lunes, 18 de febrero de 2013

6ta. PARTE: LOS REPETITIVOS ERRORES DE LA IZQUIERDA



LA EGOLATRIA EN CARONDELET

En una entrevista reciente, Tania Tinoco de Ecuavisa le preguntaba a Alberto Acosta: por qué no se había quedado en Alianza País -como lo había hecho Fander Falconí-  y desde ahí adentro reclamar su espacio? Y yo respondía: acaso Fander Falconí ha logrado cambiar el rumbo de Alianza País, acaso él ha influenciado para que el presidente corrija alguna de sus ideas. Y me preguntaba, si es que alguien en Alianza País puede cambiar la opinión de Correa, o si alguien le puede decir que está equivocado. Todo lo cual sería un gran atrevimiento y no creo que haya alguien que ose en contradecir sus puntos de vista, sin que sepa lo que le espera después, como les ha sucedido a tantos que hoy están fuera. Las pruebas hay muchas y no es necesario estar junto a él para ver que es así.
Por ejemplo, en el mismo caso de la salida de Alberto Acosta de la presidencia de la Asamblea Constituyente, Correa le pidió públicamente que diera el paso al vicepresidente de la Asamblea. Si hubiera democracia en Alianza País lo normal habría sido que al interior del buró se discuta y se llegue a un acuerdo. Pero la prepotencia del Presidente hizo que hiciera pública su disconformidad, y eso dejó ver cómo funcionaba Alianza País y quién era el que manda ahí.  Este ejemplo es suficiente para entender a un personaje que es capaz de todo, incluso con su mejor amigo (“acostista”) y quien organizara su candidatura y programa en Alianza País.  Otro caso: El Alcalde de Quito promovió una encuesta para darle el nuevo nombre al Aeropuerto de Tababela. La encuesta ciudadana determinó que se llame “Manuela Sáenz”, pero bastó una simple orden de su majestad Correa, seguramente a su vez ordenado por el emperador Chávez, para que se mantenga el nombre de Mariscal Sucre. Y así, la lista es infinita.
Un paréntesis: Por cierto entre majestades se entienden y se tratan así. Hace poco estuvo de visita en el Ecuador el Príncipe Felipe de España y Correa dijo: “es un honor y un privilegio su visita”. Y cuando Correa estuvo de visita en España, luego de que su “majestad el rey de España” tuviera una caída en uno de sus “affaires” en el Africa, Correa al momento de saludarle le dijo: “Cómo sigue su Majestad.” Seguramente sigue reconociendo el vasallaje.  Y algo parecido hacía con Hilary Clinton. ¿Ese es un revolucionario? Así se habla y se expresa, con quienes han cometido tanto genocidio, etnocidio, ecocidio, teocidio con nuestro pueblo y nuestra cultura, a través de la conquista, la evangelización, las políticas de desarrollo y ahora, con las salidas a la pobreza?
Si Correa ha hecho todo eso casa adentro, ya sabemos cómo es casa afuera, con los periodistas, intelectuales, y con todo aquel que contradiga sus sacrosantas ideas. Llegándose al extremo de que hoy se cree que Correa es la Patria, y si alguien está en contra de Correa está en contra de la Patria. Como dice el sociólogo Jorge León, Correa ha convertido a la política en una religión del bien y del mal, donde él encarna el bien y todos los demás son el mal. Tal como Reagan cuando lanzó su ataque contra el “imperio rojo” en favor del “imperio del bien”, o George Busch contra Irak con el mismo argumento del “imperio del bien contra el imperio del mal”.  Este patriarcalismo de Correa es tan acentuado en él, que como dice el “pájaro” Febres Cordero, se cree el segundo Cristo que nos ha venido a salvar. Su palabra es omnipotente, omnisciente, omnipresente y si alguien se atreve a decir algo es simplemente terrorista, vende patria, infantil, romántico.
Entonces, quien puede creer ingenuamente que en Alianza País (y por ende en el Ecuador) hay democracia. Ahí lo que hay es el culto a la personalidad de Correa, quien hábilmente se ha ido creando esa imagen y desmontando sutilmente a todo aquel que le contradiga. Solo han quedado quienes son fieles a él, a su punto de vista, a sus criterios, a sus dogmas. (Recordemos que Hitler estuvo 12 años en el poder y era alabado y bendecido por su pueblo. ¿Para luego qué?). Correa no quiere interlocutores sino simplemente buenos gestores y excelentes aplicadores de sus políticas. Es un patrón de hacienda, como Febres Cordero, solo que con políticas socialdemócratas.  Correa no va a mandar a reprimir ni matar a sus adversarios como hacía Febres Cordero, él utiliza la teoría de “baja intensidad”, simplemente les mata acallándoles con la justicia, con el menosprecio, con la burla, con la indiferencia. Así se mata ahora, ya no es necesario matarles físicamente sino matar su conciencia, sus ideas, sus creencias e imponerles unas nuevas, iluminadas y meritocráticas. Las mismas que han sido canalizadas directamente de Dios, de Marx y hasta de la Pachamama, como todo un gran posmodernista.
El periodista Jorge Gestoso le preguntaba a Correa si pensaba que era arrogante y prepotente como le acusaba la oposición. A lo que respondió con un tajante NO. Acaso Franco, Mussolini, Pinochet, y tanto dictador -legal y no legal- ha reconocido sus acciones y sus comportamientos? Todos justifican y dicen que era necesario y que todo eso lo hicieron por amor a la Patria. Todos repiten lo mismo a su turno. Pero lo más triste (por decir lo menos) es la gente de izquierda que le apoya, quienes justifican su comportamiento bajo el argumento de que lo que importa son las obras que él está haciendo.  Como que la forma y el fondo no fueran lo mismo.  Y cuando lo que simplemente vemos es a un caudillo que ha hecho lo que cualquier socialdemócrata -con mucho  o poco dinero- hace en cualquier parte del mundo: obritas sociales y mejoras estatales (Miterrand, González, Palme), y ahí vemos como está Europa ahora. Cuando lo principal para un revolucionario es que el cambio viene del empoderamiento del pueblo, de la participación creativa y activa de las bases, de la acción consciente de la sociedad organizada. Eso lo fundamental, para llamarlo revolucionario y no simple reformismo, que es lo que vemos.
En el fondo, lo que hay en el equipo de izquierdistas y de tecnócratas de la “revolución ciudadana”,  es tan solo un estereotipo mesiánico, asistencialista, redentor. Será por eso que ahí están los ex AVC que también tenían ese espíritu de salvadores del pueblo, con sus actos heroicos de guerrilleros. ¿Sino cómo explicar su presencia y apoyo?. Cómo explicar que los comunistas del FADI y del PCE estén apoyando a un gobierno totalitario, quizás porque creen en las políticas leninistas y estalinistas de represión a las ideas “pequeño burguesas”, a todos los contradictores del seno del Partido de Clase. Cómo es que callan y  no hacen algo frente al ataque que viene haciendo Correa a las organizaciones sociales tradicionales, que ellos mismos ayudaron a construir? Movimientos sociales que han cometido muchos errores y graves en algunos casos, lo que no significa apoyar o callar ante la actitud de Correa, quién pretende a estas organizaciones  matarlas políticamente e intelectualmente. Cuando lo adecuado habría sido entrar en un proceso de reaprendizaje mutuo, de retroalimentación de fallas paralelas.  
Qué pena con estos izquierdistas que no dijeron nada sobre los 10 de luluncoto. Cómo cambia el poder . ¿Cómo un Alexis Ponce ex APDH justifica a este gobierno y una Elsie Monge no calla? Dónde está la decencia y los principios? Claro, él sabe que si se atreviera a decir algo ya no estaría de asesor de la Secretaría de Aguas, donde además gana muy bien, y su padre ya no seguiría de embajador en Cuba. Y así con un Rene Mauge, de ex Secretario del Partido Comunista a legislador de la socialdemocracia por la ID, y ahora  de asesor en el CNE. Y la lista es larga de cómo a estos “revolucionarios”, el poder y la ambición de gloria (egocentrismo) acaba con sus principios. En realidad la mayoría de estos luchadores sociales al principio lo hacen por amor pero luego se burocratizan, se dogmatizan y finalmente se venden al mejor postor, desde donde quieren imponer sus políticas salvadoras. Hay solo pocos consecuentes, como por ejemplo a nivel artístico el Carlos Michelena  y el Jaime Guevara, los otros bien pagaditos por el Correa y con el rabo entre las piernas. ¿Alguien se atrevería a criticarles  a ellos, con todo el trajín que tienen a su cuesta?
Con esto no quiero decir que el problema solo sea de estilo sino que es de fondo, pues tampoco se trata de actuar amable y cortésmente, como aparecía el discurso y las formas de Sixto Duran Ballén, pero sus políticas -especialmente económicas- eran totalmente dictatoriales, como lo es el neoliberalismo. Incluso el asunto es mucho más de fondo, el mismo sistema es dictatorial. Los que han estado de presidentes pueden haber tenido actitudes democráticas, en el sentido de escucha, de respeto, pero no son conscientes que el sistema capitalista en sí mismo es prepotente, agresivo, vertical, piramidal, patriarcal, concentrador, acumulador.
Con todo lo señalado, no estamos alabando ni defendiendo a la otra izquierda, que en su momento también han hecho lo mismo en las instancias de poder sectorial que han estado dirigiendo. Hoy critican a Correa pero en sus organizaciones tampoco hay democracia, y estoy seguro que si llegaran al poder harían lo mismo. En todo caso, habría que fiarse más de aquellos que no tienen ambiciones de poder (por ejemplo Alberto Acosta). Así que toda la izquierda debe curarse de la malhadada “dictadura del proletariado” y la dictadura del ego, si es que quieren un verdadero cambio para el país y eso comienza casa adentro. Sino serán diferentes expresiones y formas de dictadura, unos más que otros, y en donde unos son más “caretucos” que otros pero cada cual se cree el más santo. Como especialmente el actual petulante que se hospeda en Carondelet, que no sabe que cuando se sube muy alto la caída también es estrepitosa y dolorosa, sino que les pregunte a Abdalá, Lucio, Mahuad, y a todos los ex presidentes que lo saben muy bien.
Pero insisto, entendemos claramente que más que la violencia de las palabras y los actos grotescos, está la violencia del sistema, y dentro de ellas, la más preocupante son las políticas  paternalistas, caudillistas, verticalistas, patriarcalistas, que confunden, que generan dependencia, que crean falsas expectativas, y que deforman a un proceso revolucionario profundo.  En otras palabras, todo proceso en que no haya la participación y más que todo la creación del pueblo, será otro proyecto salvador fracasado, como han sido los de la derecha y de izquierda en todo el mundo. O es que hay alguna excepción, hay alguien que haya hecho lo contrario y sea un ejemplo? Basta de salvadores de todo tipo y color, necesitamos líderes auténticos y no “caretucos” que llegan al poder porque hacen un mejor show, y lanzan algunas migajas al pueblo (bono) y mejores carreteras para los sectores medios, y creen que así se construye otro sistema, cuando lo único que hemos visto es que se ha estado “mejorando y perfeccionando” el mismo sistema, y nada más.
Atawallpa Oviedo Freire

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