, Palme), y ahí
vemos como está Europa ahora. Cuando lo principal para un revolucionario es que
el cambio viene del empoderamiento del pueblo, de la participación creativa y
activa de las bases, de la acción consciente de la sociedad organizada. Eso lo
fundamental, para llamarlo revolucionario y no simple reformismo, que es lo que
vemos.
En el fondo, lo que hay en el equipo de izquierdistas y de
tecnócratas de la “revolución ciudadana”, es tan solo un estereotipo mesiánico,
asistencialista, redentor. Será por eso que ahí están los ex AVC que también
tenían ese espíritu de salvadores del pueblo, con sus actos heroicos de
guerrilleros. ¿Sino cómo explicar su presencia y apoyo?. Cómo explicar que los
comunistas del FADI y del PCE estén apoyando a un gobierno totalitario, quizás
porque creen en las políticas leninistas y estalinistas de represión a las
ideas “pequeño burguesas”, a todos los contradictores del seno del Partido de Clase.
Cómo es que callan y no hacen algo
frente al ataque que viene haciendo Correa a las organizaciones sociales
tradicionales, que ellos mismos ayudaron a construir? Movimientos sociales que
han cometido muchos errores y graves en algunos casos, lo que no significa apoyar
o callar ante la actitud de Correa, quién pretende a estas organizaciones matarlas políticamente e intelectualmente.
Cuando lo adecuado habría sido entrar en un proceso de reaprendizaje mutuo, de
retroalimentación de fallas paralelas.
Qué pena con estos izquierdistas que no dijeron nada sobre
los 10 de luluncoto. Cómo cambia el poder . ¿Cómo un Alexis Ponce ex APDH
justifica a este gobierno y una Elsie Monge no calla? Dónde está la decencia y
los principios? Claro, él sabe que si se atreviera a decir algo ya no estaría de
asesor de la Secretaría de Aguas, donde además gana muy bien, y su padre ya no
seguiría de embajador en Cuba. Y así con un Rene Mauge, de ex Secretario del
Partido Comunista a legislador de la socialdemocracia por la ID, y ahora de asesor en el CNE. Y la lista es larga de
cómo a estos “revolucionarios”, el poder y la ambición de gloria (egocentrismo)
acaba con sus principios. En realidad la mayoría de estos luchadores sociales
al principio lo hacen por amor pero luego se burocratizan, se dogmatizan y finalmente
se venden al mejor postor, desde donde quieren imponer sus políticas
salvadoras. Hay solo pocos consecuentes, como por ejemplo a nivel artístico el
Carlos Michelena y el Jaime Guevara, los
otros bien pagaditos por el Correa y con el rabo entre las piernas. ¿Alguien se
atrevería a criticarles a ellos, con
todo el trajín que tienen a su cuesta?
Con esto no quiero decir que el problema solo sea de estilo
sino que es de fondo, pues tampoco se trata de actuar amable y cortésmente,
como aparecía el discurso y las formas de Sixto Duran Ballén, pero sus
políticas -especialmente económicas- eran totalmente dictatoriales, como lo es
el neoliberalismo. Incluso el asunto es mucho más de fondo, el mismo sistema es
dictatorial. Los que han estado de presidentes pueden haber tenido actitudes
democráticas, en el sentido de escucha, de respeto, pero no son conscientes que
el sistema capitalista en sí mismo es prepotente, agresivo, vertical,
piramidal, patriarcal, concentrador, acumulador.
Con todo lo señalado, no estamos alabando ni defendiendo a
la otra izquierda, que en su momento también han hecho lo mismo en las
instancias de poder sectorial que han estado dirigiendo. Hoy critican a Correa
pero en sus organizaciones tampoco hay democracia, y estoy seguro que si
llegaran al poder harían lo mismo. En todo caso, habría que fiarse más de
aquellos que no tienen ambiciones de poder (por ejemplo Alberto Acosta). Así
que toda la izquierda debe curarse de la malhadada “dictadura del proletariado”
y la dictadura del ego, si es que quieren un verdadero cambio para el país y
eso comienza casa adentro. Sino serán diferentes expresiones y formas de
dictadura, unos más que otros, y en donde unos son más “caretucos” que otros
pero cada cual se cree el más santo. Como especialmente el actual petulante que
se hospeda en Carondelet, que no sabe que cuando se sube muy alto la caída
también es estrepitosa y dolorosa, sino que les pregunte a Abdalá, Lucio,
Mahuad, y a todos los ex presidentes que lo saben muy bien.
Pero insisto, entendemos claramente que más que la violencia
de las palabras y los actos grotescos, está la violencia del sistema, y dentro
de ellas, la más preocupante son las políticas paternalistas, caudillistas, verticalistas,
patriarcalistas, que confunden, que generan dependencia, que crean falsas
expectativas, y que deforman a un proceso revolucionario profundo. En otras palabras, todo proceso en que no
haya la participación y más que todo la creación del pueblo, será otro proyecto
salvador fracasado, como han sido los de la derecha y de izquierda en todo el
mundo. O es que hay alguna excepción, hay alguien que haya hecho lo contrario y
sea un ejemplo? Basta de salvadores de todo tipo y color, necesitamos líderes
auténticos y no “caretucos” que llegan al poder porque hacen un mejor show, y
lanzan algunas migajas al pueblo (bono) y mejores carreteras para los sectores
medios, y creen que así se construye otro sistema, cuando lo único que hemos
visto es que se ha estado “mejorando y perfeccionando” el mismo sistema, y nada
más.
Atawallpa Oviedo Freire
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